DOMINGO -IX- DEL T. ORDINARIO - C-


"SANTISIMA TRINIDAD"

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Proverbios 8, 22 31
Antes de comenzar la tierra, la sabiduría fue engendrada

Así dice la sabiduría de Dios:
«El Señor me estableció al principio de sus tareas, al comienzo de sus obras antiquísimas.
En un tiempo remotísimo fui formada, antes de comenzar la tierra.
Antes de los abismos fui engendrada, antes de los manantiales de las aguas.
Todavía no estaban aplomados los montes, antes de las montañas fui engendrada.
No había hecho aún la tierra y la hierba, ni los primeros terrones del orbe.
Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba la bóveda sobre la faz del abismo;
cuando sujetaba el cielo en la altura, y fijaba las fuentes abismales.
Cuando ponía un limite al mar, cuyas aguas no traspasan su mandato;
cuando asentaba los cimientos de la tierra, yo estaba junto a él, como aprendiz,
yo era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia:
jugaba con la bola de la tierra, gozaba con los hijos de los hombres.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN


“EL VERDADERO SABIO”

En la antigüedad, cuando se empieza a hacer la reflexión sobre Dios, su presencia se la percibe en la actitud o capacidad que una persona tiene para ordenar su vida y sus relaciones con los demás, de forma que puede llegar a alcanzar la felicidad; a esa fuerza interior o actitud, se la llama SABIDURÍA y a esto se lo identifica con Dios
“Sabio”, pues, no es el que sabe muchas cosas, sino el que sabe dirigirse en la vida con rectitud y sentido común -que diríamos hoy- de manera que es capaz de aconsejar y orientar a los otros , porque él mismo camina honrada y rectamente.
Quien posee estas cualidades, se le considera una persona sensata que participa de la sabiduría divina, que no tiene límites, pues lo abarca todo en el espacio y en el tiempo: es la sabiduría que ha puesto el orden en las estaciones del tiempo, el movimiento de los astros, la vida en los mares y en todo el universo.
Esta sabiduría de la que participa el hombre, es inteligente, es persona distinta al hombre, es… como el rostro visible en el que el hombre puede reconocer a Dios
El hombre es grande en tanto en cuanto más se deja llenar de esa sabiduría, porque adquiere cada vez una comprensión más grande y amplia de todo el universo; por el contrario, a medida en que se erige como sabedor absoluto, en contraposición a la SABIDURÍA, se autodestruye y se cierra en sus fanatismos, individualismos, nacionalismos, racismos, ostracismos y todos los “ismos” imaginables que no son sino manifestaciones grotescas de la estupidez del hombre.
Esta cerrazón a la sabiduría se ve cada vez con más claridad en lo que llamamos el “mundo civilizado” que basa su poder en la razón y en la técnica y pierde por completo la capacidad de leer los signos de la vida, el lenguaje simbólico de las personas y de las cosas, los detalles del amor y la belleza… y todo lo hace pasar por el filtro del dinero que coloca como canon de valoración de todo.

Salmo responsorial Sal 8, 4 5. 6 7a. 7b 9. (R.: 2a)

R. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder? R.
R. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos. R.
R. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar. R.
R. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 1 5
A Dios, por medio de Cristo, en el amor derramado con el Espíritu

Hermanos:
Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos; y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios.
Más aún, hasta nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce constancia, la constancia, virtud probada, la virtud, esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN


“EL GRAN REGALO DE JESUCRISTO”

