DOMINGO -II- DE PASCUA -A-

PRIMERA LECTURA


Lectura de los Hechos de los Apóstoles 2, 42‑47
Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común

Los hermanos eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones.
Todo el mundo estaba impresionado por los muchos prodigios y signos que los apóstoles hacían en Jerusalén. Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno. A diario acudían al templo todos unidos, celebraban la fracción del pan en las casas y comían juntos alabando a Dios con alegría y de todo corazón; eran bien vistos de todo el pueblo y día tras día el Señor iba agregando al grupo los que se iban salvando.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

NOTAS QUE CARACTERIZAN A LA COMUNIDAD CRISTIANA

S. Lucas, da las claves para reconocer una verdadera comunidad cristiana, ya que existe el peligro de que confundamos las cosas y pretendamos colgarle el nombre de “Comunidad Cristiana” a cualquier otra agrupación, por el simple hecho de que se reúnen y comparten un ideal: pero eso se puede hacer en una peña de futbol, en una cooperativa o los accionistas de una empresa.
Lucas deja bien claro cuáles son las notas que distinguen a una verdadera comunidad cristiana de cualquier otra asociación: “Los hermanos eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones.”
“en escuchar la enseñanza de los apóstoles”: la comunidad cristiana es apostólica, es decir: se deja guiar por aquellos que han vivido al lado de Jesús y han recibido la llamada directamente de Él a ser transmisores de su mensaje y no es otro cualquiera que llega y dice lo que se le antoja y cree que es lo que conviene en el momento y en las circunstancias.
“en la vida común”, En una comunidad cristiana se comparten los bienes y la vida, no se puede uno cerrar a la vida de los hermanos y dejar que  lo pasen mal, mientras yo tengo en abundancia, hasta para derrochar y despilfarrar; por eso, hay que plantearse si es cristiano el apoyar ciertos sistemas y posturas, que permiten el atropello, la injusticia, el robo y el que hayan 5 millones de personas paradas mientras otras que no sepan dónde gastarse ya los millones que han podido quedarse a costa de los empobrecidos..
“en la fracción del pan”: ¡Pues sí! Suenan como un eco las palabras de Jesús: “Si no coméis mi cuerpo y no bebéis mi sangre, no tendréis vida en vosotros”. La Eucaristía se convierte en el espacio privilegiado de celebración, de encuentro, de vivencia, de expresión  de todo esto que venimos diciendo y, no podemos decir eso que ha quedado como la muletilla: “soy cristiano, pero yo no voy a misa, no practico”. Quien vive la fe en Jesús Resucitado, necesariamente ha de sentir la necesidad de celebrar con sus hermanos aquello que vive. Lo que ocurre es que si no vivo, es lógico que no sienta necesidad de celebrar
“en las oraciones”. La comunidad cristiana, es la comunidad de hermanos que se encuentran con su Padre, y se relacionan con Él desde el corazón. La oración en común es el momento de encuentro de Dios con su familia y de ésta con Él. No se concibe una comunidad cristiana que no ore junta, y el momento cumbre de encuentro, es justamente la EUCARISTÍA.

Salmo responsorial Sal 117, 2‑4. 13‑15. 22‑24


V/. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. (o, Aleluya)

R/. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

V/. Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia.

R/. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

V/. Empujaban y empujaban para derribarme, pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía, él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria en las tiendas de los justos.

R/. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

V/. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.
Este es el día en que actuó el Señor; sea nuestra alegría y nuestro gozo.

R/. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

 SEGUNDA LECTURA

 Lectura de la primera carta del Apóstol San Pedro 1, 3‑9
Por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo.
La fuerza de Dios os custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final.
Alegraos de ello, aunque de momento tengáis que sufrir un poco, en pruebas diversas: así la comprobación de vuestra fe —de más precio que el oro que, aunque perecedero, lo aquilatan a fuego llegará a ser alabanza y gloria y honor cuando se manifieste Jesucristo nuestro Señor.
No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis; no lo veis, y creéis en él; y os alegráis con un gozo inefable y transfigurado, alcanzando así la meta de vuestra fe: vuestra propia salvación.
Palabra de Dios

 REFLEXIÓN

“JESÚS RESUCITADO, REFERENTE OBLIGADO”

