DOMINGO XX DEL T.O. –B-


PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de los Proverbios.
Prov 9, 1-6

Comed de mi pan, bebed el vino que he mezclado

LA sabiduría se ha hecho una casa, ha labrado siete columnas; ha sacrificado víctimas, ha mezclado el vino y ha preparado la mesa. Ha enviado a sus criados a anunciar en los puntos que dominan la ciudad:
«Vengan aquí los inexpertos»; y a los faltos de juicio les dice: «Venid a comer de mi pan, a beber el vino que he mezclado; dejad la inexperiencia y viviréis, seguid el camino de la inteligencia».
Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 

IGNORANTES EMPECINADOS    

            El texto de Proverbios hace un símil para describir la situación en la que se encuentra el pueblo con respecto a las actividades que hacen que camine en la verdad o en la mentira.

            El autor pone dos personajes femeninos en torno a los que gira la atención y la adhesión de todas las personas: estos dos personajes son la SABIDURÍA y la NECEDAD; en torno a ellas van girando los hombres y se van definiendo de un bando o del otro, cada uno se adhiere y conforma su vida en consonancia con su opción.

            Esta imagen tiene hoy una actualidad enorme y vemos  con absoluta claridad dividida a la gente según esos esquemas: vemos a unos empecinados en la mentira, en la distorsión de la realidad, opuestos a lo evidente, a la ciencia, a la historia y cambiando la realidad a su antojo y conveniencias y hasta queriendo imponerse y obligar a que todos aplaudan su postura y entren por el aro; es cuestión de observar lo que está ocurriendo con lo políticamente correcto y con el pensamiento único que se quiere imponer por la fuerza.

            Vemos a otros que se adhieren a la verdad, a la sabiduría, partiendo del sentido común, que son capaces de descubrir quién les puede ayudar a descubrir la verdad y están abiertos, con capacidad crítica y de escucha para descubrir el bien y la verdad; éstos intentan analizar, descubrir el camino y ayudar a que los demás también lo descubran, y aguantan los insultos, los desprecios y entienden que no se puede perder el tiempo en estupideces. Sin embargo, el hombre “sin seso” (necio) no responde a la invitación que le hacen a seguir el camino de la inteligencia.

  

Salmo responsorial

Sal 33, 2-3. 10-11. 12-13. 14-15 (R/.: 9a)

R/.   Gustad y ved qué bueno es el Señor.

 

        V/.   Bendigo al Señor en todo momento,
                su alabanza está siempre en mi boca;
                mi alma se gloría en el Señor:
                que los humildes lo escuchen y se alegren.   
R/.

R/.   Gustad y ved qué bueno es el Señor.

 

        V/.   Todos sus santos, temed al Señor,
                porque nada les falta a los que le temen;
                los ricos empobrecen y pasan hambre,
                los que buscan al Señor no carecen de nada.   
R/.

R/.   Gustad y ved qué bueno es el Señor.

 

        V/.   Venid, hijos, escuchadme:
                os instruiré en el temor del Señor.
                ¿Hay alguien que ame la vida
                y desee días de prosperidad?   
R/.

R/.   Gustad y ved qué bueno es el Señor.


        V/.   Guarda tu lengua del mal,
                tus labios de la falsedad;
                apártate del mal, obra el bien,
                busca la paz y corre tras ella.   
R/.
R/.   Gustad y ved qué bueno es el Señor.

SEGUNDA LECTURA


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios.
Ef 5, 15-20

Daos cuenta de lo que el Señor quiere


HERMANOS:
Fijaos bien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos, aprovechando la ocasión, porque vienen días malos. Por eso, no estéis aturdidos, daos cuenta de lo que el Señor quiere.
No os emborrachéis con vino, que lleva al libertinaje, sino dejaos llenar del Espíritu.
Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y tocad con toda el alma para el Señor.
Dad siempre gracias a Dios Padre por todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Palabra de Dios.

