LA SANTÍSIMA TRINIDAD -B-




 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura del libro del Deuteronomio 4, 32‑34. 39‑40

El Señor es el único Dios, allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro

 

Moisés habló al pueblo, diciendo:—«Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra: ¿hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, palabra tan grande como ésta?; ¿se oyó cosa semejante?; ¿hay algún pueblo que haya oído, como tú has oído, la voz del Dios vivo, hablando desde el fuego, y haya sobrevivido?; ¿algún dios intentó jamás venir a buscarse una nación entre las otras por medio de pruebas, signos, prodigios y guerra, con mano fuerte y brazo poderoso, por grandes terrores, como todo lo que el Señor, vuestro Dios, hizo con vosotros en Egipto, ante vuestros ojos?

Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios, allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro. Guarda los preceptos y mandamientos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos después de ti, y prolongues tus días en el suelo que el Señor, tu Dios, te da para siempre.»

Palabra de Dios.

 


REFLEXIÓN

 

DIOS, REFEFRENTE SUPREMO DE LA VIDA  

El pueblo de Israel, cuando llegan los momentos duros en los que se pierde la confianza y en donde todo parece que se tambalea, uno de los recursos que tiene para mantenerse y seguir caminando es volver la vista atrás, echar mano de su memoria histórica, en donde encuentra con facilidad la mano de Dios que no ha fallado nunca, entonces su razonamiento viene a ser una conclusión lógica: si Dios no ha fallado nunca, ¿por qué ahora no va a continuar? Por eso, el autor del libro, apoyado en esta base de experiencia y mirando al futuro, invita al pueblo a que se compare con el resto de pueblos: ¿Cuál de ellos puede mantener esa seguridad para su presente y su futuro?  Para certificar lo que está diciendo  echa mano de dos acontecimientos claves: la manifestación de Dios en el Horeb: ¿hay algún pueblo que haya oído, como tú has oído, la voz del Dios vivo, hablando desde el fuego, y haya sobrevivido?

            El otro acontecimiento que es vital para el pueblo es la salida de Egipto: “¿algún dios intentó jamás venir a buscarse una nación entre las otras por medio de pruebas, signos, prodigios y guerra, con mano fuerte y brazo poderoso, por grandes terrores, como todo lo que el Señor, vuestro Dios, hizo con vosotros en Egipto, ante vuestros ojos?” el argumento es contundente e irrefutable

La experiencia de cercanía y fidelidad de Dios es el gran argumento que el autor tiene para apoyar su seguridad en Dios que está al lado de su pueblo y no lo abandona, por  lo tanto, no tienen motivo alguno para desconfiar de Dios ni romper su alianza y es clave segura de futuro el seguir manteniéndose firmes en la fidelidad a Dios. De no hacerlo así, lo único que pueden esperar es la muerte.

En un mundo como el nuestro, donde se fundaron las bases de convivencia y de respeto en las normas del Sinaí: LOS DIEZ MANDAMIENTOS y ha dado lugar a unas estructuras el libertad y en respeto de la dignidad de la persona, hoy se pone todo en duda y se quiere establecer la inestabilidad de los principios, porque se dice que no tienen por qué ser estables; un mundo en el que se quiere hacer el experimento de sacar a Dios del ámbito social y poner  como norma y canon de referencia para la vida el dinero, no es cuestión de pesimismo ni de catastrofismo el pensar que un experimento de este tipo es fácil que termine en la muerte.

 

Salmo responsorial 32, 4‑5. 6 y 9. 18‑19. 20 y 22 (R/.: 12b)


R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.

La palabra del Señor es sincera,

y todas sus acciones son leales;

él ama la justicia y el derecho,

y su misericordia llena la tierra. R/.

R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.

 

La palabra del Señor hizo el cielo;

el aliento de su boca, sus ejércitos,

porque él lo dijo, y existió, él lo mandó, y surgió. R/.

R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.

 

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,

en los que esperan en su misericordia,

para librar sus vidas de la muerte

y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.

R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.

 

Nosotros aguardamos al Señor:

él es nuestro auxilio y escudo;

que tu misericordia, Señor,

venga sobre nosotros,

como lo esperamos de ti. R/.

R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.

