DOMINGO I DE ADVIENTO -B-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías. Is 63, 16c-17. 19c; 64, 2b-7
¡Ojalá rasgases el cielo y descendieses!
TÚ, Señor, eres nuestro padre,
     tu nombre desde siempre es «nuestro Libertador».
¿Por qué nos extravías, Señor, de tus caminos,
     y endureces nuestro corazón para que no te tema?
Vuélvete, por amor a tus siervos
     y a las tribus de tu heredad.
¡Ojalá rasgases el cielo y descendieses!
     En tu presencia se estremecerían las montañas.
     «Descendiste, y las montañas se estremecieron».
Jamás se oyó ni se escuchó,
     ni ojo vio un Dios, fuera de ti,
     que hiciera tanto por quien espera en él.
Sales al encuentro
     de quien practica con alegría la justicia
     y, andando en tus caminos, se acuerda de ti.
He aquí que tu estabas airado
     y nosotros hemos pecado.
Pero en los caminos de antiguo
     seremos salvados.
Todos éramos impuros,
     nuestra justicia era un vestido manchado;
     todos nos marchitábamos como hojas,
     nuestras culpas nos arrebataban como el viento.
Nadie invocaba tu nombre,
     nadie salía del letargo para adherirse a ti;
     pues nos ocultabas tu rostro
     y nos entregabas al poder de nuestra culpa.
Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre,
     nosotros la arcilla y tú nuestro alfarero:
     todos somos obra de tu mano.
Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN 

CHOQUE DE GENERACIONES  
                 El pueblo tiene conciencia de su extravío y de sus equivocaciones que les llevaron a una situación lamentable: Todos éramos impuros, nuestra justicia era un paño manchado; todos nos marchitábamos como follaje, nuestras culpas nos arrebataban como el viento. Nadie invocaba tu nombre ni se esforzaba por aferrarse a ti; en esa situación nacieron y vivieron otra generación que no conoció Jerusalén, ni se sintió unida a su tierra, a sus costumbres y a su religión; ellos vivieron otra cultura, otras costumbres, otras situaciones que les apartaron afectivamente de sus tradiciones. Es una nueva generación que no se siente judía y es la que vuelve del exilio y tiene encomendado una misión: restablecer el orden y reconstruir el templo y Jerusalén.
                 Quedan muy pocos de los mayores que recuerden lo que había y lo que se hacía. Los anhelos de esta generación no coinciden con los de sus padres y abuelos; la reconstrucción se hace dura y difícil con este añadido, hasta el punto que los dirigentes de la empresa sienten que les faltan las fuerzas y no saben qué hacer: Señor, )por qué nos extravías de tus caminos y endureces nuestro corazón para que no te tema?” Y piden a Dios que venga y ponga su mano, porque les faltan las fuerzas y la imaginación: (Ojalá rasgases el cielo y bajases, derritiendo los montes con tu presencia!”
                 Algo muy parecido es lo que nos ocurre hoy día: esta nueva generación de políticos, de intelectuales, de economistas, han vivido otra situación; al tenerlo todo, han creído que Dios no se necesita para nada y lo han desplazado de la vida, sin darse cuenta que al desplazar a Dios, se destruye el hombre que queda a merced del dinero y de las ideologías que sustentan los intereses creados.
                 Lo peor que le puede ocurrir al hombre es que llegue a ignorar de tal manera a Dios que lo considere algo sin importancia para su vida, algo que no merece la pena prestarle la más mínima atención, entonces el horizonte y la esperanza desaparecen y queda a merced de cualquier cosa que se presente; si el hombre deja a Dios se unirá a cualquier cosa que encuentre.
                 Mientras el hombre siga reconociendo a Dios en su interior, será capaz de reconocer sus equivocaciones, rectificar el camino y encontrar de nuevo la salvación.
                 La petición del profeta es la misma que hoy le hacemos todos: “aparta nuestras culpas de tus ojos y seremos salvo… No te excedas en la ira, Señor, no recuerdes siempre nuestra culpa.” 