Para S. Pablo, hay algo que lo ha cambiado todo: la situación en la que nos ha dejado Jesús es un privilegio tan grande que ya le importa todo un bledo: ni el dolor, ni la enfermedad, ni la muerte podrán con él, pues tiene seguro el triunfo y eso no va a lograr quitárselo nadie; entonces, una situación adversa, no le va a robar a él el regalo que Dios le ha hecho, por tanto, se trata de aprovechar cualquier situación, del tipo que sea, para sacar de ella lo mejor y fortificar la paciencia que va a necesitar; pues la vida le va a presentar constantemente dificultades y en ellas, la “tribulación produce constancia, la constancia, virtud probada, la virtud, esperanza” y la virtud sólida es la única que fortifica la esperanza.
Ya no necesitamos hacer un esfuerzo para conseguir la santidad, esto es un regalo que Cristo nos lo ha conseguido, basta con aceptarlo y vivir en coherencia, despreocupados de todo, con lo que viviendo en esa coherencia estaremos anunciando la grandeza de Dios. Cristo nos ha conseguido la máxima libertad, ya no estamos bajo el peso de la ley y las cosas las hacemos, no porque nos vengan impuestas, sino porque nacen de nuestra propia conciencia y de nuestra relación con Dios.
Sabiendo que el triunfo está asegurado, es cuestión de jugárselo todo sin restricciones de ningún tipo y sin miedo alguno al fracaso
Para llegar a esta situación de libertad plena, hay un camino que es necesario recorrer: se trata del camino del dolor, de las dificultades e incluso de la persecución que hemos de atravesar y que es lo que, en definitiva, va a probar la autenticidad de nuestra fe y de la esperanza de cada uno, pues sabemos que la vida es lucha y dolor, por tanto, se trata de prepararse para lo que nos vamos a encontrar y no estar pensando en un sueño de color de rosa que jamás vamos a tener.
Siendo esta la realidad, es impresionante ver cómo nos hemos apartado del camino de la felicidad de la forma más tonta imaginable: solo se prepara para el triunfo, huimos constantemente del dolor y de la dificultad, se evita lo desagradable para que no tengamos “traumas” y, hasta de la misma práctica religiosa estamos queriendo quitar la cruz y solo pensamos en la gloria. Es curioso ver cómo se quiere quitar hasta la posibilidad del infierno.


Aleluya Ap 1, 8

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
al Dios que es, que era y que viene.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 12 15
Todo lo que tiene el Padre es mío; el Espíritu tomará de lo mío y os lo anunciará

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
É1 me glorificará, porque recibirá de mi lo que os irá comunicando.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mio y os lo anunciará.»
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN


“DAR UNA DE CAL Y OTRA DE ARENA”

Jesús se despide de sus discípulos y viene a decirles que todo esto que han empezado juntos y en lo que han puesto sus vidas, su ilusión, su fuerza,… esto no se va a parar ni se va a destruir; toda esa vida que ha comenzado en ellos ha sido la suya propia y también la del Espíritu Santo que se ha metido en el mismo proyecto y Él no se echa atrás, esto seguirá su curso frente a todas las dificultades que se van a ir presentando; el Padre será coherente y no abandonará lo que ha comenzado. Lo único que se nos pide es la fidelidad y no apartarnos del proyecto (la vid y los sarmientos- Jn. 15-), permanecer unidos al tronco es garantía de éxito. Romper la unidad es aceptar el juicio de condena (Jn. 16,11)
Es curioso ver cómo Jesús no se detiene en darles unas clases teóricas para que tengan ideas de Dios, sino que se dedica a vivir en coherencia con lo que es: “Hijo de Dios” y, como tal vive, no lo puede hacer de otra manera y lo que les enseña es un estilo de vida que nace del Padre y que lo alienta el ESPIRITU SANTO.
“Cuando venga el Espíritu de la Verdad, Él os iluminará”: se trata, pues de una toma de postura en la vida, en la que a medida que vivan entenderán pues en ella nos lo jugamos todo: me pongo a favor o en contra de la verdad; entro en el reino de la luz o me quedo en la oscuridad… todo esto es algo que tiene explicación: o se vive o no se entiende.
No quedará más remedio que definirse y se sabrá quiénes son los suyos y quienes son sus enemigos..
El problema sigue siendo el de siempre: nuestro empeño en compaginar el mandamiento del Señor con los artilugios de la religión, o dicho de otra forma: coger la vía de en medio, con la que intentamos vivir a dos caras: un día en la luz y otro en las tinieblas, convivir con la mentira mientras proclamamos la verdad, tapando la corrupción con ritos y devociones; vivir en la injusticia y encubrirla con limosnas; dicho también de otra forma más fuerte: creando pobres para poder practicar la “caridad” y coger de esa manera una imagen de “buenos”. Soy de Dios, pero convivo y contemporizo con el diablo.
Creo que éste es uno de los problemas más grandes que tenemos los humanos y que ya el mismo Santiago denunciaba en su tiempo, pero que seguimos justificándolo y decimos que para poder vivir tenemos que ir dando una de cal y otra de arena y de esa manera el edificio se nos cae pues nunca llegamos a saber quiénes somos.

