DOMINGO V DE PASCUA -B-


PRIMERA LECTURA

 

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. Hch 9, 26-31

Él les contó cómo había visto al Señor en el camino

        EN aquellos días, llegado Pablo a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, pero todos le tenían miedo, porque no se fiaban que fuera discípulo.
            Entonces Bernabé, tomándolo consigo, lo presentó a los apóstoles y él les contó cómo había visto al Señor en el camino, lo que le había dicho y cómo en Damasco había actuado valientemente en el nombre de Jesús.
            Saulo se quedó con ellos y se movía con libertad en Jerusalén, actuando valientemente en el nombre del Señor. Hablaba y discutía también con los helenistas, que se propusieron matarlo. Al enterarse los hermanos, lo bajaron a Cesarea y lo enviaron a Tarso.
            La Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba construyendo y progresaba en el temor del Señor, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo.

Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 CRISTO DESESTABILIZA Y FORTALECE      

            El encuentro con Jesús supone siempre una desestabilización de la vida: para Pablo ha supuesto un cambio radical de su existencia: de ser una persona con una buena situación y un reconocimiento oficial en la sociedad judía, que le permitía hasta perseguir a aquellos que eran considerados traidores a la fe y a las costumbres del pueblo y se sentía apoyado por las autoridades judías, ha pasado a ser considerado un traidor a la causa y un vendido al enemigo.

            Por otro lado, los que lo han conocido y los han sufrido como perseguidor y enemigo, es lógico que no se fíen de él, le sigan temiendo y desconfíen de él hasta el punto que, ambas cosas serán uno de los grandes problemas que le acompañarán durante toda su vida y que le traerán innumerables quebraderos de cabeza.

            Será muy duro el proceso hasta recuperar la confianza; en el momento que nos narra el texto de hoy, la comunidad no sabe nada de lo que le ha ocurrido en el camino de Damasco y tiene que introducirlo Bernabé en la comunidad.

            Sin embargo, la fuerza con la que proclama a Cristo, hace que los judíos se revuelvan contra él, hasta el punto que la comunidad decide alejarlo para evitar su muerte, por parte de los judíos de habla griega.

            Todos estos avatares van haciendo que el mensaje de Jesús, junto con su persona, vayan entrando en la historia de la humanidad y vaya echando raíces en ella, haciendo que algo que aparece como una contradicción, se convierte en un elemento imprescindible para el afianzamiento de la verdad, quedando patente, cada vez con más fuerza, que es el Espíritu Santo el que hace que cada vez se vaya ampliando más la comunidad en número y en espacio.

 

Salmo responsorial

Sal 21, 26b-27. 28 y 30. 31-32 (R/.: 26a)

R/.   El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.

 

O bien:

 

R/.   Aleluya.

 

        V/.   Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
                Los desvalidos comerán hasta saciarse,
                alabarán al Señor los que lo buscan.

                ¡Viva su corazón por siempre!   R/.

R/.   El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.

 

        V/.   Lo recordarán y volverán al Señor
                hasta de los confines del orbe;
                en su presencia se postrarán
                las familias de los pueblos.
                Ante él se postrarán las cenizas de la tumba,

                ante él se inclinarán los que bajan al polvo.   R/.

R/.   El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.

 

        V/.   Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,
                hablarán del Señor a la generación futura,
                contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:

                todo lo que hizo el Señoro.   R/.

R/.   El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan.Jn 3,18-24

Este es su mandamiento: que creamos y que amemos

HIJOS míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras.
En esto conoceremos que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestro corazón ante él, en caso de que nos condene nuestro corazón, pues Dios es mayor que nuestro corazón y lo conoce todo.
Queridos, si el corazón no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios. Cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó.
Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.

Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

 

OBRAS SON AMORES   

             S. Juan deja claro a la comunidad lo que es la norma clave de toda credibilidad: “Obras son amores y no buenas razones”. Las palabras se las lleva el viento y es muy fácil pronunciarlas, pero solo adquieren credibilidad y valor el momento que se ponen en práctica.          
Cuando la palabra no se adecúa a la realidad, puede convertirse en el peor de los obstáculos, ya que se confunde con la mentira; los hechos, en cambio, son el máximo signo de autenticidad que, en un montón de casos, no necesitan ni de explicación, pues hablan por sí mismos y evidencian la realidad.

            Esto es lo que a la hora de la verdad determinará si Dios permanece en nosotros y nosotros en Él.  Juan ha vivido la experiencia de encuentro con Jesús, no solo a nivel superficial, sino interior en el Espíritu y entiende que esto no es cuestión de palabras, pues es algo que no se puede expresar con la boca, solo es posible vivirlo y, por eso, solo se puede expresar con acciones concretas que expresan lo que se lleva dentro.

 

Aleluya

Jn 15, 4. 5b

R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.

V/.   Permaneced en mí, y yo en vosotros —dice el Señor—;
        el que permanece en mí da fruto abundante. .   
R/.

 EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 15, 1-8

El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 LA FE, FRUTO DE UN ENCUENTRO PERSONAL        

             Nos dice Jesús: “El que permanece unido a mi da mucho fruto”; permanecer “unido a Él” es tener fe y esa permanencia en Él no es algo de un momento de emoción y entusiasmo que nos pone fervorosos y, el día que nos levantamos por los pies de la cama, o tenemos un día de oscuridad volando bajo, o cuando las cosas nos vienen torcidas… entonces nos sentimos por los suelos y ya perdemos todo y dejamos de creer en Él.

            No, el mecanismo de la fe no funciona así. La fe nace de un encuentro con Jesús, que puede ser de mil formas y dependiendo de miles de circunstancias, pero en ese encuentro con una persona que, en este caso es JESÚS, voy descubriendo cada día su grandeza que me atrapa y cada día me fascina; es algo muy parecido al hecho de enamorarse, cuando nos encontramos con alguien que llena nuestro ser… Llega el momento que, a medida que lo vamos conociendo, nos va llenando más y se apodera de nosotros, hasta el punto que llegamos a decir: “CREO EN TI” indicando que su persona, sus ideas, su estilo de vida, sus sentimientos, su proyecto, su visión de la vida, de las personas y de la historia… siento que es algo que lo hago mío.

            Esa fe en la persona no es algo que está dependiendo de mi sentimiento momentáneo, o se basa en una opinión o idea que yo me he hecho de alguien, de forma que cuando no está en consonancia con mis ideas, o con mi situación concreta del momento, la dejo sin problema.

            La fe en Jesús tampoco es algo que se hereda por costumbre, como una tradición familiar, como si fuera una devoción.

            La fe en Jesús no es un código de  normas que se exigen para poder pertenecer a una asociación llamada iglesia, ni tampoco un tranquilizante de la conciencia que realizamos con unas prácticas religiosas o ritos en unos momentos determinados, como  puede ser un entierro, un bautizo, una boda o una novena…

            La fe supera y trasciendo todo eso; la fe es la adhesión total e incondicional a la persona de JESÚS y, no necesita nada de todo eso para amarlo y sentirse lleno de Él; aunque todo eso que hacemos, cuando es expresión verdadera de la fe, cobra un valor trascendental, de la misma manera que se convierte en un gesto ridículo cuando no es la fe la que lo sustenta, sino la norma.

DOMINGO IV DE PASCUA -B-


PRIMERA LECTURA

 Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. Hch 4, 8-12

No hay salvación en ningún otro

EN aquellos días, lleno de Espíritu Santo, Pedro dijo:
«Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el Nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por este Nombre, se presenta este sano ante vosotros. Él es “la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular”; no hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos».

Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

           

JESÚS SENTIDO DE LA VIDA     

            Pedro ha curado al paralítico que nos presentaba la liturgia la semana pasada, cosa que deja maravillada a la población y al mismo Pedro, que se sorprende al ver la fuerza que tiene el nombre de Jesús; entonces aprovecha el momento y el acontecimiento para proclamar la grandeza de Jesús y todo lo que Él ha venido a establecer, a quien ellos han despreciado porque ponía en tela de juicio el montaje y los esquemas que ellos han fabricado.

