DOMINGO XIII DEL T. O. –C-


PRIMERA LECTURA

Lectura del primer libro de los Reyes. 1 Re 19, 16b. 19-21
Eliseo se levantó y siguió a Elías
EN aquellos días, el Señor dijo a Elías en el monte Horeb:
    «Unge profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo se Safat, de Abel Mejolá».
Partió Elías de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, quien se hallaba arando. Frente a él tenía doce yuntas; él estaba con la duodécima. Pasó Elías a su lado y le echó su manto encima.
Entonces Eliseo abandonó los bueyes y echó a correr tras Elías, diciendo:
    «Déjame ir a despedir a mi padre y a mi madre y te seguiré».
Elías le respondió:
    «Anda y vuélvete, pues ¿qué te he hecho?».
Eliseo volvió atrás, tomó la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio. Con el yugo de los bueyes asó la carne y la entregó al pueblo para que comiera. Luego se levantó, siguió a Elías y se puso a su servicio.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

RESPONDER A DIOS EN LIBERTAD  
            El pasaje del libro de los Reyes nos presenta el relato de la llamada al profeta Eliseo: nos cuenta que era un rico agricultor que se encontraba arando en su finca con doce yuntas. Pasó por allí el profeta Elías, le echó encima su manto, como signo de imposición de su Espíritu y Eliseo no se anduvo con explicaciones: lo dejó todo, mató la yunta de bueyes que llevaba dio de comer a sus obreros con ella y se puso al servicio de Elías. Es decir: podemos ver perfectamente los pasos de toda llamada: Dios llama a través de alguien que reconoce en la persona las cualidades que Dios le ha dado; el convocado responde a la llamada sin condiciones y corta radicalmente con su vida para ponerse a disposición de Dios.
            Inmediatamente nos sale al paso la idea del respeto a la libertad de la persona: Dios, en ningún momento fuerza la libertad de la persona, es más, la respuesta que pide ha de ser en absoluta libertad, pues la llamada fundamental que Dios hace al cristiano es a la libertad, Cristo nos la consiguió, por eso, cuando Cristo llama lo hace a vivir la libertad en plenitud, porque su amor es libertad, que no consiste en hacer lo que nos viene en gana, sino en ser dueños de nosotros mismos y ser capaces de hacer frente al pecado
Salmo responsorial
Sal 15, 1b-2a y 5. 7-8. 9-10. 11 (R/.: cf. 5a)
R/.   Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.

        V/.   Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
                Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
                El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
                mi suerte está en tu mano.  
R/.
R/.   Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.

        V/.   Bendeciré al Señor, que me aconseja,
                hasta de noche me instruye internamente.
                Tengo siempre presente al Señor,
                con él a mi derecha no vacilaré   R/.
R/.   Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.

        V/.   Por eso se me alegra el corazón,
                se gozan mis entrañas,
                y mi carne descansa esperanzada.
                Porque no me abandonarás en la región de los muertos
                ni dejarás a tu fiel ver la corrupción.   
R/.
R/.   Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.

        V/.   Me enseñarás el sendero de la vida,
                me saciarás de gozo en tu presencia,
                de alegría perpetua a tu derecha.   
R/.
R/.   Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas. Gál 5, 1. 13-18
Habéis sido llamados a la libertad
HERMANOS:
Para la libertad nos ha liberado Cristo.
Manteneos, pues, firmes, y no dejéis que vuelvan a someteros a yugos de esclavitud.
Vosotros, hermanos, habéis sido llamados a la libertad; ahora bien, no utilicéis la libertad como estímulo para la carne; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor.
Porque toda la ley se cumple en una sola frase, que es: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».
Pero, cuidado, pues mordiéndoos y devorándoos unos a otros acabaréis por destruiros mutuamente.
Frente a ello, yo os digo: caminad según el Espíritu y no realizaréis los deseos de la carne; pues la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne; efectivamente, hay entre ellos un antagonismo tal que no hacéis lo que quisierais.
Pero si sois conducidos por el Espíritu, no estáis bajo la ley.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

