De andar por casa
Escucho el consejo de una madre a su
hijo: “Hijo mío, tú no te compliques la vida por nadie, dedícate a estudiar
para que no vivas trabajando como tus padres…”
Estoy seguro que consejos parecidos
hemos escuchado a cada momento; como si el haber dado la vida trabajando por su
hijo fuera deshonroso. O como si el único trabajo digno es el que está bien
remunerado… por eso el trabajo que siempre ha hecho la mujer ni siquiera
merecía el título de trabajo.
✠ Lectura del santo Evangelio
según san Mateo. Mt 10, 37-42
El
que no carga con la cruz no es digno de mí. El que os recibe a vosotros, me
recibe a mí
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue no es digno de mí.
El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo.
El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».
Palabra del Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue no es digno de mí.
El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo.
El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Jesús se
identifica con el Reino de Dios, Él es el signo visible de su presencia.
El Reino de
Dios es el horizonte supremo de todo el universo, por tanto, es el único
absoluto que existe en la vida y está por delante y por encima de cualquier
otra cosa; por tanto, no puede estar supeditado a nada ni a nadie, porque es
horizonte supremo de todo el universo
El signo
visible de la presencia real del reino en el mundo es Jesús, por eso habla de
Él, pues es a quien están viendo, porque
el AMOR, la Verdad,, la Paz, la
Justicia… no se ven. Él es la expresión visible. Por eso se pone como única
opción fundamental de la vida.
El REINO no es
negociable con nada y nada puede ponerse por delante de él ya que es el final
supremo e inapelable de todo.
El mundo, las
cosas, las personas… ¡Todo está en función del reino, que es al mismo tiempo lo
que le da valor y sentido a todo! Las cosas son buenas o malas, válidas o
superfluas… en tanto en cuanto ayudan a construir y apoyar el reino
Cambiar el
orden de las cosas es cometer una gran equivocación, es el fracaso más grande
de la vida.