Salmo responsorial
Sal 79, 2ac y 3b. 15-16. 18-19 (R.: 4)

R/.   Oh, Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.

        V/.   Pastor de Israel, escucha;
                tú que te sientas sobre querubines, resplandece;
                despierta tu poder y ven a salvarnos.   R/.
R/.   Oh, Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.

        V/.   Dios de los ejércitos, vuélvete:
                mira desde el cielo, fíjate,
                ven a visitar tu viña.
                Cuida cepa que tu diestra plantó,
                y al hijo del hombre que tú has fortalecido.   
R/.
R/.   Oh, Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.

        V/.  
 Que tu mano proteja a tu escogido,
                al hombre que tú fortaleciste.
                No nos alejaremos de ti:
                danos vida, para que invoquemos tu nombre.   
R/.
R/.   Oh, Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. 1 Cor 1, 3-9
Aguardamos la manifestación de nuestro Señor Jesucristo
HERMANOS:
A vosotros gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Doy gracias a mi Dios continuamente por vosotros, por la gracia de Dios os ha dado en Cristo Jesús; pues en él habéis sido enriquecidos en todo: en toda palabra y en toda ciencia; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo, de modo que no carecéis de ningún don gratuito, mientras aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.
Él os mantendrá firmes hasta el final, para que seáis irreprensibles el día de nuestro Señor Jesucristo.
Fiel es Dios, el cual os llamó a la comunión con su Hijo, Jesucristo nuestro Señor.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN 

MANTENER VIVA LA CONCIENCIA  
            S. Pablo se dirige a los corintios saludándolos y deseándoles la gracia y la paz de parte de Dios y de Jesucristo.
            Quiere hacerles tomar conciencia de lo que Jesús ha hecho con ellos: han sido elevados a la categoría de hijos de Dios y ha abierto el camino y las puertas del reino haciéndolos partícipes de él, con lo que, no solo ha iluminado el sentido de la vida, sino que ha abierto un horizonte de esperanza, por lo que debe surgir en nosotros un sentido profundo de reconocimiento y acción de gracias.
       Una de las notas características de la comunidad de Corinto es justamente la riqueza de carismas que surgen en ella, de tal manera que no necesita animar a la participación, sino más bien fundamentar en ella actitudes de servicio y disposición para ponerse en manos de Dios como instrumentos útiles y disponibles con una actitud profunda de amor, pues aunque exista esa gran riqueza que tiene la comunidad, están siempre expuestos a los peligros del desánimo y de la desviación que pueden introducir en la comunidad aquellos elementos infiltrados que hacen un daño tremendo desviando y distorsionándolo el mensaje, la doctrina y todo.
Aleluya
Sal 84, 8
R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.
V/.   Muéstranos, Señor, tu misericordia
        y danos tu salvación.   
R/.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. Mc 13, 33-37
Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa
 EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.
Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.
Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.
Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!».
Palabra del Señor. 