LA VERDADERA LIBERTAD      
            San Pablo escribe a los gálatas y les advierte que tengan cuidado de no volver a la esclavitud de la que han sido liberados: la esclavitud del pecado a donde nos llevan el descontrol de los instintos que se imponen sobre nuestra voluntad y nos convierten en esclavos de todas las fuerzas naturales.
            Les re cuerda que la vocación a la que han sido llamados es a la libertad, pero han de entender las cosas como es debido: ser libres no significa dar rienda suelta a todas nuestras apetencias e instintos, sino que la verdadera libertad nos lleva a un autodominio tal que somos capaces de ponernos al servicio los unos de los otros, que es el mayor gesto de la verdadera libertad y, cuando esta actitud es la que nos mueve, la ley no tiene poder sobre nosotros,
            En cambio, si la libertad la entendemos como el hacer lo que nos gusta y nos pide el cuerpo en un momento, pronto habremos convertido la vida en una verdadera jauría en donde “nos devoraremos los unos a los otros y acabaremos aniquilándonos”.
            Por tanto, invita a dejarse guiar por la fuerza del Espíritu, haciéndole frente a los apetitos desordenados que nos arrastran a la perdición


Aleluya
Sam 3, 9c; Jn 6, 68c
R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.
V/.   Habla, Señor, que tu siervo te escucha;
        tú tienes palabras de vida eterna.   
R/.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. Lc 9, 51-62
Tomó la decisión de ir a Jerusalén. Te seguiré adondequiera que vayas
CUANDO se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él.
Puestos en camino, entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. Pero no lo recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron:
    «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?».
Él se volvió y los regañó. Y se encaminaron hacia otra aldea. Mientras iban de camino, le dijo uno:
    «Te seguiré adondequiera que vayas».
Jesús le respondió:
    «Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».
A otro le dijo:
    «Sígueme».
El respondió:
    «Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre».
Le contestó:
    «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios».
Otro le dijo:
    «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa».
Jesús le contestó:
    «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios».
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

“LA LLAMADA Y SEGUIMIENTO DE JESÚS”  

