DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO -B-


 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura de la profecía de Ezequiel 2, 2‑5

Son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos

 

            En aquellos días, el espíritu entró en mí, me puso en pie, y oí que me decía:

-“Hijo de Adán, yo te envío a los israelitas, a un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Sus padres y ellos me han ofendido hasta el presente día. También los hijos son testarudos y obstinados; a ellos te envío para que les digas:” Esto dice el Señor.” Ellos, te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos.”

            Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 

VOCACIÓN DE EZEQUIEL    

            El profeta Ezequiel narra su llamada: Dios lo llama y lo envía a un pueblo que se ha rebelado, que está empecinado en su error y no está dispuesto a cambiar; le advierte que no le van a hacer caso, pero él no debe venirse abajo, de esa forma quedará constancia de que se les advirtió: “sabrán que hubo un profeta en medio de ellos.”

            Es curioso que en la llamada Dios no utiliza el esquema normal de llamar a una persona con el nombre de su padre y no le dice: “Hijo de Buzí” que era su padre, un sacerdote; en cambio lo llama “Hijo de Hombre” es decir: “Hecho de tierra” que es lo que significa la palabra “adamah” (Adam); por tanto, un ser frágil, mortal vulnerable…

            A este hombre débil, dios le encomienda una misión dificilísima y durísima, va a necesitar su ayuda y por eso le da su Espíritu que lo levanta, dándole su fuerza para que pueda realizar su misión. Lo único que le va a exigir a Ezequiel es que esté atento y abierto a la escucha, él solo tendrá que “hablarles de su parte”

            La misión es dura y difícil, pues se trata de un pueblo que se ha obstinado en su error y se ha endurecido su corazón, por lo tanto, la respuesta va a ser que no lo escuchen ni lo tomen en cuenta, por lo tanto, se va a convertir en punto de mira y centro de discordia para todos, al que van a atacar llevados por la obstinación en la que andan.

            El reflejo vivo de esta situación la estamos viviendo en nuestro tiempo: estamos viendo cómo el mundo y el sistema que se ha impuesto le ha dado la espalda a Dios y, lógicamente, tiene en su punto de mira a la iglesia que le molesta por su postura inamovible de defensa de la libertad, de la justicia, de la dignidad de la persona, de la vida… Y vemos constantemente cómo los servidores del sistema, cuando no son capaces de dar respuesta a los problemas que el mundo tiene: económicos, sociales… inmediatamente desvían la atención del pueblo y lo disparan contra la iglesia.

 

 

Salmo responsorial Sal 122, 1‑2a. 2bcd. 3‑4

 

R/.  Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.

 

A ti levanto mis ojos,

a ti que habitas en el cielo.

Como están los ojos de los esclavos

fijos en las manos de sus señores. R/.

R/.  Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.

 

Como están los ojos de la esclava

fijos en las manos de su señora,

así están nuestros ojos en el Señor,

Dios nuestro, esperando su misericordia. R/.

R/.  Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.

 

Misericordia, Señor, misericordia,

que estamos saciados de desprecios;

nuestra alma está saciada

del sarcasmo de los satisfechos,

del desprecio de los orgullosos. R/.

R/.  Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.

 

 

SEGUNDA LECTURA

 

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 7b-10

Presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo

 

            Hermanos:

            Para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor verme libre de él; y me ha respondido:

            “Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad.”

            Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo.

            Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.

            Palabra de Dios.

 

 

REFLEXIÓN

 

LOS POSEEDORES DE LA VERDAD  

            S. Pablo se dirige a la comunidad de Corinto que vive en un ambiente en el que se sienten muy seguros e ilustrados, muy por encima del resto, hasta el punto que se convierten en críticos de la misma verdad revelada y, hasta quieren apañarla a su manera; el mismo Pablo habla de su experiencia vital: él ha sido un judío piadoso, formado en las leyes, cumplidor de ellas… Sin embargo, ha sido llamado por la novedad del Espíritu Santo y, aunque su naturaleza le empuja a cerrarse y anquilosarse en sus “saberes”, sabe que eso es una actitud de soberbia que lleva a rebelarse contra Dios y “Para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne que no deja de abofetearle”.

