DOMINGO I DE ADVIENTO -A-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías       2,  1‑5
El Señor reúne a todas las naciones en la paz eterna del Reino de Dios

Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén:
Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas.
Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos. Dirán: «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; Porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén la palabra del Señor.
Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra.
Casa de Jacob, ven; caminemos a la luz del Señor.
Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN 

“LA VERDAD, UNICO REFERENTE PARA EL HOMBRE”  

                  El profeta Isaías anuncia la venida de un orden nuevo en el que todos se darán cuenta de que Dios es la única alternativa y posibilidad de que el hombre sea feliz.

                  Isaías pone como único objetivo que puede atraer la atención del hombre, la VERDAD, pues la mentira, al final nos lleva a la muerte y a la desgracia, por eso, el profeta sostiene que la verdad ha de llegar a imponerse como único referente, frente a la atracción que presenta el dinero, el poder, el lujo la comodidad… que a la larga es un auténtico engaño que lleva a la decepción y a la muerte.

                  Esta esperanza que el profeta intenta inyectar en su pueblo, es algo que hoy la estamos necesitando todos; pues nos metimos por un camino que no lleva a ningún sitio, pues nos ha recluido en una inmediatez engañosa haciéndonos creer que en “TENER” cosas estaba la felicidad que buscamos y al encontrarnos en un ambiente completamente materializado nos estamos encontrando que nos hemos recluido en un individualismo y en una insolidaridad impresionante, con lo que no hemos conseguido sino la soledad, la angustia y el miedo al futuro que cada vez se nos presenta más enigmático y cruel. 

Salmo responsorial       Sal  121,  1‑2.  4‑5. 6‑7.    8‑9  (R.: Cf.1)


 
R.  Vamos alegres a la casa del Señor.

           ¡Qué alegría cuando me dijeron:
           «Vamos a la casa del Señor.»!
           Ya están pisando nuestros pies
           tus umbrales, Jerusalén.    R.
R.  Vamos alegres a la casa del Señor

           Allá suben las tribus,
           las tribus del Señor.
           Según la costumbre de Israel,
           a celebrar el nombre del Señor;
           en ella están los tribunales de justicia,
           en el palacio de David.    R.
R.  Vamos alegres a la casa del Señor

           Desead la paz a Jerusalén:
           «vivan seguros los que te aman,
           haya paz dentro de tus muros,
           seguridad en tus palacios.»    R.
R.  Vamos alegres a la casa del Señor

           Por mis hermanos y compañeros,
           voy a decir: «la paz contigo.»
           Por la casa del Señor, nuestro Dios,
           te deseo todo bien.    R.
 R.  Vamos alegres a la casa del Señor

SEGUNDA LECTURA 


Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos       13,  11‑14a 
Nuestra salvación está cerca
Hermanos:
Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz.
Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo.
Palabra de Dios.
 

REFLEXIÓN 

INSTALARSE EN EL SISTEMA    

                  S. Pablo hace una llamada fuerte a la comunidad de los romanos para que despierten de la situación en la que se han instalado: se han acomodado en un sistema de injusticia, de mentira y de corrupción. Se han instalado en las tinieblas de la noche y en esa situación se ha perdido toda esperanza, solo se encuentra la muerte, dedicados a comilonas, borracheras, lujuria, libertinaje y depravación que lleva a la envidia y rivalidad, al vacío existencial. Es una situación en la que se ha perdido todo sentido de transcendencia: la vida no tiene más valor ni sentido que el vivir lo mejor que se pueda y disfrutar hasta la saciedad, porque “eso es lo que nos vamos a llevar”.

                  El razonamiento es exactamente el mismo que nos hacemos en la sociedad en la que vivimos, donde se ha establecido el hedonismo como sistema de vida, el disfrute material de las cosas como única forma de ser feliz y gozar de la vida. Los grandes valores de la honradez, de la fidelidad, de la solidaridad, de la lealtad… son considerados cosas caducas y trasnochadas que no llevan a ningún sitio, con lo que la persona queda siempre a merced de la capacidad económica que tenga, pues de lo contrario, es considerada un estorbo para la sociedad.

