DOMINGO III T.O. -A-

PRIMERA LECTURA
En Galilea de los gentiles el pueblo vio una luz grande

Lectura del libro de Isaías. Is 8, 23b-9, 3
EN otro tiempo, humilló el Señor la tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí, pero luego ha llenado de gloria el camino del mar, el otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles.
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande;
habitaba en tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló.
Acreciste la alegría, aumentaste el gozo;
se gozan en tu presencia, como gozan al segar,
como se alegran al repartirse el botín.
Porque la vara del opresor, el yugo de su carga,
el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

PON, SEÑOR TU MANO     
El texto que nos presenta la liturgia es una inclusión que se hace justamente en un momento muy difícil y peligroso en el que todos, desde los más importantes hasta los más pequeños, tienen perdidas todas las esperanzas por la humillación que están recibiendo, es “el pueblo que marchaba en tinieblas” al que se refiere el profeta y que de repente será envuelto en una gran luz
El profeta Isaías quiere dar un mensaje de esperanza y, para potenciarlo, echa mano de todo el sufrimiento por el que están atravesando y a la humillación a la que lo están sometiendo; cuando están tocando fondo, cuando han llegado a lo último a lo que se puede llegar, y hasta han perdido la confianza en sus líderes y hasta en el mismo Dios, ahí llegará la luz.
Leer este pasaje hoy tiene una connotación especial por el eco que representa en los momentos que vivimos: Alepo, Siria… como imagen impactante de la deriva que está tomando el mundo, en donde lo que impera es el reinado del dinero y de las armas, por lo que no se duda en montar una guerra para que subsistan la industria armamentista (esta mañana en el telediario se indicaban que se han experimentado en esta guerra 160 nuevas armas y se ha constatado su efectividad, el resultado está viéndose: la destrucción absoluta y la muerte). La voz del profeta se siente como una necesidad imperiosa: ¡Pon, Señor, tu mano en este mundo de muerte! ¡Pero hazlo pronto!

Salmo responsorial Sal 26, 1. 4. 13‑14


R/.
   El Señor es mi luz y mi salvación.

        V/.   El Señor es mi luz y mi salvación,
                ¿a quién temeré?
                El Señor es la defensa de mi vida,
                ¿quién me hará temblar?   
R/.
R/.   El Señor es mi luz y mi salvación.

        V/.   Una cosa pido al Señor,
                eso buscaré:
                habitar en la casa del Señor
                por los días de mi vida;
                gozar de la dulzura del Señor,
                contemplando su templo.   
R/.
R/.   El Señor es mi luz y mi salvación.

        V/.   Espero gozar de la dicha del Señor
                en el país de la vida.
                Espera en el Señor, sé valiente,
                ten ánimo, espera en el Señor.   
R/.
R/.   El Señor es mi luz y mi salvación.

SEGUNDA LECTURA
Decid todos lo mismo y que no haya divisiones entre vosotros

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. 1 Cor 1, 10-13. 17
OS ruego, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que digáis todos lo mismo y que no haya divisiones entre vosotros. Estad bien unidos con un mismo pensar y un mismo sentir.
Pues, hermanos, me he enterado por los de Cloe de que hay discordias entre vosotros. Y os digo esto porque cada cual anda diciendo: «Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Cefas, yo soy de Cristo».
¿Está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿Fuisteis bautizados en nombre de Pablo?
Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

EL PROSELITISMO DE LOS MAESTROS    
S. Pablo se encuentra en Éfeso y alguien de Corinto viene a informarle la situación en la que se encuentra la comunidad: se han hecho bandos y menciona concretamente cuatro grupos: los seguidores de Pablo, los de Pedro, los de Apolo y los de Cristo y parece que cada grupo se apropia la posesión de la verdad y se desprecian unos a otros. Sería interesante saber qué doctrina es la que sostiene cada uno y qué principios son los que los mueven a cada uno.
No podemos olvidar que Corinto es una de las grandes ciudades griegas, donde los maestros de doctrinas filosóficas están de moda y cada maestro tiene su escuela y muchos cristianos se han tomado a los apóstoles por maestros y al cristianismo por una filosofía.
Pablo sale al paso de esta aberración y corta de forma tajante: entre los cristianos no hay más que un maestro: Jesucristo, y todos los creyentes en Él son testigos de una misma vida, la del Espíritu y de un mismo proyecto, el Reino y una misma sabiduría, la de Dios que se ha manifestado en Cristo Jesús muerto y resucitado.
Deja bien claro que la única forma de participación en esta nueva vida que nos trae Cristo es a través del bautismo y, lo importante no es quien bautiza, sino el bautismo en sí, que es la participación en la muerte y la resurrección de Jesús; pero S. Pablo parece que quiere dejar bien claro que, antes del bautismo debe estar la evangelización que hará que la persona conozca a Cristo, crea en Él y se una a Él con el bautismo, pues si no hay este proceso, el sacramento no hace nada y es muy fácil que se quede justamente en lo que está  atacando: en el proselitismo de los maestros.
El problema que ataja S. Pablo tiene una actualidad enorme en nuestros días, en donde se prodigan los “maestros” y los “discípulos” van detrás de ellos, en lugar de centrarse en Jesucristo y sentirse unidos a la iglesia. Tristemente nos encontramos a “cristianos” que cortan con la iglesia y con la fe, el momento que desaparece de su parroquia el cura con el que se entienden y al que le escuchan, porque habla y dice lo que les agrada y como les agrada.