            Pero ha sido comprobado que no hay otro camino ni otra alternativa de salvación: “Él es “la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular”, Jesucristo es lo único que sostiene y apoya todo el edificio que le da sentido a la vida.

            A medida que va hablando, Pedro mismo va encontrando coherencia y sentido a lo que dice: el Espíritu Santo lo va conduciendo en la comprensión de los hechos:

                        1º) Se va dando cuenta que lo acontecido no es obra suya, porque él es un pobre hombre; lo que ha ocurrido ha sido en nombre de Jesús.

                        2º) Jesús no es un personaje extraño, sino que es conocido por todos: lo han visto, lo han escuchado, lo han conocido… y lo han despreciado; pero Dios lo ha resucitado dándole la razón y quitándosela a ellos, con lo que ha quedado en evidencia la gran equivocación que han cometido.

                        3º) El hecho que ha ocurrido ha dejado también muy claro que la fuerza de Dios está muy viva y operante en la persona de Jesús y no la han podido destruir, como querían y creían, con lo que ha quedado patente que en Él se han cumplido las escrituras. 

                        4º) Ha quedado también claro y patente que Él es el esperado y anunciado por los profetas, que se convierte desde ahora en el sentido y fundamento de todo, por lo que nadie puede apropiarse el derecho a establecer la salvación en ningún orden para la persona: “no hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos».

 

Salmo responsorial

Sal 117, 1 y 8-9. 21-23. 26 y 28-29 (R/.: 22)

R/.   La piedra que desecharon los arquitectos
        es ahora la piedra angular.

 

O bien:

 

R/.   Aleluya.
 

        V/.   Dad gracias al Señor porque es bueno,
                porque es eterna su misericordia.
                Mejor es refugiarse en el Señor
                que fiarse de los hombres,
                mejor es refugiarse en el Señor

                que fiarse de los jefes.   R/.

R/.   La piedra que desecharon los arquitectos
        es ahora la piedra angular.

 

        V/.   Te doy gracias porque me escuchaste
                y fuiste mi salvación.
                La piedra que desecharon los arquitectos
                es ahora la piedra angular.
                Es el Señor quien lo ha hecho,

                ha sido un milagro patente.   R/.

R/.   La piedra que desecharon los arquitectos
        es ahora la piedra angular.

 

        V/.   Bendito el que viene en nombre del Señor,
                os bendecimos desde la casa del Señor.
                Tu eres mi Dios, te doy gracias;
                Dios mío, yo te ensalzo.
                Dad gracias al Señor porque es bueno,

                porque es eterna su misericordia.   R/.

R/.   La piedra que desecharon los arquitectos
        es ahora la piedra angular.

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan.Jn 3, 1-2

Veremos a Dios tal cual es

QUERIDOS hermanos:
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no lo conoció a él.
Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Palabra de Dios.      

REFLEXIÓN 

EL MAYOR REGALO PARA EL HOMBRE  

            S. Juan establece un antes y un después en la historia de la humanidad: un antes de lejanía y oposición a Dios, que es la etapa antes de Cristo y un después que responde al momento en que el Hijo de Dios toma la naturaleza humana y el hombre queda transformado; es una naturaleza nueva que ha sido restaurada en Cristo, haciéndonos en Él hijos de Dios.

            S. Juan se maravilla de lo ocurrido: lo máximo que podría haber soñado el ser humano: si Dios se ha hecho hombre y ha tomado la naturaleza humana, quiere decir que ha renovado la naturaleza humana  a un nivel tal, que la ha puesto en capacidad y disposición de poder tenerla el mismo Dios; éste ha sido el acontecimiento mayor de la historia humana, ha sido una nueva creación de un hombre nuevo y, si ese hombre nuevo es el Hijo de Dios que ha tomado carne humana, desde ese momento, la naturaleza humana ha pasado a ser parte constitutiva de Dios y por eso afirma: “Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!”. Jamás el hombre pudo soñar en llegar tan alto; tampoco Dios pudo abajarse más, por lo que no se puede pensar en una muestra de amor más grande.