En el texto que nos presenta la liturgia de hoy podemos ver como tres fotos distintas que nos presentan tres VOCACIONES:
1º- Mientras iban de camino, le dijo uno:  C*Te seguiré adonde vayas.+ 
2º- A otro le dijo:  -Sígueme.+ 
3º- Otro le dijo:  -“Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.”
            Mientras tantanto, Jesús va discutiendo con sus discípulos mientras van de camino, sobre lo que exige el seguirlo y, cuando estos tres individuos se presentan, la respuesta de Jesús es clara y tajante: Les presenta las mismas exigencias que le viene pidiendo a los apóstoles:        
-Han de tener un despego total de los bienes y de las comodidades materiales.
                        -Han de hacer una ruptura con el pasado y con el presente y hasta con      la propia familia, si es que se presenta como obstáculo para seguirlo.
            Jesús tiene muy claro que el horizonte y el valor absoluto que le va a dar sentido a todo es el Reino y, por delante del reino no se puede poner otra cosa, sino que todo ha de quedar supeditado a él. El verdadero discípulo ha de estar en completa libertad para poder ponerse a disposición del reino. El que pone condiciones, del tipo que sea, no es apto para la causa.
            Jesús va de camino a Jerusalén, donde se va a cumplir todo lo predicho y, por tanto, no caben medias tintas, todo tiene condiciones de urgencia, no podemos andar con titubeos.
            Cuando analizamos esta actitud tajante de Jesús con aquellos que están queriendo seguirle, queda la impresión de que los espanta, en lugar de animarlos, pero viendolo despacio, lo que hace es derribarles las falsas expectativas y los triunfalismos que los pueden animar y que, después se convierten en decepciones y en rupturas. El discípulo debe ser consciente desde el primer momento de todas  las dificultades y peligros de la empresa la que se adhiere, para que no se llame a equivocaciones.
            Por tanto, queda claro: SEGUIR A JESÚS exige:
                        -Disponibilidad absoluta para vivir en la inseguridad: no tener nada, no llevar nada… es decir: el discípulo que decide seguir a Jesús no puede programar su vida según sus conveniencias ni criterios personales, pues el proyecto no es suyo, sino de Jesús y es Él quien puede hacerlo.
                        -Ha de estar dispuesto a romper con las ataduras que le pueden suponer las  estructuras sociales, económicas, políticas, sociales y culturales que le quiten la libertad.
                        -El proyecto de Jesús no admite situaciones de prueba que dén posibilidad de comparar y ver qué es lo que más conviene; no. Se ha de dar una decisión irrevocable, sin dar cabida a añoranzas del pasado y deseos de compatibilizar.
            Hoy, como siempre, frente a las diferentes propuestas y llamadas, sigue en pie la de Jesús a todos los hombres y mujeres con las mismas exigencias y también la misma respuesta: “A quien deja padre, madre, casa, bienes, hijos, esposo o esposa por mi y por mi causa, recibirá… el ciento por uno”
            Esta radicalidad puede cogerse al pie de la letra, como hicieron los apóstoles, y convertirse en fanatismo, hasta el punto que desean aniquilar a todo aquel que no piense como ellos, a lo que Jesús les reprocha y les dice que no han entendido el Espíritu que les ha de mover.
            El seguimiento y la llamada de Jesús es un regalo, una gran deferencia que Jesús ofrece a quien se la hace: deferencia, porque nadie se merece ser llamado a participar en la obra de Jesús y regalo porque nadie es tan fuerte e interesante como para apropiarse la capacidad y las dotes necesarias para conducir, guiar a los hombres a la luz.
            Por otro lado, nadie puede presumir de tener las fuerzas que se necesitan para mantenerse en la brecha del reino, sintiendose plenamente libre y lleno de entusiasmo en medio del vendaval y de la lucha, si es que no se siente amado, mimado e intimamanete unido a Jesús, pues el discípulo no deja de ser “hombre” ni deja de vivir entre los hombres y en el ambiente que han construido los hombres.
            Cuando el discípulo se ha sentido fascinado por Jesús y por su causa, todo lo demás pasa a un segundo y a un tercer lugar; ahí se entiende la frase de S. Agustín: “Ama y haz lo que quieras” es que si AMAS no vas a hacer, sino aquello que agrada a Dios, que es tu mayor deseo. Esa es la gran LIBERTAD que da  el AMOR.




SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO


PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Génesis. Gén 14, 18-20
Ofreció pan y vino

EN aquellos días, Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino, y le bendijo diciendo:
    «Bendito sea Abrán por el Dios altísimo,
    creador de cielo y tierra;
    bendito sea el Dios altísimo,
    que te ha entregado tus enemigos».
Y Abrán le dio el diezmo de todo.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

LOS SIGNOS DE LA ALIANZA     
            La celebración del Corpus está enmarcada en un ambiente de acogida y acción de gracias. La liturgia recoge el sentido más remoto de la acogida con la figura de Melquisedec que acogió a Abraham en su casa y le ofreció pan y vino para un sacrificio de bendición y acción de gracias por los triunfos obtenido en la batalla.
            Más adelante, en la historia de Israel cogemos la alianza que Dios hace con el pueblo que lo saca de Egipto; después vuelve a renovar su alianza en el Sinaí y en la cumbre de los tiempos, Cristo suscribirá la alianza definitiva ofreciendo su persona como víctima del sacrificio de bendición, de acogida por parte de Dios y de acción de gracias por parte del pueblo y lo expresa con el pan y el vino de la cena pascual.
            Esta es la gran realidad que celebramos el día del Jueves Santo y que la liturgia quiere retomar y actualizar en nuestra vida, quedando el pan y el vino en recuerdo de Melquisedec y como signos visibles y sensibles de la realidad de la presencia de Cristo resucitado entre nosotros.
            Sin embargo, esta realidad que Dios expresa con su iglesia, necesita una respuesta adecuada a la grandeza que tiene y es ahí, como ocurrió en el pueblo de Israel, donde fallamos todos menos preciando y devaluando el significado que tiene.