            Es, pues, necesario que los corintios rebajen su orgullo y dejen de dar problemas a la iglesia, dándose cuenta que Jesús va mucho más allá que los esquemas en los que ellos están instalados, de sus doctrinas y de su sabiduría.

            Esta recomendación de Pablo a los corintios tiene hoy un eco extraordinario para el mundo en que vivimos y para todos aquellos que se levantan con la exclusiva de la verdad, proclamando disparates y auto proclamándose poseedores de la verdad absoluta, incluso proclamándose portadores de la opinión y la voluntad del pueblo y creyéndose que ellos el pueblo; esto lo estamos viendo a diario en los políticos cómo se arrogan el calificativo de “portavoz de la opinión y la voluntad del pueblo” y se levantan diciendo que tienen la solución a todo, pero cada vez ponen las cosas peor.

            La misma cosa ocurre en la iglesia, donde nadie acepta lo que otro ha hecho o lo que hace o piensa el hermano de otro grupo, pues cada uno se cree poseedor de la verdad y de la solución de los problemas, impidiendo de esa manera que algo pueda crecer y dar los frutos que se esperan.

 

Aleluya Lc 4, 18

El Espíritu del Señor está sobre mí;

me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres.

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 1‑6

No desprecian a un profeta más que en su tierra

 

            En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:

-“¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?”

Y esto les resultaba escandaloso.

Jesús les decía:

-“No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.”

No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe.

Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

LA SIMPLICIDAD DE DIOS 

Jesús está en su pueblo y un sábado, como ocurre todos los sábados, el rabino le cede la palabra para que hable al pueblo y comente la palabra de Dios; la gente se queda asombrada de lo que dice y cómo lo dice: ¿de dónde le viene a éste todo esto que enseña en la sinagoga? "Si todos lo conocemos, y conocemos a toda su familia". La sabiduría con la que habla, los signos que hace, ¿de dónde saca todo eso?

Para ellos es inconcebible que alguien como Jesús que vive a su lado, que es un trabajador como ellos, que no ha tenido escuela, que es uno más de ellos, ¿cómo va a ser un profeta? Pues un profeta es alguien que habla en nombre de Dios y ¿cómo va a ser su palabra la de Dios si es algo que todos entienden?.

Tienen ya establecidos unos esquemas de cómo deben ser las cosas y Jesús no encaja en lo que ellos piensan y esperan; es precisamente lo que desconcierta de Dios: está mucho más cerca de lo que imaginamos, pero cuando tenemos demasiados prejuicios montados, Dios se escapa a ellos; es por eso por lo que tantas veces no entendemos, pues las cosas ocurren de la forma más sencilla y entendemos que Dios no puede estar tan al alcance de la gente.

Esto hizo que Jesús no pudiera hacer ningún milagro entre su gente, pues estaban cerrados a la novedad de Dios y les hizo que se revolvieran en contra de Jesús.

En los tiempos que vivimos puede ocurrirnos exactamente igual, pues también tenemos esquemas preconcebidos que son los que imponen el valor de las cosas y hasta la misma fuerza de la verdad: hoy se dice que lo que no está en los medios de comunicación no existe y, de hecho, una cosa solo adquiere veracidad y crédito el momento que es dicha desde la televisión, por tanto, cualquiera que no tiene acceso a estos medios lo tiene todo perdido, no se acepta aquello que se presenta de una forma sencilla y al alcance de todos y esperamos que Dios se manifieste de forma espectacular.

Hoy estamos incapacitados para ver el paso de Dios por nuestra historia, no sabemos reconocer a los profetas y, como en el tiempo de Jesús, andamos buscando y esperando cosas extraordinarias o alguien que nos venga de fuera, pues no aceptamos la verdad que nos puede venir del que vive a mi lado todos los días y pasa desapercibido.  

Es mucho más fantástico y creíble lo que nos presenta la televisión que aceptar y ver el rastro de Dios en la persona anciana que vive pensando en compartir lo poco que tiene con sus hijos que los tiene en el paro.

 

 

DOMINGO XIII DEL TIEMPO ORDINARIO -B-



Lectura del libro de la Sabiduría 1, 13‑15; 2, 23‑24

La muerte entró en el mundo por la envidia del diablo

 

Dios no hizo la muerte ni goza destruyendo a los vivientes.