            Esto es lo más grande que le ha ocurrido al hombre; en otro momento dirá que todo lo sometió a su dominio (Heb. 2,8-9), detalle que no tuvo ni con los ángeles, de forma que: “santificador y santificados proceden del mismo” (Heb.2, 11).

            Jamás el hombre pudo soñar ni imaginar algo tan grande en su vida y lo es, hasta el punto que sobrepasa la valoración inmediata que tiene de las cosas y no se da cuenta de la riqueza de la que goza, hasta el punto que llega a despreciarla como algo sin importancia.

            s. Juan dirá “El mundo no nos conoce porque no lo conoció a él”, es que esto escapa a sus cálculos, supera su capacidad, por eso odia al hombre que tiene fe e intenta arrastrarlo a la muerte, es que no entiende otra cosa.

            Por eso, Juan invita a los creyentes a interesarse por el conocimiento de la fe y a apartarse de la dinámica que establece el mundo, pues no tiene más horizonte que la muerte.

 
Aleluya

Jn 10, 14

R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.

V/.   Yo soy el buen Pastor —dice el Señor—
        que conozco a mis ovejas,
        y las mías me conocen..   
R/. 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 10, 11-18

El buen pastor da su vida por las ovejas
EN aquel tiempo, dijo Jesús:
«Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.
Yo soy el Buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo Pastor.
Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».

Palabra del Señor. 

 

REFLEXIÓN

 

PASTORES Y ASALARIADOS      

Jesús está viviendo una realidad triste y lamentable de un pueblo que fue elegido por Dios; está viendo cómo los pastores, los dirigentes que están llamados a cuidar del pueblo para que viva en paz, en armonía, respetándose, apoyándose y en condiciones de realizar un buen servicio, procurando que haya trabajo, de forma que todos puedan ganar el pan que se comen y vivir con dignidad, luchando para que a nadie le falte lo más elemental para vivir con dignidad, como es la comida, el vestido, la salud, una casa, la educación… A esto están llamados los dirigentes.

Pero ve que esos que están puestos como pastores, no hacen sino pastorearse a costillas del rebaño: usan el rebaño para asegurarse su abundancia, con lo que debería ser para todos. Cristo clama contra esta injusticia; denuncia la práctica delictiva de los pastores asalariados y proclama que esa situación no ha de quedar impune.

Frente a esta situación Cristo declara: “Yo soy el Buen Pastor, conozco a mis ovejas y ellas me conocen… yo doy mi vida por mis ovejas…” Es decir: indica un código ético para todo el que quiera hacer una opción de servir a la comunidad: no ha de ser el interés personal el que mueva, sino el amor al pueblo hasta dar la vida por las ovejas.

La otra dimensión que apunta y que es digna de tenerse en cuenta, es que no se puede vivir asentados sobre la seguridad y el bienestar, cuando esto es a costa de otros rebaños, sino que hay que estar cercanos y ayudar a los que se encuentran en condiciones desfavorables, para ayudarles a que se levanten y no aprovecharse de ellos.

 

 

DOMINGO III DE PASCUA -B-


PRIMERA LECTURA

 

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. Hch 3, 13-15.17-19

Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos

EN aquellos días, Pedro dijo al pueblo:
«El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y de quien renegasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo.
Vosotros renegasteis del Santo y del Justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello.
Ahora bien, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, al igual que vuestras autoridades; pero Dios cumplió de esta manera lo que había predicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer.
Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados».

Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 

LA FUERZA DEL ESPIRITU ES INCONTROLABLE      

            En la ley de Israel, los enfermos, los lisiados, los pecadores públicos eran considerados malditos de Dios y, por tanto, excluidos de la comunidad como seres impuros.