Salmo responsorial
Sal 109, 1bcde. 2. 3. 4 (R/.: 4bc)
R/.   Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

        V/.   Oráculo del Señor a mi Señor:
                «Siéntate a mi derecha,
                y haré de tus enemigos
                estrado de tus pies».   
R/.
R/.   Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

        V/.   Desde Sión extenderá el Señor
                el poder de tu cetro:
                somete en la batalla a tus enemigos.   R/.
R/.   Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

        V/.   «Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
                entre esplendores sagrados;
                yo mismo te engendré, desde el seno,
                antes de la aurora».   
R/.
R/.   Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

        V/.   El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
                «Tú eres sacerdote eterno,
                según el rito de Melquisedec».   
R/.
R/.   Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

 SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.
1 Cor 11, 23-26
Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor
HERMANOS:
Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido:
que el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo:
    «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía».
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo:
    «Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía».
Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

LA EUCARISTÍA O LA NUEVA ALIANZA      
            Pablo quiere recordar a los corintios lo que él ha recibido como base y fundamento de todo lo que les ha venido predicando: la vida y la obra de Jesús no fue más que la manifestación y demostración de la fidelidad de Dios a su compromiso inquebrantable de salvación; por eso, la Eucaristía, la “Nueva Alianza” es el gran referente para todos: “Siempre que coméis de este pan y bebéis de este cáliz, anunciáis la muerte del Señor hasta que vuelva”; es decir: cada Eucaristía es la renovación de la Alianza de Cristo, del compromiso de amor de Dios  para con el hombre. ¡Ojalá lo fuera también para el hombre.
            Pero esta decisión de Dios nos lleva irremediablemente a plantearnos personalmente la pregunta: ¿Hasta qué punto yo estoy acogiendo, dando gracias, y respondiendo al bien que Dios me está ofreciendo?
            El gran problema de la comunidad de Corinto está siendo el que haya perdido el sentido de la Eucaristía y la ha convertido en un gesto humano en el que no se expresa la grandeza de Dios ni la fraternidad que Él ha traído, sino más bien todo lo contrario: han perdido el sentido y han convertido la Eucaristía en un acto social, un anti-signo y Pablo responde con contundencia.

Hoy puede decirse la secuencia Lauda, Sion, salvatorem

SECUENCIA (forma larga)

Alaba, alma mía, a tu Salvador;
   alaba a tu guía y pastor
   con himnos y cánticos.

Pregona su gloria cuanto puedas,
   porque él está sobre toda alabanza,
   y jamás podrás alabarle lo bastante.

El tema especial de nuestros loores
   es hoy el pan vivo y que da vida.
   El cual se dio en la mesa de la sagrada cena
   al grupo de los doce apóstoles
   sin género de duda.

Sea, pues, llena, sea sonora,
   sea alegre, sea pura
   la alabanza de nuestra alma.

Pues celebramos el solemne día
   en que fue instituido
   este divino banquete.

En esta mesa del nuevo rey,
   la pascua nueva de la nueva ley
   pone fin a la pascua antigua.

Lo viejo cede ante lo nuevo,
   la sombra ante la realidad,
   y la luz ahuyenta la noche.
   Lo que Jesucristo hizo en la cena,
   mandó que se haga en memoria suya.

Instruidos con sus santos mandatos,
   consagramos el pan y el vino,
   en sacrificio de salvación.

Es dogma que se da a los cristianos,
   que el pan se convierte en carne,
   y el vino en sangre.

Lo que no comprendes y no ves,
   una fe viva lo atestigua,
   fuera de todo el orden de la naturaleza.