  

REFLEXIÓN

 

EN ACTITUD DE ALERTA       

            S. Pablo escribe a los efesios recordándoles las invitaciones que desde siempre han formado parte de la cultura, de la moral y de la ética del pueblo: “Fijaos bien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos…” Es que no hay en la vida cosa peor ni estupidez más grande, que un necio ignorante, que no sabe dónde tiene la mano derecha, creyéndose el que más sabe y, además, empecinado en su ignorancia. Esta es la peor imagen que puede dar un cristiano que ha de estar abierto al amor, a la misericordia y a la comprensión de Dios.

            En cambio, el necio se cierra en su estupidez y su ignorancia la convierte en verdad y en referente absoluto. Por eso Pablo les aconseja dejar el alcohol y todo aquello que los sustraiga de la realidad, pues esto magnifica justamente la ignorancia y engrandece la imagen de la estupidez, al perder el control de todo y convierte al hombre en un muñeco a merced de los instintos más primarios: sexo y violencia que convierten al hombre en un animal peligroso y por eso les dice: “ no estéis aturdidos.. No os emborrachéis con vino, que lleva al libertinaje” y les invita más bien a llenarse del Espíritu que fortalece la voluntad y la libertad: “sino dejaos llenar del Espíritu”.

 

Aleluya

Jn 6, 56

R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.

V/.   El que come mi carne y bebe mi sangre —dice el Señor—
        habita en mí y yo en él.   
R/.

 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 6, 51-58

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida


EN aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».
Disputaban los judíos entre sí:
«¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».
Entonces Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».
Palabra del Señor.

  

REFLEXIÓN

 

EL ALIMENTO DE LA VIDA    

 

            Hemos podido ver con toda claridad que la llamada que nos viene haciendo la palabra de Dios es a una opción clarísima por la sensatez, por el sentido común y no dejar espacio alguno a la estupidez humana.

            Esa actitud de adhesión a la verdad está referida a Dios, a su Espíritu que es el que nos guía por el camino de la verdad y, en esta opción, Jesús se presenta como el camino, el alimento, la fuerza y la luz que nos conduce por él: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre”; es decir: tomar la opción de Jesucristo es ubicarse ya, en este mundo, en una situación de vida eterna, de “sabiduría” que vive ya dentro de nuestro cuerpo mortal. Por tanto, optar por Cristo es ubicarse ya en la vida eterna, en la sabiduría de Dios.

            Lógicamente, lo mismo que el que opta por la mentira se alimenta de la corrupción, el que opta por Dios, ha de alimentarse del amor, de la verdad, de la justicia de la paz, de la fraternidad…de Dios. “Este es el pan que ha bajado del cielo y que nos mantiene vivos”. Es lo único que nos va a hacer permanecer estables en nuestro puesto, sobre todo en un tiempo tan fastidiado como el que vivimos, en el que tenemos que caminar contra corriente; ese “Pan bajado del cielo” es el único que nos va a permitir atravesar este desierto sin desalentarnos

 

 

DOMINGO XIX DEL T. O. -B-


PRIMERA LECTURA


Lectura del primer libro de los Reyes. 1 Re 19, 4-8

Con la fuerza de aquella comida, caminó hasta el monte de Dios

 EN aquellos días, Elías anduvo por el desierto una jornada de camino, hasta que, sentándose bajo una retama, imploró la muerte diciendo:
«¡Ya es demasiado, Señor! ¡Toma mi vida, pues no soy mejor que mis padres!».
Se recostó y quedó dormido bajo la retama, pero un ángel lo tocó y dijo:
«Levántate y come».
Miró alrededor y a su cabecera había una torta cocida sobre piedras calientes y un jarro de agua. Comió, bebió y volvió a recostarse. El ángel del Señor volvió por segunda vez, lo tocó y de nuevo dijo:
«Levántate y come, pues el camino que te queda es muy largo».
Elías se levantó, comió, bebió y, con la fuerza de aquella comida, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios.

Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 DIOS SE MANTIENE FIEL   

Como podemos observar, la composición del pasaje del libro de los Reyes en el que se narra la “huida” de Elías y el camino que tiene que hacer para liberarse de la persecución de Ajab, es un calco de las huida de Israel de Egipto y el camino que tiene que hacer por el desierto durante los 40 años, el alimento que recibe etc.

  De alguna manera, el pasaje está estructurado para que el pueblo recuerde que la mano de Dios ha estado siempre acompañándole y no se olvide de sus raíces: Dios ha estado siempre a su lado y a cada momento de su historia va saliéndole al paso.

De la misma manera, Dios va saliendo al paso a los grandes personajes de la historia del pueblo: Moisés, Abraham, Elías… quienes tienen las mismas debilidades y sienten el mismo deseo de tirar la toalla y abandonar el camino, pero es Dios quien los fortalece, lo mismo que lo va haciendo con el pueblo.

Dios sale al paso ante las dificultades del pueblo, lo mismo que de sus grandes personajes y les ofrece el alimento que los sostiene: en el desierto lo hará con el pueblo dándole agua en el momento que lo necesita, carne y pan cuando ya están exhaustos. Es en los momentos más duros y difíciles, cuando el pueblo o el hombre ya le resulta imposible salir adelante, cuando Dios sale a su encuentro y lo impulsa con una fuerza arrolladora.

La llamada que nos hace Dios en momentos tan fuertes como los que estamos viviendo, es a la confianza, a seguir poniendo de nuestra parte lo mejor que tenemos y a confiar en que Dios no se va a dejar ganar en nada, superará todas nuestras expectativas.

 

Salmo responsorial

Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R/.: 9a)

R/.   Gustad y ved qué bueno es el Señor.

 

        V/.   Bendigo al Señor en todo momento,
                su alabanza está siempre en mi boca;
                mi alma se gloría en el Señor:
                que los humildes lo escuchen y se alegren.   
R/.

R/.   Gustad y ved qué bueno es el Señor.

 

        V/.   Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
                ensalcemos juntos su nombre.
                Yo consulté al Señor, y me respondió,
                me libró de todas mis ansias.   
R/.

R/.   Gustad y ved qué bueno es el Señor.

 

        V/.   Contempladlo, y quedaréis radiantes,
                vuestro rostro no se avergonzará.
                El afligido invoca al Señor,
                él lo escucha y lo salva de sus angustias.   
R/.

R/.   Gustad y ved qué bueno es el Señor.


        V/.   El ángel del Señor acampa
                en torno a quienes lo temen y los protege.
                Gustad y ved qué bueno, es el Señor,
                dichoso el que se acoge a él.   
R/.
R/.   Gustad y ved qué bueno es el Señor.

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios. Ef 4, 30—5, 2

Vivid en el amor como Cristo

HERMANOS:
No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios con que él os ha sellado para el día de la liberación final.
Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo.
Sed imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación y víctima de suave olor.

Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

            VIVIR SEGÚN EL ESPÍRITU DIVINO  

En los tiempos que vivimos se hace difícil el mantener una actitud de espera confiada, ya que todo nos dice que ha de ser inmediato y la respuesta ha de ser instantánea; de no ser así, rápidamente cambiamos a otra alternativa; lo estamos viendo incluso en los computadores que compramos, en los teléfonos… se compite en rapidez las cosas nacen hoy ya superadas.

  Pero los planes de Dios no funcionan así, no coinciden con los del mundo ni con los que establece la cultura actual. Nuestro referente no puede ser el mundo, ni el sistema establecido, sino la forma que Dios tiene de actuar: estamos llamados a trabajar en la edificación de la iglesia poniendo lo mejor que cada uno tenemos, viviendo como el Padre quiere que vivamos, no como establece el mundo: perdonando como Él nos perdona; amando y entregándonos como Cristo se ha entregado y nos ha amado; es decir: si somos hijos de Dios, hemos de actuar en la vida y funcionar en consonancia con lo que somos.

