DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO -B-




PIMERA LECTURA

 Lectura del libro de los Números 11, 25‑29
¿Estás celoso de mi? ¡Ojalá todo el pueblo fuera profeta!

En aquellos días, el Señor bajó en la nube, habló con Moisés y, apartando algo del espíritu que poseía, se lo pasó a los setenta ancianos. Al posarse sobre ellos el espíritu, se pusieron a profetizar en seguida.
Habían quedado en el campamento dos del grupo, llamados Eldad y Medad. Aunque estaban en la lista, no habían acudido a la tienda. Pero el espíritu se posó sobre ellos, y se pusieron a profetizar en el campamento.
Un muchacho corrió a contárselo a Moisés:
-  “Eldad y Medad están profetizando en el campamento.”
Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino:
-“Señor mío, Moisés, prohíbeselo.”
Moisés le respondió:
-“¿Estás celoso de mí? ¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor!”
Palabra de Dios.

 
REFLEXIÓN

 
“LA PREOCUPACIÓN POR LO OFICIAL”  

El capítulo 11 del libro de los Números nos cuenta las etapas que va atravesando el pueblo en su marcha por el desierto; las cosas se van complicando y a Moisés le faltan manos y pies para atender a todo el pueblo y surge la necesidad de delegar funciones, de ir responsabilizando a la gente y de esa manera hacer que el pueblo participe en la misma misión que tiene Moisés.
Es interesante no perder de vista las circunstancias por las que va atravesando el pueblo, en concreto el momento que nos presenta es crítico: llevan varios meses comiendo el “maná” y ya les provoca hastío, tienen el peligro de recordar las ollas de ajos y cebollas de Egipto que aunque no fuera comida de lujo, la tenían en abundancia.
Moisés se encuentra en un grave aprieto: ¿cómo hacer para cambiar el menú y dónde encontrar otra cosa y evitar de esa manera que el pueblo se venga abajo y no sienta añoranza de Egipto?
Delante solo tienen desierto, detrás está Egipto con abundancia de bienes, sin responsabilidad porque tendrían que ser esclavos; hacia adelante tienen una promesa de una tierra que han de conquistar y tendrán la libertad y una vida digna, pero esto les supondrá esfuerzo, lucha sacrificio…
Yahvé monta en cólera contra el pueblo y Moisés hace una bellísima oración de intercesión pidiéndole a Dios que comprenda la situación y la respuesta de Dios es el que todos se impliquen y se dejen de estar siempre esperando que se lo den todo hecho, de esa manera, la dirección, la orientación y la concientización del pueblo era obligación de todos
Y el Espíritu del Señor se derrama no solo sobre Moisés, sino sobre todo el pueblo y cada uno se encuentra en capacidad para “ser profeta”: cualquier persona del pueblo que entienda las cosas puede ser “catequista” de sus hermanos y está autorizado para hacerlo sin que necesariamente hubiera recibido el envío oficial por parte de la autoridad.
Ese fue el caso de Eldad y Medad: ellos no habían estado en la tienda el momento del reparto de la misión, pero estaban realizándola cuando Josué los encuentra “catequizando” y se lo quiere impedir porque no han recibido el mandato de la autoridad, menos mal que Moisés no cayó en la misma trampa que caen hoy tantos que invalidan toda iniciativa que no nace de la autoridad competente o es aprobada por ella y Moisés le reprende: «ojalá todo el pueblo fuera profeta», ojalá cada uno del pueblo asumiera su misión y se convirtiera en apoyo y no en piedra de tropiezo o escándalo para sus hermanos. Josué aparece más preocupado en mantener la imagen de la autoridad establecida que el espíritu de solidaridad del pueblo. Es la gran lección que hoy la iglesia entera: jerarquía y pueblo debería plantearse, porque con mucha frecuencia nos ubicamos en la situación de Josué y nos aferramos a la oficialidad antes que a Jesucristo.

 
Salmo responsorial Sal 18, 8. 10.12‑13.14 (R/.: 9a)

R/.  Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R/.
R/.  Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.
R/.  Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.

Aunque tu siervo vigila para guardarlos con cuidado,
)quién conoce sus faltas?
Absuélveme de lo que se me oculta. R/.
R/.  Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.

Preserva a tu siervo de la arrogancia,
para que no me domine:
así quedaré libre e inocente
del gran pecado. R/.
R/.  Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.

