DOMINGO XXXI DEL T. O. –C-


PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de la Sabiduría. Sab 11, 22 — 12, 2
Te compadeces de todos, porque amas a todos los seres

SEÑOR, el mundo entero es ante ti como un grano en la balanza,
como gota de rocío mañanero sobre la tierra.
Pero te compadeces de todos, porque todo lo puedes
y pasas por alto los pecados de los hombres para que se arrepientan.
Amas a todos los seres
y no aborreces nada de lo que hiciste;
pues, si odiaras algo, no lo habrías creado.
¿Cómo subsistiría algo, si tú no lo quisieras?,
o ¿cómo se conservaría, si tú no lo hubieras llamado?
Pero tú eres indulgente con todas las cosas,
porque son tuyas, Señor, amigo de la vida.
Pues tu soplo incorruptible está en todas ellas.
Por eso corriges poco a poco a los que caen,
los reprendes y les recuerdas su pecado,
para que, apartándose del mal, crean en ti, Señor.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

LA ARROGANCIA DEL HOMBRE        
            Pensando en la grandeza del universo y en la pequeñez de la tierra y, dentro de ella, en la especie humana, resulta hasta ridículo el engreimiento del hombre que se levanta contra Dios y quiere echarle un pulso. ¡Qué estupidez más grande! Solo pensar en esa estupidez nos debería llevar a hacer lo posible para no romper la armonía y la belleza que Dios le ha dado al conjunto del universo.
            Solo pensar que podemos ponernos en plan destructor avergüenza, pues somos una minúscula mota de polvo que puede ser destruida con el más mínimo movimiento, basta con observar los últimos acontecimientos que estamos viviendo (8 al 15 de septiembre del 2019) con la “gota fría” caída en el levante español.
            Si seguimos viviendo y molestando es por pura gracia y paciencia de Dios que “ama todo lo que ha hecho y no aborrece nada de lo que ha hecho”
            Sin embargo, Dios sigue teniendo paciencia con nosotros y espera que seamos capaces de arreglar nuestros asuntos sin que Él tenga que intervenir con mano dura.
            Pero no somos conscientes de todo esto y esperamos que Dios actúe según el criterio particular de cada uno, pero al mismo tiempo tememos que lo haga, pues tendría que desbaratar todos nuestros planes.

 Salmo responsorial
Sal 144, 1bc-2. 8-9. 10-11. 13cd-14 (R/.: cf. 1bc)
R/.   Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.

        V/.   Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
                 bendeciré tu nombre por siempre jamás.
                 Día tras día, te bendeciré
                 y alabaré tu nombre por siempre jamás.   
R/.
R/.   Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.

        V/.   El Señor es clemente y misericordioso,
                 lento a la cólera y rico en piedad;
                 el Señor es bueno con todos,
                 es cariñoso con todas sus criaturas.   R/.
R/.   Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.

        V/.   Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
                 que te bendigan tus fieles;
                 que proclamen la gloria de tu reinado,
                 que hablen de tus hazañas.   
R/.
R/.   Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.

        V/.   El Señor es fiel a sus palabras,
                 bondadoso en todas sus acciones.
                 El Señor sostiene a los que van a caer,
                 endereza a los que ya se doblan.   
R/.
R/.   Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.

SEGUNDA LECTURA
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Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses
2Tes 1, 11 — 2, 2
Que Cristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él

HERMANOS:
Oramos continuamente por vosotros, para que nuestro Dios os haga dignos de la vocación y con su poder lleve a término todo propósito de hacer el bien y la tarea de la fe. De este modo, el nombre de nuestro Señor Jesús será glorificado en vosotros y vosotros en él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
A propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis por alguna revelación, rumor o supuesta carta nuestra, como si el día del Señor estuviera encima.
Palabra de Dios.