                  Pablo invita a la comunidad a despertar de esta situación  y a revestirse de la luz que es Jesucristo que les anima a vivir en la verdad, en la justicia, en el amor, en la paz y en la libertad.

                  La llamada de Pablo tiene una actualidad enorme en este tiempo en que vivimos, pues la mentalidad imperante  es la misma, aunque esté revestida de otras formas y la acomodación de los cristianos ha llegado a ser idéntica: la expresión “Mamita Virgen, que me quede como estoy” lo resume todo a la perfección: “yo no quiero saber nada de nadie; que nadie se meta conmigo, pues tampoco yo molestaré a nadie” o también la otra expresión que se suele decir: “Yo en mi casa y Dios en la de todos”, para expresar el individualismo más cerrado e insolidario.

                  El ADVIENTO  es uno de esos tiempos fuertes en el que se nos invita a despertar y a abrir nuestras vidas a la luz de la verdad y de la vida.
 

Aleluya       Sal  84,  8 

                 Aleluya, aleluya.
                 Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
                 Aleluya.
 

Lectura del santo Evangelio según San Mateo       24,  37‑44
Estad en vela para estar preparados 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
¾«Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.
Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del Hombre:
Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán.
Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre.
Palabra del Señor.

 

DESPERTAD   

        Es tiempo de despertar y darnos cuenta de la realidad que estamos viviendo y que se nos está queriendo imponer sin percibir que nos estamos autodestruyendo:

            Es cuestión de detenernos y observar las leyes que están poniendo, los objetivos que establecen los políticos, las promesas que nos hicieron en la campaña electoral, lo que a la hora de la verdad hacen… es una mentira detrás de otra, un engaño descarado, una burla del pueblo, un robo inmisericorde que hunde a un montón de gente en la desesperación y distorsiona la realidad…encima de todo esto nos decimos: “yo no quiero saber de esas cosas” con lo que les dejamos con las manos libres para que nos maten si quieren y no reaccionamos, sino que  nos sometemos al juego que ellos mismos han establecido, para que  con él nos destruyamos entre nosotros mismos, pues todo está orientado a que nos dividamos y nos enfrentemos, cada uno con nuestra verdad, que es la mentira que ellos han inventado.

            Estoy seguro que cualquiera al leer esto ha de decir que esto es política, que no tiene nada que ver con el evangelio… Cuando Jesús dice que la vida va transcurriendo: comemos, bebemos, nos casamos, trabajamos… etc. etc…. tal como estamos diciendo, no es más que una manera de hacer la descripción; hoy, si queremos hacerla,  no es más que levantarse, prender la TV. y ver las tertulias de cada uno de los canales mientras desayunamos: ahí tenemos el cuadro perfecto. ¿De qué se habla ahí? En ningún sitio se nos habla de esperanza, de proyectos que lleven a una sociedad más justa, más honesta, más humana… en ningún sitio se nos habla de la esperanza humana o social, que son los jóvenes por quienes se lucha por abrirles el futuro de esperanza y de ilusión… ni se habla de los proyectos de futuro  y de ilusión que puede suponer una sociedad que piensa en sus niños, en sus familias, en su educación, para que se de un crecimiento en la libertad y en la responsabilidad…

            Cuando se habla de futuro se hace en plan defensivo, pues cada vez se presenta más inseguro y desesperanzado, hasta el punto de presentarse con ribetes de tragedia y, cada uno se aferra a lo que puede para asegurarse un mínimo de tranquilidad, de modo que se pueda evitar cualquier cosa que ponga en peligro mi bienestar. No hay más ideal que defender mi tranquilidad.

            Hemos llegado a una situación en la que, incluso nos han vacunado en contra de todo sentimiento de humanidad, y lo que nos aparece en la Tv. lo vemos tan distante que, aunque le esté ocurriendo al vecino, mientras no me toque a mi, lo mejor es apartarse de todo y no querer saber de nada.