 

SEGUNDA LECTURA

 Lectura de la carta del apóstol Santiago 5, 1‑6
Vuestra riqueza está corrompida

Ahora, vosotros, los ricos, llorad y lamentaos por las desgracias que os han tocado.
Vuestra riqueza está corrompida y vuestros vestidos están apolillados. Vuestro oro y vuestra plata están herrumbrados, y esa herrumbre será un testimonio contra vosotros y devorará vuestra carne como el fuego.
¡Habéis amontonado riqueza, precisamente ahora, en el tiempo final!
El jornal defraudado a los obreros que han cosechado vuestros campos está clamando contra vosotros; y los gritos de los segadores han llegado hasta el oído del Señor de los ejércitos.
Habéis vivido en este mundo con lujo y entregados al placer. Os habéis cebado para el día de la matanza. Condenasteis y matasteis al justo; él no os resiste.
Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 
“CEBADOS PARA LA MATANZA” 

             La primera lectura y el evangelio de hoy nos presentan una actitud que es equivocada con respecto al Reino de Dios: creer que para construirlo es necesario estar etiquetado y todo lo que no se haga bajo la etiqueta no es válido. Tanto Moisés, como Jesús dejan bien claro que el reino de Dios está por encima de cualquier interés o cualquier denominación.
            El apóstol Santiago presenta precisamente la otra cara del problema: el que no entiende que pueda haber otro reino que no sea el del dinero y el del poder por el que está permitido hacer y atropellar lo que sea y a quien se presente porque no hay otra realidad posible ni válida: vivir amontonando riquezas defraudando y robando a los pobres, reteniendo y rebajando el jornal a los obreros, viviendo con lujo y entregados al placer… mientras a su lado están viendo cómo la gente cae en la cuneta de la vida sin posibilidades de levantarse.
            También éstos entienden que o estás en su “club” o eres un don nadie, a quien no merece la pena echar.
            Ellos están convencidos que sin ellos no se puede hacer nada y si algo se intenta, harán lo posible por tirarlo por tierra y desprestigiarlo.
            Efectivamente, no es éste el “club” de Jesús ni aceptó entrar en él, fueron ellos los que se lo liquidaron y siguen haciéndolo porque no creen que haya alguien que tenga derecho a vivir si no es de los suyos; la sentencia del apóstol Santiago es fortísima: “Os habéis cebado para el día de la matanza”, pues su destino es la muerte y el desprecio del universo entero.

 
Aleluya cf. Jn 17, 17b. a
Tu palabra, Señor, es verdad; conságranos en la verdad.

 EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos     9, 38‑43. 45. 47‑48
El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Si tu mano te hace caer, córtatela

 En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús:
-“Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.”
Jesús respondió:
-“No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.
Y, además, el que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga.
Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno.
Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.”
Palabra del Señor.
 

REFLEXIÓN

 
“EL REINO DE DIOS NO ES PROPIEDAD  PRIVADA”  

     Ante la lectura del texto del evangelio de Marcos que nos trae la liturgia de hoy, es imposible sustraerse al recuerdo de tantos momentos en nuestra vida eclesial en los que vemos reflejada la misma postura de los apóstoles frente a quienes sintieron la llamada del Señor a su manera y van haciendo el bien a todo el que encuentran y le orientan hacia Dios mejor, incluso, que los que tienen el “mandato y el envío oficial”.
Estoy pensando en algún sacerdote que entra en su parroquia y despide a catequistas, a personas que siempre estuvieron prestando su servicio con un cariño enorme a la iglesia, de una forma completamente desinteresada;  llega él y barre todo lo que había porque, según él, las cosas tienen que cambiar, o no le gusta la forma cómo se viene haciendo y deja decepcionada y hundida a un montón de gente desautorizando y despreciando el camino que una comunidad ha venido haciendo durante mucho tiempo.
Este es el eterno problema de los grupos e instituciones religiosas, políticas, sociales… que se llegan a creer los dueños de la verdad y se levantan con el monopolio de la salvación: o estás en sus filas o eres un proscrito.
Nos cuesta aceptar que el Reino de Dios no es de nadie, sino de Dios y en la tarea de su construcción nadie tiene la exclusiva, es más: el entender que esta tarea es la máxima aspiración del ser humano, es un don que no todo el mundo ve; los apóstoles tampoco lo acabaron de entender y no comprendían que la pertenencia al grupo de Jesús no fue como consecuencia de un concurso de méritos, sino que el mismo Jesús los invitó y los llamó aun sabiendo que no eran ni los mejores ni lo más representativo de la sociedad del momento.
Con frecuencia nos parecemos mucho a Juan y al resto de los apóstoles: nos ponemos celosos cuando vemos que otros lo hacen hasta mejor que nosotros y pensamos que lo que da el sello de calidad es la pertenencia al grupo y no la llamada que Dios hace a todo hombre a obrar el bien y a vivir amando.
Lo que nos va a hacer reconocibles delante de Dios no va a ser  el sello de pertenencia, sino la práctica del amor, de la justicia y de la verdad, hasta el punto que llegará el momento –según palabras de Jesús- en que llegarán diciendo: “Si nosotros hemos hecho hasta milagros en tu nombre, hemos comido y bebido en tu mesa… y Él responderá: marchaos, no os conozco”
Un peligro enorme que siempre acecha es el de convertirse en una comunidad excluyente al estar muy preocupados de la pureza doctrinal, por acentuar la autoridad, por definirnos para que cada cosa esté en su sitio… En definitiva no es más que la lucha por salvaguardar el poder establecido a lo que se le da el “tinte” de salvaguardar los “derechos de Dios”
Con esta excusa, encontramos en la historia multitud de grandes creyentes y seguidores de Jesús que han quedado excluidos y han sido perseguidos y vilipendiados, solo porque son de esta o de la otra tendencia que no cuadra con la del “Josué” o del “Juan” de turno que se creen los poseedores de la verdad y hacer sufrir a la iglesia y escandalizar a todos aquellos pequeños que no alcanzan a comprender muchas cosas dentro de la iglesia.