            La comunidad atraviesa momentos duros y difíciles, eso ha sido nota característica que ha marcado siempre a todas las comunidades cristianas y esas dificultades, han venido muchas veces desde fuera, por parte del mundo en el que viven, pero también se generan desde dentro, al estar compuestas por gente de toda índole, que tiene una visión de la vida, de la historia y de los acontecimientos muy distinta unos de otros. La comunidad necesita un referente seguro y éste es Jesucristo Resucitado.
            Cuando la comunidad pierde este referente, se pierde y se confunde con el mundo, entra en conflicto, pierde el sentido y la visión del futuro, cerrándosele el horizonte y cayendo en el absurdo.
            La fuerza y la credibilidad la adquiere en la vivencia de la fe en Jesús, eso es como el crisol que le da consistencia y hace que su vida se convierta en signo visible y vivo del mismo Jesús Resucitado.
            Pero de la misma manera: si la comunidad se aparta de las pautas que Jesús ha marcado, puede llegar a ser el peor obstáculo para que la gente pueda  encontrarse con Jesús y, en consecuencia, pierde su sentido y su misión en la tierra, convirtiéndose en el peor antisigno  del reino que podamos imaginar.


Aleluya Jn. 20, 29


Aleluya, aleluya.
Porque me has visto, Tomás, has creído
dice el Señor.
Paz a vosotros.
Dichosos los que creen sin haber visto.
Aleluya.
  

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Juan 20, 19‑31
A los ocho días llegó Jesús

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
—Paz a vosotros.
Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
—Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Y dicho esto exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
—Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.
Tomás, uno de los doce, llamado El Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
—Hemos visto al Señor.
Pero él los contesto:
Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.
A los ocho días estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
—Paz a vosotros.
Luego dijo a Tomás:
—Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
Contestó Tomás:
— ¡Señor mío y Dios mío!
Jesús le dijo:
— ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su Nombre.
Palabra del Señor



REFLEXIÓN

"JESÚS RESUCITADO, MOTOR DE LA IGLESIA"
Nos cuenta textualmente el evangelio de S. Juan que “estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: “Paz a vosotros.”
La descripción que hace S. Juan es extraordinaria y dibuja a la perfección la situación de muchas comunidades actuales: Jesús ha desaparecido y los discípulos se llenan de miedo, la inseguridad es tremenda, se cierran en  su grupo y pierden todos los horizontes. Hay un solo problema:  Jesús no está con ellos y, cuando vuelve, todo cambia radicalmente, se pierden todos los miedos, todo se llena de luz, de entusiasmo; todo recupera vida, se sienten liberados y enviados a ser testigos de la misma paz que Él ha traído y, sienten que no están solos, que Jesús está en medio de ellos, dando sentido a todo lo que se hace, siendo el motor que lo impulsa todo: “Recibid el Espíritu: como el Padre me ha enviado os envío yo…”
Cuando Cristo vive en una comunidad, Él es el centro, el motor, el sentido… y en torno a Él gira todo y todos, no hay más que un centro al que miran todos, empezando por el párroco, hasta el último llegado a la comunidad, y nadie se siente cabeza de nada ni imprescindible, porque solo hay una cabeza: Cristo.
Es la imagen perfecta de muchas comunidades que han perdido a Jesucristo y se han cerrado en su liturgia, en sus novenas, en sus devociones, en sus rezos… cuando abren los ojos, todo lo ven tenebroso, lleno de enemigos que atentan contra la seguridad de lo establecido, y ponen en tela de juicio la “verdad”.
Una comunidad así: cerrada, está llena de miedos y prejuicios, no soporta el que algo salga mal y no se acepta el riesgo de que alguien, que no sea el especialista, aprenda y, mientras tanto, se equivoque en algunas cosas, por ejemplo en la liturgia; las normas se ponen por encima de la persona, y se crea un problema gravísimo el momento en que alguien rompe lo establecido.
Son las comunidades en las que el sacerdote es el hombre orquesta que ha de dirigirla y, al mismo tiempo, ha de tocar todos los instrumentos, porque no acepta que alguien pueda realizar algo, si es que no lo hace como él y, como manda la “regla”; pero al mismo tiempo, es la comunidad que se inhibe y todo lo deja en manos de su presbítero, por miedo a que se haga algo que a él no le guste… Y así podríamos ir presentando el panorama de aquellos cristianaos, que viven atemorizados de que las cosas no vayan como está establecido en la ley, y no dejan que la vida  corra y se exprese.
Se teme reconocer a Cristo que vive en el corazón de cada creyente y, lógicamente, si no sentimos su presencia, si no le dejamos un espacio para que se exprese, nuestras comunidades jamás podrán ser  el espacio privilegiado que establece Jesús para encontrarlo; todo quedará centrado en el párroco, en el superior de la casa religiosa, en el obispo, y no será el amor y la alegría las que dirijan las relaciones, sino el miedo y la “obediencia” oficial, las que establecen las relaciones.
Todo esto que indicamos, podemos verlo reflejado en la sensación, cada vez mayor, de la gente que se retira de la iglesia, porque ve que allí no cuenta su vida para nada; la liturgia está vacía, aunque los ritos estén ejecutados a la perfección, es decir: cuando no es Jesús quien mueve la comunidad, todo es miedo cerrazón y muerte.
          