Aleluya
Cf. Mt 4, 23
R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.

V/.   Jesús proclamaba el evangelio del reino,
        y curaba toda dolencia del pueblo.   
R/.

EVANGELIO (forma larga)
Se estableció en Cafarnaúm, para que se cumpliera lo dicho por Isaías
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. Mt 4, 12-23
AL enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retira a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaúm, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
    «Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
    camino del mar, al otro lado del Jordán,
    Galilea de los gentiles.
    El pueblo que habitaba en tinieblas
    vio una luz grande;
    a los que habitaban en tierra y sombras de muerte,
    una luz les brilló».
Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
    «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».
Paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.
Les dijo:
    «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Palabra del Señor.

EVANGELIO (forma breve)
Se estableció en Cafarnaúm, para que se cumpliera lo dicho por Isaías
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. Mt 4, 12-17
AL enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retira a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaúm, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
    «Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
    camino del mar, al otro lado del Jordán,
    Galilea de los gentiles.
    El pueblo que habitaba en tinieblas
    vio una luz grande;
    a los que habitaban en tierra y sombras de muerte,
    una luz les brilló».
Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
    «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

JESUS PREDICA EL REINO 
Aparece claro que Jesús no se lanzó a predicar como algo que se le ocurre un día sin pretenderlo, la cosa le sale bien y se va animando…¡No! Según podemos constatar en el evangelio, hay varios momentos que le hacen tener una reacción fuerte: 1º Ha escuchado hablar a Juan y se ha planteado su existencia; 2º Se ha bautizado y a partir de ahí, todo da un cambio radical en su vida: se va al desierto a plantearse lo que va a hacer; 3º vuelve y se entera que a Juan lo han cogido preso  y lo han matado; parece que esto viene a ser como la gota que colma el vaso y Jesús sale del anonimato decidido a emprender su misión: se va de Nazaret y se instala en Cafarnaúm, unos dicen que en casa de Pedro y otros dicen que era su propia casa. Lo que sí es cierto que Jesús tiene un punto de referencia.
Hay algo que aparece muy claro: Jesús comienza hablando del reino como una realidad que ha llegado y que ya está en medio de nosotros, esto es la gran noticia, esto es el centro de toda su predicación; es decir: Jesús no fue uno de aquellos maestros que andaban dando clases de moral o de ética, ni siquiera de religión. Él no fue un teórico ni un maestro de sabiduría religiosa, ni un asceta… sencillamente se sintió lleno del amor del Padre que le hace sentirse absolutamente unido a Él y sintió el proyecto del reino como algo suyo; Jesús fue un hombre que se sintió lleno de una gran pasión por el reino, en el que estaba la clave de la felicidad del hombre y un reino que ya estaba aquí, porque Él mismo se sentía el signo claro de su existencia real: el reino estaba en Él y él era la expresión visible. Por tanto, no era un anuncio de algo que vendría, de una idea o de algo futuro… Se trataba de una realidad que se impone y que hay que dejarle paso; no queda más remedio que cambiar la forma de vivir, de pensar, de existir para ponerse en la onda del reino, pues de lo contrario nos jugamos nuestra propia vida; hay que cambiar, porque no podemos ni debemos ponernos en contra y hay que cambiar para que venga pronto y se establezca; por tanto, es algo que nos pone en acción y en estado de apertura.
Cristo no se dedica a imponer nada ni a establecer códigos… sino que se dedica a entusiasmar a otros para que se unan a su “cambio” y se conviertan en transmisores del mismo entusiasmo, los hace “pescadores de personas”, de esa manera va desbloqueando las mentes y los corazones para aceptar la visión completamente nueva.
Esta nueva actitud de apertura hace que se vayan dando signos concretos que hacen ver que algo nuevo y grande se está dando y que Dios es la fuerza que mueve todo esto.
Jesús invita a sus discípulos a que continúen haciendo lo mismo hasta que, ¡ojalá! Entusiasmen a todo el mundo. El ser evangelizador hoy, es seguir dejándose llevar por la pasión del Reino, y no por convertirse en enemigo ni contrario a nadie, sino a favor del reino.