El sistema ha conseguido su objetivo: lo mismo que se ha destruido el “bien común” de modo que cada uno ha de buscar el suyo, también ha destruido el “mal común” y cada uno ha de defender su  parcela: la forma perfecta para aniquilarnos y encontrar el campo libre para la destrucción  del futuro, pues si no me importa lo que le ocurra al vecino, cuánto menos me importará lo que le ocurra a los que vengan detrás.

            En la vida seguimos viviendo, cada uno de nuestra manera, pero no queremos ni darnos cuenta que al final, vamos todos a parar al mismo sitio y cada uno ha de responder de lo que ha hecho con su vida y con la de los demás y, esta tensión no podemos, ni dejarla ni olvidarnos de ella, por lo tanto, -dice el Señor- “estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor”.

            No podemos dormirnos, no podemos quedarnos pensando que esto es para los demás y que no va conmigo; hay que reaccionar y dejarnos de una vida sin sentido, intentando escondernos y autoengañarnos con la indiferencia o con la resignación o, queriendo ver blanco donde es negro, o poniéndole luces de colores a una realidad que sangra de tristeza… 

 

DOMINGO XXXIV DEL TIEMPO ORDINARIO -C-


JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO

 

 

PRIMERA LECTURA  


Lectura del segundo libro de Samuel 5, 1‑3
Ungieron a David como rey de Israel 

En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David y le dijeron: 
-“Hueso tuyo y carne tuya somos; ya hace tiempo, cuando todavía Saúl era nuestro rey, eras tú quien dirigías las entradas y salidas de Israel. Además el Señor te ha prometido: "Tú serás el pastor de mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel.” 
Todos los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver al rey, y el rey David hizo con ellos un pacto en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos ungieron a David como rey de Israel. 
Palabra de Dios.   

REFLEXIÓN 

“CONSTRUIR LA UNIDAD”   

            El pueblo de Israel andaba disperso, cada tribu por su lado, sin otra cohesión que la fe en Yahvé.

            David había sido consagrado por Samuel como rey de todo Israel, pero necesitaba la aprobación y la aceptación de todas las tribus y este es el momento en que todos los representantes de las tribus lo aceptan y le prestan su apoyo y reconocimiento aceptando y asumiendo que “somos todos de tu misma carne y sangre” es decir: les une la misma sangre, la misma fe, la misma lengua, son un mismo clan con un mismo padre: Abraham.

            Esta es la gran obra de David: conseguir la unidad de todas las tribus y hacer un pueblo unido que será lo que le dé la fuerza y el respeto ante el resto de pueblos.

            La figura de David se presenta hoy como el gran referente para todo líder: el unir y crear cohesión en el pueblo que se les entrega; esto será la base del triunfo y de la fortaleza de un pueblo. La imagen de lo contrario quedará también palpable en los sucesores de David que lo dividen y propician la corrupción y la explotación entre los hermanos  y llevarán al pueblo a la ruina.

            Al leer este pasaje es imposible volver la cara para no mirar lo que hoy se viene haciendo entre nuestros dirigentes en todos los ámbitos, desde la cabeza que lleva la dirección hasta en la empresa donde se trabaja: todo aquel que propicia la división, no anda buscando el bien del pueblo ni del obrero, sino  la corrupción y la explotación, por eso, podríamos decir que uno de los mayores pecados en los que podemos caer es en el que colabora en corromper la unidad.

 

Salmo responsorial Sal 121, 1‑2. 4‑5 (R.: cf. 1)


 R. Vamos alegres a la casa del Señor. 

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
 tus umbrales, Jerusalén. R.
R. Vamos alegres a la casa del Señor. 

Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R. 
R. Vamos alegres a la casa del Señor.   

SEGUNDA LECTURA  


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1, 12‑20
Nos ha trasladado al reino de su Hijo querido 

Hermanos: 
Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. 
É1 nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. 
É1 es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él. 
É1 es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
É1 es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. 
É1 es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. 
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. 
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz. 
Palabra de Dios.  
 

“CRISTO, UNICO REFERENTE DE UNIDAD”    

            S. Pablo escribe esta segunda carta a la comunidad de Colosas poniendo a Cristo  en el centro y el eje de toda la vida de la comunidad, es lo único que le va a dar fuerza y cohesión a todo, pues ha sido el mismo Dios Padre quien lo ha colocado en el centro y sentido de toda la creación.