Bajo diversas especies,
   que son accidentes y no sustancia,
   están ocultos los dones más preciados.

Su Carne es alimento y su Sangre bebida;
   mas Cristo está todo entero
   bajo cada especie.

Quien lo recibe no lo rompe,
   no lo quebranta ni lo desmembra;
   recíbese todo entero.

Recíbelo uno, recíbenlo mil;
   y aquel lo toma tanto como estos,
   pues no se consume al ser tomado.

Recíbenlo buenos y malos;
   mas con suerte desigual
   de vida o de muerte.

Es muerte para los malos,
   y vida para los buenos;
   mira cómo un mismo alimento
   produce efectos tan diversos.

Cuando se divida el Sacramento,
   no vaciles, sino recuerda
   que Jesucristo tan entero
   está en cada parte
   como antes en el todo.

No se parte la sustancia,
   se rompe solo la señal;
   ni el ser ni el tamaño
   se reducen de Cristo presente.

He aquí el pan de los ángeles,
   hecho viático nuestro;
   verdadero pan de los hijos,
   no lo echemos a los perros.

Figuras lo representaron:
   Isaac fue sacrificado;
   el cordero pascual, inmolado;
   el maná nutrió a nuestros padres.

Buen Pastor, Pan verdadero,
   ¡oh, Jesús!, ten piedad.
   Apaciéntanos y protégenos;
   haz que veamos los bienes
   en la tierra de los vivientes.

Tú, que todo lo sabes y puedes,
   que nos apacientas aquí
   siendo aún mortales,
   haznos allí tus comensales,
   coherederos y compañeros
   de los santos ciudadanos.

SECUENCIA (forma breve)

He aquí el pan de los ángeles,
   hecho viático nuestro;
   verdadero pan de los hijos,
   no lo echemos a los perros.

Figuras lo representaron:
   Isaac fue sacrificado;
   el cordero pascual, inmolado;
   el maná nutrió a nuestros padres.

Buen Pastor, Pan verdadero,
   oh, Jesús!, ten piedad.
   Apaciéntanos y protégenos;
   haz que veamos los bienes
   en la tierra de los vivientes.

Tú, que todo lo sabes y puedes,
   que nos apacientas aquí
   siendo aún mortales,
   haznos allí tus comensales,
   coherederos y compañeros
   de los santos ciudadanos.
Aleluya
Jn 6, 51
R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.
V/.   Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo —dice el Señor—;
        el que coma de este pan vivirá para siempre..   
R/.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. Lc 9, 11b-17 
Comieron todos y se saciaron
EN aquel tiempo, Jesús hablaba a la gente del reino y sanaba a los que tenían necesidad de curación. El día comenzaba a declinar. Entonces, acercándose los Doce, le dijeron:
    «Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado».
Él les contestó:
    «Dadles vosotros de comer».
Ellos replicaron:
    «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para toda esta gente».
Porque eran unos cinco mil hombres.
Entonces dijo a sus discípulos:
    «Haced que se sienten en grupos de unos cincuenta cada uno».
Lo hicieron así y dispusieron que se sentaran todos. Entonces, tomando él los cinco panes y los dos peces y alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y recogieron lo que les había sobrado: doce cestos de trozos.
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