            Al pasar Pedro y Juan  cerca del templo, se encuentran un tullido de nacimiento que pedía limosna; ellos le contestaron: “No tenemos oro ni plata, pero te damos lo que tenemos: en nombre de Jesús coge tu camilla y vete a tu casa”, le dan el Espíritu del Señor resucitado que le devuelve la salud al enfermo y éste sale dando saltos de alegría; la gente quedó maravillada al ver lo ocurrido con el poder del nombre de Jesús y esto le dio pie a Pedro para lanzar su discurso.

            El mismo hecho deja impresionados a los mismos apóstoles que van constatando que Jesús vive y su fuerza no ha mermado manifestándose a través de ellos que no son más que unos simples instrumentos a través de los que se expresa y se manifiesta al pueblo la potencia salvadora de Jesús que está indicando que el reino de los cielos está presente y ya no hay quien lo detenga.

            Pedro, impresionado por lo que ha constatado, no puede dejar de proclamar que no ha sido él quien ha devuelto la salud al tullido, sino la fuerza de Jesús resucitado a quien ellos han despreciado y asesinado pero que ya no lo pueden ni matar ni detener.

            El acontecimiento se sigue repitiendo a través de la historia en miles de momentos y situaciones diversas a través de milagros, y de cambios radicales que se realizan en personas concretas que cada día van teniendo una experiencia de encuentro con Jesús resucitado.

 

Salmo responsorial

Sal 4, 2. 4. 7. 9 (R/.: cf. 7b)

R/.   Haz brillar sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro.

 

O bien:

 

R/.   Aleluya.

 

        V/.   Escúchame cuando te invoco, Dios de mi justicia;
                tú que en el aprieto me diste anchura,

                ten piedad de mí y escucha mi oración.   R/.

R/.   Haz brillar sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro.

 

        V/.   Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,

                si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?».   R/.

R/.   Haz brillar sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro.

 

        V/.   En paz me acuesto y en seguida me duermo,

                porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo.   R/.

R/.   Haz brillar sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro.

 

SEGUNDA LECTURA

 

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan. 1 Jn 2, 1-5

Él es víctima de propiciación por nuestros pecados y también por los del mundo entero

HIJOS míos, os escribo esto para que no pequéis.
Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo.
Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos.
Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él.
Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud.

Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 

TODO ES NUEVO    

S. Juan escribe a la comunidad indicándole que ya no tenemos motivo para la desesperanza y la tristeza: Cristo ha vencido a la muerte, ha restaurado nuestra naturaleza y nos ha elevado a la dignidad de hijos de Dios, por tanto, ya no tiene sentido vivir como los que andan perdidos y sin esperanza, hundidos en el pecado.

  Cristo resucitado ha borrado las tinieblas del pecado y ha establecido la luz; nuestras vidas están marcadas por la luz y no por la oscuridad.

  La muerte de Cristo ha sido el precio que ha pagado Dios por nuestro rescate del pecado, ya no estamos bajo su poder, pues está vencido y su destino final es la destrucción..

  Cristo es el camino del retorno del hombre a Dios y a la libertad y no hay otro; todo el resto de religiones, ideologías, sistemas políticos, económicos, o religiosos no son más que instrumentos que han de ayudar a establecer el amor, la paz, la alegría, la verdad, la solidaridad… y si es que algo lo impide, automáticamente se está declarando perverso y enemigo del hombre.

 

Aleluya

Cf. Lc 24, 32

R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.

V/.   Señor Jesús, explícanos las Escrituras;
        haz que arda nuestro corazón mientras nos hablas.   
R/.

 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas. Lc 24, 35-48

Así está escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día

EN aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice:
«Paz a vosotros».
Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Y él les dijo:
«¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo».
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
«Tenéis ahí algo de comer?».
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.
Y les dijo:
«Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí».
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y les dijo:
«Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto».

Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

EN SUS PIES Y EN SUS MANOS ROTAS    

            Las primeras palabras con las que Jesús inicia la recuperación de la situación en la que quedan los discípulos después de su muerte son: “La Paz esté con vosotros”.