 REFLEXIÓN

 FRENTE A LA TENTACIÓN DE LA EVASIÓN      
            S. Pablo escribe a los tesalonicenses pidiéndoles que no rompan el orden establecido por Jesús y no se conviertan en motivo de escándalo y dolor para nadie; que sean más bien motivo de alegría, para que todos puedan dar gloria a Dios.
            Es un momento fuerte de tensión por el que atraviesan, pues en el ambiente flota la idea de la parusía (fin del mundo) y todos andan asustados y preocupados; Pablo quiere deshacer ambas cosas, recordándoles que han sido llamados y bautizado en Cristo, por lo tanto, pertenecen a Cristo y él ha resucitado, nosotros estamos llamados a ser, con nuestra vida, testigos de esa resurrección, por tanto ¡fuera miedos y preocupaciones! Cristo ha vencido ya la muerte. Nosotros no podemos evadirnos del mundo, sino todo lo contrario, tenemos que comprometernos más afondo en poner todos los medios para transformarlo y hacer que el reino de Dios vaya surgiendo con más fuerza

Aleluya
Jn 3, 16
R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.
V/.   Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único.
        Todo el que cree en él tiene vida eterna.   
R/.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas. Lc 19, 1-10
El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido

EN aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.
En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo:
    «Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».
Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban diciendo:
    «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».
Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor:
    «Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».
Jesús le dijo:
    «Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

CREERSE DUEÑOS DE LA VOLUNTAD DE DIOS      
            El evangelio de este domingo nos presenta el contraste de dos figuras: una la de los fariseos y escribas, los hombres representantes de la religión, del orden, de la ley, y de la voluntad de Dios… los buenos oficiales.
            La otra figura es la de Zaqueo: un cobrador de impuestos representante del poder opresor y de los laicos pasotas de la religión y de los ladrones vendidos al régimen explotador; un hombre despreciable.
            Los primeros viven amparándose en las normas de la religión, establecidas por la ley, que los mantiene separados del pueblo y los autoriza a criticar y a juzgar al otro marginado y condenado por la misma ley. Allí están de observadores.
            Éstos no tienen ningún sentimiento de afecto hacia Jesús, simplemente están de observadores, ellos no tienen necesidad de nada; al ver a Jesús lo que hace, se dedican a criticarlo y les importa un bledo lo que ocurre en el encuentro con el publicano y la transformación que se da en Zaqueo.
            El otro, se abre a Jesús, siente deseos de conocerlo y rompe todos los prejuicios para conseguirlo.
            Los primeros terminan condenando a Jesús por haberse acercado a Zaqueo y éste termina confesando su fe en Jesús, entregando sus bienes a los pobres y devolviendo todo lo que ha robado.
            La lección es maravillosa y Jesús lo hace notar, porque Zaqueo ha recuperado su dignidad de hijo de Dios, en cambio, los que se tienen por buenos y controladores de la misma voluntad de Dios, se han cerrado ellos mismos las puertas de la salvación


DOMINGO XXX DEL T.O. –C-


PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Eclesiástico. Eclo 35, 12-14. 16-18
La oración del humilde atraviesa las nubes

EL Señor es juez,
     y para él no cuenta el prestigio de las personas.
Para él no hay acepción de personas en perjuicio del pobre,
     sino que escucha la oración del oprimido.
No desdeña la súplica del huérfano,
     ni a la viuda cuando se desahoga en su lamento.
Quien sirve de buena gana, es bien aceptado,
     y su plegaria sube hasta las nubes.
La oración del humilde atraviesa las nubes,
     y no se detiene hasta que alcanza su destino.
No desiste hasta que el Altísimo lo atiende,
     juzga a los justos y les hace justicia.
El Señor no tardará.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

DIOS ES LA JUSTICIA       
            El autor del libro del Eclesiástico plantea algo que es fundamental frente a todo lo que puede apartarnos del camino y nos puede hacer perder la confianza en Dios.
            Pone como principio único algo que no debemos olvidar y de lo que no debemos dudar jamás: “La oración del humilde atraviesa las nubes, y no se detiene hasta que alcanza su destino”. Es decir: ha de quedar bien claro y confiar en que Dios no se hace el sordo ni el ciego ante el dolor y el atropello de los pobres y oprimidos a quienes hará justicia en su forma y en su tiempo apropiado, sin dejarse llevar de acepción de personas ni de intereses particulares.
            Dios es la JUSTICIA y no se vende a la injusticia, pues sería negarse a sí mismo. Lo único que enternece a Dios es la actitud humilde del hombre que se pone en sus brazos, sabiendo que es el único en quien puede confiar.

