PRIMERA LECTURA
Eliseo se levantó y marcho tras Elías
En aquellos días, el Señor dijo a Elías:
-"Unge profeta sucesor tuyo a Eliseo,
hijo de Safat, de Prado Bailén." Elías se marchó y encontró a Eliseo, hijo de
Safat, arando con doce yuntas en fila, él con la última. Elías pasó a su lado y
le echó encima el manto.
Entonces Eliseo, dejando los bueyes,
corrió tras Elías y le pidió:
-"Déjame decir adiós a mis padres; luego
vuelvo y te sigo."
Elías le dijo:
-"e y vuelve; ¿quién te lo impide?"
Eliseo dio la vuelta, cogió la yunta de
bueyes y los ofreció en sacrificio; hizo fuego con aperos, asó la carne y
ofreció de comer a su gente; luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a su
servicio.
Palabra
de Dios.
REFLEXIÓN
“UNA
LLAMADA ESPECIAL”
El texto nos
cuenta la vocación de Eliseo:
Eliseo es un campesino rico, que estaba
arando su finca con doce yuntas de bueyes y ahí se encuentra con Alias quien le
da su manto, indicando que le deja la misión y la fuerza del espíritu que él
tiene para que continúe la misión en la que él está comprometido.
Ante
la propuesta de Elías, Eliseo es un hombre que no sabe decir no y recoge el
testigo que se le ha entregado dispuesto a ser consecuente hasta las últimas
consecuencias: coge la yunta de bueyes, y los asa con los aperos para dárselos
de comer a sus sirvientes; deja su familia y su trabajo y se pone al servicio
de Dios, con lo que podemos ver con toda claridad las condiciones de una
vocación especial:
1º) Una llamada de Dios,
2º) una respuesta sin condiciones,
3º) Una ruptura con el pasado y con la vida que se lleva
y
4º) Una aceptación de las nuevas condiciones de vida
Alguien
me decía que esto es una situación ideal que no tiene conexión con la realidad,
pues se está pidiendo algo que hoy es imposible y que hay que aterrizar el
mensaje y ponerlo al alcance de la gente ya que lo ideal puede ser enemigo de lo
bueno.
Efectivamente,
no se trata de hacer una lectura fundamentalista (al pie de la letra), tampoco
pretende el texto decir esto, pero sí se trata de tomar posición en la vida:
1º)
Ver lo que realmente es importante.
2º) Hacer una opción decidida por eso que
es importante.
3º) Dejar otras situaciones en las que contemporizamos con la
injusticia, con la mentira, con la corrupción y asumir una postura honesta sin
ceder a las presiones que nos invitan y empujan a “vendernos” y desviarnos del
camino… Eso fue lo que hizo Eliseo, descrito con esos elementos y eso mismo es
lo que hacen hoy un gran ejercito de hombre y mujeres que toman una decisión de
caminar de cara a la verdad, a la justicia, a la honradez, a la libertad y no
se venden a ningún interés particular ni se arrodillan ante ningún “patrón” que
les roba la libertad.
R.
Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en
ti;
yo digo al Señor: "Tú eres mi bien."
El Señor es el lote de mi heredad y mi
copa;
mi suerte está en tu mano. R.
R.
Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.
R.
Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la
corrupción. R.
R.
Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.
R.
Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
SEGUNDA LECTURA
Lectura
de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 5, 1. 13‑18
Vuestra vocación es la libertad
Hermanos:
Para vivir en libertad, Cristo nos ha
liberado.
Por tanto, manteneos firmes, y no os
sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud.
Hermanos, vuestra vocación es la
libertad: no una libertad para que se aproveche la carne; al contrario, sed
esclavos unos de otros por amor.
Porque toda la Ley se concentra en esta
frase: "Amarás al prójimo como a ti mismo."
Pero, atención: que si os mordéis y
devoráis unos a otros, terminaréis por destruiros mutuamente.