REFLEXIÓN

ESTAD ALERTA     
            Para entender el texto es bueno ubicarnos en el momento que se vive cuando se escribe: el tiempo de Jesús y después de su muerte, es un momento de una gran expectativa en torno a la venida del mesías que va a liberar a Israel.        Jesús es aceptado como el mesías por muchos, pero la decepción es grande el momento que lo ven que muere y todo se viene abajo; en el ambiente queda flotando la esperanza de que de un momento a otro ha de aparecer triunfante.
            Las primeras comunidades viven con esta esperanza, y se sienten motivados por la idea de que Jesús los encuentre dispuestos y preparados, pero a medida que va pasando el tiempo y no ocurre, el desánimo y la desilusión empiezan a hacer mella en los ánimos de la comunidad, entonces hay mucha gente que empieza a desilusionarse y a entrar en apatía;  es aquí donde S. Marcos sale al paso para hacerles ver que esa actitud de “espera” es fundamental para el cristiano que ha de estar siempre en tensión para que las fuerzas adversas al reino no lo desvíen del camino.
            Esa llamada que hace el evangelio no es solo para los cristianos de los primeros momentos que se pueden desanimar, es para los cristianos de todo tiempo de la historia.
            En un tiempo estas llamadas se interpretaban desde un sentido escatológico, pensando en la posible condenación y en los castigos del infierno, por lo que el miedo era el motor de esta actitud de espera angustiada, pues se presentaba al Señor como el castigador implacable que se puede presentar en el momento menos esperado. Este miedo estuvo metido en mucha gente durante mucho tiempo acompañado de la imagen del señor feudal dueño de la vida de sus súbditos.
            La reacción contraria a este miedo ha sido la espantada de los confesionarios, cuando la gente ha cambiado las perspectivas y ha perdido el miedo incluso a la autoridad establecida y el respeto a toda norma y el mismo Dios ha quedado como algo que ha dejado de ser hasta motivo de problema. Se siente que aquella amenaza del castigo era un cuento para asustar a los niños.
            Para el cristiano actual no sirven esos esquemas, ni el miedo del castigo al que se le ha perdido el sentido. La invitación hoy es a estar en guardia contra todas aquellas fuerzas e ideas que nos apartan del camino, queriéndonos convencer que luchar por el amor, por la justicia, por la libertad, por la paz y la verdad es algo que no tiene sentido y nos invitan a perder todo sentido de solidaridad y transcendencia, dejándonos llevar por la rutina, la apatía, el egoísmo… con lo que nos matan la esperanza y la alegría de vivir.

 

Domingo XXXIV


                SOLEMNIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO,
                                   REY DEL UNIVERSO

 PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Ezequiel. Ez 34, 11-12. 15-17

A vosotras, mi rebaño, yo voy a juzgar entre oveja y oveja


ESTO dice el Señor Dios:
«Yo mismo buscaré mi rebaño
y lo cuidaré.
Como cuida un pastor de su grey dispersa,
así cuidaré yo de mi rebaño
y lo libraré,
sacándolo de los lugares por donde se había dispersado
un día de oscuros nubarrones.
Yo mismo apacentaré mis ovejas
y las haré reposar
—oráculo del Señor Dios—.
Buscaré la oveja perdida,
recogeré a la descarriada;
vendaré a las heridas;
fortaleceré a la enferma;
pero a la que está fuerte y robusta la guardaré:
la apacentaré con justicia».
En cuanto a vosotros, mi rebaño,
esto dice el Señor Dios:
«Yo voy a juzgar entre oveja y oveja,
entre carnero y macho cabrío».

Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 

NO SE TRATA DE CAMBIAR PERSONAS   

            Al final de los tiempos, el proyecto primero de Dios será una realidad, pues la creación entera es manifestación de su amor, de su gloria, y de su poder. El mal y la muerte no van a imponerse y a triunfar sobre el bien y la vida.

            El pasaje expresa de forma clara que el triunfo final ha de ser obra de Dios mismo y no de las fuerzas y poderes humanos: “Yo mismo buscaré, apacentaré, cuidaré, reuniré, llevaré a la majada,  buscaré a las ovejas perdidas, vendaré a las heridas, robusteceré a las flacas y cuidaré a las gordas” y, lógicamente, como Dios justo, juzgará todo el daño infringido al universo entero, pues el hombre fue puesto en el mundo para vivir feliz  y no para crear el caos, la muerte y la desgracia.

            El problema no está en sustituir personas en el engranaje, sino en cambiar radicalmente el sentido de la vida y la actitud frente a ella. Está también en determinar a quién se sirve si a Dios o al dinero.

            Hay una curiosidad que siempre anda rondando en mi mente: dentro de 50 años ¿qué juicio harán las generaciones que vienen de ésta generación que hundió y derribó todo lo que encontró a su paso dejando el caos y la incertidumbre?

 

Salmo responsorial

Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6 (R/.: 1)

R/.   El Señor es mi pastor, nada me falta.

 

        V/.   El Señor es mi pastor, nada me falta:
                 en verdes praderas me hace recostar.   
R/.