DOMINGO DE PENTECOSTÉS -C-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 1 11
Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería.
Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos, preguntaban:
—«¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa?
Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua.»
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN


“EL LENGUAJE DEL ESPÍRITU”

El hombre separado de Dios ha vivido perdido; con la venida del Espíritu Santo cambia completamente la relación de Dios con nosotros y la nuestra propia: Cristo se ha quedado con nosotros, su Espíritu vive en el corazón de cada hombre, su presencia es como el fuego que purifica, destruye, ablanda y destruye todas las impurezas, al que no se le resiste nada que obstaculice la paz, el amor, la justicia, la verdad… por más fuerte que sea
Esta presencia del Espíritu en el corazón del hombre es como un terremoto que lo trastorna todo y que no lo deja estancarse en nada ni quedarse dormido en el odio, en la mentira, en la injusticia…
Es una presencia que nos hace poder entendernos con todo el mundo con el lenguaje del amor, de la paz y de la fraternidad, que es la lengua del Espíritu, llegando a crear la UNIDAD
La presencia del Espíritu hace que los que se abren a Él pierdan el miedo a la violencia, al ridículo y a todos los prejuicios que se pueden montar y que muchas veces nos impiden ser testigos de Jesús y del reino.
La palabra es, sin lugar a duda, la nota más importante que hace al hombre distinto al resto de seres de la tierra, pues le da la capacidad de comunicarse y salir de él mismo y poder ponerse en el lugar del otro capacitándolo para presentar su verdad y comprender la del otro No hay cosa más hermosa que el poder comunicarse. Por lo mismo no hay cosa más retrógrada e inhumana que empecinarse en crear barreras para la comprensión de los seres humanos.


Salmo responsorial Sal 103, 1ab y 24ac. 29bc 30. 31 y 34 (R.: cf. 30)

R. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor;
la tierra está llena de tus criaturas. R.
R. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R.
R. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras.
Que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor. R.
R. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 3b 7. 12 13
Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo

Hermanos:
Nadie puede decir: «Jesús es Señor», si no es bajo la acción del Espíritu Santo.
Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.
Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“EL ESPÍRITU CREA LA UNIDAD”

Cristo se ha quedado con nosotros; su Espíritu anima y vive en el corazón de cada uno. Este Espíritu es la fuerza y la vida de cada cristiano, nadie escapa a él y todo está movido por Él.
¿Cómo podremos reconocer la presencia del Espíritu en una persona? Fundamentalmente será por la fe y por el sentido que le da a todo lo que hace; cuando esa acción o forma de actuar está guiada por el Espíritu, los resultados son la paz, la unidad, la alegría y la fraternidad y la comprensión mutua; por el contrario, la primera nota que nos indica que el Espíritu del Señor está ausente de una persona o de una comunidad cuando en ella se cultiva la división y el distanciamiento.
De la misma manera, una comunidad que se deja guiar por el Espíritu del Señor, el primer signo que presenta es la UNIDAD, que es el resultado de la puesta en práctica del amor, de la justicia y de la verdad. El Espíritu no puede dividir su cuerpo.
Esta UNIDAD se construye a través de la puesta en practica de los carismas (dones) que el mismo Espíritu da a cada uno de los miembros del cuerpo para que los ponga al servicio del resto, pues cada miembro vela por la vida de los demás y, ninguno que se sienta lleno del Espíritu Santo actúa en beneficio propio.
Para reconocer la autenticidad del Espíritu, S. Pablo propone un signo: “En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común”. Es decir: descubrimos la autenticidad viendo la finalidad con la que actuamos.