DOMINGO -I- DE PASCUA -A-


MISA DEL DÍA DE PASCUA


PRIMERA LECTURA

 Lectura de los Hechos de los Apóstoles 10, 34a. 37‑43
Nosotros hemos comido y bebido con él, después de su resurrección
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
—Hermanos: Vosotros conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con él.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección.
Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.
Palabra de Dios.

 REFLEXIÓN


“COHERENCIA DEL MENSAJE”
            Jesús viene en un momento crítico: las expectativas mesiánicas eran enormes, la situación de Israel es caótica e inaguantable por el despotismo de sus dirigentes políticos y religiosos, la corrupción ha minado todas las estructuras... se desea y necesita un cambio radical y se espera por todas partes un líder que asuma toda la esperanza y deseos del pueblo. Jesús aparece como el que concentra en si todas las cualidades que desea el pueblo y un grupo de “deseosos” del cambio se le une y lo anima.
            Sin embargo, hay algo que no cuadra con lo que ellos esperaban: Jesús no es el político lleno de avaricia y ávido de poder, sino todo lo contrario: es el hombre lleno de ternura, de comprensión, cercano, dialogante y sensible a todo el dolor de su pueblo... Esto no encaja con los resentimientos ancestrales, con la ley del talión, con el orgullo del pueblo elegido. La experiencia que tienen de vida a su lado es otra que llegan a explicarse, pues claramente ven que Él no va por ahí; sienten que Dios estaba con Él, y ese Dios-amor le hace realizar el bien a manos llenas, es lo que han vivido a su lado, es lo que han visto y aprendido y es lo único de lo que pueden hablar. Lo “otro” , lo que ellos esperaban, no tiene relación con lo que han vivido y han visto: “Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén...” y lo que han visto ha sido que “ pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con él.”
De otra cosa no pueden hablar y dan testimonio de lo que han vivido a su lado. Este es justamente el gran problema de la iglesia y de la gran mayoría de cristianos: tenemos muy poco de qué hablar de Jesús y, en cambio, mucho de leyes, de intereses, de economía, de poderes, de títulos, de cargos, de “cosas” de las que Él nunca quiso saber y mientras no vivamos la experiencia del amor y de la verdad hechas justicia y sea esa la realidad que llena nuestras vidas, el  mensaje que daremos no tendrá que ver nada con Jesucristo y, por tanto, no nos podremos quejar de cómo nos vaya.

Salmo responsorial  Sal 117, 1‑ 2. 16ab‑17. 22‑23


V/. Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo. (o, Aleluya)

R/. Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

V/. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.

R/. Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

V/. La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor.

R/. Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

V/. La piedra que desecharon los arquitectos, es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.

R/. Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.
  
SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses 3, 1‑4.
 Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo
Hermanos:
Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria. 
Palabra De Dios

REFLEXION

VIVIR EN COHERENCIA

Para Pablo hay algo que base y fundamento de todo: Dios ha tomado la naturaleza humana, la ha rescatado y la ha hecho suya, ya no hay posibilidad de pensar de otra forma, ha cambiado radicalmente todo: somos una raza nueva nacida de una raíz nueva que es Cristo, por pura lógica los nacidos de esa raíz dan los frutos de su naturaleza, y es incomprensible que se dé otra cosa o que haya otras aspiraciones, sería como algo que va en contra de la naturaleza: “aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.”
Esta reflexión que S. Pablo  desarrolla con una lógica aplastante es lo que constantemente no tiene en jaque, pues intentamos por todas partes coger el camino de en medio y querer demostrar que lo blanco es negro y viceversa, dándose muchísimas ves la gran paradoja de estar diciendo una cosa y haciendo completamente lo contrario; lógicamente, la credibilidad del mensaje la ponemos en peligro ya que el mensajero, con su vida, demuestra que no cree en lo que dice.


Secuencia


Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla
y, muerto el que es Vida,
triunfante se levanta.

¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?
—A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,


los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
Amén. Aleluya.



Aleluya 1 Cor 5, 7b‑8ª   ( Si no se canta, puede omitirse)

Aleluya Aleluya.
Ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así pues, celebremos la Pascua. Aleluya.