Salmo responsorial
Sal 33, 2-3. 17-18. 19 y 23 (R/.: 7ab)
R/.   El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.

        V/.   Bendigo al Señor en todo momento,
                su alabanza está siempre en mi boca;
                mi alma se gloría en el Señor:
                que los humildes lo escuchen y se alegren   
R/.
R/.   El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.

        V/.   El Señor se enfrenta con los malhechores,
                para borrar de la tierra su memoria.
                Cuando uno grita, el Señor lo escucha
                y lo libra de sus angustias.   R/.
R/.   El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.

        V/.   El Señor está cerca de los atribulados,
                salva a los abatidos.
                El Señor redime a sus siervos,
                no será castigado quien se acoge a él.   
R/.
R/.   El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo.
Tim 4, 6-8. 16-18
Me está reservada la corona de la justicia

QUERIDO hermano:
Yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente.
He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe.
Por lo demás, me está reservada la corona de la justicia, que el Señor, juez justo, me dará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que hayan aguardado con amor su manifestación.
En mi primera defensa, nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron. ¡No les sea tenido en cuenta!
Mas el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, a través de mí, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todas las naciones. Y fui librado de la boca del león.
El Señor me librará de toda obra mala y me salvará llevándome a su reino celestial.
A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

EL GOZO DE LA MISIÓN CUMPLIDA      
            Pablo presiente que el final de su camino está cercano, pues las cosas han llegado a un punto que ya no le van a dejar que viva.
            A él no le queda más que la gran tranquilidad de haber cumplido la misión que se le encomendó y haber permanecido fiel al mensaje que recibió.
            Para expresar esta realidad vital utiliza dos imágenes: 1ª- recuerda el vino y el aceite que se derrama sobre las víctimas que se ofrecen en sacrificio sobre el altar: él siente que ha derramado su vida entera por la causa de Jesús, en beneficio de todos sus hermanos.
            2º- Recuerda la imagen del barco que despliega sus velas y se prepara para zarpar y lanzarse a navegar en el mar: él siente que se encuentra en esa misma situación, dispuesto a partir y lanzarse a la aventura de Dios.
            Hace una confesión que es un resumen de su vida: He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe.” Ésta es su gloria, de lo que se siente tranquilo, feliz y orgulloso: ha cumplido con la misión que se le ha encomendado.

Aleluya
2 Co 5, 19ac
R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.
V/.   Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo,
        y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación.   
R/.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas. Lc 18, 9-14
El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo, no

EN aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola a algunos que se confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:
«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:
“¡Oh Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.
El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo:
“Oh Dios!, ten compasión de este pecador”.
Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