SECUENCIA

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hambre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

Aleluya
Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
enciende en ellos la llama de tu amor.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 19 23
Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Recibid el Espíritu Santo

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
—«Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
—«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.»
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
—«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidas.»
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN


“TODOS OÍAN HABLAR EN SU LENGUA”

Toda la vida y obra de Jesús ha venido mirando a este momento: es la HORA de Jesús que tanto tiempo ha esperado.
El proyecto de Dios, desde el principio de los siglos era éste: quedarse a vivir con los hombres, siendo el motor, la fuerza y la vida de este universo que ha creado; Cristo entrega su Espíritu a sus discípulos y con Él su paz, su misión, su autoridad y ellos van a ser de ahora en adelante el instrumento visible ante el mundo de la presencia invisible y viva de Dios.
S. Lucas describía este momento de la entrega del Espíritu Santo con los signos de la lengua, el fuego, el terremoto… que eran formas de decir lo que producía la presencia del Espíritu en cada persona; S. Juan expresa lo mismo de esta forma: el Espíritu del Señor ha sido derramado sobre los apóstoles, que son la célula primera de la iglesia, y con Él se ha dado el perdón y la reconciliación con Dios, que Jesús ha realizado con la inmolación de su cuerpo en la cruz.
La PAZ que Cristo trae es el resultado de la puesta en práctica del amor, de la justicia y de la verdad.
Su acción salvífica ha traído la PAZ a todos los hombres y ahora se continúa con la iglesia a través de cada uno de sus miembros que se han llenado de la vida de su Espíritu.
A partir de ahora todo queda marcado con el signo de la salvación y la esperanza de la resurrección: Todo ha sido asumido por Dios en Cristo, todo tiene ya un destino eterno: ser parte de un mismo cuerpo vivificado por un mismo Espíritu; por tanto, ninguna parte de este cuerpo podrá hacer nada si no es por la fuerza y la vida del cuerpo
Pero de la misma manera que ocurre en el cuerpo humano (físico): un miembro puede enfermarse, mutilarse y morir; de la misma manera en este cuerpo místico, un miembro (persona, institución o colectivo) puede mutilarse y oponerse a la PAZ con lo que se hace portador y constructor de muerte, lo mismo que una célula cancerígena en el cuerpo, puede ir matando a todo el que se le acerque a su alrededor.
Con frecuencia ocurre dentro de sectores de la iglesia que la PAZ se debilita y la UNIDAD se rompe, eso no es obra del Espíritu Santo que siempre buscará la vida y el fortalecimiento de la UNIDAD, sino de aquellos otros miembros particulares que se separan y atentan contra la VIDA.
Este peligro que acecha a la iglesia es una realidad patente y lacerante en la sociedad: podemos pensar en el problema de la lengua actualmente con el empecinamiento de algunos políticos de impedir la comunicación entre los seres humanos y por ella se le impide vivir a muchas familias y se cortan las esperanzas y los sueños a muchos jóvenes. ¿Podremos soñar con un mundo nuevo con estas condiciones que quieren imponer unas minorías acomplejadas?
Cuando vemos la forma de actuar los políticos nos da la sensación que se quiere establecer de nuevo la estructura de Babel antes que el acontecimiento de pentecostés en el que todos oían el mensaje en su propia lengua, es decir todos se podían entender y comunicar, porque el Espíritu rompe todas las barreras.

DOMINGO VII PASCUA- ASCENSIÓN DEL SEÑOR

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 1, 1—11
Lo vieron levantarse

En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.
Una vez que comían juntos, les recomendó:
—«No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.»
Ellos lo rodearon preguntándole:
—«Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?»
Jesús contestó:
—«No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.»
Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
—«Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN


"NO SOMOS DUEÑOS DEL PROYECTO”

