PRIMERA LECTURA
Lectura del
libro de Isaías 58, 7‑10
ESTO dice el Señor: «Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, cubre a quien ves desnudo y no te
desentiendas de los tuyos.
Entonces surgirá tu luz como la aurora, enseguida se curarán tus heridas, ante ti marchará la justicia, detrás de ti la gloria del Señor.
Entonces clamarás al Señor y te responderá; pedirás ayuda y te dirá: “Aquí estoy”.
Cuando alejes de ti la opresión, el dedo acusador y la calumnia, cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo y sacies al alma afligida, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad como el mediodía».
Entonces surgirá tu luz como la aurora, enseguida se curarán tus heridas, ante ti marchará la justicia, detrás de ti la gloria del Señor.
Entonces clamarás al Señor y te responderá; pedirás ayuda y te dirá: “Aquí estoy”.
Cuando alejes de ti la opresión, el dedo acusador y la calumnia, cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo y sacies al alma afligida, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad como el mediodía».
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
FE Y RELIGIÓN
El profeta Isaías hace una crítica
fortísima al sistema religioso que se mantiene, basado en una serie de
prácticas muy sujetas a lo estrictamente ordenado por la ley, pero vaciadas por
entero de contenido; en este caso se centra en el tema del ayuno: Dios no está
necesitando el “sacrificio” que supone ayunar, sino que ese ayuno ha de
justificarse con una causa que nace como respuesta del amor al hermano que
sufre: “Parte tu pan con el hambriento, hospeda
a los pobres sin techo, viste al que va desnudo, y no te cierres a tu propia carne” es decir: la misericordia ha de ser el motor que
mueva cualquier práctica religiosa y cuando eso nace de un corazón lleno de
misericordia, “Entonces romperá tu luz
como la aurora, en seguida te brotará la carne sana”.
Las prácticas religiosas han de ser expresión de la
misericordia que llena el corazón y se expresa con obras de justicia que se
manifiestan en una práctica respetuosa y llena de cariño con la gente;
compartiendo y siendo solidario con el que sufre y le falta lo necesario para
vivir… Cuando ese sentimiento religioso se expresa al exterior de esta manera, entonces “brillará tu luz en las tinieblas,
tu oscuridad se volverá mediodía”.
Esta crítica que hace el profeta al sistema de su
tiempo, no podemos pasarla por encima, como si fuera algo que no va con
nosotros, pues nos da de frente: ser cristiano no consiste en la práctica de
unas cuantas devociones, en ser cofrade de una imagen, en hacer unas
determinadas prácticas de piedad… No, no es que eso sea malo, es que si no
tiene un contenido de misericordia y esas prácticas no son la expresión de una
vida enmarcada en la práctica del amor, de la justicia, de la verdad… no son
más que caricaturas de una realidad que, en ciertos momentos, pueden ser hasta
ofensivas.
Salmo responsorial Sal 111, 4‑5. 6‑7. 8a y 9
V/. En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos. R/.
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos. R/.
R/.
El justo brilla en las tinieblas como una luz.
V/. Porque jamás vacilará.
El recuerdo del justo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor. R/.
El recuerdo del justo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor. R/.
R/.
El justo brilla en las tinieblas como una luz.
V/. Su corazón está seguro, sin temor.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre
y alzará la frente con dignidad. R/.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre
y alzará la frente con dignidad. R/.
R/.
El justo brilla en las tinieblas como una luz.
SEGUNDA LECTURA
YO mismo,
hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice
con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de
saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y este crucificado.
También yo me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
También yo me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
AMOR VERSUS SABIDURÍA
S. Pablo sigue haciendo frente al problema de los corintios que
están teniendo el problema de tomar el cristianismo como una doctrina más de
las que enseñan los maestros de filosofía y, a semejanza de los judíos que se
centraban en la ley, ellos se están quedando en puras teorías, pero luego no
son capaces de bajar a la realidad y, entonces les deja claro que, ser
cristiano no consiste en saber muchas cosas, sino en amar hasta el extremo de
ser capaz de dar la vida en una cruz, como Él la ha dado.