DIOS NO ES MANIPULABLE     
            El evangelio nos presenta dos personajes: el primero es un fariseo, un cumplidor estricto de la ley: reza lo que está marcado para todo buen israelita, da la limosna que hay estipulada por la ley, ayuna cuando lo manda la ley y la costumbre, hace todos los ritos y procura no ser un escándalo para nadie… Él siente que Dios está obligado a hacerle justicia, no siente que tenga que dar gracias por nada, lo que Dios le dé se lo merece.
            El otro personaje es un publicano, dedicado a cobrar los impuestos que han puesto los romanos para sacarle el jugo al pueblo; como todo publicano, no solo esquilma al pueblo para pagar a los romanos, sino que él también roba lo que puede para mantenerse él y sus empleados… un perfecto ladrón vendido al opresor. Él siente que lo único que se merece es el desprecio de Dios y del pueblo. Por tanto, siente que debe dar las gracias hasta por permitírsele entrar a rezar al templo.
            Jesús hace la comparación entre los dos y, al final, opta por el segundo y condena al primero: Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no.”.    Lógicamente la parábola produce escándalo, pues parece que Jesús estuviera de acuerdo con el pillo, el ladrón y el explotador y condenara al que cumple con todo lo establecido por la ley y el orden.
            En esta parábola, como en alguna otra (Lc. 11,32;  16,1-13) Jesús, a primera vista, parece que se pusiera a favor del delincuente, pero lo que Jesús hace no es tomar postura a favor de nadie, sino denunciar una actitud errónea, como ocurre en esta situación: el fariseo muestra todos sus acciones honorables y, en consecuencia, entiende que Dios está obligado a escucharlo y retribuirle por el bien realizado; no quiere entender que la salvación es un don gratuito que Dios nos ha dado, que la ley no es la que salva, ni hace méritos  para conseguir la salvación; que hemos de tener una respuesta agradecida a Dios por el bien que nos ha hecho, de forma que, todo eso que hace, pierde su valor desde el momento en que él lo utiliza como moneda de cambio y no como respuesta agradecida.
            En cambio el publicano entiende que no merece ni siquiera que Dios lo escuche, porque es un pecador y el más mínimo detalle que Dios le tenga, es un regalo que él agradece, de ahí que Jesús diga: “todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».




DOMINGO XXIX DEL T. O. -C-


PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Éxodo. Éx 17, 8-13
Mientras Moisés tenía en alto las manos, vencía Israel
EN aquellos días, Amalec vino y atacó a Israel en Refidín. Moisés dijo a Josué:
    «Escoge unos cuantos hombres, haz una salida y ataca a Amalec. Mañana yo estaré en pie en la cima del monte, con el bastón de Dios en la mano».
Hizo Josué lo que le decía Moisés, y atacó a Amalec; entretanto, Moisés, Aarón y Jur subían a la cima del monte.
Mientras Moisés tenía en alto las manos, vencía Israel; mientras las tenía bajadas, vencía Amalec. Y, como le pesaban los brazos, sus compañeros tomaron una piedra y se la pusieron debajo, para que se sentase; mientras, Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado.
Así resistieron en alto sus brazos hasta la puesta del sol. Josué derrotó a Amalec y a su pueblo, a filo de espada.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

LA PRESENCIA DE DIOS EN EL PUEBLO      
            Amalec es el enemigo peor que tiene el pueblo de Israel en el desierto, un enemigo que no se le puede vencer solamente con las armas, sino con un convencimiento y una unidad férrea que no les permita dar un solo paso atrás.
            El pueblo está sufriendo mucho en el desierto y con gran facilidad se puede venir abajo, si es que pierde la moral y los principios; ante un acoso constante es muy difícil mantener la tensión.
            La imagen de Moisés con los brazos levantados es la imagen de la tensión del pueblo que ha de estar en constante unión con Dios y con el proyecto que tiene para ellos, sin decaer un instante en la confianza en Dios y en la esperanza que los anima.
            Será Moisés, Josué y los líderes del pueblo los que han de estar a la cabeza apoyándose unos a otros, como un solo hombre, sosteniendo incluso los brazos alzados de Moisés, para no decaer ninguno y Dios actúa manteniendo esa fuerza.
            Es imposible sustraerse y no ver la proyección de este texto en nuestros días, cuando los líderes han perdido el amor al pueblo, cuando cada uno lucha por sus intereses y se vale del pueblo para sacarlos adelante y tienen como programa, no la salvación del pueblo, sino la destrucción del otro. La victoria se la tienen regalada en bandeja al Amalec actual que se le pueden aplicar infinidad de nombres y que hoy se le conoce perfectamente con nombre y apellidos

Salmo responsorial
Sal 120, 1bc-2. 3-4. 5-6. 7-8 (R/.: cf. 2)
R/.   Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