Con este prólogo al libro de los Hechos, S, Lucas lo pone en conexión con el evangelio, vendría a ser como la segunda parte del mismo evangelio en donde se hace una síntesis de todo el ministerio de Jesús, de lo que los apóstoles han sido testigos presenciales de todo lo que ha dicho, hecho y padecido y ahora resucitado; ha sido con ellos con quienes ha compartido y a quienes ha dado el encargo, por tanto, son ellos los únicos que están autorizados, por el mismo Cristo, a dar una explicación de todo lo que ha ocurrido y de establecer los fundamentos para su iglesia.
De todas formas, queda bien claro algo: el proyecto es de Jesús y no de los apóstoles, a quienes no toca ni conocer ni determinar lo que el Padre tiene ya fijado con su poder; a ellos les encomienda que sean testigos de lo que han vivido y, es para eso para lo que los ha elegido y para lo que les enviará; la fuerza del Espíritu Santo será con lo que podrán llevar el mensaje hasta el fin del mundo.
Está claro que el reino que Jesús quiere establecer, no coincide con el concepto que ellos tienen, ni con los intereses que les mueven; es por eso que Jesús les da la misión de proclamar el mensaje, pero el proyecto no lo deja en sus manos, no es de ellos, sino del Padre; a ellos solo les pide que estén disponibles para el Espíritu.
La disponibilidad al Espíritu los va a desestabilizar: los va a sacar de su tierra, como en otro tiempo hizo con Abraham y les va a cambiar su situación de comodidad: “¿Qué hacéis ahí mirando al cielo?” La misión urge, no es momento de perder el tiempo en contemplaciones.
El tema sigue siendo de una actualidad enorme, pues estamos en las mismas condiciones: queriendo manipular y condicionar el mensaje a un montón de situaciones para que responda al esquema que hemos preestablecido, pero sigue escapándosenos de nuestros cálculos.


Salmo responsorial Sal 46, 2 3. 6 7. 8 9 (R.: 6)

R. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
Pueblos todos batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra. R.
R. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas;
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad. R.
R. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
Porque Dios es el rey del mundo;
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R.
R. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 17 23
Lo sentó a su derecha en el cielo

Hermanos:
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os de espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cual es la esperanza a la que os llama, cual la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cual la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro.
Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN


“EL CAMPO DE LUCHA”

El comienzo de la carta es una bendición a la comunidad, en la que pide que Dios conceda el Espíritu de sabiduría a cada uno, para que pueda conocer toda la grandeza que Dios nos ha regalado en Cristo.
Conocer todo lo que Cristo nos ha conseguido y nos ha regalado, la esperanza a la que nos ha abierto, la herencia de la que nos ha hecho partícipes, la grandeza a la que nos ha elevado, es uno de los regalos más grandes que nos ha podido hacer, por lo que, S. Pablo hace una alabanza a Dios y una acción de gracias por habernos hecho partícipes.
Tener conciencia plena de esta dimensión, es iluminar toda nuestra existencia, encontrarle sentido a toda nuestra vida, abrirnos a un horizonte de esperanza.
Tenemos la experiencia de aquellas personas que se abrieron al Espíritu y se dejaron iluminar por esta luz, cómo sus vidas cogieron una dimensión universal, que rompe las estructuras y las barreras del espacio y del tiempo.
Sin embargo, siempre nos movemos como entre dos campos magnéticos, que nos atraen con una gran fuerza: un campo nos atrae hacia si diciéndonos: “No sueñes, vive, goza, aprovéchate, pues de tejas para arriba nadie ha venido a contar cómo se vive” y nos hace que desemboquemos en una vida a ras de tierra.
La otra fuerza nos atrae hacia si invitándonos a levantarnos, a mirar al horizonte, a ir más allá de lo que vemos y tocamos, a fiarnos, a dejarnos en sus manos, aunque no entendamos muchas veces, no podamos controlar los resultados: es la fe, que nos abre a la confianza y a la esperanza.
Es el campo de lucha en el que nos movemos a diario y en el que nos jugamos el sentido de nuestra existencia.

Aleluya Mt 28, 19. 20

Id y haced discípulos de todos los pueblos —dice el Señor—
yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.