 

DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO -B-



PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de la Sabiduría 2, 12. 17‑20
Lo condenaremos a muerte ignominiosa

Se dijeron los impíos:
“Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: se opone a nuestras acciones,
nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada;
veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida.
Si es el justo hijo de Dios, lo auxiliará y lo librará del poder de sus enemigos;
lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia;
lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues dice que hay quien se ocupa de él.”
Palabra de Dios.
 

REFLEXIÓN
 

“SABIDURÍA DEL MUNDO vs. SABIDURÍA DE DIOS”      

 
            El pasaje del libro de la sabiduría que nos ofrece hoy la liturgia, nos pinta un cuadro de una realidad que tiene una actualidad enorme:  se trata del hombre o de la mujer que deciden vivir de acuerdo a la justicia y ponen la verdad como bandera de sus vidas, eso supone aceptar la lucha como norma de su existencia, pues el MAL no va a dejar  de asediarlo/a; este “Mal” estará manifestado en mil formas: desde el envidioso que no soporta su presencia, hasta el amigo que se aprovecha de su bondad.
            Po otro lado, es interesante que el texto nos presente la sabiduría con la imagen del hombre justo y honrado, que pone su vida en conexión con la practica de la justicia y de la verdad y, no lo hace, en cambio, con los que llevan a rajatabla la pureza de los ritos, con lo que puede aparecer como una persona piadosa y cumplidora de lo establecido en la liturgia.
            El hombre sabio es aquel que conforma su vida con la justicia y sus obras son el mejor de los ejemplos del cumplimiento de la voluntad de Dios; esto, ciertamente le va a llevar a un constante conflicto en la vida, pues los necios, que tienen conformada su vida con la mentira, la injusticia, el engaño, el robo, la extorsión, la corrupción … no soportarán de ninguna manera su presencia ni su palabra, siempre serán la peor denuncia que el corrupto encuentre  y por eso los odia y se lanzará contra ellos.
            El que opta por el camino de la justicia, pronto se dará cuenta que una de las cosas que le acompañarán, junto con la adversidad, va a ser la soledad: pocas personas se encontrará que apuesten  por lo mismo con él y se sienta apoyado, por eso verá que no tiene más apoyo ni refugio que el de Dios, que es en quien se apoya y se sostiene.
            Cuando leemos esto y concluimos proclamándolo como “Palabra de Dios”, no queda más remedio que traspasarlo a la vida normal que llevamos, en la que funcionamos completamente al margen y, en muchísimos casos, encarnando, incluso, la imagen del “necio” y no la del “sabio”; siendo en nuestra actuación, no el que sufre, sino el que persigue, y luego nos vamos al “culto” donde tapamos con unos ritos una vida y una actitud que dista mucho de la verdad y de la sabiduría de Dios. Y es que optamos por la sabiduría del mundo y no por la de Dios.
 

Salmo responsorial Sal 53, 3‑4. 5. 6 y 8     

R/.  El Señor sostiene mi vida.