        V/.   Levanto mis ojos a los montes:
                ¿de dónde me vendrá el auxilio?
                El auxilio me viene del Señor,
                que hizo el cielo y la tierra.   
R/.
R/.   Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

        V/.   No permitirá que resbale tu pie,
                tu guardián no duerme;
                no duerme ni reposa
                el guardián de Israel.   R/.
R/.   Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

        V/.   El Señor te guarda a su sombra,
                está a tu derecha;
                de día el sol no te hará daño,
                ni la luna de noche.   
R/.
R/.   Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

        V/.   El Señor te guarda de todo mal,
                él guarda tu alma;
                el Señor guarda tus entradas y salidas,
                ahora y por siempre.   
R/.
R/.   Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo.
Tim 3, 14 — 4, 2
El hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena

QUERIDO hermano:
Permanece en lo que aprendiste y creíste, consciente de quiénes lo aprendiste, y que desde niño conoces las Sagradas Escrituras: ellas pueden darte la sabiduría que conduce a la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús.
Toda Escritura es inspirada por Dios y además útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena.
Te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y a muertos, por su manifestación y por su reino:
proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, arguye, reprocha, exhorta con toda magnanimidad y doctrina.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

CUIDADO CON LOS CHARLATANES     
            Pablo comienza el cap.4 con una súplica y una advertencia desde lo más hondo de su alma, pues en ello está la clave de la misión que Cristo nos ha encomendado. De la escucha y la fidelidad a esa palabra dependerá la salvación.
            Pablo le da a Timoteo la clave del triunfo: “Permanece fiel a lo que aprendiste y aceptaste, consciente de quiénes lo aprendiste” confiando primeramente en Jesucristo y en la palabra que se nos ha dado que han sido la clave del éxito y el triunfo de todos los que confiaron en Dios.
            La contraseña que nos mantendrá en la certeza, será la fidelidad en la transmisión del mensaje recibido y que se nos ha dado para mantenerlo integro e intacto; ese será el signo de autenticidad frente a las modas que irán presentándose a través de los siglos.
            La Sagrada Escritura es la base y el gran referente para la tradición y nada se podrá levantar que esté en contradicción con la palabra revelada, aunque venga alguien presentando razones con apariencia de lógicas y científicas, esas son los charlatanerías de los falsos doctores y profetas.
       
 Aleluya
Hb 4, 12ad
R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.
V/.   La palabra de Dios es viva y eficaz;
        juzga los deseos e intenciones del corazón.   
R/.

EVANGELIO

 Lectura del santo Evangelio según san Lucas. Lc 18, 1-8
Dios hará justicia a sus elegidos que claman ante él

EN aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.
«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:
“Hazme justicia frente a mi adversario”.
Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:
“Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme”».
Y el Señor añadió:
«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

DIOS NO ES INDIFERENTE AL CLAMOR DE LOS POBRES       

            El pasaje del evangelio de Lucas que nos trae la liturgia de este domingo, se presta a muchas aplicaciones en la vida: la 1ª es la que mucha gente hace: refugiarse en un consuelo futuro: cuando llegue el momento definitivo Dios pedirá cuentas de todo el daño que se ha causado y aquellos que han sufrido la injusticia, verán colmadas todas sus expectativas, por tanto, se trata de orar y esperar con paciencia, pero esta es una postura demasiado providencialista que no convence a muchos, aunque sea verdad, pues todos necesitamos una respuesta más inmediata a la situación por la que atravesamos.
            Una 2ª visión es la de aquellos que en este pasaje descubren el lamento de todos los atropellados de la tierra, que no tienen a quién dirigirse y se encuentran solos y abandonados, a merced del poder de los poderosos que los explotan y tienen a su favor la ley y la utilizan atropellando a los más débiles. Ejemplo de esta situación es la que nos presenta el evangelio: una mujer viuda y sola, sin marido, sin un hijo varón que la defienda; no tiene a nadie que salga en su defensa, todo se le pone en contra en la vida y la ley no le presta la más mínima atención; ella no pide nada, solamente pide que se le haga justicia y no cesa de molestar pidiendo lo mismo, hasta que el juez, para que no le moleste más, la atiende. Para ella no queda otro recurso que recurrir a Dios.
            Jesús viene a decir que Dios no se va a equiparar a ese juez, que, además de tener la última palabra, es misericordioso y no deja de escuchar a sus hijos.
            En esta situación de la vida, la gran novedad del mensaje de Jesús es ésta: Dios Padre no es como ese juez y está atento al clamor de sus hijos, el problema es que los hermanos permanecemos sordos al dolor de los hermanos y no colaboramos a la acción de Dios, convirtiendo la “religión” en prácticas individualistas desconectadas de la realidad que nos evaden de ella, con lo que la religión se hace cómplice de la injusticia.



