De andar por casa.
Todos
tenemos alguien con quien tenemos más confianza y con quien compartimos las
experiencias más íntimas, son esos amigos que están por encima incluso de la
sangre, son más que los hermanos. Los momentos especiales de la vida de Jesús
quiso siempre compartirlos con ellos, lo vemos en todo el evangelio.
EVANGELIO
✠ Lectura del santo Evangelio según san Marcos. Mc 9,
2-10
Este es mi Hijo, el amado
EN aquel tiempo, Jesús
tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, subió aparte con ellos solos a un
monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un
blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.
Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres
tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
No sabía qué decir, pues estaban asustados.
Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube:
«Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo».
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con
ellos.
Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían
visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de
entre los muertos.
Palabra del Señor.
1)
ha empezado a proclamar su mensaje, a presentar un rostro nuevo de Dios Padre…
pero no quiere que esto se quede en palabras que se lleva el viento, en ideas
abstractas que lo único que pueden hacer es montar una ideología, por eso,
2)
busca un grupo de amigos con quienes llevar a cabo la vivencia de este reino
que predica, de forma que puedan experimentar que no es algo irrealizable y
3)
Les muestra cuál es el final de esto que han comenzado. Les pidió que quedara
entre ellos lo que acababan de vivir para que no fuera malinterpretado, pero
que tuvieran la seguridad del camino que habían iniciado.