EVANGELIO

 Lectura del santo Evangelio según San Juan 20, 1‑9.
 El había de resucitar de entre los muertos
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien quería Jesús, y les dijo:
—Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo: pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: Vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

BUSCANDO ENTRE LOS MUERTOS
           
Al leer el evangelio de hoy podemos observar algo curioso: María Magdalena, al amanecer, va al sepulcro para quedarse llorando ante el recuerdo de Jesús que ha terminado encerrado en aquella roca; después Simón Pedro y el otro discípulo van también corriendo al sepulcro buscando en la muerte el sentido y la respuesta de la vida. Es muy parecido a lo que hacemos todos: miramos atrás, a los que ya pasaron, a lo que dijeron e hicieron para afianzar y justificar lo que hacemos.
            Es curioso ver en este sentido toda la trayectoria de las cofradías de pasión y de gloria en estos días pasados de la semana santa: constantemente no hacen otra cosa que mirar hacia atrás, a lo que otros hicieron, a la fecha de sus estatutos  y vemos el gran trabajo que cuesta renovar  cualquier cosa para que puedan ser una verdadera catequesis actualizada. La misma cosa ocurre en grupos especializados de la iglesia: la constitución de ellos pesa más que el Espíritu y la vida que Cristo Resucitado las ha dado y, no digamos ya a niveles más altos de leyes y normas que se dieron en el tiempo para responder a situaciones concretas, vemos como se quedan  grabadas como en roca imposibles de mover.
            Era así como estaba estructurado todo cuando vino Jesús y Él quiso decir que el Espíritu de Dios está vivo y que la vida no se puede encasillar y cuando lo vivimos con toda su frescura viene a resultar una fuente de ilusión y de esperanza.
            Esto no lo pudieron soportar los autores y gestores de la muerte que lo tienen todo inmovilizado y sus esquemas están escritos en lápidas de mármol.
            El hecho de la resurrección es la gran noticia que desde el mismo principio se ha venido proclamando y ha revolucionado el mundo: que la muerte ha sido vencida, que el hombre  no está llamado a morir y que su final no es un sepulcro; que los que quieren imponer la muerte y establecer diferencia en el mundo entre los hombres, no tienen otra salida que su misma muerte.
            La resurrección es un poner boca arriba todo lo que tiene establecido el sistema de marginación, de explotación, de cerrazón, de opresión, de estrechamiento y angustia de muerte. Lo que Dios hace con Jesús es el grito en contra de todos los crucificadotes y vasallos de la muerte y la proclamación universal de que los despreciados de su sistema son glorificados, que la muerte no es el final del hombre, que nadie está solo en este mundo y que sus quejas no quedan en el vacío, que todo el que es maltratado tiene un defensor que ha de hacer justicia, cuando las cosas ya no tienen vuelta atrás.
            Ese Dios que ha resucitado a Jesús es también nuestro Padre y no es indiferente al dolor, a la explotación, al atropello que se hace a sus hijos y nuestras lágrimas le duelen como algo suyo.
            Ese Dios que ha resucitado a Jesús, está muy cerca dando fuerza y consolando al hijo que se vio afectado por la enfermedad, por la desgracia, por el dolor de cualquier tipo para que no se venga abajo.
            Ese Dios no está para condenar y castigar a nadie, sino para abrazarle y perdonarle cualquier metedura de pata que pueda ocurrirle en la vida… Por eso, la resurrección es la gran fiesta de los cristianos, es lo que hace que levantemos la cabeza ante cualquier dificultad o contratiempo, ante cualquier atropello que sufrimos. La resurrección de Jesús se convierte para todos nosotros en nuestro horizonte de triunfo




DOMINGO DE RAMOS -A-



EVANGELIO    Para la procesión de las palmas.

 Lectura del santo Evangelio según San Marcos 11, 1‑10.

 Se acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, junto al Monte de los Olivos, y Jesús mandó a dos de sus discípulos, diciéndoles:
—Id a la aldea de enfrente, y en cuanto entréis, encontraréis un borrico atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta por qué lo hacéis, contestadle: El Señor lo necesita, y lo devolverá pronto.
Fueron y encontraron el borrico en la calle atado a una puerta; y lo soltaron. Algunos de los presentes les preguntaron:
—¿Por qué tenéis que desatar el borrico?
Ellos le contestaron como había dicho Jesús; y se lo permitieron.
Llevaron el borrico, le echaron encima los mantos, y Jesús se montó. Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante y detrás, gritaban: —Viva, bendito el que viene en nombre del Señor.
Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David.
¡Viva el Altísimo!
La Misa de este Domingo consta de tres lecturas, las cuales se recomiendan encarecidamente, a no ser que alguna razón pastoral aconseje lo contrario.
Teniendo en cuenta la importancia de la lectura de la Historia de la Pasión del Señor, le está permitido al sacerdote, que conoce la naturaleza de cada asamblea de fieles, leer una sola lectura antes del Evangelio, o, si es necesario, leer solamente la Pasión del Señor, incluso en su forma más breve. Todo esto únicamente se puede hacer en las Misas con pueblo.