VIVIR LA EUCARISTÍA   

            Con frecuencia escuchamos decir que la misa es un rollo, que siempre es lo mismo, que tenemos que actualizarnos, que no se puede estar repitiendo siempre lo mismo… etc.
            Pero la Eucaristía no es algo que esté expuesto a caprichos de nadie; esto fue tan importante que debió quedarse grabado en la comunidad: es la última cena de Jesús, es el momento supremo de su vida, es el acontecimiento por excelencia, el referente de autenticidad que tenemos, eso no puede estar al arbitrio de cada uno, de forma que en un lugar te encuentres celebrando una liturgia recargada de gestos y símbolos y en otro sitio te encuentres al cura bailando una sevillana.
            En la comunidad resuenan como un eco irrefutable las palabras de Jesús: “Haced esto en memoria mía” y por eso Pablo les recuerda: “Cada vez que celebráis esto proclamáis la muerte del Señor hasta que vuelva”.
            Desde el principio la comunidad cristiana ha mantenido este deseo de Jesús y este mandato inquebrantable como el gran referente en el que encontramos la presencia real de Cristo en su iglesia a través de su palabra que nos recuerda su vida, sus palabras y su mensaje y nos marca un camino a sus discípulos para seguir sus pasos y en las especies del pan y el vino
            La comunidad tiene muy claro que Jesús se ha quedado con su Espíritu y se ha convertido en alimento, en alegría, en coraje para vivir y afrontar las dificultades; comulgar con el pan y con el vino es unirse plenamente a su persona y a su proyecto, pero al mismo tiempo es unirse a todos los creyentes que sienten y viven lo mismo; ese pan y ese vino es el eje de la unidad en el que todos nos identificamos y en el que compartimos vida e ideales:
            Celebrar la cena del Señor es identificarse con Él, es repetir el gesto y la realidad que Cristo vivió y expresó en el momento de la celebración; es el momento solemne en donde confesamos nuestra fe y nuestra unión con Cristo, haciendo nuestras sus palabras, sus sentimientos, sus deseos y su proyecto.


SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD


 PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Proverbios. Prov 8, 22-31
Antes de que la tierra existiera, la Sabiduría fue engendrada
ESTO dice la Sabiduría de Dios:
«El Señor me creó al principio de sus tareas,
     al comienzo de sus obras antiquísimas.
En un tiempo remoto fui formada,
     antes de que la tierra existiera.
Antes de los abismos fui engendrada,
     antes de los manantiales de las aguas.
Aún no estaban aplomados los montes,
     antes de las montañas fui engendrada.
No había hecho aún la tierra y la hierba,
     ni los primeros terrones del orbe.
Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo;
     cuando trazaba la bóveda sobre la faz del abismo;
     cuando sujetaba las nubes en la altura,
     y fijaba las fuentes abismales;
cuando ponía un límite al mar,
     cuyas aguas no traspasan su mandato;
cuando asentaba los cimientos de la tierra,
     yo estaba junto a él, como arquitecto,
     y día tras día lo alegraba,
todo el tiempo jugaba en su presencia:
     jugaba con la bola de la tierra,
     y mis delicias están con los hijos de los hombres».
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

LA HUELLA DE DIOS EN EL HOMBRE    
La primera lectura del libro de los proverbios (8, 22-31) nos ubica en sintonía con la gran realidad de Dios que, aunque no seamos capaces de definirla y darle forma, es algo que se vive, pues lo llena todo: el autor identifica a Dios con la Sabiduría que es la autora del todo el proyecto de la creación, pero al mismo tiempo es algo que lo palpamos pues vemos que va realizando su acción de acuerdo a su voluntad en toda la creación, dirigiendo todas las cosas y va haciendo que el ser humano se dé cuenta que por encima de él está Dios que es incontrolable.
Esta realidad trascendente está en el universo antes incluso que el ser humano y que todas las realidades existentes. Esta sabiduría es anterior a todo lo que existe, pues ha sido ella la que lo ha puesto en la existencia; esa SABIDURÍA aparece presente en el ser humano que es la que lo capacita para darse cuenta de su existencia y de la de Dios
Esta SABIDURÍA que es la fuerza, el amor, la vida de Dios se encarna y toma la figura de un ser humano (Jn. 1, 14) Por eso decimos que este texto de Proverbios es un canto a la sabiduría que presagia la encarnación de Jesús, Hijo de Dios.
  