 

SEGUNDA LECTURA

 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 14‑17

Habéis recibido un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: «¡Abba!» (Padre)


Hermanos:
Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios.
Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: «¡Abba!» (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados.
Palabra de Dios.

 

 

REFLEXIÓN

 

SIGNOS DE FUTURO   

Para S. Pablo hay cosas que se han superado y que no se puede, de ninguna manera, permanecer en ellas: antiguamente se dio la ley como norma para poder permanecer en un pueblo y quien no la cumplía tenía su castigo, de tal forma que se caminaba bajo la amenaza y, por tanto, guiados por el miedo al castigo.

            Con Cristo ha cambiado todo: ya no somos esclavos sometidos al dictamen de unas leyes u al miedo del castigo que lleva su incumplimiento, sino que en nosotros habita el Espíritu de la libertad, somos hijos del que ha puesto la ley y, por tanto, no actuamos por imposición de leyes y normas y, menos aún, por el miedo, sino que el ser buenos es algo que nos nace, como un impulso natural que no está controlado por leyes; el fruto más importante de esta nueva dimensión es, precisamente, el haber sido hechos hijos de Dios que comienza con el bautismo y va creciendo en el camino de seguimiento a Cristo, por eso, ya en esta vida estamos gozando de la plenitud a la que estamos llamados y la señal más clara y evidente de esta verdad es que podemos llamar con todo derecho a Dios “Abba”; Esta seguridad solo nos la puede dar el Espíritu que habita en nosotros: el Espíritu santo.

            Esto es ya signo de posesión de una prenda de futuro que es la herencia que nos ha conseguido Cristo. Lo único que se nos pide es la aceptación y la unión con Cristo en su vida y en su proyecto.

 

 

 

Aleluya Ap 1, 8

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,

al Dios que es, que era y que viene.

 

 

EVANGELIO


 

Lectura del santo evangelio según san Mateo 28, 16‑20

Bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo


En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban.

Acercándose a ellos, Jesús les dijo:

—«Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.

Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.

Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.»

Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

PRESENCIA VIVA DE CRISTO RESUCITADO   

 

            Hace dos domingos celebrábamos la Ascensión del señor y S. Lucas hizo desaparecer a Jesús dejando a los discípulos con la boca abierta, como diciendo ¡¿Y ahora qué!? El peligro de un desmoronamiento de la comunidad era previsible al sentirse abandonada y huérfana.

            S. Mateo suaviza el tema y la situación con una frase que va a servir de respiro para todos los creyentes por mucho tiempo, aún sigue sirviendo: “sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”; este aliento es lo que ha animado a todas las comunidades cristianas: saber que no estamos solos ni abandonados a la deriva, sino que su Espíritu vive en la comunidad y dirige todo el camino: Cristo ha resucitado y ha “desaparecido” físicamente, pero se ha quedado con mucha más fuerza en el corazón de cada uno, de forma que cada creyente se ha convertido en una prolongación del mismo Cristo.

            En momentos tan duros como los que vivimos en la actualidad, es fácil caer en la tentación de sentirse a la deriva y convertirse todo en una lamentación de lo que pudo ser y no fue y en una queja de lo que se está dejando de hacer y de un desmadre en el que cada uno hace lo que se le ocurre; es muy fácil olvidar lo que Él nos dijo: “No tengáis miedo, yo estoy con vosotros”

            De hecho, algo que distingue a los primeros creyentes es que Jesús no es “alguien” que vivió en el pasado y del que ya sólo queda el recuerdo, sino que es el gran amigo, el hermano, el Señor que vive y sigue a su lado animando, dando fuerzas, vivificando a cada uno y a la comunidad entera. Podemos recordar la expresión de Jesús: “Cada vez que os reunáis haced esto en memoria mía” o “Cada vez que dos o más se ponen de acuerdo para pedir al Padre en mi nombre, Él os lo dará, pues yo estoy en medio de vosotros…”

            Cuando la iglesia olvida este sentido de presencia de Cristo en medio de ella, es muy fácil caer en depresión. Y es más fuerte todavía: “Cada vez que hicisteis o dejasteis de hacer algo a los más necesitados, era a mí a quien lo hacíais o dejabais de hacer” mes decir: deja su identificación clarísima donde lo podemos ver hasta con los ojos físicos.