            Después de su muerte los discípulos han quedado en un desconcierto espantoso; el miedo los tiene amordazados, todas las esperanzas, las ilusiones se han venido abajo; tienen todos la tendencia a la huida, a desaparecer, pues sienten que lo que han vivido es un sueño que no se corresponde con la realidad.

            Algo parecido nos está ocurriendo en la actualidad: hemos vivido mucho tiempo seguros, confiados, sin necesidad de comprometernos en nada; lo teníamos todo garantizado y al mismo tiempo teníamos todos los medios de comunicación que nos iban anestesiando ante lo que estaba ocurriendo a nuestro alrededor, hasta el punto que lo vemos y lo consideramos como algo muy lejano que no tiene que ver nada con nosotros…

            Era la misma situación que vivieron durante tres años los discípulos al lado de Jesús. De repente, todo se vino abajo y empezó a tambalearse toda la seguridad; al perderlo de vista se aterran y pierden el horizonte.

            No será posible dar un paso hacia adelante mientras no se recupere la paz, la serenidad, la seguridad… pero esto solo lo puede dar Jesús, porque del otro lado lo que encontrarán es la persecución y la muerte.

            La recuperación que están necesitando no se trata de un lavado de cerebro que les convenzan de otra cosa, de una idea… No se trata de una ideología nueva que los va a convertir en fanáticos, no. Jesús les enseña las manos y los pies rotos por los clavos. Es ahí donde lo vamos a encontrar, y no en sueños fantásticos; les pide algo para comer y es ahí en la actitud de compartir la comida donde lo reconocen y nosotros nos vamos a encontrar con Él y en donde vamos a recuperar las fuerzas, la esperanza, la ilusión y el entusiasmo que necesitamos para seguir adelante.

SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA -B-


LA DIVINA MISERICORDIA



PRIMERA LECTURA

 

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. Hch 4, 32-35

Un solo corazón y una sola alma

EL grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma: nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía, pues lo poseían todo en común.
Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor.
Y se los miraba a todos con mucho agrado. Entre ellos no había necesitados, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero de lo vendido y lo ponían a los pies de los apóstoles; luego se distribuía a cada uno según lo que necesitaba.

Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 

INCOMPATIBILIDADES     

            S. Lucas intenta presentar a la comunidad el ideal de vida que ha de llevar una comunidad de creyentes que han cogido como programa de vida el mensaje de Jesús: “amaos los unos a los otros como yo os he amado… y en esto conocerán que sois de los míos”

            Efectivamente, esta es la nota que los distingue del resto de la comunidad: la solidaridad y la comunión entre ellos.

            Al interior de la comunidad, la nota que hace que se sientan cristianos y pertenecientes a ella es la “UNIDAD”: “Todos pensaban y sentían lo mismo”; esto hace que la gente que los rodea se pregunte:¿Qué ocurre para que esta gente viva de esta manera y se sienta tan feliz?

            Un cristiano que con su forma de vivir y pensar no levanta ninguna interrogante ni ninguna inquietud a los que viven a su lado, es la señal más clara de que no se diferencia en nada a un no creyente y, por tanto, no transmite nada.

            Y lo peor no es que no transmita nada, lo más lamentable es que lo que transmite sea división, insolidaridad, desafección, y negatividad frente al mensaje de Jesús.

            Con frecuencia esta es una de las grandes dificultades que nos encontramos  y es que nuestra respuesta como creyentes deja mucho que desear, pues por un lado aparecemos muy devotos, muy religiosos, muy ritualistas, pero en la vida práctica no es la comunión, la solidaridad, la fraternidad, la unidad lo que dirige nuestros intereses y nuestros movimientos, sino todo lo contrario; entonces nuestra vida se convierte en el antitestimonio más triste y en el obstáculo más peligroso que encuentra el mensaje del reino

 

Salmo responsorial

Sal 117, 2-4. 16-18. 22-24 (R/.: 1)

R/.   Dad gracias al Señor porque es bueno,
        porque es eterna su misericordia.

 

O bien:

 

R/.   Aleluya.