Oh Dios, sálvame por tu nombre,
sal por mí con tu poder.
Oh Dios, escucha mi súplica,
atiende a mis palabras. R/.
R/.  El Señor sostiene mi vida.

Porque unos insolentes se alzan contra mí,
y hombres violentos me persiguen a muerte,
sin tener presente a Dios. R/.
R/.  El Señor sostiene mi vida.

Pero Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.
Te ofreceré un sacrificio voluntario,
dando gracias a tu nombre, que es bueno. R/.
R/.  El Señor sostiene mi vida.
 

SEGUNDA LECTURA
 

Lectura de la carta del apóstol Santiago 3, 16-4, 3
Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia

Queridos hermanos:
Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males.
La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera.
Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia.
¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis, ardéis en envidia y no alcanzáis nada; os combatís y os hacéis la guerra.
No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para dar satisfacción a vuestras pasiones.
Palabra de Dios.
 

REFLEXIÓN

 
¿POR QUIÉN APOSTAMOS? 
 

            Santiago se hace eco de la tradición y le deja resonancia para la comunidad, cuando surgen conflictos dentro de ella: “La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera”
            Cuando  es ésta la sabiduría que distingue a los componentes de una comunidad, automáticamente se nota, pues la justicia, la verdad, la fraternidad… no dan jamás como resultado la división, el chisme, la discordia, las preferencias y las disputas.
            Cuando surgen conflictos en la comunidad, suelen tener siempre una causa que los promueve y los sostiene y la gran mayoría de las veces suele ser la ambición, movida muchas veces por la codicia y la avaricia y, otras, es el deseo de sobresalir por encima de los demás.
            Este descontrol de los instintos, lleva muchas veces a considerar a los otros, no como mis hermanos a quienes debo ayudar a sostenerse, sino mis enemigos a quienes tengo que aplastar. Estas personas se convierten en jueces justicieros e implacables que harían lo imposible por eliminar a todo el que no los deje ser el centro y les apoye en satisfacer su ambición.
            Lo peor de todo esto, es que, cuando miramos a la sociedad que nos rodea, nos encontramos que éste es el ideal de vida que se proclama y se difunde como una de las metas de grandeza de la persona, que se establece como ideal de vida y termina proclamando su perniciosidad, cuando lo vemos que, incluso, es aceptado y asumido dentro de la comunidad cristiana por personas que se llaman cristianas y hasta se sienten orgullosas de serlo; no digamos ya, cuando hasta son dirigentes de la comunidad                                                       
            Hoy Santiago, nos invita a que proyectemos la luz del evangelio sobre la realidad de nuestra vida, para ver que es lo que la mueve, si es la sabiduría de Dios o es la del mundo.
 

Aleluya cf. 2Ts 2, 14

Dios nos llamó por medio del Evangelio,
para que sea nuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
 

EVANGELIO 

Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 30‑37
EL Hijo del hombre va a ser entregado. Quien quiera ser el primero, que sea el servidor de todos

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía:
-“EL Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.”
Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó:
-“¿De qué discutíais por el camino?”
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
-“Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.”
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
-“El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.”
Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN
 

“EL PELIGRO DE EQUIVOCARSE    

 
            En un momento, los apóstoles andan haciéndose sus planes ante lo que Jesús viene presentando: el proyecto del Reino de Dios, pero ellos, se ve que entienden el reino al estilo de los reinos de este mundo, en los que el poder hace que los hombres se sientan superiores a los demás y cometan abusos.
            Jesús deja bien claro que esa es una dirección equivocada del camino que han escogido, si alguien va por ahí, está completamente equivocado y no va a encontrar lo que busca, sino todo lo contrario, entonces les aclara las ideas y les desmonta los esquemas que tienen en sus cabezas.
Para que lo entiendan, coge a un niño, que en la sociedad y en la cultura en la que viven es lo más desprotegido e indefenso: es dependiente de sus padres y no tiene capacidad ni fuerza para ir a la guerra ni tomar ninguna determinación, su vida está en manos de sus padres o de sus cuidadores, es la imagen más perfecta del débil y del necesitado.
Para que les quede claro, coge a un niño, lo coloca en el centro del grupo y les indica que quien no se haga como uno de estos niños, cuya fuerza y seguridad, solo la ponga en Dios Padre y ande buscando grandezas por otro lado, queda claro que no entrará en el Reino de los cielos, por tanto, ya pueden olvidarse de todo lo que vienen planeando, es más, si buscan grandezas en este mundo, lo que les espera es la muerte y el sufrimiento
El tema no es ninguna tontería, es más, Jesús se confiesa y se identifica en el lugar de los niños, es decir: al lado de los pobres, de los indefensos, de los que no tienen derechos y andan desheredados y despreciados, de los que no tienen más fuerza que la del Padre Dios, Él ha asumido la vida de estos indefensos como la suya propia, por eso llegó a decir que todo lo que hicieran con uno de ellos, era a Él a quien se lo hacían. 
Lógicamente, esto daba al traste con todos los esquemas que los apóstoles tenían y que eran los que mantenía la sociedad. Y, ciertamente, sigue dando al traste con los que tenemos hoy montado y sigue poniendo en tela de juicio al sistema que hemos implantado, en el que solo los de arriba, los “grandes”, son los que “pintan” y cuyos intereses han de salir siempre a flote, mientras el resto, es como si no existiera. Jesús viene a decir que éste no es su camino y, quien ande por ahí, está equivocado. Es urgente que la iglesia entera y cada creyente en particular, retomemos el camino y nos planteemos por dónde andamos.