EVANGELIO

Conclusión del santo evangelio según san Lucas 24, 46 53
Mientras los bendecía, iba subiendo al cielo

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.»
Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo.
Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo.
Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN


“VIVIR REGALÁNDOSE”

Como podemos observar, el relato que hace S. Lucas en el cap. 24 es la primera parte del que retoma después en el libro de los Hechos
Hay algunos detalles que vale la pena subrayar: el momento lo ubica inmediatamente después de la Pascua, con lo que nos está mostrando que se trata de un único acontecimiento que comienza con la vida y termina con la resurrección, es decir: la victoria de Cristo sobre la muerte coincide con su exaltación: “mientras los bendecía se separó de ellos, y fue llevado al cielo” (Jn. 24,51)
En este momento los discípulos entendieron que todo lo que Jesús había hecho y dijo, era parte de un mismo proyecto que ha terminado aquí y que, ahora, les toca continuar a ellos certificándoles que el mismo fin que ha tenido él, es el que les espera a ellos: el triunfo.
Es importante tener esto en cuenta: Jesús pasó haciendo el bien, bendiciendo, entregando su vida, gastándosela poco a poco, por eso al final, no hace sino completar lo que ha venido haciendo: entregar su vida, no es lo mismo morir entregando la vida que sentir que te la han robado: Su momento final no es un desastre, sino un triunfo.
El día de la “Entrada triunfal” suben a Jerusalén y Jesús les va anunciando su muerte, ahora han cambiado las cosas: les envía para que den testimonio de su resurrección; ellos vuelven llenos de alegría, no para esconderse, sino para dar un testimonio abierto. Aunque sepan que el camino que iniciaron con Él terminará en la resurrección, sin desechar la posibilidad de la cruz.
Nuestro gran problema actual, es el no aceptar que el camino hay que hacerlo, mantener la tensión de muerte (ir gastándose, regalándose, dándose, bendiciendo y no maldiciendo), como la forma más eficaz de construir un mundo nuevo.
Planteada la vida así, Jesús viene a mostrarnos cuál es el final de este camino. Ese es el sentido que celebramos en esta fiesta de la Ascensión del Señor.

DOMINGO -VI- DE PASCUA -C-

PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 15, 1 2. 22 29
Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables

En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia.
Los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron entonces elegir algunos de ellos y mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas Barsabá y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y les entregaron esta carta:
«Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del paganismo.
Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus palabras. Hemos decidido, por unanimidad, elegir algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han dedicado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. En vista de esto, mandamos a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de la fornicación. Haréis bien en apartaros de todo esto. Salud.»
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN


“VIVIR EN LA FE Y LA FRATERNIDAD”