            Cristo resucitado tiene su espacio preferente donde se le puede encontrar sin dificultad: en los pobres, en la eucaristía, en la comunidad, en su palabra… ¡Siempre, hasta el final de los tiempos!

 

PENTECOSTÉS -B-


MISA DEL DÍA
 
 PRIMERA LECTURA
 
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 2, 1‑11
Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar
 
            Todos los discípulos estaban juntos el día de Pentecostés. De repente un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería.
            Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos preguntaban:
            -¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, )como es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa?
            Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua.
Palabra de Dios.
 
 
REFLEXIÓN
 
ENTREGA DE LA PALABRA VIVA 
            La fiesta de hoy está enmarcada en un contexto muy interesante: el pueblo judío celebra el momento en que le fue entregada la ley y queda constituido como pueblo, esa es la fiesta de Pentecostés. Éx.19)
            Justo es éste el ambiente y el contexto en que la iglesia celebra la venida del Espíritu Santo (la nueva “ley”) que va a establecer y hacer que nazca el NUEVO PUEBLO.
            Con la venida del Espíritu Santo, la iglesia se siente constituida al darse el cumplimiento de todas las promesas que ha venido haciendo Jesús y que ahora, el Espíritu Santo va a hacer que se prolongue su acción en la tierra en el tiempo y en el espacio.
            El Espíritu Santo reparte sus dones al grupo, dándole a cada uno lo que necesita para que pueda realizar su servicio a favor del resto del cuerpo y pueda impulsar cada uno el proyecto que Cristo inició hasta llevarlo al último rincón de la tierra.
            Entre todos los dones que reparte el Espíritu Santo hay uno que tiene una fuerza especial: LA PALABRA con el que llenarán la tierra de su mensaje y por el que todos los pueblos podrán abrirse a la fe.
            Esta PALABRA inspirada por el Espíritu tiene dos  características:
                        1ª) Es comprensible para todos: )como es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa?” con lo que el Espíritu viene a restablecer la unidad que se rompió en Babel (Gn. 11.1-9)
                        2ª) Es el mismo mensaje y la misma palabra que anunciaron los profetas y que fue guiando al pueblo durante tantos siglos; ahora es dada a los discípulos y su fuerza los transforma y los capacita para  seguir dando testimonio y guiar a todo el mundo hasta la plena comunión.
 

Salmo responsorial Sal 103, 1ab y 24ac. 29bc‑30. 31 y 34
 
V/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra. (o, Aleluya)
 
R/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de 1a tierra.
 
V/. Bendice, alma mía, al Señor.
 (Dios mío que grande eres !
Cuántas son tus obras, Señor;
la tierra está llena de tus criaturas.
R/.  Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
 
V/. Les retiras el aliento, y expiran,
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento y los creas,
y repueblas la faz de la tierra.
R/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
 


V/. Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras.
Que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor.
R/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
 
 
SEGUNDA LECTURA
 
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 12, 3b‑7. 12‑13
Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo
 
            Hermanos:
            Nadie puede decir *Jesús es Señor+, si no es bajo la acción del Espíritu Santo.
            Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de servicios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos.
            En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.
            Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
            Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
Palabra de Dios
           