DOMINGO XXVIII DEL T. O. -C-


PRIMERA LECTURA

Lectura del segundo libro de los Reyes. 2 Re 5, 14-17
Volvió Naamán al hombre de Dios y alabó al Señor

EN aquellos días, el sirio Naamán bajó y se bañó en el Jordán siete veces, conforme a la palabra de Eliseo, el hombre de Dios, Y su carne volvió a ser como la de un niño pequeño: quedó limpio de su lepra.
Naamán y toda su comitiva regresaron al lugar donde se encontraba el hombre de Dios. Al llegar, se detuvo ante él exclamando:
    «Ahora conozco que no hay en toda la tierra otro Dios que el de Israel. Recibe, pues, un presente de tu siervo».
Pero Eliseo respondió:
    «Vive el Señor ante quien sirvo, que no he de aceptar nada».
Y le insistió en que aceptase, pero él rehusó.
Naamán dijo entonces:
    «Que al menos le den a tu siervo tierra del país, la carga de un par de mulos, porque tu servidor no ofrecerá ya holocausto ni sacrificio a otros dioses más que al Señor».
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

LA MEDICINA DE LA ESCUCHA     
            Naamán es el jefe del ejército de Arán, enemigo de Israel; coge la enfermedad de la lepra y no encuentra remedio para ella; tiene una esclava israelita que le dice que en su tierra vive un hombre de Dios que le puede curar.
            Naamán que desprecia a los israelitas no puede aceptar que pueda haber alguien entre ellos que pueda hacer estas cosas y no escucha a la esclava, hasta que de tanto repetírselo decide ir a visitar al “Hombre de Dios” (Eliseo).
            Haciendo un acto de humillación se presenta ante Eliseo a contarle su problema y Eliseo le manda que se lave en el río Jordán 7 veces, cosa que a Naamán le resulta ridículo, pues piensa que en su tierra hay ríos mucho más interesante, grandes y limpios que el Jordán y, decepcionado vuelve a su tierra.
            La esclava vuelve a hacerle caer en la cuenta de que no vale la pena dejarse llevar por un orgullo estúpido, que lo que el profeta le está pidiendo es muy simple y sencillo, que no cuesta nada hacerlo y Naamán la escucha y cede; deja a un lado su orgullo y encuentra la curación de su enfermedad.
            ¡Cuántos problemas se resolverían si fuéramos capaces de bajarnos de nuestro pedestal! y escucháramos con sencillez y respeto, si dejáramos abierta la posibilidad a aceptar que podemos equivocarnos…

Salmo responsorial
Sal 97, 1bcde. 2-3ab. 3cd-4 (R/.: cf. 2)
R/.   El Señor revela a las naciones su salvación.

        V/.   Cantad al Señor un cántico nuevo,
                porque ha hecho maravillas.
                Su diestra le ha dado la victoria,
                su santo brazo.   
R/.
R/.   El Señor revela a las naciones su salvación.

        V/.   El Señor da a conocer su salvación,
                revela a las naciones su justicia.
                Se acordó de su misericordia y su fidelidad
                en favor de la casa de Israel.   R/.
R/.   El Señor revela a las naciones su salvación.