 MISA

 

PRIMERA LECTURA

 Lectura del Profeta Isaías 50, 4‑7.
       En aquellos días dijo Isaías:
Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado,  para saber decir al abatido una palabra de  aliento.
Cada mañana me espabila el oído, para  que escuche como los iniciados.
El Señor Dios me ha abierto el oído; y yo no me he  rebelado ni me he echado atrás.
Ofrecí la espalda a los que me golpeaban,  la mejilla a los que mesaban mi barba.
No oculté el rostro a insultos y salivazos.
Mi Señor me ayudaba, por eso no quedaba confundido;  por eso ofrecí el rostro como pedernal, y sé que no  quedaré avergonzado.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN
“OTRO GALLO NOS CANTARÍA”
         El profeta siente que es portador de una misión; es algo que le sobrepasa, tiene que aprender a manejar la palabra para que esté adecuada a la verdad y pueda ser el instrumento útil que Dios utiliza sin problema, por eso se pone como base la actitud de escucha atenta: Cada mañana me espabila el oído, para  que escuche como los iniciados”. Es que no se trata tanto de hablar o gritar, sino de escuchar y hacerse testigo vivo de esa escucha,  actitud que viene a resultar como una disponibilidad total y por eso presta su persona para lo que se le necesite: “Ofrecí la espalda a los que me golpeaban,  la mejilla a los que mesaban mi barba”
            La visión de Isaías queda perfectamente recogida en la actitud de Jesús cuya vida fue hacer justamente lo que el Padre quiere y por eso, Él se convierte en el sacramento vivo del Padre.
            La traducción de esta actitud hoy, por parte de la iglesia y de cada cristiano en particular, traería, indiscutiblemente, la presencia viva del reino al mundo. Y no digamos ya si es que, aquellos que ostentan un cargo, tuvieran esa actitud de escucha a la Verdad, a la Justicia, a la Paz, como servidores de estos valores para el pueblo. Veríamos con toda claridad que es posible un mundo nuevo, una nueva forma de hacer las cosas y de vivir con dignidad
            Jesús se presenta hoy como el gran referente de esta nueva realidad, pero lo que no estamos seguros es de que nosotros, al sacarlo hoy a las calles de nuestras ciudades, sea esto lo que vamos proclamando y lo que estamos dispuestos a apoyar. “Otro gallo nos cataría”
           
 Salmo responsorial     Sal  21,  8-9.  17-18a.  19-20.  23-24

V/. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
R/. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
V/. Al verme se burlan de mí, hacen  visajes, menean la cabeza: «Acudió al Señor, que lo ponga a  salvo; que lo libre si tanto lo  quiere.»
R/. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
V/. Me acorrala una jauría de mastines, me  cerca una banda de malhechores: me taladran las manos y los pies,  puedo contar mis huesos.
R/. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? 
V/. Se reparten mi ropa, echan a suertes mi túnica. Pero tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.
R/. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
V/. Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré. Fieles del Señor, alabadlo, linaje de Jacob, glorificadlo, temedlo, linaje de Israel.
R/. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

 SEGUNDA LECTURA

 Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses 2, 6‑11.
       Hermanos:
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo,
y le concedió el «Nombre‑sobre‑todo‑nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
—en el Cielo, en la Tierra, en el Abismo—,
y toda lengua proclame:
«¡Jesucristo es Señor!», para gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios

 REFLEXIÓN

“LA TENTACIÓN DE LA EFECTIVIDAD”

       La actitud de Cristo frente a la pasión, es algo que ha dejado marcada a la comunidad
cristiana:se despojó de su rango, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de
tantos”; esto es algo que sobrepasa todos los esquemas, pero cuando lo pensamos 
despacio, vemos que es lo único que nos hace sentirnos queridos, acogidos, 
comprendidos... ¿qué hubiéramos sentido frente a un “super-dios” que arrasa con su 
poder y deja atónito a todo elmundo, incluso a los más poderosos? ¿Dónde hubiera 
quedado el Dios AMOR que nos habíavenido mostrando Jesús? ¿Qué posibilidades nos 
hubiera dejado de seguirlo, sino el miedo yel terror a ser destruidos?
     Dios se pone a la altura del hombre a quien viene a salvar para que el hombre se 
implique en su propia salvación y sienta que no está solo y que no es imposible lo que 
Dios le pide
      
Versículo antes del Evangelio

Cristo por nosotros se sometió incluso a la muerte, 
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo,
y le concedió  el «Nombre‑sobre‑todo‑nombre».