            En  Cristo se va a encontrar la unidad y la paz de todos, abandonando todo aquello que los hace andar perdidos en la oscuridad y nos abre a la luz de la verdad.

            Para Pablo Cristo es el gran motivo de acción de gracias al Padre que nos ha dado el referente definitivo y supremo. Cristo es el nuevo David que reúne en la fe a todos los hombres y nos hace hermanos porque nos ha dado un Padre único.

            Para Pablo Cristo es la imagen concreta del nuevo hombre regenerado. Sin Él no hay posibilidad de una verdadera unidad y armonía, no solo en el pueblo, sino en todo el universo.

            Aunque a muchos les duela, porque están queriendo convencer al mundo de otra cosa y decir que el único referente de unidad  y grandeza es el dinero y el mercado, lo estamos viendo y comprobando que es una gran mentira: eso solo se convierte en referente de degradación de la vida y de la persona.  No hay otro referente de unidad y dignidad de un pueblo más que Jesucristo.

            La gran equivocación es pensar que puede ser la economía, el dinero lo que nos una; un ejemplo claro lo tenemos en Europa: creyeron que la moneda única nos podía unir, pero estamos viendo que lo único que ha hecho es crear una división más profunda.
 

Aleluya Mc 11,  9b‑10a
Bendito el que viene en nombre del Señor. 
Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David.

EVANGELIO  


Lectura del santo evangelio según san Lucas 23, 35-43
Señor, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino 

En aquel tiempo, las autoridades hacían muecas a Jesús, diciendo: 
-“A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.” 
Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: 
-“Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.” 
Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: “Éste es el rey de los judíos.” 
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo:
-“¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.” 
Pero el otro lo increpaba: 
-“¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.” 
Y decía: 
-“Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.”
Jesús le respondió: 
-“Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.” 
Palabra del Señor.

 
 

EL REINADO DE JESÚS  

Es bueno que entendamos el ambiente y la ideología que existía en tiempo de Jesús en torno a la monarquía: se había tenido la experiencia única de David que había sido capaz de unificar a todas las tribus de Israel haciendo un pueblo unido y grande que había sido respetado y reconocido por todos los pueblos.

Pero esto se rompió debido a la corrupción de los siguientes reyes que ocuparon el trono y fueron socavando la esperanza y la grandeza del pueblo hasta el punto que la esperanza del Pueblo la identifican con un nuevo David que será un caudillo militar que derrote el poder de los romanos, o un nuevo Sumo Sacerdote que restablezca la pureza del templo y de la fe, todos esperan que un mesías  venga y restablezca la grandeza del pueblo. Es una esperanza mesiánica política.

Por eso, cuando Jesús anuncia su proyecto, que pasa por la pasión y muerte, desconcierta a todos sus seguidores: ellos esperaban otra cosa.

El evangelio presenta el reinado de Jesús frente a la idea que ellos tenían: “¿No dices que eres el Mesías? No entienden otro rey que el que se sienta en un trono de poder. Pero Jesús rompe no solo el poder romano, sino todo tipo de poder opresor, Él quiere levantar el “poder” que todo hombre tiene para liberarse a sí mismo de todas las ataduras que le impiden ser PERSONA

Una de las grandes dificultades que todos tenemos es, justamente, el miedo a la libertad y por eso andamos buscando cómo dominar a los demás o cómo vivir en dependencia de otros o de algo, entregando nuestra libertad; en uno y otro caso se trata de huir de la libertad.