 
REFLEXIÓN
 
CARISMA  
 
S. Pablo, en este capítulo hace una exposición de algo que es fundamental en la iglesia: los carismas al servicio del cuerpo.
Un CARISMA es cualquier clase de “gracia” o “don” que Dios da a una persona para que sea puesto al servicio de la comunidad.
Sin embargo, con el paso del tiempo, la palabra se restringe y se le aplica a ciertos “dones” especiales que el Espíritu Santo da a determinadas personas o grupos para que los pongan al servicio de la iglesia, por ejemplo: el “carisma” de una congregación religiosa.
Este fervor que estuvo en las primitivas comunidades, como parece ser que ocurrió en la de Corinto, se inhibe al ocurrir esta reducción, de tal forma que hemos llegado a que la gente no sienta que los dones que le ha dado el Señor sean para fortalecimiento del cuerpo (iglesia) y hemos caído en una falta enorme de sentido de pertenencia, cuando la iglesia esencialmente es “carismática”.
En otro momento, los carismas pudieron representar un peligro de individualismo, por lo que el “agraciado” se sentía superior a los demás y llegaba a colocarse en abierta confrontación con la comunidad y podía ocurrir que en la comunidad hubiera creyentes de primera o de segunda y hasta de tercera categoría, pues todo estaba en la valoración que se hiciera de un “carisma” en un momento o en una situación concreta.
            Ante estos peligros, Pablo sale al paso y sostiene que es imposible e inaceptable, bajo ningún punto de vista, el que pueda llegar a darse una situación de éstas, pues sería tanto como que entraran en conflicto Jesucristo con el Espíritu Santo; la unidad de los carismas es absoluta en función de la comunidad, pues cada uno es manifestación del mismo Espíritu. No hay, pues, carismas de primera o de segunda categoría, cada uno realiza su función importantísima e irreemplazable: “Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu que en cada uno se manifiesta para el bien común”.
 
 
Secuencia
 
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
 
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
 
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si tu le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.
 
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde


calor de vida en el hielo,

doma el espíritu indómito,

guía al que tuerce el sendero.

 

Reparte tus siete dones

según la fe de tus siervos.

Por tu bondad y tu gracia

dale al esfuerzo su mérito;

salva al que busca salvarse

y danos tu gozo eterno.

Amén.

 

Aleluya

 

Aleluya, aleluya.

Ven, Espíritu Santo,

llena los corazones de tus fieles

y enciende en ellos la llama de tu amor.

Aleluya.

 

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo Evangelio según San Juan 20, 19‑23.

Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo

 

            Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. En esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:

            -Paz a vosotros.

            Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:

            -Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.

            Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:

            -Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.

Palabra del Señor

 

 

REFLEXIÓN

 

LA NUEVA BABEL              

Babel es el símbolo de la falta de entendimiento, de la mezcla de culturas, lenguas, razas, intereses, religiones… en donde cada uno va a lo suyo y en competencia con todos los demás; en donde la unidad y la paz son valores que se consideran un sueño imposible

            Pero si nos damos cuenta, es exactamente la imagen de cualquiera de nuestras grandes ciudades actuales, en las que coexisten distintas formas de vida, lenguas, culturas, ideas, estilos de vida… y en las que la intolerancia, la incomprensión y la exclusión son normas de existencia…

            Estamos viendo que la situación se está volviendo problemática, sobre todo en países desarrollados a los que llegan grandes oleadas de inmigrantes huyendo del hambre, de la opresión de los regímenes políticos, de las malas condiciones de vida… y cuando entran, si es que lo logran, comienza un verdadero calvario para poder subsistir.

            BABEL significaba “La puerta de los dioses”, era el símbolo de la cultura urbana: una torre, una lengua y un gran proyecto: ser como dioses; este ha sido siempre el gran afán del hombre de todos los tiempos, ya desde el mismo comienzo la pareja intentó serlo y hoy siguen queriendo intentarlo a nivel político.

            Esta es también la imagen que se vende en los países oprimidos: el primer mundo es el “cielo” y la imagen que se presenta es de eterna felicidad y bienestar, con un lujo impresionante, pero todo no es más que un engaño.

            El autor del pasaje de la torre de Babel interpretó el hecho de que los hombres no puedan entenderse por la diferencia de lenguaje como un castigo divino por el orgullo que tenían: llegaban a sentirse como dioses, exactamente igual que ocurrió en la tentación del paraíso.

            Diez siglos después, la lectura que se hace es completamente diferente: la presencia del Espíritu Santo, el Espíritu de Dios que alienta la tierra, se describe como algo que se ve, se palpa, se siente: un ruido como de huracán, como un fuego que consume y acrisola, una lengua que hace posible entenderse… una fuerza que les hace perder el miedo y expresarse con libertad.

            Algunos se estancan intentando dar una explicación al tema de las lenguas diciendo si son idiomas o ruidos extraños… ¡Eso es lo de menos! Lo realmente importante es constatar que el movimiento que nace de Jesús no está cerrado a una lengua, a una cultura, a un pueblo, a un clan, a un grupo… Es algo abierto a todas las lenguas, culturas, razas… y todos podemos entendernos en los valores que nos da, pues son universales y no quiere la uniformidad de BABEL, sino la unidad que produce el amor en medio de la pluralidad.