Todo lo creó para que subsistiera; las criaturas del mundo son saludables:

no hay en ellas veneno de muerte, ni el abismo impera en la tierra. Porque la justicia es inmortal.

Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser;

pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo,

y los de su partido pasarán por ella.

Palabra de Dios.

 

DESTRUIR LA IMAGEN DE DIOS   

 

              Alguien, en un momento. Se excusaba diciendo que él no tenía la culpa de que el diablo hubiera ganado la batalla y dejara al ser humano indefenso a merced de sus debilidades… “¿Si Dios tenía poder para hacer y deshacer, por qué dejó que el diablo le dañara su obra?”

Y se quedaba tan tranquilo con esta justificación para hacer el disparate en el que estaba metido.

Esta misma justificación podemos aplicarla a cada momento a todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Como quien suelta el bulto y se sacude las manos diciendo que no es culpable de nada. Esto sería una explicación muy simplista de los hechos cuando no tiene consistencia alguna.

Efectivamente, el hombre fue hecho a imagen de Dios y lo adornó de la libertad, de la inteligencia, de una voluntad y una gran capacidad para decidir en su vida y sobre su persona… por eso el hombre es capaz de amar, de odiar, de ser justo o injusto, de decir la verdad o la mentira etc.

Vivir es optar por caminar a semejanza de Dios, que fue su proyecto original para el hombre y para lo que Dios lo capacitó, pero en su libertad, el hombre de todos los tiempos pudo optar por enfrentarse a Dios y lo hizo, y lo sigue haciendo, prefiriendo la muerte a la vida, la mentira y la corrupción a la verdad y la alegría; la injusticia y el atropello a la justicia, el respeto a la dignidad de la persona y la fraternidad.

Dios no crea el caos, la muerte y el desorden, sino todo lo contrario, porque quiere que el hombre sea feliz, pero el hombre piensa distinto y sus planes no son los de Dios; es más, quiere suplantar a Dios y el resultado es la desgracia, la angustia, el desorden, la infelicidad… Si quitamos la vida, el resultado es la muerte; si quitamos el amor… el resultado es el odio; si quitamos la verdad… el resultado es la mentira; si quitamos la justicia… el resultado es la injusticia y el atropello… Si quitamos a Dios… el resultado es la destrucción del hombre y su reducción a un simple animal peligroso

 

 

Salmo responsorial Sal 29, 2 y 4. 5‑6.11 y 12a y 13b

 

R/.  Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

 

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado

y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.

Señor, sacaste mi vida del abismo,

me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R/.

R/.  Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

 

Tañed para el Señor, fieles suyos,

dad gracias a su nombre santo;

su cólera dura un instante;

su bondad, de por vida;

al atardecer nos visita el llanto;

por la mañana, el júbilo. R/.

R/.  Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

 

Escucha, Señor, y ten piedad de mí;

Señor, socórreme.

Cambiaste mi luto en danzas.

Señor, Dios mío,

te daré gracias por siempre. R/.

R/.  Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

 

  

SEGUNDA LECTURA

 

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo los Corintios 8, 7. 9. 13‑15

Vuestra abundancia remedia la falta que tienen los hermanos pobres

 

            Hermanos:

            Ya que sobresalís en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y en el cariño que nos tenéis, distinguíos también ahora por vuestra generosidad.

            Porque ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza.

            Pues no se trata de aliviar a otros, pasando vosotros estrecheces; se trata de igualar. En el momento actual, vuestra abundancia remedia la falta que ellos tienen; y un día, la abundancia de ellos remediará vuestra falta; así habrá igualdad.

            Es lo que dice la Escritura: “Al que recogía mucho no le sobraba; y al que recogía poco no le faltaba.”

Palabra de Dios.