En definitiva, se trata de una búsqueda de poder que lleva a la insatisfacción de la persona y la encauza por la avaricia que le lleva a cometer la injusticia; por la soberbia que nos impide ver los fallos que cometemos y nos empecina hasta el punto de convertirnos en personas peligrosas. Quien entra en esta órbita se convierte en un mentiroso manipulador de la verdad que no tendrá dificultad ni reparos en utilizar, incluso la violencia y en su afán de manipular y poseer, el sexo lo convertirá en una forma de opresión

Por todo esto, alguien dice –con toda la razón- que el mayor de los pecados es este miedo a la libertad, cosa que la vemos perfectamente expresada en los regímenes dictatoriales, cómo se alarman cuando alguien expresa una idea contraria a lo que ellos piensan y luchan por establecer un pensamiento único. Pero lo triste es que todos están en la misma tesitura y Jesús viene a romper esa forma de totalitarismo con el rechazo constante y sistemático a todas las propuestas que tiene de poder, proclamando la LIBERTAD como único aire que puede y debe respirar la persona

Por esto, la cruz se convierte en el máximo signo de libertad, pues ni la muerte le produjo el miedo que hace que todo hombre retroceda a los esquemas establecidos de dominación-dependencia y se mantenga en el respeto y en la armonía.

 

DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO -C-

PRIMERA LECTURA  

Lectura de la profecía de Malaquías 3, 19‑20a
Os iluminará un sol de justicia 

Mirad que llega el día, ardiente como un horno: 
malvados y perversos serán la paja, y los quemaré el día que ha de venir  -dice el Señor de los ejércitos-, y no quedará de ellos ni rama ni raíz. 
Pero a los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas. 
Palabra de Dios.   

REFLEXIÓN 

VIVIR EN LA ESPERANZA    

            Todos los domingos nos viene presentando la liturgia unos textos en los que se nos recuerda algo muy importante: nuestra vida tiene un final. Mientras vivimos, somos nosotros los que disponemos de ella, pero cuando llega el momento final, el control de la vida y de todo lo que ocurre, se nos quita y ahí ya no hay vuelta atrás para hacer o deshacer algo; la suerte está echada. El futuro es nuestro en la medida en que orientemos el presente.

            El profeta Malaquías recuerda algo que es fundamental: “llega el día…  malvados y perversos…no quedará de ellos ni rama ni raíz. Pero a los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia”. Ahí será Dios quien disponga: los asesinos, los ladrones, los violadores, los destructores de la naturaleza y de la humanidad, tendrán que rendir cuentas ante LA JUSTICIA, que es el Dios de la VIDA y de la CREACIÓN.

            Es muy posible que, mientras realizan el mal, se rían de todo esto; es lógico que les gustaría que no existiera nada que les pueda ajustar las cuentas, ya que ellos en la vida con su dinero arreglan las leyes, pero la risa es del último que se ríe y, la última palabra la tiene siempre Dios.

            Ahí tendrán que asumir su propio fracaso y el daño causado con todas las consecuencias que de él se derivan y que se revolverán en contra suya.

            Es interesante una constatación: siempre, en toda la historia de la humanidad, todos aquellos que negaron la trascendencia, la gran mayoría de ellos suelen ser gente que su vida deja tanto qué desear… Y es normal que así sea, pues si no se tiene esperanza de nada, ¿qué sentido tiene el amor, el vivir honradamente, el solidarizarte, el vivir con sinceridad y hacer el bien? 

Salmo responsorial Sal 97,  5‑6.  7‑9a. 9bc (R.: cf. 9)  


R. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud. 

Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R. 
R. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud. 

Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos, aclamen los montes al Señor,
que llega para regir la tierra. R.
R. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud. 

Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud. R.
R. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.   

SEGUNDA LECTURA  


Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 3, 7‑12
El que no trabaja, que no coma 

Hermanos: 
Ya sabéis como tenéis que imitar nuestro ejemplo: no vivimos entre vosotros sin trabajar, nadie nos dio de balde el pan que comimos, sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser carga para nadie. 
No es que no tuviésemos derecho para hacerlo, pero quisimos daros un ejemplo que imitar. 
Cuando vivimos con vosotros os lo mandamos: El que no trabaja, que no coma. 
Porque nos hemos enterado de que algunos viven sin trabajar, muy ocupados en no hacer nada. 
Pues a esos les mandamos y recomendamos, por el Señor Jesucristo, que trabajen con tranquilidad para ganarse el pan. 
Palabra de Dios.   

