XXX Domingo Tiempo Ordinario. Ciclo A

 

 Amarás al Señor tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo.

Del evangelio según san Mateo.
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la ley?».
Él le dijo:
«"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente".
Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo".
En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas». Palabra del Señor-
    En este domingo nuevamente nos encontramos que ponen a prueba a Jesús, toda la vida del Maestro es una prueba. El domingo pasado la prueba fue contra el poder romano, "pagar al Cesar o no", como no pudieron con él los saduceos, hoy los fariseos, vuelven a confabular en el ámbito religioso, "cuál es el mandamiento principal de la Ley".
    La respuesta que da Jesús es el amor, una respuesta razonada, como buen judío, si Dios es amor y nos ama sin limites, la respuesta ante Dios es devolverle el amor, pero da un paso más "y al prójimo como a ti mismo". Esta respuesta no es extraña para nosotros puesto lo que aprendemos en los mandamientos, ¿pero tenemos experiencia de ello?, ¿somos conscientes que Dios nos ama en Jesucristo y que a su vez nosotros manifestamos este amor en los demás?.
    Este fue el pecado de los fariseos, no acoger el amor de Dios en sus vidas, "misericordia quiero y no sacrificios" le diría en más de una ocasión el Maestro. Al no abrir sus corazones a Dios no eran capaces de transmitir ese amor al prójimo. En muchas ocasiones Jesús le recrimina esto.
    Hoy al igual que entonces Jesús nos dice lo mismo, ¿sois capaces de recibir el amor de Dios en nuestras vidas? ¿Veis en el prójimo el rostro misericordioso del Padre?. Gran camino el que nos ofrece Jesús este domingo para recorrerlo junto a Él y dar respuesta a estos interrogantes. No tengamos miedo en recibir este Amor divino y manifestarlo en medio del mundo tan necesitado de Amor.

XXIX TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

 

Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
Del evangelio según san Mateo.
En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron algunos discípulos suyos, con unos herodianos, y le dijeron:
«Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad, sin que te importe nadie, porque no te fijas en apariencias. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no?».
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús:
«Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto».
Le presentaron un denario. Él les preguntó:
«¿De quién son esta imagen y esta inscripción?».
Le respondieron:
«Del César».
Entonces les replicó:
«Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios». Palabra del Señor.
    Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Podemos decir que esta afirmación es el resumen y la clave de este Evangelio. Dad a cada uno lo que le corresponde, la justicia.
     "¿Es lícito pagar impuesto al César o no?" ¿De dónde viene y el porqué de la pregunta? Viene de los poderes de aquella época y el objetivo es ponerlo a prueba. Los sumos sacerdotes, escribas y fariseos habían entendido las parábolas anteriores, que se referían a ellos, por lo que buscaban acabar con Él.
    Ahora bien, también nosotros podemos hacer lo mismo. ¿Cuántas veces le hemos preguntado a lo largo de nuestra vida a Dios para ponerlo a prueba? Y quizás también la respuesta haya sido la misma.
    En cuanto dad al César... lo podemos tener claro, dad a la sociedad aquello que es necesario para el buen funcionamiento de la misma, desde que el hombre es hombre siempre ha sido así de una u otra manera. En lo referente a Dios ¿qué podríamos decir? ¿lo mismo?, seguro que no, pues depende de la experiencia y referencia que tengamos nosotros respecto a Dios.
    El sentido de la vida, la familia, la religiosidad, la gratuidad, todo aquello que emana de Dios, lo veremos de una forma distinta según, como digo, la experiencia de cada uno. Dios no es subjetivo sino objetivo, desde ahí si que podemos dar una respuesta global, experimentar que todo lo que tenemos y somos viene de Él y por lo tanto todo le pertenece a Él como nos dice el apóstol Juan.
    Descubramos a Dios en nuestra vida y seamos generosos a su llamada e invitación, como lo hemos visto en domingos anteriores para darle a Dios lo que le corresponde que no es ni más ni menos que todo nuestro ser.

XXVIII TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

 

Del evangelio según san Mateo.

En aquel tiempo, Jesús volvió a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:
«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar otros criados encargándoles que dijeran a los convidados:
"Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a la boda".
Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego dijo a sus criados:
"La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda".
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Palabra del Señor.

    Nuevamente nos encontramos a Jesús hablando  en parábolas, hoy nos invita a una boda. Y no nos extraña esta actitud suya, pues en domingos anteriores también lo ha posibilitado. La invitación de hoy es una boda, quiere hacer alianza con su pueblo.

    De nuevo, nos encontramos que los dirigentes del judaísmo rechazan la invitación al banquete de bodas. Jesucristo, hacedor de la nueva alianza, también se dirige a ellos obteniendo la misma respuesta, por eso sale a los caminos e invita a todos. Esa invitación llega a todos nosotros, es universal en el tiempo y en el espacio.

    Para los judíos celebrar un banquete de bodas es hacer fiesta, el Maestro quiere hacer fiesta con nosotros pues Él es el novio y nosotros los invitados que formamos el cuerpo de su esposa que es la Iglesia, ahora bien, también podemos caer en el mismo error, no aceptar la invitación. Si es así, ¿cuál es la excusa? Dejemos que nos toque el corazón, aun cuando estemos al borde del camino; en nuestra propia situación, quiere hacer fiesta y alianza, seamos generosos y aceptemos.