DOMINGO VI DE PASCUA -B-

De andar por casa

     Querido amigo: estoy seguro que has oído a alguien y, puede que hasta en algún momento hasta  te haya ocurrido a ti que hayas tenido el sentimiento de lástima hacia alguien y escuches: “me da lástima esa persona y ya le paso lo que me diga, pues es un pobre hombre”

 EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 15, 9-17

Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos

         EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

            «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
            Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
            Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
            Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
            Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
            Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
            Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
            No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
            De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros».

Palabra del Señor.

 REFLEXIÓN

             Jesús establece la verdadera clave del amor: LA AMISTAD, porque no es lo mismo apiadarte de alguien porque te da lástima y te compadeces, pero después lo dejas en la misma situación de desamparo y desprecio en la que se encentraba, que cuando sientes verdadera amistad por una persona y no permites que a tu amigo lo rebajen o lo rechacen, o viva en condiciones indignas, pues lo consideras tan digno y tan grande como el que más, tampoco aceptas que se le tenga lástima; lo tratas de igual a igual, no te sientes ni inferior ni superior.

            Y Jesús trata a sus apóstoles como a “amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer” y con la misma confianza que el Padre lo ha enviado a Él porque siente el mismo amor, Él envía a sus apóstoles para que ellos vayan y den el mismo fruto que Él ha dado. La única norma que da para este trabajo al que envía es esta: “Esto os mando: que os améis unos a otros».

            Yo no puedo evitar el hacerme la siguiente pregunta: ¿Para qué envía hoy la iglesia? ¿Qué frutos se buscan? ¿Qué mandato es el que se da para realizar este trabajo?