 

 

 

DOMINGO -XXIV- DEL TIEMPO ORDINARIO -B-



PRIMERA LECTURA

 Lectura del libro de Isaías 50, 5‑9ª
Ofrecí la espalda a los que me apaleaban

 El Señor me abrió el oído;
yo no resistí ni me eché atrás:
ofrecí la espalda a los que me apaleaban,
las mejillas a los que mesaban mi barba;
no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos.
El Señor me ayuda,
por eso no sentía los ultrajes;
por eso endurecí el rostro como pedernal,
sabiendo que no quedaría defraudado.
Tengo cerca a mi defensor,
¿quién pleiteará contra mí?
Comparezcamos juntos.
¿Quién tiene algo contra mí?
Que se me acerque.
Mirad, el Señor me ayuda,
¿quién me condenará?
Palabra de Dios.

 
REFLEXIÓN


“FIDELIDAD A DIOS, FIDELIDAD AL HOMBRE”   

            El texto que nos presenta hoy la liturgia pertenece a la sección del “Tercer Canto del Siervo de Yahvé”  (Is. 50,4-11) Sabemos que es una figura extraña que utiliza Isaías que no se sabe exactamente a quién se refiere: ¿es un profeta, es el pueblo…?
            Lo que aparece con toda claridad es que se trata de un “discípulo fiel” dispuesto a  escuchar a aprender y asumir lo que se le pida.
            Su disponibilidad es total y sabe perfectamente que la misión que se le encomiendo no es nada fácil y le va a acarrear insultos, golpes, desprecio y marginación, pero tiene la completa seguridad de que el que lo envía y lo sostiene no lo va a dejar en la estacada, sino que está a su lado y no va a permitir que sus enemigos se salgan con la suya.
            Esta seguridad en Yahvé le da ánimos incluso para desafiar a los enemigos, sabiendo que lo van a machacar: “Tengo cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos. ¿Quién tiene algo contra mí? Que se me acerque”.
            Tiene la certeza de que cualquier intento de ataque contra Dios está llamado al fracaso, pues Dios es el testigo y garante de la verdad y de la inocencia.
            Isaías lanza su mensaje al pueblo en una situación crítica para reforzar la confianza: solo la vuelta a Dios y el ponerse en sus manos es lo único que los puede salvar y eso no puede fallar, por más fuerte que se presente el enemigo.
            Indudablemente el mensaje tiene un eco formidable en nuestros días y en la situación que estamos viviendo donde se ha intentado por todos los medios borrar a Dios del horizonte del hombre, pero a la vuelta de los años y de las conclusiones a las que estamos asistiendo, nos damos cuenta que lo que se ha hecho es destrozar al hombre y no hay otro asidero que restituya la dignidad sino Dios, Él no falla y con Él, la fuerza del enemigo se revuelve contra él mismo.

 Salmo responsorial Sal 114, 1‑2. 3‑4. 5‑6. 8‑9

R/.  Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.

Amo al Señor, porque escucha mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí el día que lo invoco. R/.
R/.  Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.

Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
“Señor, salva mi vida.” R/.
R/.  Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.

EL Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó R/.
R/.  Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.

Arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida. R/.
R/.  Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.

 
SEGUNDA LECTURA

 Lectura de la carta del apóstol Santiago 2, 14‑18
La fe, si no tiene obras, está muerta

¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar?
Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos del alimento diario, y que uno de vosotros les dice: “Dios os ampare; abrigaos y llenaos el estómago”, y no les dais lo necesario para el cuerpo; ¿ de qué sirve?
Esto pasa con la fe: si no tiene obras, por sí sola está muerta.
Alguno dirá: “Tú tienes fe, y yo tengo obras. Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las obras, te probaré mi fe.”
Palabra de Dios.