R/.   El Señor es mi pastor, nada me falta.

 

        V/.   Me conduce hacia fuentes tranquilas
                 y repara mis fuerzas;
                 me guía por el sendero justo,

                 por el honor de su nombre.    R/.

R/.   El Señor es mi pastor, nada me falta.

 

        V/.   Preparas una mesa ante mí,
                 enfrente de mis enemigos;
                 me unges la cabeza con perfume,

                 y mi copa rebosa.    R/.

R/.   El Señor es mi pastor, nada me falta.

 

        V/.   Tu bondad y tu misericordia me acompañan
                 todos los días de mi vida,
                 y habitaré en la casa del Señor

                 por años sin término.    R/.

R/.   El Señor es mi pastor, nada me falta.

 

SEGUNDA LECTURA


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. 1 Cor 15, 20-26. 28

Entregará el reino a Dios Padre, y así Dios será todo en todos

HERMANOS:
Cristo ha resucitado de entre los muertos y es primicia de los que han muerto.
Si por un hombre vino la muerte, por un hombre vino la resurrección. Pues lo mismo que en Adán mueren todos, así en Cristo todos serán vivificados.
Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después todos los que son de Cristo, en su venida; después el final, cuando Cristo entregue el reino a Dios Padre, cuando haya aniquilado todo principado, poder y fuerza.
Pues Cristo tiene que reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies. El último enemigo en ser destruido será la muerte.
Cuando le haya sometido todo, entonces también el mismo Hijo se someterá al que se lo había sometido todo.
Así Dios será todo en todos.

Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 

CRISTO, EL HOMBRE NUEVO       

            S. Pablo, ante la preocupación que existe por saber qué es lo que hay detrás de la vida, no quiere que vivan angustiados y perdidos como los que no tienen fe, cosa que puede llevar en un momento a perderle el sentido a seguir luchando y, entonces, sale al paso para dar la respuesta que fundamenta nuestra fe y nuestra esperanza:

            El proyecto primero de Dios al crear el mundo fue hacer algo maravilloso y entregárselo al hombre para que fuera feliz y realizara en él la imagen y semejanza que había plasmado en él.

            Sin embargo, el hombre al verse tan grande creyó que podía competir con su creador y rompió el proyecto de felicidad que Dios había pensado para él. Pero aunque el hombre rompiera el plan de Dios, Él siguió adelante y en la cumbre de los tiempos, toma carne humana y establece irreversiblemente su proyecto de salvación para el mundo

            Pablo hace un paralelismo entre ADAN, el hombre viejo que rompió el proyecto e hizo que la humanidad perdiera su rumbo y CRISTO el hombre nuevo que restablece el proyecto de Dios y lo encamina definitivamente hacia su fin supremo: si por un hombre entró la muerte en el mundo, por un “Hombre Nuevo” ha entrado la salvación. En Cristo se nos ha antecedido el resultado final: el Bien triunfará sobre el mal y la muerte; Cristo es el testigo de esta gran verdad que fundamenta toda nuestra esperanza. Si Él, que es humano, ha resucitado, quiere decir que el resto de humanos podemos resucitar con Él y, por eso, ha dejado abierto el camino y la posibilidad para todos aquellos que lo siguen.

            Sin embargo, mientras vivimos en este mundo no nos queda más remedio que afrontar la lucha que se estableció desde Adán hasta que definitivamente sea anulada la muerte con la resurrección final. Pero Cristo ha querido dejarnos la base de nuestra esperanza, con su resurrección se nos ha dado como presente lo que todavía es futuro para nosotros.

 

Aleluya

Mc 11, 9b-10a

R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.

V/.   ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
        ¡Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David!   
R/.

 

EVANGELIO

   Lectura del santo Evangelio según san Mateo. Mt 25, 31-46

Se sentará en el trono de su gloria y separará a unos de otros

 EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones.
Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha:
“Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a yerme”.
Entonces los justos le contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”.
Y el rey les dirá:
“En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.
Entonces dirá a los de su izquierda:
“Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”. Entonces también estos contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”.
Él les replicará:
“En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”.
Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna».

Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

NUESTRO CARNET DE IDENTIDAD    

La lectura de este pasaje de S. Mateo viene a ser la conclusión de la parábola que nos contaba en los versículos 24 al 30 en donde concluíamos que habíamos hecho una reducción lamentable de la misión que se nos encomendó: haber convertido a la iglesia en una cuidadora y conservadora de obras de arte, llenos de miedo a salir y proclamar el mensaje de vida que Cristo nos encargó.

Ya sé que puede resultar demasiado fuerte y excesiva la afirmación, porque no es así como ocurre en una gran parte de creyentes, que como los de la parábola, pusieron a funcionar todo lo que habían recibido y, gracias a ellos, la iglesia sigue siendo un faro de luz y el mayor referente de paz, de amor, de justicia de honradez, de verdad y de fraternidad, por tanto, la iglesia se convierte en un gran faro de esperanza para el mundo; pero tenemos que admitir que la parábola no se contó para los que funcionan así, sino para los que son todo lo contrario y quieren apropiarse esa actitud como algo propio de la iglesia que ellos promueven, con lo que hacen un daño terrible, pues dolorosamente estamos viendo que la imagen que queda para un gran sector no es la iglesia signo de la presencia de Cristo que da de comer al hambriento, da de beber al sediento, posada al peregrino, atención al que sufre… sino más bien todo lo contrario: la imagen que viene quedando en todas partes es la institución de poder apegada siempre a los poderosos.

Ni Jesucristo ni la iglesia vinieron al mundo para ser un adorno que se cuelga en una pared de un templo, sino para ser fuerza, energía, vida, esperanza, ilusión transformadora del mundo.

El ser buenos no se demuestra no haciendo el mal a nadie, sino haciendo el bien a todos, de la misma manera que la maldad se demuestra haciendo el mal; el que no hace nada es simplemente un inútil, un estorbo, una rama muerta que va matando, pues no deja que los demás se desarrollen, con lo que concluye siendo un seguidor del mal que con su silencio y su inactividad lo fomenta.

La parábola del encuentro final lo deja bien claro: las cuentas que hemos de presentar no son de la belleza o perfección con la que hemos celebrado los ritos; ni por las imágenes a las que hemos cargado de joyas, o las procesiones o romerías esplendorosas que hemos realizado, ni por las grandes masas que hemos logrado reunir en romerías… Nos van a pedir cuentas por la implicación que hemos mantenido con la vida, en la justicia, en la verdad, en el amor, en la solidaridad… en la  imagen del Dios-amor que confesamos y que hemos hecho real con nuestra vida entregada en bien de los demás.

  

 

     LA FIESTA DE CRISTO REY

             Mt 25,31-46: El juicio de las naciones

 
Problemática pastoral en torno a la festividad

         Los tiempos han cambiado y con ellos los conceptos y el mismo lenguaje: hay muchas cosas que ya no tienen sentido, la realidad ha cambiado y ya no son signo de nada, por tanto dejan de tener valor, vigencia y sentido. Uno de estos conceptos es justamente la fiesta que celebramos: su nombre, el concepto, el lenguaje, el significado… Está necesitándose una adecuación al momento que vivimos.

 

CRISTO REY

         La fiesta fue instituida en el año 1925 por Pio XI; la idea y la intención que predomina es el espíritu de la “Cristiandad” que expresa el deseo de que el cristianismo fuera la religión oficial de todos los estados cristianos proclamando a Jesucristo Rey de todo el universo.

         De esta forma, la iglesia también tiene un reconocimiento oficial por todos los estados, con lo que se asegura un respeto y un reconocimiento de favor y de poder dentro de la sociedad, con acceso a todas las escalas del poder político y económico temporal. Queramos o no, en el fondo subyace esta “tentación” con visos de realidad establecida de forma oficial.