 EVANGELIO

 Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Marcos 14,  1-15, 47
[Faltaban dos días para la Pascua y los Azimos. Los sumos  sacerdotes y los letrados pretendían prender a Jesús a traición y  darle muerte. Pero decían:
S. —No durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo.
C. Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, el leproso,  sentado a la mesa, llegó una mujer con un frasco de perfume muy  caro, de nardo puro; quebró el frasco y se lo derramó en la cabeza.  Algunos comentaban indignados:
S. —¿A qué viene este derroche de perfume? Se podía haber  vendido por más de trescientos denarios para dárselo a los pobres.
C. Y regañaban a la mujer. Pero Jesús replicó:
+ —Dejadla, ¿por qué la molestáis? Lo que ha hecho conmigo está  bien. Porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros y podéis  socorrerlos cuando queráis; pero a mí no me tenéis siempre. Ella ha  hecho lo que podía: se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para  la sepultura. Os aseguro que, en cualquier parte del mundo donde se  proclame el Evangelio, se recordará también lo que ha hecho ésta.
C. Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos  sacerdotes para entregarles a Jesús. Al oírlo, se alegraron y le  prometieron dinero. El andaba buscando ocasión propicia para  entregarlo.
El primer día de los ázimos, cuando se sacrificaba el cordero  pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: 
S. —¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua ?
C. —El envió a dos discípulos diciéndoles:
+—Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, y en la casa en que entre, decidle al dueño: «El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?»
Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena.
C. Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Al atardecer fue él con los Doce. Estando a la mesa comiendo dijo Jesús :
+—Os aseguro, que uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo.
C. —Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro :
S. ¿Seré yo?
C. Respondió :
+—Uno de los Doce, el que está mojando en la misma fuente que yo. El Hijo del Hombre se va, como está escrito; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre!; ¡más le valdría no haber nacido!
C. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:
+ —Tomad, esto es mi cuerpo.
C. Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y todos bebieron.
Y les dijo:
+ —Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro, que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el Reino de Dios.
C. Después de cantar el salmo, salieron para el Monte de los Olivos. Jesús les dijo:
 +—Todos vais a caer, como está escrito: «Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas.»
Pero cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea.
C. Pedro replicó :
S. Aunque todos caigan, yo no.
C. Jesús le contestó:
 +—Te aseguro, que tú hoy, esta noche, antes que el gallo cante dos  veces, me habrás negado tres.
C. Pero él insistía:
S. Aunque tenga que morir contigo, no te negaré.
C. Y los demás decían lo mismo.
C. Fueron a una finca, que llaman Getsemaní y dijo a sus  discípulos :
 +—Sentaos aquí mientras voy a orar.
C. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir terror y  angustia, y les dijo:
+—Me muero de tristeza: quedaos aquí velando.
C. Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si  era posible, se alejase de él aquella hora; y dijo:
+‑¡Abba! (Padre): tú lo puedes todo, aparta de mí ese cáliz. Pero  no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.
C. Volvió, y al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:
+‑Simón ¿duermes?, ¿no has podido velar ni una hora? Velad y  orad, para no caer en la tentación; el espíritu es decidido, pero la  carne es débil.
C. De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras.  Volvió, y los encontró otra vez dormidos, porque tenían los ojos  cargados. Y no sabían qué contestarle. Volvió y les dijo:
+‑Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; mirad  que el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los  pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega.
C. Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los  doce, y con él gente con espadas y palos, mandada por los sumos  sacerdotes, los letrados y los ancianos. El traidor les había dado una  contraseña, diciéndoles:
S. ‑Al que yo bese, es él: prendedlo y conducidlo bien sujeto.
C. Y en cuanto llegó, se acercó y le dijo:
S. —¡Maestro !
C. Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron. Pero uno de  los presentes, desenvainando la espada, de un golpe le cortó la oreja  al criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo
+ —¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a caza  de un bandido? A diario os estaba enseñando en el templo, y no me  detuvisteis. Pero, que se cumplan las Escrituras.
C. Y todos lo abandonaron y huyeron.
Lo iba siguiendo un muchacho envuelto sólo en una sábana; y le  echaron mano; pero él, soltando la sábana, se les escapó desnudo.
Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron  todos los sumos sacerdotes y los letrados y los ancianos. Pedro lo  fue siguiendo de lejos, hasta el interior del patio del sumo sacerdote;  y se sentó con los criados a la lumbre para calentarse.
Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban un  testimonio contra Jesús, para condenarlo a muerte; y no lo  encontraban. Pues, aunque muchos daban falso testimonio contra él,  los testimonios no concordaban. Y algunos, poniéndose de pie,  daban testimonio contra él diciendo:
S. —Nosotros le hemos oído decir: «Yo destruiré este templo,  edificado por hombres, y en tres días construiré otro no edificado  por hombres.»
C. Pero ni en esto concordaban los testimonios.
El sumo sacerdote se puso en pie en medio e interrogó a Jesús:
S. —¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que  levantan contra ti?
C. Pero él callaba, sin dar respuesta. El sumo sacerdote lo  interrogó de nuevo preguntándole:
S. —¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?
C. Jesús contestó:
+ —Sí lo soy. Y veréis que el Hijo del Hombre está sentado a la  derecha del Todopoderoso y que viene entre las nubes del cielo.
C. El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras diciendo:
S. —¿Qué falta hacen más testigos? Habéis oído la blasfemia.
¿Qué decidís?
C. Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron
a escupirle, y tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían:
S. —Haz de profeta.
C. Y los criados le daban bofetadas. 
Mientras Pedro estaba abajo en el patio, llegó una criada del  sumo sacerdote y, al ver a Pedro calentándose, lo miró fijamente  y dijo:
S. —También tú andabas con Jesús el Nazareno.
C. El lo negó diciendo:
S. —Ni sé ni entiendo lo que quieres decir.
C. Salió fuera al zaguán, y un gallo cantó.
La criada, al verlo, volvió a decir a los presentes:
S. —Este es uno de ellos.
C. Y él lo volvió a negar.
Al poco rato también los presentes dijeron a Pedro:
S. —Seguro que eres uno de ellos, pues eres galileo.
C. Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:
S. —No conozco a ese hombre que decís.
C. Y en seguida, por segunda vez, cantó el gallo. Pedro se  acordó de las palabras que le había dicho Jesús: «Antes de que  cante el gallo dos veces, me habrás negado tres», y rompió a  llorar.]
Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes con los ancianos,  los letrados y el sanedrín en pleno, prepararon la sentencia; y,  atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato.
Pilato le preguntó:
S. —¿Eres tú el rey de los judíos?
C. El respondió:
+ —Tú lo dices.
C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas.
Pilato le preguntó de nuevo:
S. —¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan.
C.  Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy extrañado.
Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba  en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían  cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a  pedir el indulto de costumbre.
Pilato les contestó:
S. —¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?
C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado  por envidia.  Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que  pidieran la libertad de Barrabás.
Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:
S. —¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?
C. Ellos gritaron de nuevo:
S. —Crucifícalo.
C. Pilato les dijo:
S. —Pues ¿qué mal ha hecho?
C. Ellos gritaron más fuerte:
S. —Crucifícalo.
C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y  a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.
Los soldados se lo llevaron al interior del palacio —al pretorio —y  reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron  una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle  el saludo:
S. —¡Salve, rey de los judíos !
C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y,  doblando las rodillas, se postraban ante él.
Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa.  Y lo sacaron para crucificarlo. Y a uno que pasaba, de vuelta del  campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rulo, lo  forzaron a llevar la cruz.
Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de «La  Calavera»), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo  crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver  lo que se llevaba cada uno.
Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la  acusación estaba escrito: EL REY DE LOS JUDÍOS. Crucificaron  con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así se  cumplió la Escritura que dice: «Lo consideraron como un  malhechor.»
Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:
S. —¡Anda!, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres  días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz.
C. Los sumos sacerdotes, se burlaban también de él diciendo: 
S. —A otros ha salvado y a sí mismo no se puede salvar. Que el  Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y  creamos.
C. También los que estaban crucificados con él lo insultaban.
Al llegar el mediodía toda la región quedó en tinieblas hasta la  media tarde. Y a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:
+ ‑Eloí Eloí, lamá sabactani. (Que significa: Dios mio, Dios mio,  ¿por qué me has abandonado?)
C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
S. —Mira, está llamando a Elías.
C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la  sujetó a una caña, y le daba de beber diciendo:
S. —Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo.
C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:
S. —Realmente este hombre era Hijo de Dios.
[C. Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre  ellas Maria Magdalena, Maria la madre de Santiago el Menor y de  José y Salomé, que cuando él estaba en Galilea, lo seguían para  atenderlo; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.
Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del  sábado, vino José de Arimatea, noble magistrado, que también  aguardaba el Reino de Dios; se presentó decidido ante Pilato y le  pidió el cuerpo de Jesús.
Pilato se extrañó de que hubiera muerto ya; y, llamando al  centurión, le preguntó si hacia mucho tiempo que había muerto.
Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. Este  compró una sábana y, bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo  puso en un sepulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra a la  entrada del sepulcro.
Maria Magdalena y Maria, la madre de José, observaban dónde  lo ponían.] 
Palabra del Señor