Esta forma de actuar y vivir dará por resultado la UNIDAD en la iglesia, que será el signo visible ante el mundo de nuestra autenticidad. Vivir así y moverse así, es vivir según las mociones del Espíritu Santo que nos llevará a desterrar de nosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad”

 

Aleluya

Jn 6, 51

R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.

V/.   Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo —dice el Señor—;
        el que coma de este pan vivirá para siempre.   
R/.

 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 6, 41-51

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo

EN aquel tiempo, los judíos murmuraban de Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían:
«¿No es este Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?».
Jesús tomo la palabra y les dijo:
«No critiquéis. Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado.
Y yo lo resucitaré en el último día.
Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”.
Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.
No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre.
En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.
Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».
Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

CRISTO, ALIMENTO PARA EL CAMINO DEL REINO    

             Cristo se coloca como el gran referente para la vida: “Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí” –nos dirá-: Él es el principio y el fin de todo, Él es el Camino para llegar a la meta que el Padre ha establecido y Él es el alimento que tuvieron sus antepasados en el desierto o el pan que necesitó Elías… Él es la fuerza que se necesita para seguir el camino de hoy que Dios ha trazado al hombre; Él es la manifestación suprema del principio y del fin de todo…

            Los contemporáneos de Jesús se escandalizan de Jesús al escucharlo hablar así, ellos lo conocen, saben quiénes son sus familiares, Él es para ellos un vecino más, y no encuentran en Él otra dimensión que no sea la humana y no tienen ni idea de otra cosa que pueda hacer relación al padre ni al Dios que recibieron en herencia.

            Es la gran dificultad que encuentran sus paisanos y familiares: no reconocen en Jesús otra dimensión más allá de lo humano, con lo cual, Juan quiere recalcar que en este tipo de conocimientos se necesita la mano de Dios que es quien suscita la fe del creyente y lo atrae a través de Jesús.

            El conocimiento humano de Jesús es el primer paso, pero adherirse a Él, será el segundo paso para el que se necesita la acción de Dios.

            Jesús no deshumaniza a nadie ni le pide que renuncie a lo que es vital, simplemente pide que se afronte la vida con un compromiso serio de transformación, pero pide que se entienda que más allá del estómago hay también otra realidad que da sentido a la existencia: la trascendencia y, para ese nivel, es necesario también un alimento espiritual que no se puede olvidar, para lo que Él se proclama como el pan que da la vida y toda la fuerza para llevar adelante el proyecto del reino de Dios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

DOMINGO XVIII DEL T.O. –B-


PRIMERA LECTURA


Lectura del libro del Éxodo. Éx 16, 2-4. 12-15

Haré llover pan del cielo para vosotros

EN aquellos días, la comunidad de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo:
«¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos alrededor de la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda la comunidad».
El Señor dijo a Moisés:
«Mira, haré llover pan del cielo para vosotros: que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba, a ver si guarda mi instrucción o no. He oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Diles: “Al atardecer comeréis carne, por la mañana os hartaréis de pan; para que sepáis que yo soy el Señor Dios vuestro”».
Por la tarde una bandada de codornices cubrió todo el campamento; y por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío, apareció en la superficie del desierto un polvo fino, como escamas, parecido a la escarcha sobre la tierra. Al verlo, los hijos de Israel se dijeron:
«¿Qué es esto?».
Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo:
«Es el pan que el Señor os da de comer».

Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 

LA CEGUERA DEL ESCLAVO      

             Es curioso el detalle en el que hace hincapié el autor del texto del Éxodo: el pueblo ha perdido la confianza en Dios y quiere ver hasta qué punto está perdido el pueblo que no es capaz de descubrir la presencia de Dios ni en hechos evidentes como lo que acaba de ocurrir: el pueblo protesta porque no comen carne y ocurre algo inaudito: una banda de codornices aterrizan en el campamento y abastecen de carne a toda la comunidad; otro momento incomprensible: en la mañana amanece con una especie de escarcha comestible y nutritiva que sacia el hambre… pero el pueblo está ciego, no ve la mano de Dios en lo que está ocurriendo, más bien se dedican a criticar y protestar.

            Es algo que ha venido ocurriendo en todo el trayecto: tampoco ha visto la mano de Dios en el paso del mar Rojo, en la salida de Egipto, en aparecer agua de una piedra en el desierto, en todas las dificultades que han venido superando a través de toda la travesía con la gente que se han venido enfrentando…

            Y es que el esclavo no quiere responsabilidades, no quiere enfrentarse a la vida ni a la realidad, no siente que tenga que dar gracias por nada… prefiere vivir esclavizado moviéndose a golpes de látigo, sin responsabilidad alguna y sin ser dueño de su destino, ni esforzarse para abrirse camino; las cosas se las tienen que dar hechas, pensadas, programadas y le importa un bledo que salgan bien o mal o que no salgan.

            La historia se sigue repitiendo al pie de la letra, en todos los tiempos y en todos los niveles: los hombres y mujeres de todos los tiempos y todos los lugares, prefieren vivir sometidos antes que ser libres y responsables de su destino; prefieren vivir cumpliendo órdenes, antes que correr el riesgo de abrir camino y asumir la posibilidad de equivocarte y responder de tus errores al poner tu imaginación al servicio de los demás.

            Es triste ver en el momento actual, en donde se dice y se proclama por todas partes que contamos con las generaciones mejor preparadas de la historia, pero cuando nos acercamos a ellas, nos encontramos que un 69% de jóvenes aspiran a ser funcionarios, frente a un 30% que aspiran a ser autónomos.

            Lo más triste es ver que, al compararlos con los jóvenes de otros lugares, los resultados son al contrario, cosa que nos está indicando que, como los israelitas en el desierto, lo que más costó fue hacer un pueblo de hombres libres. Y, de hecho, estamos viendo cómo las regiones más atrasadas, son aquellas que viven subvencionadas, pues seguimos manteniendo el estado de esclavitud que es subvencionar a la gente para que regalen el voto.

 

Salmo responsorial

Sal 77, 3 y 4bc. 23-24. 25 y 54 (R/.: 24b)

R/.   El Señor les dio pan del cielo.

 

        V/.   Lo que oímos y aprendimos,
                lo que nuestros padres nos contaron,
                lo contaremos a la futura generación:
                las alabanzas del Señor, su poder.   
R/.

R/.   El Señor les dio pan del cielo.

 

        V/.   Pero dio orden a las altas nubes,
                abrió las compuertas del cielo:
                hizo llover sobre ellos maná,
                les dio pan del cielo.   
R/.

R/.   El Señor les dio pan del cielo.

 

        V/.   El hombre comió pan de ángeles,
                les mandó provisiones hasta la hartura.
                Los hizo entrar por las santas fronteras,
                hasta el monte que su diestra había adquirido.   
R/.

R/.   El Señor les dio pan del cielo.

 

SEGUNDA LECTURA


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios.
Ef 4, 17. 20-24

Revestíos de la nueva condición humana creada a imagen de Dios

HERMANOS:
            Esto es lo que digo y aseguro en el Señor: que no andéis ya, como es el caso de los gentiles, en la vaciedad de sus ideas. Vosotros, en cambio, no es así como habéis aprendido a Cristo, si es que lo habéis oído a él y habéis sido adoctrinados en él, conforme a la verdad que hay en Jesús. Despojaos del hombre viejo y de su anterior modo de vida, corrompido por sus apetencias seductoras; renovaos en la mente y en el espíritu y revestíos de la nueva condición humana creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas.

Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 

EL GRAN FRACASO DE LA VIDA       

            S. Pablo escribe a la comunidad de Éfeso pidiéndole que “no vivan como los no creyentes: vacíos de pensamiento”, sin sentido, sin perspectivas, dejándose llevar como si fueran esclavos.

            Cristo ha venido y ha roto esos esquemas, nos ha conseguido la libertad, ha dado muerte a ese hombre viejo sometido a los dictámenes del pecado: de los instintos que nos quitan la libertad interior y de las fuerzas del sistema que nos quitan la iniciativa y la libertad de ser nosotros mismos y nos someten a la opresión de los poderosos.

            Vivir “vacíos de pensamiento” es vivir como una veleta que gira al viento que sopla, quedando siempre a merced de la fuerza o de la moda que impera en el momento, sin capacidad para hacer frente a nada, caminando como un zombi sin sentido.

            Pablo invita a no dejarse atrapar y a vivir la vida llenándola de sentido, de alegría, disfrutando de ella y dejándola marcada con nuestro sello personal de grandeza y dignidad.

            El fracaso mayor que puede cometer una persona, es haber pasado por la vida sin haberle dejado un toque nuevo de grandeza y de la belleza personal de cada uno. Sería tanto como tener que aceptar que no valió la pena haber nacido y que fue inútil la existencia.

 

Aleluya

Mt 4, 4b

R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.

V/.   No sólo de pan vive el hombre,
        sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.   
R/.

 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 6, 24-35

El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed

 EN aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
«Maestro, ¿Cuándo has venido aquí?».
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios».
Ellos le preguntaron:
«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?».
Respondió Jesús:
«La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado».
Le replicaron:
«Y qué signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer”».
Jesús les replicó:
«En verdad, en verdad os digo: no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo».
Entonces le dijeron:
«Señor, danos siempre de este pan».
Jesús les contestó:
«Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás».
Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

LA FALTA DE HAMBRE DE DIOS      

             Es interesante el momento que nos presenta el evangelio y que está al orden del día en la actualidad: Jesús está preocupado de la situación de la gente; el domingo pasado lo veíamos cómo logra dar de comer a una muchedumbre y ésta no entiende otra cosa que llenar el estómago y busca quien le aseguro el tenerlo lleno, es decir: vivir subvencionado.

            Jesús se da cuenta de las miras tan cortas que tienen y no duda en echárselo en cara: “Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros”. Es decir: no van más allá del estómago. Otros no van más allá de la solución del problema concreto, del prestigio que puedan tomar, del puesto que puedan alcanzar… y para ello no dudan, incluso, en utilizar a Dios, a la religión, a las personas o a lo que les sea posible para conseguirlo.

            Y constantemente vemos cómo se busca a Jesús por motivos equivocados, por cosas que no tienen que ver absolutamente nada con Él, pero lo consideran como un instrumento por el que llegar a sus objetivos.

            No tenemos que hacer muchos esfuerzos para ver esta situación actualizada en nuestros días: basta acercarse a cualquier comedor social de caritas o a cualquier parroquia… De toda esa gente que vemos en la fila o sentada a la mesa ¿Cuántos vemos que entiendan que la ayuda que han recibido les remueva a responder con solidaridad?

            Veremos, incluso, que en el momento en que no se les llena el estómago se revuelven hasta con violencia. Quiere decir que no han entendido nada de lo que se les ha hecho, ni ha valido de nada la ayuda que se les ha dado, sino para llenar el estómago un momento, pero no para cambiarles la vida.

            Si esa ayuda que han recibido no les ha abierto HAMBRE de dignidad, de solidaridad, de fraternidad, no han entendido nada, no ha servido para nada, sino para mantener el estado de esclavitud. De ahí que Jesús responda con el reproche y con la invitación: “Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna”; y como alternativa a esa actitud estancada, esclavizante, se propone Él mismo como “El PAN de la VIDA”