 

 

LLAMADA A IGUALAR   

 

            S. Pablo se dirige a los corintios en quienes reconoce  una gran cantidad de cosas interesantes, un nivel cultural y de progreso extraordinario… pero al mismo tiempo se están dando una serie de contrastes que no tienen explicación pues frente a tanto progreso la injusticia, la desigualdad no encuentran coherencia y ellos no pueden quedarse impasibles, como si fuera algo que no les compitiera, entonces les reta a que afronten y resuelvan esa contradicción que se está dando y eso solo se resuelva con la generosidad y con la solidaridad y para ello invita a mirar a Jesucristo: “siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza”  e invitó a hacer un mundo más equilibrado donde no haya unos que nadan en la abundancia y otros mueren en la miseria, invitando a que la abundancia de unos ayude a remediar la carencia de otros.

            Pablo deja además, bien claro que no se trata de vestir un santo desvistiendo otro: “no se trata de aliviar a otros, pasando vosotros estrecheces”, sino de igualar, de no permitir que nadie viva faltándole lo indispensable para vivir con dignidad y de acuerdo a sus condiciones mientras otros les sobra y no saben qué hacer con lo que tienen.

            La sociedad griega del momento, como la nuestra de la actualidad, mantenía unos desequilibrios impresionantes, porque había decidido quitar del horizonte a la persona y poner la riqueza, el lujo y el bienestar, lógicamente, cuando esto ocurre, la persona queda como instrumento al servicio de la riqueza y no la riqueza al servicio de la dignidad de la persona.

            La recomendación de S. Pablo tiene una resonancia especial en nuestros días y en nuestro ambiente en donde unos, a costillas del encarecimiento de muchos se están engordando hasta no poder más mientras otros no saben qué hacer para poder subsistir. Y lo mismo que en aquel momento Pablo llama la atención a los corintios diciéndoles que no pueden permanecer ajenos a la realidad, hoy vale la amonestación a la iglesia que no puede replegarse y esconderse en la sacristía como están queriendo que haga desde hace ya mucho tiempo.

 

 

 

Aleluya -  2Tm 1, 10

Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte

y sacó a la luz la vida, por medio del Evangelio.

 

EVANGELIO



 

Lectura del santo evangelio según san Marcos 5, 21‑43
Contigo hablo, niña, levántate


            En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:

-“Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.”

Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba.

            Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos, y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría.

            Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando:

-“¿Quién me ha tocado el manto?”

            Los discípulos le contestaron:

-“Ves como te apretuja la gente y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”

            Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. Él le dijo:

-“Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.”

            Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:

-“Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?”

Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:

-“No temas; basta que tengas fe.”

No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo:

-“¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta está dormida.”

Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo:

-“Talitha qumi” (que significa: Contigo hablo, niña, levántate).

La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones.

Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Palabra del Señor.

 

 

SOLTAR AMARRAS Y FIARSE DE JESÚS  

 

Jairo es el jefe de la sinagoga; el hecho de que se acercara a Jesús ya era un signo de su alejamiento de la sinagoga y a todo lo que pertenece a ese mundo y se ha abierto a otra dimensión. No es normal que siendo el jefe de la sinagoga se acerque a Jesús creyendo que puede darle la vida a su hija, cuando el dios que él predica no le hace caso.

            Estando con Jesús vienen a decirle que deje de molestar al maestro, pues su hija ya ha muerto, pero Jairo se queda al lado de Jesús y acepta que venga a su casa y escucha la palabra de Jesús: “No temas; basta que tengas fe.”

            Desde este momento Jairo ha comenzado su acercamiento a Jesús, en el mismo momento que ha comenzado a desprenderse de la sinagoga y acepta que la muerte no es el final y la destrucción, sino un sueño, era así como encajaban los primeros cristianos la muerte, pues sabían que se despertarían de ese sueño (resetearían) y es ese el nombre que le dan al “cementerio (=dormitorio)

            En cambio, la gente que lo rodeaba, se comenzaron a burlar el momento que dijo Jesús que la niña dormía, pues ellos creían que había llegado su final irreversible y por eso los echa fuera, pues es imposible establecer un diálogo con quien está cerrado en sus esquemas.

            Es curioso ver que los tres discípulos que acompañan a Jesús: Pedro, Santiago y Juan, son los mismos que están presentes en el momento de la transfiguración y en el huerto en donde Jesús habla con Elías y Moisés de su muerte y en el huerto Jesús habla al Padre de su muerte y en ambos sitios, los discípulos se duermen, pues de la misma manera que el resto de judíos no acaban de encajar que la muerte lleve a la resurrección, por eso detalla en el texto: “se quedaron viendo visiones”, pues Jesús quería que se dieran cuenta que Dios no es un Dios de muertos, sino de vida. Y les dice que no digan nada porque ve que todavía no acaban de entender y van a transmitir un mensaje errado.