 
REFLEXIÓN

 
“OBRAS SON AMORES Y NO BUENAS RAZONES”    

            Uno de los grandes peligros que nos acechan constantemente y que se han venido dando a través de los siglos, es el de hacer apartados en la persona: una cosa es el trabajo, otra la vida privada; una cosa es la vivencia de la fe y otra la vida relacional con la gente… y así, vemos a un individuo que es de una forma en un sitio y de otra manera en otro, hasta el punto que el individuo que nos encontramos en la iglesia, no se parece en nada al que nos encontramos en el trabajo, o en la vida social, o en los negocios.
            Ciertamente, eso no se puede admitir, por mucho que haya muchas teorías que lo sostienen, porque la unidad del individuo, es indivisible y es el mismo en todas partes.
            Santiago sale al frente de este peligro, que puede desviarse y llevarnos a permitir una concepción errónea del mismo S. Pablo, sobre su doctrina de la fe y las obras, cuando sostiene que solo la fe salva, y es verdad, puesto que la salvación es un regalo de Dios, que no ha estado condicionado por nuestras obras, pero también es cierto que, aquel que se siente regalado con la salvación, sus obras se ponen en conexión con ese regalo y responde con el mismo amor que se le ha tenido, lo cual está ya indicando que se ha aceptado la salvación que se le ha dado.
            De ahí que, Santiago plantee su teoría sobre la coherencia: una fe que no se manifiesta con obras, no es fe, está vacía, no sirve para nada.
            Alguien puede argumentar que su interior no puede ser juzgado y que, solo Dios  lo conoce; por supuesto, nadie nos vamos a convertir en jueces del interior de nadie, pero –siguiendo el consejo de Jesús- de un interior bueno, es imposible que salgan obras malas y lo mismo al contrario. No juzgamos el interior de nadie, sino las obras externas que presentamos y que, son las que dicen lo que verdaderamente hay dentro y somos.
            Es muy bueno que leamos con frecuencia esta catequesis que nos da Santiago, ya que tenemos el peligro constante de llenarnos de palabras grandilocuentes, mientras nuestra actuación deja mucho que desear.

 
Aleluya Gal. 6,14
Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz del Señor,
en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo.

 
EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 8, 27‑35
Tú eres el Mesías... El Hijo del hombre tiene que padecer mucho

 En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesárea de Felipe; por el camino, preguntó a sus discípulos:
-“¿Quién dice la gente que soy yo?”
Ellos le contestaron:
-“Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas.”
EL les preguntó:
-“Y vosotros, ¿quién decís que soy?”
Pedro le contestó:
-“*Tú eres el Mesías.”
É1 les prohibió terminantemente decírselo a nadie.
Y empezó a instruirlos:
-“EL Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días.”
Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro:
-“¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!”
Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo:
-“EL que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará.”
Palabra del Señor.

 
REFLEXIÓN

 
 “FE Y CREENCIA”    

             Con frecuencia confundimos  “Creer” con “Tener FE” y son dos cosas que no están necesariamente unidas:
            CREER puede ser un acto intelectual por el que yo creo en algo, en la existencia de algo que me han dicho o que yo mismo he constatado o imagino, pero que no quita ni pone nada a mi vida. En este sentido podemos decir que todo el mundo es creyente y cada uno tiene sus  “dioses” en los que cree y a los que  da culto a su manera; “dioses” que representa en miles de formas: desde la de un balon  de futbol con su templo que es el estadio , a un billete de 500 € con su templo que es un banco. Podemos poner bastantes más “dioses” en los que se cree y a los que se rinde culto y se pone la vida a su disposición, entre los que se puede encontrar muchísimas formas de la religiosidad popular, cuya creencia se centra en una imagen o en un “santón”, del tipo que sea.
            LA FE significa el encuentro con una PERSONA (Jesucristo) que ha llenado mi vida y me ha transformado hasta el punto que confío en Él, me fío de Él, hago mios sus presupuestos, acepto sus propuestas porque las considero mías, su palabra se convierte en mi razón de vivir y en la respuesta de mi vida. SU proyecto de vida se convierte en mi proyecto hasta el punto que se puede llegar a decir aquello de S. Pablo: “No soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mi”
            Lógicamente, una actitud de FE, no está regida por normas, por cumplimientos, por ritos, por…
La FE  verdadera transforma la vida y la adecua a Jesucristo y a su causa; por eso, cuando nos preguntan por Jesucristo, no se trata de  la respuesta que demos diciendo lo que pensamos con las palabras, sino lo que realmente tiene de peso en nuestras obras.
            Solo se me ocurre una pregunta para que nos las respondamos a nivel individual: Si Jesús nos preguntara hoy: ¿Qué pinto yo en tu vida cuando haces tus decisiones?. Nos daremos cuenta que puede ocurrir que seamos “creyentes” pero que no tenemos fe alguna.