REFLEXION

“EL SILENCIO DE DIOS”

Una de las cosas que extraña enormemente en las lecturas de este domingo, desde la primera del profeta Isaías, hasta la lectura del evangelio de S. Marcos es la actitud  de silencio y de sumisión de Dios, que adopta el mismo Jesús. Da la sensación de que a Dios se le han terminado las ideas y tiene que aprender del hombre y acepta todas las condiciones que éste pone.
            Evidentemente choca frontalmente la actitud de Jesús y la de Dios Padre con la del hombre moderno actual y con los esquemas que hoy se barajan, hasta el punto que su figura escandaliza: basta ver cómo se transforman los líderes políticos y se imponen sobre el pueblo que los vota, al que aplastan y atropellan bajo el argumento: “me eligieron y me dieron el poder” e imponen SU voluntad y establecen SU paz de acuerdo a SU forma de entenderla o de SUS intereses.
            ¿Cómo es que Jesús no entró por ahí? ¿Por qué no utilizó los mismos mecanismos que utilizamos todos los mortales?
            La historia nos tiene ampliamente demostrado que este camino no conduce a ningún sitio, que la violencia no puede generar jamás la paz, que la injusticia no establece la justicia y la igualdad y que la mentira no lleva sino a la tiranía y a la corrupción.
            Cuando miramos a Jesús, y lo vemos respondiéndole a Pedro con fuerza, porque éste le quiere disuadir de que suba a Jerusalén, cuando les ha dicho lo que allí le va a pasar… ¿Por qué no desapareció y se fue por otro lado? ¿Por qué le dice a Judas que cumpla con su plan cuando están en la cena? ¿Por qué no se defendió ante Caifás y optó por no decir una sola palabra, ante todas las acusaciones falsas que le hacían? ¿Por qué no se defendió ante Pilato y no le contestó ni una palabra…?
Su silencio y su actitud paciente, ante los golpes que le dan, ante la burla que le hacen los soldados, ante el insulto y la difamación y ante la misma tortura. El profeta Isaías dirá que quedó sin figura humana, como un desecho y no abrió su boca. S- Pablo dirá “se despojó de su rango, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos”.
Llevaba razón cuando por el camino les dijo: “Todos van a perder la fe en mi” Pero es que pensándolo despacio vemos que no fue para menos, pues eso rebasa todas nuestras posibilidades, está tan fuera de nuestros esquemas, que hace falta  detenerse y hacer una reconversión de todos los esquemas para entender las cosas como Él. ¡¡¡Claro que su reino no es de este mundo!!!
Él no puede estar de acuerdo  con aquellos que se imponen con la fuerza y el poder y dejan  hundidos en la miseria a los enfermos, a los jóvenes… sin hospitales, sin medicinas, sin educación porque tienen que armarse para mantenerse en el poder y llevarse todo lo que pertenece al pueblo.
¿Cómo va a estar de acuerdo con los planes de destrucción de la vida, de la vivienda, del trabajo, de la educación, que hacen progresar a los hombres y los capacitan para tener ideas y mantener su libertad? Es lo peor con lo que se pueden encontrar los poderosos y lo que les impide imponerse con su fuerza.
Jesús no responde con esas armas, los descoloca a todos: Caifás se sintió despreciado con su silencio: entendió que Jesús le estaba diciendo que no era digno de que le dirigieran una palabra, por estar traicionando al pueblo y a Dios; y Pilatos se puso hasta nervioso perdiendo los papeles y la misma autoridad, pues le hizo tener miedo al pueblo.
El silencio de Jesús, unido a su coherencia y dignidad  sostenida hasta el último momento, se convierten en el referente más grande que ha existido y en la denuncia más dolorosa que se ha podido hacer. Lo peor de todo que puede ocurrir, es cuando el pobre, el pueblo… pierden su dignidad y su silencio es cómplice de la misma opresión que se les está infringiendo.