            Al detenernos en el personaje de Jairo no podemos evitar la tentación de pensar en tantos dirigentes de la iglesia apegados a tantas cosas que les impiden ver la presencia de Cristo y del Espíritu que les grita invitándoles a dejar posiciones y estructuras caducas y sin sentido y acercarse a Jesús que vuelve a repetir: no tengas miedo ““No temas; basta que tengas fe.”

 

 

 

DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO –B-


 


 

Lectura del libro de Job 38, 1. 8‑11

Aquí se romperá la arrogancia de tus olas

 

El Señor habló a Job desde la tormenta: -“¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando salía impetuoso del seno materno, cuando le puse nubes por mantillas y nieblas por pañales, cuando le impuse un límite con puertas y cerrojos, y le dije: "Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas?"

Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 

UN DIOS INABARCABLE  

 

            El pasaje de Job que nos trae la liturgia coge la imagen del MAR que es el símbolo de la fuerza irresistible e incontrolable de la naturaleza contra la que el hombre se siente perdido e impotente, porque es el símbolo de un gran misterio imposible de controlar; es algo aterrador para el hombre pues supera todas las fuerzas y cálculos.

            Cuando Job y sus amigos piensan pedirle explicaciones a Dios, Él les contesta haciéndoles caer en la cuenta de lo absurdo de su postura y de su atrevimiento: ¿Quiénes son ellos para pedirle cuentas a Dios? Para que se den cuenta les hace ver que Él, no solo controla el mar y el universo entero, sino que ha sido Él quien le ha dado toda esa fuerza y ha puesto las cosas donde están y como están, dándoles sus leyes. Él está por encima de todo lo que existe.

            No tiene sentido, pues, el que nos arrodillemos, ni vivamos asustados ante las fuerzas naturales, dándoles culto como si fueran dioses, cuando el creador, dueño y señor de todas es nuestro Padre y protector.

            La respuesta de Dios a Job ante el hecho del dolor y el sufrimiento que deja al hombre indefenso, es totalmente contraria a lo que el hombre intuye: que Dios lo abandona a su suerte y lo deja a merced del mal que domina el mundo.

            Lo que ocurre es que el hombre (Job) como criatura limitada, no puede llegar a comprender la grandeza e inmensidad de Dios, por lo que nos lleva a la conclusión de que el hombre no puede esperar de la ciencia la respuesta total al misterio de la vida, sino que la respuesta total está en Dios, expresada en la muerte y resurrección de Jesús.

 

 

Salmo responsorial Sal 106, 23‑24. 25‑26. 28‑29. 30‑31 (R/.: 1)

 

R/.  Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.

Entraron en naves por el mar,

comerciando por las aguas inmensas.

Contemplaron las obras de Dios,

sus maravillas en el océano. R/.

R/.  Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.

 

Él habló y levantó un viento tormentoso,

que alzaba las olas a lo alto;

subían al cielo, bajaban al abismo,

el estómago revuelto por el mareo. R/.

R/.  Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.

 

Pero gritaron al Señor en su angustia,

y los arrancó de la tribulación.

Apaciguó la tormenta en suave brisa,

y enmudecieron las olas del mar. R/.

R/.  Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.

 

Se alegraron de aquella bonanza,

y él los condujo al ansiado puerto.

Den gracias al Señor por su misericordia,

por las maravillas que hace con los hombres. R/.

R/.  Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.

 

 

SEGUNDA LECTURA

 

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5, 14‑17

Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado

 

Hermanos:

Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron.

Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó  por ellos.

Por tanto, no valoramos a nadie según la carne.

Si alguna vez juzgamos a Cristo según la carne, ahora ya no.

El que es de Cristo es una criatura nueva.

Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.