Lo mismo que venimos viendo en el libro de los hechos, cómo se van configurando los rasgos que definirán a la iglesia a través de los siglos, de la misma manera van apareciendo los problemas que, desgraciadamente, se irán repitiendo en todas las generaciones.
Cristo había dejado un solo mandamiento: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado”. Todo lo demás es secundario; pero para algunos, hay también otras cosas, sin las cuales no son capaces de sostenerse y, poco a poco tienen que ir estableciéndose cosas para que ese amor pueda vivirse en sana convivencia.
Uno de los problemas más fuertes que siempre ha tenido la iglesia ha sido el compaginar el mandamiento de Jesús con las normas de la religión. Fue con lo primero que se topó la comunidad primera, salida de las manos de Jesús: con la “Torá” ¿Qué hacer con ella? ¿Cómo evitar entrar en colisión?
Esto da lugar al primer concilio de la iglesia naciente en Jerusalén, donde los responsables de la iglesia se sientan para ponerse de acuerdo en el camino que deberían seguir, con algo que no podían eludir y que dependía del buen criterio que utilizasen, para que no se rompiera la unidad y la comunión interna.
El problema surge en Antioquia, entre los judíos convertidos al cristianismo y los que vienen de otras religiones. Los judíos no aceptan dejar sus leyes mosaicas y, exigen imponérselas a los paganos; pero al mismo tiempo, quieren compaginarlas con el mandato y el seguimiento a Jesús.
Se reúnen y, Pablo y Bernabé presentan a la asamblea las maravillas que Dios está haciendo entre los gentiles, que no provienen del judaísmo, que no tienen la ley judía y el Espíritu actúa en ellos de la misma manera, eso no se puede despreciar; en cambio, se encuentran con que los provenientes del judaísmo quieren seguir en lo mismo que estaban y se lo quieren imponer a quienes no tienen que ver nada con el judaísmo.
Después de las discusiones, prevalece el criterio sensato de Santiago, que era responsable de la comunidad de Jerusalén, en comunión con los de las demás comunidades y, bajo la fuerza del Espíritu Santo establecen el camino: No se pueden imponer las normas judías a los pueblos paganos. Cristo ha dejado una norma que salta por encima de todas las que venían teniéndose y las asume todas y está por encima de toda norma cultual. Lo principal es establecer un camino de conversión y de muerte al pecado para todos. Todo lo demás es accidental, secundario. Lo importante es ponernos de acuerdo en lo fundamental, para que respetándose, cada uno vaya haciendo su camino sin problemas que le engan impuestos por los demás. Se establecen algunas normas que todos deben acatar, para no diluirse entre los paganos, pues hay el peligro de terminar siendo completamente iguales, con lo que todo da igual: no se debe participar de la carne que se sacrifica a los ídolos, pues estarían diciendo que también ellos los aceptan. Se ha de guardar el respeto a la sangre y se establece la fidelidad y la honradez en el matrimonio como signos que los distinguirán entre los paganos.
Cuando intentamos pasar esta manera de enfrentarse y resolver los problemas y la actitud para aceptar las consignas y las normas de convivencia dentro de la iglesia, y lo comparamos a nuestra vivencia de hoy, es imposible evitar el desconcierto que nos crea al ver a dónde hemos llegado: cada uno se convierte en norma de si mismo y se cree con el derecho a levantarse con la verdad absoluta, cuando la mayoría de las veces ocurre que, vive incluso, completamente apartado de la vida de la comunidad.


Salmo responsorial Sal 66, 2 3. 5. 6 y 8 (R.: 4)

R. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R.
R. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra. R.
R. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga;
que le teman hasta los confines del orbe. R.
R. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.


SEGUNDA, LECTURA


Lectura del libro del Apocalipsis 21, 10 14. 22 23
Me enseñó la ciudad santa, que bajaba del cielo

El ángel me transportó en éxtasis a un monte altísimo, y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios, trayendo la gloria de Dios.
Brillaba como una piedra preciosa, como jaspe traslúcido.
Tenía una muralla grande y alta y doce puertas custodiadas por doce ángeles, con doce nombres grabados: los nombres de las tribus de Israel.
A oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, y a occidente tres puertas.
La muralla tenía doce basamentos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero.
Santuario no vi ninguno, porque es su santuario el Señor Dios todopoderoso y el Cordero.
La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN


“¿RELIGIÓN O FE?”


Con esta visión concluye S. Juan el libro del Apocalipsis: aparece la Jerusalén celestial, en contraposición a la Babilonia maldita que ha presentado en el cap. 17 como el prototipo del mal.
En esta “Nueva Jerusalén”, la ciudad santa, se va a expresar la belleza y la luz de Dios. Ya no necesita sol ni luna para que la ilumine, pues brilla con luz propia, es la VERDAD, el AMOR, la JUSTICIA, la PAZ, la LIBERTAD que se imponen con una fuerza extraordinaria, de tal forma que invaden el universo entero y tienen una fuerza y una seguridad como la más fuerte de las murallas.
Pero esta nueva realidad no está cerrada: tiene puertas abiertas a los cuatro puntos cardinales, por donde tienen entrada todos los pueblos de la tierra. Los pilares de esta nueva ciudad son los doce apóstoles, sobre los que se apoya toda la estructura.
En esta nueva ciudad ya no hay un templo que lo centralice todo, pues el verdadero templo es Dios, que habita en el corazón de cada hombre.
Como podemos ver, la descripción que hace Juan no se parece en nada a los mensajes que nos presentan del libro del Apocalipsis, todos los que lo utilizan para asustar a la gente; por el contrario, nos presenta una imagen ideal de lo que ha de ser la iglesia, en la que tienen cabida todos los hombres de la tierra.
El problema seguirá estando en encajar la nueva realidad: Dios habita en el corazón de cada hombre y cada uno se ha de ir convirtiendo en una de esas piedras que constituyen el nuevo templo; pero es más fácil quedarse mirando y cuidando las piedras, los ladrillos, el cemento, las obras de arte… que las piedras vivas. El mismo problema de siempre: ¿Religión o fe?