 

        V/.   Diga la casa de Israel:
                eterna es su misericordia.
                Diga la casa de Aarón:
                eterna es su misericordia.
                Digan los fieles del Señor:

                eterna es su misericordia.   R/.

R/.   Dad gracias al Señor porque es bueno,
        porque es eterna su misericordia.

 

        V/.   «La diestra del Señor es poderosa,
                la diestra del Señor es excelsa».
                No he de morir, viviré
                para contar las hazañas del Señor.
                Me castigó, me castigó el Señor,

                pero no me entregó a la muertes.   R/.

R/.   Dad gracias al Señor porque es bueno,
        porque es eterna su misericordia.

 

        V/.   La piedra que desecharon los arquitectos
                es ahora la piedra angular.
                Es el Señor quien lo ha hecho,
                ha sido un milagro patente.
                Éste es el día que hizo el Señor:

                sea nuestra alegría y nuestro gozo.   R/.

R/.   Dad gracias al Señor porque es bueno,
        porque es eterna su misericordia.

 

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro. 1 Jn 5, 1-6

Todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo

QUERIDOS hermanos:
Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama al que da el ser ama también al que ha nacido de él.
En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos.
Pues en esto consiste el amor de Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe.
¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
Este es el que vino por el agua y la sangre: Jesucristo. No solo en el agua, sino en el agua y en la sangre; y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad.

Palabra de Dios.

SECUENCIA (opcional)

Ofrezcan los cristianos

   ofrendas de alabanza

   a gloria de la Víctima

   propicia de la Pascua.

 

Cordero sin pecado

   que a las ovejas salva,

   a Dios y a los culpables

   unió con nueva alianza.

 

Lucharon vida y muerte

   en singular batalla,

   y, muerto el que es la Vida,

   triunfante se levanta. 

 

«¿Qué has visto de camino,

   María, en la mañana?»

   «A mi Señor glorioso,

   la tumba abandonada,

 

los ángeles testigos,

   sudarios y mortaja.

   ¡Resucitó de veras

   mi amor y mi esperanza!

 

Venid a Galilea,

   allí el Señor aguarda;

   allí veréis los suyos

   la gloria de la Pascua».

 

Primicia de los muertos,

   sabemos por tu gracia

   que estás resucitado;

   la muerte en ti no manda.

 

Rey vencedor, apiádate

   de la miseria humana

   y da a tus fieles parte

   en tu victoria santa.

 

REFLEXIÓN

 

SOMOS LO QUE VIVIMOS    

            Con la muerte de Jesús, los apóstoles perdieron toda su estructura mental, religiosa y espiritual; con la resurrección el Espíritu Santo los transformó: ahora han de aprender a vivir, a pensar, a mirar y a valorar el mundo, la vida y las cosas de otra manera; ahora han de aprender a ver a Jesús no en la dimensión física, sino en sus rastros, en los signos que va presentando de su presencia viva entre ellos; ahora han de aprender a interpretar todo lo que Él les dijo y que solo lo entenderían el momento que lo pusieran en práctica: si están diciendo que aman a Dios, no pueden dejar de amar aquello que le pertenece a Él; decir que crees en Dios, lleva consigo cumplís sus mandamientos, pues es un contrasentido decir que amas a Dios y luego hacer todo lo contrario a lo que Él pide, de tal forma que no hará falta preguntarnos en qué creemos o a quién seguimos, bastará con que miren lo que hacemos y cómo lo hacemos.

            Termina S. Juan diciendo: “El Espíritu es la Verdad” y la realidad que vivimos es la evidencia de ella en la que demostramos con toda claridad lo que realmente pensamos y sentimos.

 

Aleluya

Jn 20, 29

R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.

V/.   Porque me has visto, Tomás, has creído, —dice el Señor—;
        bienaventurados los que crean sin haber visto.   
R/.