            Ha comenzado la nueva era en la que todos, cada uno en su lengua, en su cultura, en su tierra… entienden lo mismo y construyen la unidad y la paz y cada uno puede llamar hermano al ser que vive en las antípodas. Porque el Espíritu de Cristo Resucitado no desprecia a nadie, pone de acuerdo a todos, invita al respeto y a la aceptación de todos. La nueva BABEL lleva el signo de la reconciliación, de la apertura, de la tolerancia, del respeto y la valoración de todas las diferencias.

  Hoy tendríamos que pedir con todas nuestras fuerzas y poner todo lo que está en nuestras manos, que se dé un nuevo pentecostés en nuestro mundo, para que acabe por completo esta ola tremenda de intolerancia, de intransigencia y de atropello de los valores fundamentales de la persona y de la naturaleza.

 

ASCENSIÓN DEL SEÑOR -B-

PRIMERA LECTURA

 

Hechos de los apóstoles 1,1‑11

En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.

Una vez que comían juntos, les recomendó: "No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo." Ellos lo rodearon preguntándole: "Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?" Jesús contestó: "No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines del mundo."

Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndole irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: "Galileos, ¿Qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse."

Palabra de Dios

 

REFLEXIÓN

 

“LA IGLESIA, TESTIGO Y DEPOSITARIA DEL MENSAJE DE JESÚS”  

 

Al leer este pasaje nos queda la sensación de  haber comenzado la segunda parte de un mismo discurso, o la introducción que se hace de una segunda parte en la que se tiene en cuenta la primera y se hace un resumen de ella.

            Fundamentalmente Lucas quiere dejar bien claro que los protagonistas de esta  etapa son los apóstoles que Cristo eligió para que vivieran con Él y lo acompañaran, con lo que se convierten en los verdaderos testigos de lo que hizo y dijo Jesús y, por tanto, los únicos autorizados y depositarios de todas las instrucciones que fue dando Jesús.

            El Reino del que habla Jesús no coincide, ni en el fondo ni en la forma con el reino mesiánico que esperaba Israel; los tiempos en que se dará este reino no los sabe nadie, y es algo que no está reducido a los límites de Israel, sino que está abierto hasta los confines de la tierra.

            Los apóstoles tienen la misión de extenderlo, pero es el Espíritu Santo  quien lo programa y quien lo mueve todo; ellos, únicamente han de estar dispuestos y disponibles para llevarlo adelante, con una actitud semejante a la de Abrahán: dispuesto a dejarlo todo y lanzarse al mundo sin miedo a la persecución y a la misma muerte. La iglesia y todo cristiano, es misionera por naturaleza. El mensaje de salvación que tiene no es suyo, como para poder guardárselo, sino que tiene que entregarlo, pues para eso lo ha recibido.

 

 

Salmo responsorial: 46

 

Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.

 Pueblos todos batid palmas, /
aclamad a Dios con gritos de júbilo; /
porque el Señor es sublime y terrible, /
emperador de toda la tierra. R.   
Dios asciende entre aclamaciones; / el Señor, al son de trompetas; /


 tocad para Dios, tocad, /
 tocad para nuestro Rey, tocad. R.
Porque Dios es el rey del mundo; /
tocad con maestría. /
Dios reina sobre las naciones, /
Dios se sienta en su trono sagrado. R.
Dios asciende entre aclamaciones; / el Señor, al son de trompetas; / 
 

Lectura de la carta a los Efesios 1,17‑23
Lo sentó a su derecha en el cielo
 Hermanos: Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.
Palabra de Dios.

 

 

REFLEXIÓN 


LA GRANDEZA DEL DON DE DIOS   

Pablo comienza su carta a la comunidad de Éfeso pidiendo a Dios la bendición para toda ella y deseando que esa bendición se traduzca en un espíritu de sabiduría, para que puedan comprender y valorar todo el bien que Dios les está haciendo y la esperanza a la que con toda libertad pueden aspirar, ya que es un gran regalo el que Dios nos ha hecho con Jesucristo.

