DOMINGO DE LA SANTISIMA TRINIDAD B

       De andar por casa

         Alguien me decía: “Yo no soy de ir mucho por la iglesia ni estar dándome golpes de pecho… yo sí creo que tiene que haber algo por ahí arriba que mueva todo esto, pero yo, en los curas, en las misas y en esas cosas de beatos no creo”… ¡Y esto me lo decía mientras me pedía que bautizara a su nieto!

 

 Lectura del santo evangelio según san Mateo 28, 16-20

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.

Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban.

Acercándose a ellos, Jesús les dijo:

—«Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.

Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.

Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo».

Palabra del Señor

 REFLEXIÓN

             Cuando vemos y escuchamos estas cosas, nos damos cuenta que estamos aún en el AT. Seguimos creyendo en el mismo Dios lejano, terrorífico en el que creían los israelitas y en el mismo que creen aquellos que nunca oyeron hablar de Jesús.

            A partir de Jesús no podemos hablar de Dios como en ese SER abstracto, inaccesible, lejano, vengador… Jesús, con su persona, con su vida, con su palabra nos muestra la imagen de un Dios Padre que nos ama hasta el extremo hecho realidad en Jesús que da su vida por nosotros y nos da su Espíritu que es el que nos hace levantarnos, seguir deseando vivir en el amor, en la verdad, en la paz…

            En un tiempo se hizo visible en Jesús y ahora se hace real en el Espíritu Santo con la promesa de estar a nuestro lado “todos los días hasta el fin del mundo”, para que no nos vengamos abajo y perdamos la esperanza.