De andar por casa
Alguien me decía: “Yo no soy de ir mucho por la iglesia ni
estar dándome golpes de pecho… yo sí creo que tiene que haber algo por ahí
arriba que mueva todo esto, pero yo, en los curas, en las misas y en esas cosas
de beatos no creo”… ¡Y esto me lo decía mientras me pedía que bautizara a su
nieto!
Lectura del santo
evangelio según san Mateo 28, 16-20
En aquel tiempo, los once
discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
Al verlo, ellos se
postraron, pero algunos vacilaban.
Acercándose a ellos, Jesús
les dijo:
—«Se me ha dado pleno poder
en el cielo y en la tierra.
Id y haced discípulos de
todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.
Y sabed que yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo».
Palabra del Señor
A partir de Jesús no podemos hablar
de Dios como en ese SER abstracto, inaccesible, lejano, vengador… Jesús, con su
persona, con su vida, con su palabra nos muestra la imagen de un Dios Padre que
nos ama hasta el extremo hecho realidad en Jesús que da su vida por nosotros y
nos da su Espíritu que es el que nos hace levantarnos, seguir deseando vivir en
el amor, en la verdad, en la paz…
En un tiempo se hizo visible en
Jesús y ahora se hace real en el Espíritu Santo con la promesa de estar a
nuestro lado “todos los días hasta el fin del mundo”, para que no nos vengamos
abajo y perdamos la esperanza.