Yo os lo digo: andad según el Espíritu y
no realicéis los deseos de la carne; pues la carne desea contra el espíritu y
el espíritu contra la carne. Hay entre ellos un antagonismo tal que no hacéis
lo que quisierais.
En cambio, si os guía el Espíritu, no estáis
bajo el dominio de la Ley.
Palabra
de Dios.
REFLEXIÓN
“VOCACIÓN
FUNDAMENTAL”
Pablo hace
una llamada a la comunidad para que retome su vocación fundamental, eso a lo
que no se puede renunciar de ninguna manera: a ser LIBRES.
Pero
eso que es sagrado y contra lo que no se puede atentar, hay que tener mucho cuidado,
pues es muy fácil confundir los términos y reconducir el tema por senderos que
no llevan sino a la esclavitud más indecente.
Hoy
estamos viendo cómo la gente es especialmente sensible a la “libertad”, pero
desgraciadamente, también estamos observando cómo se ha destruido el sentido de
la LIBERTAD (con mayúscula) para reducirla a una “libertad” con minúscula que
no es sino la escenificación de la dependencia de los instintos más elementales,
que se imponen sobre el hombre y, cada vez lo hacen más semejante no a Dios,
sino a los animales.
La vocación cristiana es a la LIBERTAD que se realiza en
su plenitud con la práctica del AMOR y esta LIBERTAD nos la consiguió
Jesucristo. Por eso Pablo aclara los términos y deja bien claro que la
verdadera LIBERTAD proviene del Espíritu y no de la carne: “Hermanos, vuestra vocación es la
libertad: no una libertad para que se aproveche la carne; al contrario, sed
esclavos unos de otros por amor.” Por eso deja bien claro que no son los instintos primarios
los que dirigen al hombre, sino el Espíritu:
“Yo os lo digo: andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne”
Una libertad entendida como la no limitación a cualquier
impulso natural, es la caída en picado en el mundo de los sentidos que,
efectivamente, nos hace “auténticos”, pero no dueños y señores de la situación,
sino esclavos de ella; entonces, suena muy bien, pero es una falacia muy
peligrosa: “La libertad os hará auténticos”, porque nos precipita en la peor de
las esclavitudes que nos identifica con los animales, degradándonos como
personas.
Aleluya 1 S 3,
9; Jn 6, 68c
Habla, Señor, que tu siervo te escucha;
tú tienes palabras de vida eterna.
Lectura
del santo evangelio según san Lucas 9, 51‑62
Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Te seguiré adonde vayas
De
camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no
lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos
suyos, le preguntaron:
-"Señor, ¿quieres que mandemos bajar
fuego del cielo que acabe con ellos?"
É1 se volvió y les regañó. Y se marcharon
a otra aldea.
Mientras iban de camino, le dijo
uno:
-“Te seguiré adonde vayas.”
Jesús le respondió:
-“Las zorras tienen madriguera, y los
pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.”
A otro le dijo:
-“Sígueme.”
É1 respondió:
-“Déjame primero ir a enterrar a mi
padre.”
Le contestó:
-“Deja que los muertos entierren a sus
muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.”
Otro le dijo:
-“Te seguiré, Señor. Pero déjame primero
despedirme de mi familia.”
Jesús le contestó:
-“El que echa mano al arado y sigue
mirando atrás no vale para el reino de Dios.”
Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
“LA LLAMADA Y SEGUIMIENTO DE JESÚS”
En el texto que nos presenta la liturgia de hoy podemos
ver como tres fotos distintas que nos presentan tres VOCACIONES:
1º- Mientras iban de camino, le dijo uno: -"Te seguiré adonde vayas."
2º- A otro le dijo: -"Sígueme."
3º- Otro le dijo: -“Te seguiré, Señor. Pero déjame primero
despedirme de mi familia.”