Cristo ha resucitado, ha vencido a la muerte, ha sido puesto a la derecha de Dios que le ha dado el poder sobre todas las cosas, haciéndolo nuestro salvador y protector… y todo esto que ha puesto en manos de Jesús, lo ha dado a la iglesia de la que Él ha sido constituido cabeza del cuerpo, por lo tanto, lo que ha sido dado para la cabeza, participa  todo el cuerpo y ha sido dado para cada uno de sus componentes.

Esto es fundamental que lo sepa y lo entienda la comunidad, porque si no lo sabe no lo va a valora ni estimar; es justamente lo que estamos viendo con tanta frecuencia: la gente que ha perdido por completo la idea de lo que supone Jesucristo para sus vidas y ha llegado, no solo a no valorarlo, sino a despreciarlo.

Hoy se impone volver a repetir las mismas palabras de Pablo a cualquiera de nuestras comunidades, deseando que el Espíritu Santo les de conocimiento para que puedan valorar el gran  regalo que Dios nos ha hecho. 


Lectura del santo evangelio según  s. Marcos 16,15‑20

 En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.  El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.  A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas,  cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».

Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a predicar por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Palabra del Señor


 

REFLEXIÓN

 

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR  

           Hay un problema muy grande que podríamos calificar de “simplismo” en cuanto que lo aceptamos como un hecho que sucedió y no nos complicamos más la vida aceptándolo como algo que “siempre nos han contado” y es que “Jesús, estaba hablando con los discípulos y, de repente, empezó a subirse hacia arriba y vino una nube, lo ocultó, y desapareció para siempre…”

           Para un cristiano no es válida esta postura, pues suena a “cuento de niños” y ha de tener claro el mensaje que se transmite con esa forma de decir, lo que dijo el evangelio y también la forma literaria como lo dijo, utilizando los medios que había en el tiempo en que se escribe.

           En la literatura contemporánea de aquel tiempo cuando alguien es considerado un ser especial por su persona y por su obra, indicando que su grandeza merece pasar a la eternidad, su muerte es considerada como un arrebato por parte de la divinidad: “ha sido arrebatado por los dioses”; en este sentido hay muchísimos relatos la literatura con un esquema muy parecido al que utiliza el evangelio: recordemos los elementos que se utilizan: la montaña, la nube… signos de la presencia de la divinidad.

           La narración que hace el evangelio recuerda perfectamente a la que hace Tito Livio cuando narra la desaparición del padre de Roma: Rómulo, primer rey de Roma reunió a todo el pueblo en asamblea para animar al ejército que partía a la guerra y estando en esto, se levantó una fuerte tempestad que lo envolvió en una nube y cuando desapareció, Rómulo ya no estaba en la tierra. El pueblo empezó a venerarlo como a un dios; la misma cosa se cuenta de Alejandro Magno, de Heracles, de Empédocles… y en la misma biblia encontramos otros pasajes en los que se narra lo mismo: cuando Elías es arrebatado al cielo (2Re. 2,1-18) o la subida al cielo de Enoc (Gn.5, 24)

           La celebración de la fiesta de hoy no es para contarnos que Jesús se fue para arriba, sino para decirnos que Él está por encima del espacio, del tiempo, de lo tangible y visible: Jesús ha pasado a vivir en otro nivel, el de Dios.

           Los evangelistas, a la hora de decir que Cristo ha resucitado, no quieren decir que ha revivido para morir de nuevo más tarde, no. La resurrección es la transformación del mundo material y limitado al espacio de Dios, donde ya no intervienen los esquemas materiales del espacio, del tiempo, de lo imperfecto.

           Por eso, la ASCENSION del Señor no es sino una forma de expresar que Cristo ha resucitado y que su persona y su mensaje está más allá de lo inmediato, de los esquemas limitados del tiempo, del espacio… su persona y su mensaje no se puede quedar limitado por nada ni por nadie, transciende los esquemas  humanos.

           La Pascua significa el espacio en que “lo divino” entra en los esquemas del mundo para permitirle al mundo iniciar su proceso hasta la resurrección que es su fin supremo: la perfección total y absoluta; la tarea de la iglesia y de todos los creyentes es animar, potenciar y fortalecer ese camino hacia la resurrección.