        V/.   Los confines de la tierra han contemplado
                la salvación de nuestro Dios.
                Aclama al Señor, tierra entera;
                gritad, vitoread, tocad.   
R/.
R/.   El Señor revela a las naciones su salvación.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo.Tim 2, 8-13
Si perseveramos, también reinaremos con Cristo

QUERIDO hermano:
Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre ¡os muertos, nacido del linaje de David, según mi evangelio, por el que padezco hasta llevar cadenas, como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada.
Por eso lo aguanto todo por los elegidos, para que ellos también alcancen la salvación y la gloria eterna en Cristo Jesús.
Es palabra digna de crédito:
Pues si morimos con él, también viviremos con él;
si perseveramos, también reinaremos con él;
si lo negamos, también él nos negará.
Si somos infieles, él permanece fiel,
porque no puede negarse a sí mismo.
Palabra de Dios.

 REFLEXIÓN

 LAS GRAN VERDAD          
            Pablo se dirige a Timoteo diciéndole que tenga siempre presente lo que es el gran referente para todo cristiano: Jesucristo, muerto y resucitado. Es el único punto de apoyo y referente para el camino y para la lucha que hemos de realizar, todo lo demás es secundario y banal; es la única gran verdad, la única fuerza y luz que le da sentido a todo y alumbra nuestra existencia.
            Podrán maltratarnos, despreciarnos y hasta matarnos, pero a Él no nos lo podrán quitar y, menos aún, hacerle cambiar su decisión de estar a nuestro lado.
            Él es la única seguridad que tenemos, por eso se atreve a afirmar a Timoteo lo que es doctrina irrefutable: si vivimos unidos a él, en las luchas, en los sufrimientos, en las dificultades… Él está a nuestro lado y nuestro final es el suyo: la resurrección.
            De la misma manera, si lo negamos y lo despreciamos, nos estaremos negando y despreciando a nosotros mismos. Estaremos renunciando a nuestro destino supremo.
            Para Pablo hay una cosa segura: Jesús no falla, Él es fiel. En cambio, no se atreve a sostener la misma cualidad en nosotros, por eso pide que revisemos a cada momento nuestra actitud y nuestra situación de cara a Cristo. Necesitamos estar muy unidos a Él para mantenernos fieles.

Aleluya
1 Ts 5, 18
R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.
V/.   Dar gracias en toda ocasión:
        ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros.   
R/.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas. Lc 17, 11-19
¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?

UNA vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:
    «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».
Al verlos, les dijo:
    «Id a presentaros a los sacerdotes».
Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.
Este era un samaritano.
Jesús, tomó la palabra y dijo:
    «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».
Y le dijo:
    «Levántate, vete; tu fe te ha salvado».
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

SER AGRADECIDOS      
            Hay un refrán que reza así: “No es bien nacido aquel que no es agradecido” y precisamente Jesús hace notar este detalle que tan generalizado tenemos en este mundo en el que vivimos, en donde todo son derechos y nadie reconoce sus deberes, ni el bien que ha recibido, pues considera que todo lo que tiene es algo que se merece.
            Los 9 leprosos curados se quedan en Jerusalén arreglando papeles en el templo, para que quede bien ratificada la recuperación de todos sus derechos y se olvidan de quien les ha dado la salvación y les ha curado la enfermedad, con lo que han podido conseguir su normalización ciudadana.
            Jesús les ha curado su salud, pero ellos se han quedado ahí, no se han dejado sanar sus almas, seguirán exactamente igual que antes.
            El samaritano que no está marcado por las leyes, ni por la religión, se encuentra mucho más dispuesto y abierto a la presencia de Dios: cuando nota que ha quedado curado, lo que menos le importa es la oficialidad del templo y se vuelve dando gracias a Dios, postrándose a los pies de Jesús a quien reconoce como su salvador, besa sus pies agradecido por haber recuperado la salud de su cuerpo y la sanación radical de su persona.