 

 

 

 

DOMINGO -XXIII- DEL TIEMPO ORDINARIO -B-




 

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 35, 4‑7ª
Los oídos del sordo se abrirán, la lengua del mudo cantará

Decid a los cobardes de corazón:
*Sed fuertes, no temáis.
Mirad a vuestro Dios que trae el desquite, viene en persona, resarcirá y os salvará+
Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará.
Porque han brotado aguas en el desierto, torrentes en la estepa; el páramo será un estanque, lo reseco un manantial.
Palabra de Dios.

 REFLEXIÓN
 

“LA INSENSATEZ DE LOS POBRES”    

            El profeta Isaías contempla su pueblo y la ruina a la que ha sido abocado por parte de los dirigentes, que han gobernado de forma nefasta y se han estado aprovechando y saqueando al pueblo, mientras que, por otro lado, han estado haciendo pactos y alianzas con potencias extranjeras que, al final, no han conseguido sino hundir al pueblo.
            En la mentalidad de Israel, la ley que funciona es la del talión (ojo por ojo y diente por diente) y según ella, Dios que es justo, ha de vengar esta situación y ha de  pedir cuentas a los culpables que pagarán hasta el último centavo de todo lo que han hecho.
            El profeta anuncia no solo el desquite y el castigo para los opresores y los que han hundido al pueblo, sino la promesa del levantamiento por parte de Dios de la situación, haciendo que el pueblo llegue al esplendor, ante la vista de todos los opresores, con lo que les ha de  castigar dejando al descubierto su ineptitud, su codicia y su maldad.
            Cuando leemos esto e intentamos proyectarlo sobre nuestra realidad, es imposible dejar de verlo reflejado en la situación en que estamos viviendo, en la que vemos cómo unos cuantos no se conforman ni permiten que los demás levanten cabeza y, a base de apretarles el cuello, los van dejando asfixiados hasta que no puedan quedar fuerzas, que les permitan tutearse como iguales.
            La imagen es más deprimente aun cuando vemos que se hacen estas cosas entre países que, teóricamente, se llaman “hermanos”, que pertenecen a un mismo “club” y tienen unos mismos intereses. Los opresores se ponen de acuerdo para apretar y estrujar a los débiles y éstos, son tan estúpidos que, en lugar de unirse y hacerse uno, se dividen entre ellos, se aplastan y se dejan machacar por los grandes, poniéndose a su servicio.

 
Salmo responsorial Sal 145, 7. 8‑9a. 9bc‑10 (R/.:1)

R/. Alaba, alma mía, al Señor.

Que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.
R/. Alaba, alma mía, al Señor.

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R/.
R/. Alaba, alma mía, al Señor.

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
 El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.
R/. Alaba, alma mía, al Señor.
 

SEGUNDA LECTURA


Lectura de la carta del apóstol Santiago 2, 1‑5
)Acaso no ha elegido Dios a los pobres para hacerlos herederos del reino?

Hermanos míos:
No juntéis la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con el favoritismo.
Por ejemplo: llegan dos hombres a la reunión litúrgica. Uno va bien vestido y hasta con anillos en los dedos; el otro es un pobre andrajoso.
Veis al bien vestido y le decís: *Por favor, siéntate aquí, en el puesto reservado.+ Al pobre, en cambio: *Estate ahí de pie o siéntate en el suelo.+
Si hacéis eso, )no sois inconsecuentes y juzgáis con criterios malos?
Queridos hermanos, escuchad: )Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que lo aman?
Palabra de Dios.

