DOMINGO XX DEL T.O. –B-


PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de los Proverbios.
Prov 9, 1-6

Comed de mi pan, bebed el vino que he mezclado

LA sabiduría se ha hecho una casa, ha labrado siete columnas; ha sacrificado víctimas, ha mezclado el vino y ha preparado la mesa. Ha enviado a sus criados a anunciar en los puntos que dominan la ciudad:
«Vengan aquí los inexpertos»; y a los faltos de juicio les dice: «Venid a comer de mi pan, a beber el vino que he mezclado; dejad la inexperiencia y viviréis, seguid el camino de la inteligencia».
Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 

IGNORANTES EMPECINADOS    

            El texto de Proverbios hace un símil para describir la situación en la que se encuentra el pueblo con respecto a las actividades que hacen que camine en la verdad o en la mentira.

            El autor pone dos personajes femeninos en torno a los que gira la atención y la adhesión de todas las personas: estos dos personajes son la SABIDURÍA y la NECEDAD; en torno a ellas van girando los hombres y se van definiendo de un bando o del otro, cada uno se adhiere y conforma su vida en consonancia con su opción.

            Esta imagen tiene hoy una actualidad enorme y vemos  con absoluta claridad dividida a la gente según esos esquemas: vemos a unos empecinados en la mentira, en la distorsión de la realidad, opuestos a lo evidente, a la ciencia, a la historia y cambiando la realidad a su antojo y conveniencias y hasta queriendo imponerse y obligar a que todos aplaudan su postura y entren por el aro; es cuestión de observar lo que está ocurriendo con lo políticamente correcto y con el pensamiento único que se quiere imponer por la fuerza.

            Vemos a otros que se adhieren a la verdad, a la sabiduría, partiendo del sentido común, que son capaces de descubrir quién les puede ayudar a descubrir la verdad y están abiertos, con capacidad crítica y de escucha para descubrir el bien y la verdad; éstos intentan analizar, descubrir el camino y ayudar a que los demás también lo descubran, y aguantan los insultos, los desprecios y entienden que no se puede perder el tiempo en estupideces. Sin embargo, el hombre “sin seso” (necio) no responde a la invitación que le hacen a seguir el camino de la inteligencia.

  

Salmo responsorial

Sal 33, 2-3. 10-11. 12-13. 14-15 (R/.: 9a)

R/.   Gustad y ved qué bueno es el Señor.

 

        V/.   Bendigo al Señor en todo momento,
                su alabanza está siempre en mi boca;
                mi alma se gloría en el Señor:
                que los humildes lo escuchen y se alegren.   
R/.

R/.   Gustad y ved qué bueno es el Señor.

 

        V/.   Todos sus santos, temed al Señor,
                porque nada les falta a los que le temen;
                los ricos empobrecen y pasan hambre,
                los que buscan al Señor no carecen de nada.   
R/.

R/.   Gustad y ved qué bueno es el Señor.

 

        V/.   Venid, hijos, escuchadme:
                os instruiré en el temor del Señor.
                ¿Hay alguien que ame la vida
                y desee días de prosperidad?   
R/.

R/.   Gustad y ved qué bueno es el Señor.


        V/.   Guarda tu lengua del mal,
                tus labios de la falsedad;
                apártate del mal, obra el bien,
                busca la paz y corre tras ella.   
R/.
R/.   Gustad y ved qué bueno es el Señor.

SEGUNDA LECTURA


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios.
Ef 5, 15-20

Daos cuenta de lo que el Señor quiere


HERMANOS:
Fijaos bien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos, aprovechando la ocasión, porque vienen días malos. Por eso, no estéis aturdidos, daos cuenta de lo que el Señor quiere.
No os emborrachéis con vino, que lleva al libertinaje, sino dejaos llenar del Espíritu.
Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y tocad con toda el alma para el Señor.
Dad siempre gracias a Dios Padre por todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Palabra de Dios.

  

REFLEXIÓN

 

EN ACTITUD DE ALERTA       

            S. Pablo escribe a los efesios recordándoles las invitaciones que desde siempre han formado parte de la cultura, de la moral y de la ética del pueblo: “Fijaos bien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos…” Es que no hay en la vida cosa peor ni estupidez más grande, que un necio ignorante, que no sabe dónde tiene la mano derecha, creyéndose el que más sabe y, además, empecinado en su ignorancia. Esta es la peor imagen que puede dar un cristiano que ha de estar abierto al amor, a la misericordia y a la comprensión de Dios.

            En cambio, el necio se cierra en su estupidez y su ignorancia la convierte en verdad y en referente absoluto. Por eso Pablo les aconseja dejar el alcohol y todo aquello que los sustraiga de la realidad, pues esto magnifica justamente la ignorancia y engrandece la imagen de la estupidez, al perder el control de todo y convierte al hombre en un muñeco a merced de los instintos más primarios: sexo y violencia que convierten al hombre en un animal peligroso y por eso les dice: “ no estéis aturdidos.. No os emborrachéis con vino, que lleva al libertinaje” y les invita más bien a llenarse del Espíritu que fortalece la voluntad y la libertad: “sino dejaos llenar del Espíritu”.

 

Aleluya

Jn 6, 56

R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.

V/.   El que come mi carne y bebe mi sangre —dice el Señor—
        habita en mí y yo en él.   
R/.

 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 6, 51-58

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida


EN aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».
Disputaban los judíos entre sí:
«¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».
Entonces Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».
Palabra del Señor.

  

REFLEXIÓN

 

EL ALIMENTO DE LA VIDA    

 

            Hemos podido ver con toda claridad que la llamada que nos viene haciendo la palabra de Dios es a una opción clarísima por la sensatez, por el sentido común y no dejar espacio alguno a la estupidez humana.

            Esa actitud de adhesión a la verdad está referida a Dios, a su Espíritu que es el que nos guía por el camino de la verdad y, en esta opción, Jesús se presenta como el camino, el alimento, la fuerza y la luz que nos conduce por él: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre”; es decir: tomar la opción de Jesucristo es ubicarse ya, en este mundo, en una situación de vida eterna, de “sabiduría” que vive ya dentro de nuestro cuerpo mortal. Por tanto, optar por Cristo es ubicarse ya en la vida eterna, en la sabiduría de Dios.

            Lógicamente, lo mismo que el que opta por la mentira se alimenta de la corrupción, el que opta por Dios, ha de alimentarse del amor, de la verdad, de la justicia de la paz, de la fraternidad…de Dios. “Este es el pan que ha bajado del cielo y que nos mantiene vivos”. Es lo único que nos va a hacer permanecer estables en nuestro puesto, sobre todo en un tiempo tan fastidiado como el que vivimos, en el que tenemos que caminar contra corriente; ese “Pan bajado del cielo” es el único que nos va a permitir atravesar este desierto sin desalentarnos