Salmo responsorial
Sal 8, 4-5. 6-7. 8-9 (R/.: 2ab)
R/.   ¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

        V/.   Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
                la luna y las estrellas que has creado.
                ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
                el ser humano, para mirar por él?   
R/.
R/.   ¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

        V/.   Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
                lo coronaste de gloria y dignidad;
                le diste el mando sobre las obras de tus manos.
                Todo lo sometiste bajo sus pies.   R/.
R/.   ¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

        V/.   Rebaños de ovejas y toros,
                y hasta las bestias del campo,
                las aves del cielo, los peces del mar,
                que trazan sendas por el mar.   
R/.
R/.   ¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. Rom 5, 1-5
A Dios, por medio de Cristo, en el amor derramado por el Espíritu
HERMANOS:
Habiendo sido justificados en virtud de la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, por el cual hemos obtenido además por la fe el acceso a esta gracia, en la cual nos encontramos; y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Más aún, nos gloriamos incluso en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia, la paciencia, virtud probada, la virtud probada, esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

DEJARNOS EN MANOS DE DIOS     
  Dios ha realizado su plan con los hombres y a éstos no les queda otra respuesta que la aceptación de este plan salvífico que Dios ha realizado.       
Efectivamente es algo que pertenece al campo de la fe y ella nos dice que Dios nos ha reconciliado y ha establecido la paz con la humanidad caída, ubicando al hombre en una situación de salvación: Cristo ha resucitado y su Espíritu ha sido derramado en nuestros corazones, entonces, la misma fuerza del Espíritu que a Él lo ha resucitado, nos resucitará también a nosotros.
  Esta es nuestra fe y esta es la esperanza a la que nos invita Cristo. Si nos dejamos llevar por esta confianza y nuestras vidas se ponen en sintonía con su plan de salvación, la vida entera recupera un sentido completamente nuevo.
Esta dimensión exige un acto de FE en el que ponemos nuestra persona entera, pues mientras todos nuestros sentidos nos dicen que no aceptes lo que no veas, palpes o sientas nuestra fe nos dice que me fíe de Dios a quien no veo, ni controlo físicamente y me pongo a su disposición desde mi libertad y con mi plena voluntad a quien acepto como principio fin y medio de toda mi existencia.

Aleluya
Cf. Ap 1, 8
R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.
V/.   Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo;
        al Dios que es, al que era y al que ha de venir.   
R/.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 16, 12-15
Lo que tiene el Padre es mío. El Espíritu recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
    «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

LA IMAGEN DE DIOS QUE NOS REVELA JESÚS    
            Uno de los grandes problemas que tuvo Jesús y que le costó la vida fue presentar la nueva imagen de Dios: DIOS ES PERSONA que se relaciona con otras personas y lo hace en los esquemas que entienden las personas.
            Jesús nos invita a mirar la obra de Dios que es la naturaleza, el orden existente, la belleza que existe y que no es creada por el hombre; las leyes que rigen el universo… Todo en un orden maravilloso y una solidaridad extraordinaria que no admite distinciones: Dios hace salir el sol y caer la lluvia sobre buenos y sobre malos; un amor universal que no pone condiciones y Jesús nos dice que imitemos a nuestro Padre y seamos perfectos Él es perfecto.
            Por otro lado, Jesús confiesa que Él es idéntico a su Padre y que le anima el mismo Espíritu, por eso no puede ser diferente de modo que quien lo ve a Él está viendo al Padre y por eso, Él actúa como lo hace el Padre: hemos de amar y rezar por todos sin condiciones, hasta por nuestros enemigos.
            El ESPÍRITU que anima a Dios es el AMOR que lo hace consolador del hombre, maestro y defensor con la VERDAD ante la mentira; Jesús es la verdad encarnada que ayudará a los hombres a comprender quién es Dios haciendo que su palabra sea siempre una fuerza viva capaz de iluminar el camino de los hombres y darle sentido a sus vidas.
            EL ESPÍRITU SANTO será la fuerza de Dios que da la vida y la capacidad de amar, de entender y de optar, superando incluso, la fuerza de la naturaleza que nos dice que no hay nada detrás de lo que vemos y palpamos.