 
REFLEXIÓN

 
“SER CAPACES DE DEFINIRSE”    

             Algo que repugna en toda lógica y que es motivo de descrédito e imposibilita creer en una palabra es la poca coherencia entre lo que se dice y lo que se practica. Santiago insiste a la comunidad que adecuen sus vidas a la fe que han recibido, a la transformación que Cristo ha realizado con nosotros.
            En el pasaje de hoy vuelve a insistir en lo mismo: aquello que confesamos y que creemos, necesariamente tiene que generar en nosotros una forma de actuar, que será lo que certifique la veracidad de lo que decimos: estamos diciendo y sosteniendo que Jesús nos invita a que nos pongamos siempre al lado del más desvalido, porque es así como Dios  Padre hace y quiere que hagamos y es así como lo hizo Cristo y, en cambio: “Veis al bien vestido y le decís: *Por favor, siéntate aquí, en el puesto reservado.+ Al pobre, en cambio: *Estate ahí de pie o siéntate en el suelo.+
            Esa forma de actuar rompe toda la coherencia y pone en duda todo lo que estamos confesando y diciendo. Eso no fue lo que enseñó, exigió Cristo a los suyos y eso no fue la forma de actuar que Él llevó.
            El favoritismo, el oportunismo, la contemporización con los poderes establecidos… no es la forma que Cristo dejó como norma de actuación, ni es tampoco signo de prudencia que evita problemas, sino que más bien lleva consigo escándalos y decepciones que rompen las expectativas de verdad que se habían levantado.
            Los creyentes en Jesús, y de una forma especial los que se dedican a la política y al servicio del pueblo, deberíamos tener esto bien claro y ser consecuentes con lo que confesamos, para que en todas partes y por dónde andemos, cualquiera pueda saber dónde nos encontramos y dónde estamos posicionados.
 

Aleluya Mt. , 23
Jesús proclamaba el Evangelio del reino, curando las dolencias del pueblo.


EVANGELIO

 
Lectura del santo evangelio según san Marcos 7, 31‑37
Hace oír a los sordos y hablar a los mudos

 En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos.
Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo:
-“Effetá”, esto es: “Ábrete.”
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad.
É1 les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían:
-“Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.”
Palabra del Señor.

 
REFLEXIÓN


“¡Effetá!”    

            El mundo en que vivimos, cargado de egoísmo, en el que se cultiva por todas partes el individualismo, en donde se imponen ciertas modas y ciertos cánones de belleza y de relación social, de tal forma que, si no entras dentro de ellos, no tienes nada qué decir y, lo que digas no va a ser escuchado, es decir: hay una sordera y una incapacidad de comunicación establecida como parte del sistema, que lleva a marginar a las personas y a convertirlas en verdaderos mudos
            Podemos detenernos en algunos sectores de la población o en formas de comunicación que se están cultivando: niños y jóvenes que pasan gran parte del día sentados en el ordenador y, desde él, se relacionan con sus amigos y con el mundo, luego, cuando salen a la calle, tienen miedo a abrir la boca. a expresarse, a relacionarse con la gente; es curioso ver que pueden pasar horas whatsapeando y cuando se encuentran con ese amigo/a, con el/a que hablan, no tienen nada qué decirse, el lenguaje que utilizan es insultante y en el  mismo momento del encuentro, siguen comunicándose con otros a través del móvil (celular), con lo que estamos viendo que se ha roto el encuentro personal, la relación con la persona… de hecho estamos asistiendo a verdaderos engaños, en donde se encuentran personas que,  a través de internet, conocen a una persona que idealizan y luego resulta otra cosa.
            No digamos ya los complejos que se arrastran y que impiden a la persona expresarse, al no responder a los cánones de belleza que hay establecidos y que los imponen los dueños de la moda, con unas medidas determinadas, o los que impone la sociedad de consumo, de forma que, como no estés en la onda, te quedas absolutamente en la calle, sin relevancia alguna y sin que nadie te escuche.
            Jesús viene hoy y se acerca a cada uno de nosotros para decirnos que nadie nos puede callar, que no puede haber ninguna moda, ni ningún esquema, que destruya al ser humano, que es lo más grande y lo más importante que existe.
            Hoy nos dice “Effetá”, ábrete, rompe las cadenas, los esquemas que te tienen amarrados y siéntete querido por Dios, como el ser más importante y único que existe.
            Hoy nos encontramos un sistema que nos dice que nos “callemos”: es decir: que no nos abramos, que no confiemos en nadie, que no nos comprometamos con nada, ni con nadie y todos nos metemos en esta especie de “batidora del temor y la desconfianza” y esto es el peor de los males de una sociedad que nos impide crecer, pues nos apartamos de la trayectoria de la vida, en la que no participamos  activamente y nos impide vivir con alegría y contemplar la belleza del ser humano, ya que lo consideramos como nuestro peor enemigo