         Pero cuando miramos a Jesús y sus ideas, claramente vemos que Él no iba por ahí, incluso les deja claro a los discípulos: “vosotros no podéis ser así, el que quiera ser el primero que se haga esclavo de todos” (Mc. 10, 42-44), lo último que se le ocurrió a Jesús fue ir por este camino.

         Por otro lado, la palabra REY ha cambiado completamente de lo que se entendía en tiempos de Jesús: Hoy es rara la forma de organizarse los pueblos que coge el “reino”, y los que lo hacen es de la forma como la que tenemos en España: una monarquía parlamentaria en la que el rey reina pero no gobierna, es poco más que un representante de la nación, una figura representativa; esto no es lo que se entendía en tiempos de Jesús ni cuando se instituyó la fiesta; se impone, pues, un cambio radical de nombre, de sentido y de simbología, pues la palabra “Reino” no expresa hoy un orden deseable para nadie: el “Reinado de Dios” tendríamos que llamarlo hoy algo así como el “Proyecto de salvación de Dios” pues ¿Sería correcto comparar a la iglesia de hoy con una organización monárquica en la que el Papa fuera el rey con todas las atribuciones que tenía el rey en tiempos de los profetas o de Jesús o de la Edad Media? Esto es algo anacrónico y absolutamente opuesto a lo que Cristo quiso y expresó.

         Incluso estamos viendo que desde la perspectiva de género, hoy se habla y se pone en duda el por qué hemos de hablar de un rey y no de una reina, pues se supone que en Dios no existe “genero”, con lo que la expresión hace aguas por todas partes.

 

Aspectos que no debemos dejar pasar por alto:

 

         Jesús jamás dijo que aspiraba a ser rey y menos aún a ocupar ningún cargo político ni religioso; es más, a sus discípulos les pidió que no aceptaran títulos de ningún tipo, lo único que les dijo que se considerasen servidores de sus hermanos. Lo único por lo que se declaró a favor, fue por la práctica de la justicia, del amor, de la verdad y de la paz, a cuyo servicio entregó su vida y pidió a sus seguidores que hicieran lo mismo.

         Jesús se identificó con su causa: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn. 14,6) por eso, muchos de sus seguidores se entusiasmaron con su persona y con ella aceptaron su causa, ésta es la mejor forma de seguir a Jesús: seguir sus pasos, pues seguirlo a Él es llevar adelante la misión que Dios le dio a Jesús y a la iglesia, por eso, la actitud más correcta y la lección que esta fiesta nos debe dejar claro es que : proclamar a Jesucristo Rey es poner su causa como nuestra causa, su vida como luz de la nuestra, su forma de pensar como nuestro pensamiento.

         En los tiempos de Jesús se esperaba un mesías que viniera y los sacara del yugo de Roma, pero hoy no se espera nada y lo que se espera se sabe perfectamente que se puede conseguir en las urnas, no es algo que vaya a venir del cielo, sabemos que tenemos lo que queremos; hablar, por tanto de Jesús como rey es un título que hoy le hace daño

         Hablar de Jesús hoy, no puede ser desde la perspectiva del poder y menos de la política, que estamos viendo que está completamente deteriorada y corrompida. La persona de Jesús se presenta hoy como alternativa de vida, de plenitud de sentido, de alguien que le da sentido a la vida y hace que la aventura de la vida valga la pena recorrerla sabiendo que el final está marcado por el triunfo y la plenitud que no hemos podido alcanzar en este mundo.

 

 

 

DOMINGO XXXIII DEL T. O. -A-





P
RIMERA LECTURA

 

Lectura del libro de los Proverbios. Pro 31, 10-13. 19-20. 30-31

Trabaja con la destreza de sus manos

UNA mujer fuerte, ¿quién la hallará?
Supera en valor a las perlas.
Su marido se fía de ella,
pues no le faltan riquezas.
Le trae ganancias, no pérdidas,
todos los días de su vida.
Busca la lana y el lino
y los trabaja con la destreza de sus manos.
Aplica sus manos al huso,
con sus dedos sostiene la rueca.
Abre sus manos al necesitado
y tiende sus brazos al pobre.
Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura;
la que teme al Señor merece alabanza.
Cantadle por el éxito de su trabajo,
que sus obras la alaben en público.

Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 

CAMBIO DE SIGNO   

            Las palabras del texto de Proverbios suenan hoy a machismo cuando se leen desde una perspectiva de género,  pero quitando toda interpretación ideológica, la realidad que vive en el corazón del ser humano es ésta que se describe en el libro de los proverbios como resumen de la sabiduría universal: el ser humano está hecho para vivir en armonía, amándose hombres y mujeres; cuando esto, que es absolutamente natural: la mujer caracterizada por su ternura, su dulzura, su capacidad intuitiva… es la mejor guía del varón capacitado por su naturaleza de fuerza, su dureza… el uno al otro se complementan y el uno sin el otro están incompletos. Juntos están llamados a ser el conjunto más hermoso de la creación, parecido a Dios Trinidad.

            En la realidad, “Hombre-Mujer” cada uno se caracteriza por unas cualidades que engarzadas en las del otro/a construyen una armonía perfecta. En este pasaje, el autor se centra concretamente en la grandeza de la mujer resaltando de ella las cualidades que hacen la alegría, la plenitud del hombre y la fuente de la alegría y el bienestar del hogar con su buen hacer, su alegría, su ternura y su prudencia… esto hace que el hogar se convierta en un radiador de felicidad.

            Desgraciadamente, esta verdad que proclama la sabiduría de todos los tiempos, hoy se empeñan en demostrar y convencer que todo esto, que desde siempre se ha vivido y ha dado sentido a la vida, no es más que el fruto de un sistema patriarcal sostenido por el varón que por la fuerza y la violencia ha sometido y ha dominado a la mujer, quitándole toda la magia y la ternura que lleva consigo el encuentro entre el varón y la mujer, para convertirlo en el encuentro violento de enemigos mortales irreconciliables.

 

Salmo responsorial

Sal 127, 1-2. 3. 4-5 (R.: cf: 1a)

R/.  Dichosos los que temen al Señor.

 

        V/.   Dichoso el que teme al Señor
                y sigue sus caminos.
                Comerás del fruto de tu trabajo,
                serás dichoso, te irá bien.   
R/.

R/.  Dichosos los que temen al Señor.

 

        V/.   Tu mujer, como parra fecunda,
                en medio de tu casa;
                tus hijos, como renuevos de olivo,
                alrededor de tu mesa.   
R/.

R/.  Dichosos los que temen al Señor.

 

        V/.   Ésta es la bendición del hombre
                que teme al Señor.
                Que el Señor te bendiga desde Sión,
                que veas la prosperidad de Jerusalén
                todos los días de tu vida.   
R/.

R/.  Dichosos los que temen al Señor.

 

SEGUNDA LECTURA

 

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses. 1 Tes 5, 1-6

Que el día del Señor no os sorprenda como un ladrón

EN lo referente al tiempo y a las circunstancias, hermanos, no necesitáis que os escriba, pues vosotros sabéis perfectamente que el Día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: «paz y seguridad», entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar.
Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, de forma que ese día os sorprenda como un ladrón; porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.
Así, pues, no nos entreguemos al sueño como los demás, sino estemos en vela y vivamos sobriamente.

Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 

VIVIR EN TENSIÓN    

 

            La inquietud por el final de los tiempos es algo que ha estado siempre presente en la humanidad como un fuego que de tiempo en tiempo es atizado por los desastres naturales y la esquizofrenia de los seres humanos que llegan a situaciones absurdas haciendo llegar a sentir la necesidad de que cambie la situación en la que nos hemos metido.

            En el fondo, todos deseamos una especie de milagro o actuación sorprendente que nos deje atónitos a todos y nos demos cuenta de que el hombre no se puede oponer a los designios de Dios, pues son siempre lo mejor a lo que el hombre puede aspirar.