La CRUZ se convierte en Pablo en el
gran referente de amor y de entrega; esa cruz es la imagen más grande del
rostro de Dios que se nos da y eso lo entienden los más pobres y desvalidos,
los marginados, los explotados… en cambio resulta escandaloso para aquellos que
se tienen por sabios y entendidos en las cosas del mundo pero que jamás
probaron una situación de dolor y de desprecio; para éstos, este signo es incomprensible, en cambio, para
el que sufre, tiene una gran fuerza liberadora enorme pues en ella se expresa
la justicia y la misericordia de Dios, pero no la de los hombres que son,
precisamente, los causantes del dolor y de la cruz.
Por eso, Pablo, cuando se dirige a
los corintios, no habla desde el esquema de los maestros de filosofía, sino
desde la experiencia liberadora del amor de Dios que él ha sentido en su vida y
que, eso va mucho más allá de cualquier doctrina y, por supuesto de cualquier
ley que se nos impone.
Esta es, en
definitiva, la gran verdad y la gran “aventura” de la fe: aceptar y confiar en
Jesucristo que está por encima de todas las teorías filosóficas, de todos los
esquemas de poder, de todos los esquemas de prestigio humano... y se expresa
amando hasta el extremo de entregar su vida en la cruz.
Aleluya
EVANGELIO
✠ Lectura del santo Evangelio según san
Mateo. Mt 5, 13-16
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».
Palabra del Señor
REFLEXIÓN
ALUMBRAR Y DAR SABOR DEL REINO
S. Mateo recuerda a la comunidad la llamada fundamental que da
consistencia a sus vidas: la misión de todo creyente es ser sal y luz para el
mundo; cuando la iglesia deja de iluminar la verdad, la justicia, la paz y no
tiene como principio de su actuación el amor, ha perdido su sabor y ya “sabe”
lo mismo que cualquier institución mundana que, lógicamente, está puesta en
boca de todo el mundo y despreciada por todos: de la misma manera le recuerda a
la comunidad que tiene una llamada fundamental a ser luz que alumbre la
justicia, la verdad, la paz y ha de hacerlo con amor; el momento que dejamos
cada uno de iluminar estos valores, no nos distinguimos en nada de cualquier
estamento del mundo establecido para estrujar a los clientes.
Es interesante que Mateo
escoja estas dos imágenes para expresar lo que ha de ser la comunidad cristiana
(la iglesia), porque expresa de forma maravillosa lo que realmente nos ha de
distinguir del resto, porque si no es así, no tiene sentido de existir.
Tanto la sal como la luz son dos elementos necesarios para la
vida: la sal es un excelente conservante que impide que la comida se corrompa;
da sabor a los alimentos, purifica algo que está dañado… en la antigua
Palestina servía incluso para encender y mantener el fuego en los hornos de
tierra.
La luz alumbra la oscuridad
y hace que todo se vea con claridad; ilumina y orienta a las personas; el A.T.
la emplea como imagen para aplicársela a Dios; es la tarea que realizan los
profetas: iluminar el camino cuando el pueblo anda extraviado y será lo que
fundamentalmente se le aplica a la acción del Mesías: ser la luz de las
naciones (Is. 42,6)
Pero, lo mismo que decíamos de la sal tenemos que decir de la luz:
es la vocación de todo cristiano y de la iglesia en general: iluminar para que
se vea con claridad la justicia, la verdad, la paz y el amor debe ser algo que
se palpe entre los seguidores de Jesús, lo mismo que la gente lo veía en Él;
pero cuando esto no ocurre ¿Qué pasa?
¿Qué ocurre cuando la iglesia produce oscuridad con su forma de
hacer, de vivir, de expresarse, de anquilosarse, de amarrarse y “venderse” a
intereses concretos, cuando su actuación está tocada por el pecado en sus
pastores y en sus comunidades…?
No podemos decir es que seamos perfectos, aunque seamos santos,
pues nuestro Padre es santo, el Espíritu que nos anima es santo y el cuerpo y
sangre que comulgamos sean santos… nosotros seguimos bajo el peso del pecado y
el mundo entero está esperando que nuestra luz sea nítida. Combatir el mal a
nivel interno y externo es nuestro primer deber y ésta es una misión en la que
estamos comprometidos; no podemos callarnos, volver la cabeza y hacernos los
ciegos, escurrir el bulto diciendo que eso es de políticos. La denuncia y el
combate del mal en la iglesia es tarea primordial y no la podemos eludir.