REFLEXIÓN 

“VIVIR EN LA HONRADEZ”     

            Uno de los problemas que trajo el tema de la “venida inminente” en el cristianismo primitivo fue el de algunos que se dedicaron a vivir del cuento, a gozar y a disfrutar de la oportunidad que se presentaba.

            Esa postura es indigna  de una persona y más aún de un cristiano; algo que no se puede tolerar ni aceptar, por eso S. Pablo no tiene miedo en ponerse él mismo como ejemplo: “: no vivimos entre vosotros sin trabajar, nadie nos dio de balde el pan que comimos, sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser carga para nadie.” Pablo invita a que todos se impliquen en el progreso de la comunidad arrimando el hombro, tal como él lo hizo, de modo que, si alguno escurre el bulto, sean valientes en identificarlo y no lo dejen que viva así: “El que no trabaja, que no coma.” Pues quien come viviendo así, es porque vive a costillas de los demás, como un parásito o como un ladrón.

            En la práctica estaba admitido que los “maestros” que andaban predicando, fueran sostenidos por sus discípulos y seguidores. Pablo es considerado un “maestro” y, por tanto, según la ley, podía exigir sus derechos, pero se da cuenta que hay muchos vividores, entonces él renuncia a su derecho y se dedica a trabajar; no quiere que los cristianos caigan en esa práctica y, peor aún,  cuando está viendo que algunos, con el cuento del fin del mundo andan engañando y aprovechándose de los pobres.

            Esto le costó una fuerte oposición por parte de muchos cristianos, cosa que le dio muchos problemas
 

Aleluya Lc. 21, 28
Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación. 

EVANGELIO  


Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 5‑19
Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas 

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: 
-“Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.” 
Ellos le preguntaron: 
-“Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?"
Él contestó: 
-“Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien: "El momento está cerca"; no vayáis tras ellos. 
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. 
Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.” 
Luego les dijo: 
-“Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. 
Habrá también espantos y grandes signos en el cielo. 
Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. 
Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. 
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mia. 
Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.” 
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN        

LLEVAR LA CONTABILIDAD AL DÍA   

El tema del “fin del mundo” es algo que en todas las épocas  ha llamado siempre la atención, pues es algo que escapa a nuestro control. Hay una verdad inapelable: todo lo que comienza, acaba; todo lo que nace, muere. Es la realidad de la existencia: tiene un principio y un fin. Ninguno de los dos extremos están bajo nuestro control y eso nos pone nerviosos.

            Ante esta realidad, es lógico, cada uno toma su posición, pero como indicamos, es una realidad que escapa a nuestro control, por lo tanto, toda posición que tomemos es algo subjetivo, la realidad se impone por encima de todos nuestros planteamientos.

            De acuerdo a la posición que tomemos frente a esa realidad, nuestra vida presente se va a orientar de una forma u otra: no es lo mismo caminar hacia el caos total que hacia un futuro de esperanza.

            Los cristianos asumimos y aceptamos la palabra y la promesa que nos hizo Jesús, de modo que esa promesa forma parte esencial de nuestra identidad: nosotros creemos que después de la muerte hemos de encontrarnos con Dios ante quien tenemos que rendir cuentas de lo que hemos hecho aquí.

            Creemos que ese momento nos está velado y es asunto exclusivo de Dios, a nosotros lo único que nos compete es estar preparados para que en el momento que llegue, según Dios tenga dispuesto, estemos preparados para rendir cuentas, por lo tanto, lo más importante es llevar la “contabilidad” al día, cosa que nos va a comprometer a estar constantemente implicados en la construcción del reino que Jesús nos encargó  y que es lo que va a permitirnos ir disfrutando ya, aquí y ahora de la alegría del amor, de la verdad que nos va haciendo libres, de la justicia que nos hace sentirnos a todos iguales y hermanos y de la paz que llena de felicidad nuestras vidas... Eso que vamos construyendo aquí es lo que –nos dice Jesús- estamos llamados a disfrutar por toda la eternidad.

            Pero de la misma manera, eso que día a día hemos ido destruyendo es justamente lo que nos vamos a encontrar también para siempre.