De andar por casa
Infinidad de veces hemos escuchado el dicho: ”Haced lo que yo os digo pero
no hagáis lo que yo hago“. Esto no es
sino la aplicación de la ley del embudo: lo ancho para mí y lo estrecho para
los demás.
Este es uno de los defectos que nos
ataca a todos por el que exigimos a los demás lo que nosotros no hacemos y les
pedimos lo que nosotros no damos, pero siempre encontramos justificación para
nuestra postura y una condena para la de los otros.
Ellos dicen, pero no hacen
EN aquel tiempo, habló Jesús a la gente y a
sus discípulos, diciendo:
«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y
cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos
dicen, pero no hacen. Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los
hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que
los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les
gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las
sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame
“rabbí”.
Vosotros, en cambio, no os
dejéis llamar “rabbí”, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois
hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a
nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar maestros,
porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
El primero entre vosotros será
vuestro servidor.
El que se enaltece será
humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Palabra del Señor.
No admite la postura de ir
proclamando lo que hay que hacer, mientras no sean ellos los que van delante
haciendo lo que piden, pues han sido puestos para servir y ser guías y
animadores de la comunidad y no patrones ni parásitos de ella, por eso no
admite tampoco que, aprovechándose del puesto, se hagan llamar maestros,
padres, señores… sino servidores, que es el máximo título y dignidad que tiene
un discípulo de Cristo.
Pero estamos muy lejos de esta
postura de Jesús y de este consejo que dio a los suyos: la búsqueda de títulos,
de puestos, de beneficios… es algo que está en contradicción con los principios
que Jesús dejó a su iglesia… ¿O es que se equivocó?