           Por eso, detenernos en discutir si fue verdad que Jesús se fue para arriba, si asomó la nube, si se aparecieron unos ángeles, si hubo un tiempo entre la resurrección y la  ascensión… es perder el tiempo y no querer entrar en el verdadero mensaje que nos trae la RESURRECCIÓN DE JESÚS que es la nuestra.

 

DOMINGO SEXTO DE PASCUA -B-


 
PRIMERA LECTURA
 
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 10, 25‑26. 34‑35. 44‑48
El don del Espíritu Santo se ha derramado también sobre los gentiles
 
            Cuando iba a entrar Pedro, salió Cornelio a su encuentro y se echó a sus pies a modo de homenaje, pero Pedro lo alzó, diciendo:
-“Levántate, que soy un hombre como tú.”


Pedro tomó la palabra y dijo:
-“Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea.”
Todavía estaba hablando Pedro, cuando cayó el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban sus palabras.
Al oírlos hablar en lenguas extrañas y proclamar la grandeza de Dios, los creyentes circuncisos, que habían venido con Pedro, se sorprendieron de que el don del Espíritu Santo se derramara también sobre los gentiles.
Pedro añadió:
-“¿Se puede negar el agua del bautismo a los que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros?”
Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo.
Le rogaron que se quedara unos días con ellos.
Palabra de Dios.
 
REFLEXIÓN
 
APERTURA DE HORIZONTES 
 
Ya conocemos la mentalidad judía y las normas que regían: un judío no podía entrar encasa de un pagano ni entablar amistad con él y menos aún sentarse a la mesa con alguien que podía ser impuro…
Para un judío, su religión es la única y verdadera, porque ha sido el mismo Dios quien ha establecido las normas y ha sido puesta por Él para su pueblo escogido, una familia elegida. Es una religión estructurada y hecha a medida para una etnia que se siente superior al resto de etnias y familias de la tierra y mira por encima del hombro a todo el mundo a quien  considera gentil; es despreciable,  todo el que no pertenezca a este pueblo escogido.
  Es importante que se tenga esto en cuenta, porque el momento que nos presenta el texto es de una importancia enorme: estando con ese marco de referencia, nos encontramos a Pedro que da un paso importantísimo: acepta la invitación de Cornelio y va a su casa y acepta y asume que el Espíritu Santo ha venido sobre los gentiles y siente que él no es quién para negarles el bautismo.
            El paso que se está dando es de una trascendencia enorme, pues se está rompiendo  toda la mentalidad elitista, exclusivista y excluyente que se tiene, proclamando que el mensaje de salvación que trae Jesús no es solo para el pueblo de Israel, sino para todos los hombres: “¿Se puede negar el agua del bautismo a los que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros?”
En este momento, la comunidad se siente judía, y sus componentes son judíos piadosos que han tenido la experiencia de encuentro con Jesús, pero están enmarcados dentro de la estructura y las leyes judaicas, que las consideraban sagradas; romperlas significaba ser excomulgados.
 Pedro deja de considerar profano o impuro a ninguna persona, a pesar de que se lo mandaba la ley; en segundo lugar «cae en la cuenta» de que Dios no tiene acepción de personas, ni de religiones, ni hace diferencia entre las personas según su etnia o su cultura-religión, sino que acepta a quien practica la justicia, sea de la nación que sea. Es un salto tremendo el que dio Pedro:
1º-Pedro rompe la exclusividad de una religión, mientras que el resto de religiones han permanecido, incluso la católica, cerradas en sí mismas, considerando a las demás equivocadas y negativas.
            2º- Pedro se abre y proclama la igualdad entre todos los hombres -“Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea”  rompiendo las barreras de sexo, lengua, raza, cultura… cosa que hoy mismo se sigue anquilosados en esquemas, pensemos en la discriminación de la mujer que estos días está denunciando constantemente el Papa. Es curioso: cuando leemos despacio estos textos, nos damos cuenta que Pedro está más en consonancia con el pensamiento actual que la misma teología.
 
 
Salmo responsorial Sal 97, 1. 2‑3ab. 3cd‑4 (R/.:

R/. El Señor revela a las naciones su salvación.
 
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas;
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.
R/. El Señor revela a las naciones su salvación.
 