Palabra de Dios

 

REFLEXIÓN

 

CAMBIAR ESQUEMAS  

 

            S. Pablo escribe a los corintios ante el ambiente que viven y que les empuja a dejarse llevar y perder el verdadero sentido de la vida, para que entiendan que el único y verdadero sentido de todo está en Jesús muerto y resucitado, que es lo único definitivo que nos presenta el futuro supremo al que estamos orientados y llamados y en lo que encuentra su sentido pleno nuestra vida y toda la historia.

            No podemos vivir entretenidos en cosas secundarias y pasajeras, que al final nos dejan en el vacío y en la nada.

            Por eso, es absurdo el que valoremos a las personas o a las cosas con criterios humanos, con la lógica de los intereses creados, pues ya sabemos cuál es el motor que los mueve; es necesario, pues, cambiar los criterios y la manera de vivir y valorar el mundo y las personas.

 

Palabra de Dios.

Aleluya Lc 7, 16

Un gran Profeta ha surgido entre nosotros.

Dios ha visitado a su pueblo.

 

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo evangelio según san Marcos 4, 35‑40

)Quién es éste? (Hasta el viento y las aguas le obedecen!

 

Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:

-“Vamos a la otra orilla.”

Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole:

-“Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?”

Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago:

-“¡Silencio, cállate!”

El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo:

-“¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?”

Se quedaron espantados y se decían unos a otros:

-“¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen¡”

Palabra del Señor.

 

 

REFLEXIÓN

 

NOS INVADIÓ EL MIEDO   

 

No podemos dejar pasar por alto los ecos que producen las expresiones del pasaje de S. Marcos:

-el “mar” (símbolo de la fuerza incontrolable; del mal que ataca sin piedad)

-la “barca” (la comunidad pequeña que vive zarandeada por esa fuerza)

-“La otra orilla” (la iglesia misionera que sale de sí misma y va al mundo paganizado)

-La noche que cae (la perdida de la fe y del sentido de la vida y de la lucha)

            Todos estos detalles hay que aplicarlos a lo que S. Marcos quiere hacer: tiene que dirigirse a una comunidad zarandeada por problemas fuertes que la ponen en peligro; la fuerza del mal es superior a sus fuerzas que flaquean y pierden la confianza en ellos mismos y en Jesús. La barca hace agua por todas partes y sienten que aquello va a la deriva y no son capaces de controlarlo. El sentimiento que existe es que Dios se ha olvidado de ellos y ahí se encuentran nadando contra corriente en medio de un auténtico vendaval. Están en la barca pero no sienten que Cristo esté presente: la noche se echa encima y se está perdiendo la luz de la fe. El momento es crítico.

            La actitud, en cambio de Jesús es de absoluta tranquilidad: duerme allí cerca de donde va el timón de la barca. Cuando se despierta observa cómo están todos nerviosos y asustados; han perdido la paz y la confianza no solo en Él, sino en ellos mismos y hasta le reprochan que esté tranquilo.

            La respuesta de Jesús es fulminante: -“¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?”.

            Es imposible sustraerse a iluminar el momento actual con la narración que nos hace hoy el evangelio, pues podríamos hacer una versión actualizada del momento y de la situación: vivimos en un mundo dominado por el miedo y hemos perdido la confianza en todo y en todos; vivimos en un mundo en el que no parece que viva Jesús resucitado y el miedo se nos mete en los huesos: miedo a la contaminación, miedo a las enfermedades producidas por la industria farmacéutica, miedo por el sistema que te paraliza hasta para disponer de lo que legítimamente te pertenece, miedo a salir a la calle pues la delincuencia vive a sus anchas, miedo a confiarte a alguien, miedo a salir a la carretera pues te vigilan por todas partes, miedo al control ab soluto al que estamos sometidos…Y miedo últimamente hasta de confesar la fe en Jesucristo, pues te puedes jugar tu presente y tu futuro.

            Aquí suenan con una potencia impresionante las palabras de Jesús: “¿Por qué sois tan cobardes?”

            La iglesia tiene que perder el miedo que nos tiene paralizados y nos impide avanzar caminando, dar respuestas coherentes al mundo que vivimos, amar y dejarnos amar; tenemos demasiadas cosas que perder en las que hemos centrado nuestros intereses y nos hemos olvidado de lo que Pablo le recordaba a los corintios: el único sentido de la vida está en Jesucristo muerto y resucitado.