Mientras tanto, Jesús va
discutiendo con sus discípulos cuando van de camino, sobre lo que exige el
seguirlo y, cuando estos tres individuos se presentan, la respuesta de Jesús es
clara y tajante: Les presenta las mismas exigencias que le viene pidiendo a los
apóstoles:
-Han de tener un despego total de los
bienes y de las comodidades materiales.
-Han de hacer una
ruptura con el pasado y con el presente y hasta con la propia familia, si es
que se presenta como obstáculo para seguirlo.
Jesús tiene muy claro que el
horizonte y el valor absoluto que le va a dar sentido a todo es el Reino y por
delante de él no se puede poner otra cosa, sino que todo ha de quedar supeditado
a él. El verdadero discípulo ha de estar en completa libertad para poder
ponerse a disposición del reino. El que pone condiciones, del tipo que sea, no
es apto para la causa.
Jesús va de camino a Jerusalén,
donde se va a cumplir todo lo predicho y, por tanto, no caben medias tintas,
todo tiene condiciones de urgencia, no podemos andar con titubeos.
Cuando analizamos esta actitud
tajante de Jesús con aquellos que están queriendo seguirle, queda la impresión
de que los espanta, en lugar de animarlos, pero viéndolo despacio, lo que hace
es derribarles las falsas expectativas y los triunfalismos que los pueden
animar y que, después se convierten en decepciones y en rupturas. El discípulo
debe ser consciente desde el primer momento de todas las dificultades y peligros de la empresa,
para que no se llame a equivocaciones.
Por tanto, queda claro: SEGUIR A
JESÚS exige:
-Disponibilidad absoluta
para vivir en la inseguridad: no tener nada, no llevar nada… es decir: el
discípulo que decide seguir a Jesús no puede programar su vida según sus
conveniencias ni criterios personales, pues el proyecto no es suyo, sino de
Jesús y es Él quien puede hacerlo.
-Ha de estar dispuesto a
romper con las ataduras que le pueden suponer las estructuras sociales, económicas, políticas,
sociales y culturales que le quiten la libertad.
-El proyecto de Jesús no
admite situaciones de prueba que den posibilidad de comparar y ver qué es lo
que más conviene; no. Se ha de dar una decisión irrevocable, sin dar cabida a
añoranzas del pasado y deseos de compatibilizar.
Hoy, como siempre, frente a las
diferentes propuestas y llamadas, sigue en pie la de Jesús a todos los hombres
y mujeres con las mismas exigencias y también la misma respuesta: “A quien deja
padre, madre, casa, bienes, hijos, esposo o esposa por mi y por mi causa,
recibirá… el ciento por uno”
Esta radicalidad puede cogerse al
pie de la letra, como hicieron los apóstoles, y convertirse en fanatismo, hasta
el punto que desean aniquilar a todo aquel que no piense como ellos, a lo que
Jesús les reprocha y les dice que no han entendido el Espíritu que les ha de
mover.
El seguimiento y la llamada de Jesús
es un regalo, una gran deferencia que Jesús ofrece a quien se la hace:
deferencia, porque nadie se merece ser llamado a participar en la obra de Jesús
y regalo porque nadie es tan fuerte e interesante como para apropiarse la
capacidad y las dotes necesarias para conducir, guiar a los hombres a la luz.
Por otro lado, nadie puede presumir
de tener las fuerzas que se necesitan para mantenerse en la brecha del reino,
sintiéndose plenamente libre y lleno de entusiasmo en medio del vendaval y de
la lucha, si es que no se siente amado, mimado e íntimamente unido a Jesús,
pues el discípulo no deja de ser “hombre” ni deja de vivir entre los hombres y
en el ambiente que han construido los hombres.
Cuando
el discípulo se ha sentido fascinado por Jesús y por su causa, todo lo demás
pasa a un segundo y a un tercer lugar; ahí se entiende la frase de S. Agustín:
“Ama y haz lo que quieras” es que si AMAS no vas a hacer, sino aquello que
agrada a Dios, que es tu mayor deseo. Esa es la gran LIBERTAD que da el AMOR.