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.
R/. El Señor revela a las naciones su salvación.
 
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.
R/. El Señor revela a las naciones su salvación.
 
SEGUNDA LECTURA
 
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4, 7‑10
Dios es amor
 
Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. 
En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. 
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.
Palabra de Dios.
 
REFLEXIÓN
 
EL QUE AMA HA NACIDO DE DIOS Y CONOCE A DIOS 
 
         En la primera lectura veíamos cómo S. Pedro hace una ruptura importantísima  de unos esquemas cerrados y excluyentes, de una religión hecha a la medida de una etnia. S. Juan viene de nuevo a dar un paso más, que es tan revolucionario como el anterior: se trata de exponer cuál es el rostro de Dios y cuál es la nueva dimensión que adquiere el ser humano: “El que ama ha nacido de Dios” porque Dios es AMOR y, si alguien ama es porque Dios habita en él; ya no se trata del cumplimiento de unas normas establecidas en una religión, en una estructura… lo que va a dar el aval de la presencia, y de la voluntad de Dios, sino que Amar se convierte en la expresión clara y evidente de la posesión del Espíritu de Dios; éste es el primero y gran argumento que se presenta como de la verdad de la presencia de Dios en el mundo.
            Y Juan quiere remachar otra realidad: el amor no es uno más de los  sentimientos nobles que pueda tener la persona, sino que Dios mismo habita en ella y, cuando ésta ama, lo que está haciendo no es sino dejar que Dios se manifieste, por eso, a partir de este momento, será fácil descubrir la presencia de Dios, viendo los frutos que va dando la persona que se convierten en los rastros de Dios.
            Es, por tanto, un momento interesante para que nos examinemos y veamos qué imagen estamos dando de Dios al mundo como creyentes en Jesucristo, que es la encarnación del AMOR en el mundo, porque de lo contrario, puede ocurrir que seamos uno más de los que utilizan la palabra “amor” para otra cosa que no tiene que ver absolutamente nada con Dios y no sea expresión de Dios, sino de los intereses para lo que la utilizamos.
 
 
Aleluya Jn. 14, 23
El que me ama guardará mi palabra  -dice el Seño-,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
 


EVANGELIO

 

 Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9‑17

Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

-“Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor”. 

Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. 

Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. 

Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. 

Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. 

Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. 

Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. 

No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. 

De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. 

Esto os mando: que os améis unos a otros.+ 

Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

ESTO OS MANDO: QUE OS AMÉIS UNOS A OTROS.+     
   

Cristo nos deja un solo mandamiento: “Amaos como yo os he amado… y en esto os reconocerán”

            Pero estamos viendo cómo la palabra “AMOR” lo llena todo y es manoseada por todas partes: en la canción, en los programas basura de la televisión, en el lenguaje político refiriéndose al sexo, en todas las telenovelas y hasta en el mundo de la mafia y la prostitución… cada uno utiliza la palabra para expresar lo que se le antoja y cada uno le da el significado que le conviene… ¡Pero la palabra sigue siendo la misma! El amor al que se refiere Jesús: “Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor” no tiene que ver nada con todo esto: no es sinónimo de un sentimiento de “rosa”, sensual, placentero, dulzón y sensiblero del lenguaje que escuchamos en todo lo que hemos indicado.

            El amor en el que nos pide Jesús que permanezcamos no es el que anda  buscando placer, o sentirse a gusto, cómodo y en una nebulosa… Jesús pide a los suyos que estén en actitud de búsqueda, de la vida, de la felicidad de aquellos que amamos, de la justicia, de la paz, de la verdad… ayudando a que crezcan todos en estos grandes valores… “Así como Él ha hecho y permanece haciendo” y poniendo como medida la entrega total: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”.

El amor que nos está pidiendo no es el resultado de una puesta de acuerdo entre los seres que se aman, sino en una unión con el que es EL AMOR, y para éste no hay barreras. Los cristianos y la iglesia están llamados a vivir “en  el amor” y a ser testigos y expresión de Él en el mundo.

Vivir en el amor es guardar los mandamientos que Él nos dejó, llevándolos a la práctica y haciéndolos programa de vida. El evangelio no es una forma de pensamiento, una filosofía, sino una forma de vida que no tiene otra forma de expresarse que amando.