Aleluya Jn 14, 23
El que me ama guardará mi palabra —dice el Señor—,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 23 29
El Espíritu Santo os irá recordando todo lo que os he dicho

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
— «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.
La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.»
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

“EL ESPÍRITU, LA NUEVA PRESENCIA DE JESÚS”

Jesús se encuentra en los momentos finales de su vida, lo vemos dando las últimas instrucciones a sus discípulos, los comentaristas llaman a este pasaje “El discurso de la despedida”; es un momento de tensión muy fuerte, pues los discípulos presienten que Jesús va a desaparecer: Lo que Él les ha hablado es lo que el Padre le ha dicho, por tanto, su palabra es la del Padre. Escucharlo a Él es escuchar al Padre, amarlo a Él es amar al Padre y, amarlo a Él consiste en cumplir todo lo que les ha venido diciendo y que, ahora resume en un mandato: “Amaos los unos a los otros”
Por tanto, en el amor a los otros se encuentra la presencia de Dios; esto es estar en comunión con Dios y vivir en el Espíritu del Señor.
El momento por el que atraviesan es duro, pues Jesús se va y sienten miedo porque no saben qué hacer; ahora se trata de que demuestren todo lo que dicen: que lo quieren y que están de acuerdo con Él. Jesús les deja claro lo que tienen que hacer: «El Defensor, el Espíritu Santo... será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho».
Pero Jesús no se va, se lo repite varias veces, Él se queda como fuerza, como vida, como esperanza y sentido de todo lo que hacen. Su nueva presencia es VIDA. No los abandona ni los deja huérfanos y desamparados; pero sí ha llegado la hora en que cada uno ha de tomar su decisión y tendrá que definirse, dejándose llenar por su nueva presencia: esta vez no es física, sino espiritual, una presencia a la que hemos de abrir nuestro corazón al misterio divino y dejarnos llenar por él y confiar en él, esto les ayudará a conocer lo que es la PAZ.
De esta forma, Cristo sigue vivo y estando presente en el tiempo y en la historia de los hombres y, su palabra sigue teniendo actualidad y sirve de orientación y de luz.
Este es el cumplimiento de la promesa: Dios se queda con nosotros (Enmanuel): nos deja “SU” paz, que es Él mismo y que, no es igual que la paz que da el mundo, no es una paz como la que solemos experimentar, inspirada y construida en la mentira y en la injusticia, que se circunscribe a un presente acomodado, “SU” paz consiste en la actuación del Espíritu Santo, que es el Espíritu de la Verdad y la Justicia y esto da seguridad:«Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde».
 Cristo es LA PAZ, que se fundamenta en una esperanza de futuro, que nos certifica que nuestra morada está segura en el cielo.
Pero quien no cree nada de esto, cierra su corazón y su mente a la transcendencia, no le interesan los mandatos de Dios, sino los de sus intereses, se incapacita para descubrirlo, no percibe a Dios en el corazón del otro, sino que lo considera su enemigo…Es ahí donde encuentran explicación las palabras de S. Juan:
“La condenación consiste en no creer ni aceptar a Jesús” (Jn. 3,36)
Quizás el gran problema que nos está haciendo temblar hoy en la iglesia, es que no es el Espíritu Santo el que hemos puesto como motor y guía de nuestras vidas, sino los mismos intereses del mundo y, hemos perdido la paz, porque el mundo también la tiene perdida y, cuando esto ocurre, no es posible recuperarla si no es volviendo a Él; no nos queda más remedio que convertirnos a “SU” VERDAD y actuar de cara a ella.