            S. Pablo sale al frente de este sentimiento milenarista que impera en el momento para hacerles tomar conciencia de que Dios no actúa así: Él deja que las cosas sigan su curso, se adapta al ritmo que le imponemos y al final, consigue que se imponga la VERDAD que ha de resplandecer por encima de todo y, eso ocurrirá en el momento y en la forma que menos imaginemos: “Vendrá como un ladrón en plena noche, cuando menos lo esperemos”. Lo importante no es prever el momento y prepararte, sino mantener una actitud de limpieza que no tengamos la necesidad de cambiar nada cuando llegue el momento.

 

Aleluya

Jn 15, 4a. 5b

R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.

V/.   Permaneced en mí, y yo en vosotros —dice el Señor—;
        el que permanece en mí da fruto abundante.   
R/.

 

EVANGELIO (forma larga)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo. Mt 25, 14-30

Como has sido fiel en lo poco, entra en el gozo de tu Señor

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
“Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”.
Su señor le dijo:
“Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:
“Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”.
Su señor le dijo:
“Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.
Se acercó también el que había recibido un talento y dijo:
“Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”.
El señor le respondió:
“Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”».
Palabra del Señor.

EVANGELIO (forma breve)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo. Mt 25, 14-15. 19-21

Como has sido fiel en lo poco, entra en el gozo de tu Señor

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
“Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”. Su señor le dijo:
“Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”».
Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

EL MIEDO QUE PARALIZA   

 

            La tentación constante que está acechando a la persona en todos los aspectos de la vida es la que proviene del miedo a lo por venir, sea del orden que sea y todos en la vida andamos preocupados de lo que pueda ocurrir mañana, entonces, quedamos paralizados, porque tememos quedarnos sin respuesta ante lo imprevisible, de ahí que lleguemos a sostener que, “más vale malo conocido que bueno por conocer”

            Pero esta es una postura paralizante, anquilosante y mortal, porque nos deja sin esperanza, sin ilusión, sin imaginación, sin futuro… paralizados por el miedo: “Tuve miedo y me fui a esconder bajo la tierra lo que me diste”, es decir: inutilizaste la riqueza que Dios te dio por miedo a comprometerte, a arriesgarte, a esforzarte, a activar todas las capacidades y por eso será condenado, no por haber perdido lo que se le dio, sino por inútil, por irresponsable.

            Esta situación que pinta S. Mateo para la comunidad, es perfectamente trasladable a la nuestra y a nuestro tiempo: es cuestión de detenernos a observar algo que está ocurriendo: hace 50 años se dio el concilio Vat. II en el que la iglesia hizo una revisión fortísima de su ser y su misión en la tierra y fue capaz de reconocer todo lo que se le ha venido pegando en el transcurso de la historia y que reconoce que no le pertenece, ni está en consonancia con el evangelio, ni con la voluntad de Jesús.

            Ha habido muchas comunidades que se lo tomaron en serio y empezaron una fuerte revisión, lanzándose con decisión a llevar el evangelio y a implicarse en la misión todos los que confiesan a Jesucristo; eso fue un revulsivo impresionante al ver la fuerza que tiene la palabra de Dios, que es palabra viva; pero al mismo tiempo vimos cómo otro sector se atrincheró y no aceptaba la luz que había desvelado el concilio y que estaba opacada por tantos intereses y siguieron abunkerándose  hasta llegar al momento actual en el que estamos viendo y sufriendo la caída estrepitosa de algo que nos ha venido matando poco a poco: el haber reducido la evangelización de la iglesia a una expedición de ritos sacramentales que no son más que actos sociales, fuente de financiación de la iglesia, ocupando el lugar preponderante, llenándonos de miedo a salir afuera y proclamar el mensaje de VIDA,  de AMOR, de PAZ, de JUSTICIA y de VERDAD que nos dejó Jesús como encargo; y hemos convertido a las comunidades y a sus pastores en cuidadores y mantenedores de un estamento y de edificios y obras de arte.