 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 20, 19-31

A los ocho días, llegó Jesús

 

            AL anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:  «Paz a vosotros».
            Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
            Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
            Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor».
            Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
            A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:  «Paz a vosotros».
            Luego dijo a Tomás:  «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
            Contestó Tomás: «Señor mío y Dios mío!».
            Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».
            Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

LA DIFICULTAD DE CREER     

            Es muy normal el encontrarte hoy con una gran cantidad de gente que se confiesa agnóstica y algunos otros que se confiesan ateos, aunque entre unos y otros hay una cosa en común:  la huida en enfrentarse a la búsqueda de la verdad. Por eso, un porcentaje elevadísimo de ellos (unos y otros) no es que hayan encontrado unos argumentos convincentes que les hagan tomar esa opción en la vida, sino que, unos : los agnósticos, al no encontrar unas razones convincentes para creer, optaron por la solución fácil de no plantearse el tema y decir que es algo indiferente, no añade ni quita nada a la vida su existencia o no existencia; otros, los ateos, amarrados a unos intereses concretos y temerosos de enfrentarse a la verdad, optaron por la via más rápida: negarla  por sistema y prescindir de toda trascendencia diciendo que para vivir y gozar no se necesita de Dios, que más bien es un estorbo, aunque al mismo tiempo ellos “endiosan” otras cosas poniéndolas como horizonte de sus vidas: dinero, poder…

            Otros llegaron a instalarse en una situación tal de la vida –éste es el peor de los ateísmos- que creyeron que la vida se reduce al estómago y a la satisfacción de los instintos y la razón la utilizan sola y exclusivamente para buscar esa satisfacción, sin importarles otra cosa en la vida; el tema de Dios o de la trascendencia ni sienten que pueda ser algo a lo que vale la pena prestarle atención, eso es una preocupación inútil; ya S. Pablo lo definía como aquellos que “su dios es el vientre y su gloria sus vergüenzas” (Fil. 3,19) y no aspiran a otra cosa en la vida.

            Hoy la postura de moda y más extendida va justamente por esta última imagen que hemos comentado aunque se confiesan agnósticos, pero en realidad significa desentenderse absolutamente del tema, renunciar a buscar la verdad ya que todo es y no es al mismo tiempo, todo es líquido y puede cambiar en un instante, es más fácil, entonces, dejarse llevar y vivir el momento que toca con el mínimo de complicación.

            El problema está en plantearse en serio la vida: ¿Vale la pena vivir una vida en la que renuncias a dejar en ella tu huella y dejar de buscar la verdad y disfrutarla? ¿Podremos sostener como ideal de una persona el dejarse arrastrar, el pasotismo?

            La postura de Tomás no es ni la del ateo ni la del agnóstico, sino la del que busca e intenta reafirmar su fe en un argumento seguro, en una experiencia; al final le bastó una palabra de Jesús y se dejó en el vacío de la confianza en Dios, antes que en la certeza de una experiencia que puede ser equivocada.

Hechos de los apóstoles 4,32-35

Todos pensaban y sentían lo mismo

En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía. Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y Dios los miraba a todos con mucho agrado. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno.

 

Salmo responsorial: 117

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel: / eterna es su misericordia. / Diga la casa de Aarón: / eterna es su misericordia. / Digan los fieles del Señor: / eterna es su misericordia. R.

La diestra del Señor es poderosa, / la diestra del Señor es excelsa. / No he de morir, viviré / para contar las hazañas del Señor. / Me castigó, me castigó el Señor, / pero no me entregó a la muerte. R.

La piedra que desecharon los arquitectos / es ahora la piedra angular. / Es el Señor quien lo ha hecho, / ha sido un milagro patente. / Éste es el día en que actuó el Señor: / sea nuestra alegría y nuestro gozo. R.

 

1Juan 5,1-6

Todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo

Queridos hermanos: Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a Dios que da el ser ama también al que ha nacido de él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre; y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad.

 

Juan 20,19-31

Porque me has visto, Tomás, has creído, -dice el Señor-. Dichosos los que crean sin haber visto.

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: "Paz a vosotros." Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado así también os envió yo." Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos."

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor." Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo."

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros." Luego dijo a Tomás: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Contestó Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús le dijo: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto."

Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

TomásTo