DOMINGO I DE ADVIENTO -B-

  De andar por casa:

         Es muy corriente escuchar consejos como éste a personas que estimamos: “Tú vive la vida, que son tres días, aprovéchate y disfruta que son tres días, pues lo que hayas gozado es lo que te vas a llevar…” Y algunos se lo toman en serio hasta el punto que no aceptan lo más mínimo que les pueda suponer un poco de esfuerzo o una responsabilidad. Colocándose en una situación de fuera de juego constantemente

 EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Marcos. Mc 13, 33-37

Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa

 EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.
Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.
Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.
Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!».
Palabra del Señor

 REFLEXIÓN

             Frente a esta situación que suele ser tan común, viene hoy Jesús a darnos su opinión y decirnos que esa es una postura equivocada para la vida, pues aquí vinimos con una misión muy concreta y no podemos evadirnos de ella bajo ningún motivo. Escurrir el hombro y desentenderse es el resultado de una falta de fe y de esperanza absolutas.

            Esta postura nos lleva a negar todo sentido de trascendencia y creer que todo empieza y termina en mí mismo, aquí y ahora y, por tanto, nada tiene sentido si no es centrar toda mi vida, mi fuerza y mi inquietud en disfrutar pasándolo bien y eludiendo cualquier responsabilidad que me pueda suponer un esfuerzo en la vida.

            Pensar y vivir así es hacer una reducción de la vida que nos equipara a cualquier animal, pues no haríamos otra cosa que satisfacer los instintos primarios sin otro horizonte que vivir.

 

DOMINGO XXXIV DEL T.O. -A-

 SOLEMNIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO,

REY DEL UNIVERSO

 De andar por casa

       “Quien advierte bien te quiere”. Es tu amigo y no deja que fracases. Esta frase la oímos con mucha frecuencia, pues es una realidad que vivimos a cada momento; de la misma manera que quien deja que nos estrellemos y hasta se alegra de ello, podemos considerarlo nuestro peor enemigo.

         Quien deja que nos precipitemos en el fracaso y hasta nos empuja a caer en él es alguien de quien debemos guardarnos, aunque muchas veces suele ser a quien más escuchamos, pero en la medicina llevamos el castigo.

 ✠ Lectura del santo Evangelio según san Mateo. Mt 25, 31-46

Se sentará en el trono de su gloria y separará a unos de otros

             EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones.
            Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha:
“Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”.
            Entonces los justos le contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”.
            Y el rey les dirá:
“En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.
            Entonces dirá a los de su izquierda:
“Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”. Entonces también estos contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”.
Él les replicará:
“En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”.
Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna».

Palabra del Señor.

 REFLEXION

             Jesús deja bien claro el camino: una vida vivida en el amor y la justicia, te lleva necesariamente a gastártela en beneficio de los demás.

            El programa cristiano no es un ideario político ni religioso, sino un estilo de vida que se resume en lo que llamamos “Obras de Misericordia”.

            Vivir en cristiano es vivir amando de una forma muy concreta: compartiendo tu comida con el que no tiene para comer; compartiendo tu ropa con el que no tiene para vestirse; tu casa con quien está en la calle; estando al lado del que sufre por enfermedad, porque está solo, porque no tiene trabajo o tiene problemas… Es decir: siendo solidario

            Y Jesús lo advierte: Cuando llegue el momento definitivo la pregunta que me va a hacer no es cuantos rosarios he rezado ni a cuantas cofradía he pertenecido ni las veces que he hecho el camino del Rocio… sino: “¿Dónde estabas cuando me moría de hambre o de sed, me encontraba solo y abandonado, en la cárcel, enfermo, sin trabajo, sin poder pagar el alquiler y me echaban a la calle… ¿En qué andabas distraído?

            O tal vez me diga: ¡Bienvenido! ¡Gracias, porque cuando me vi agobiado me diste tu mano! Y esta actitud será la que haga que las puertas del reino estén abiertas para nosotros. Todo lo demás no tendrá valor si es que no es expresión y celebración de lo que se vive.

 

DOMINGO XXXIII DEL T.O. -A-

De andar por casa

       “Yo no pienso matarme ni sacarle las castañas del fuego a nadie”. Es la frase que escuchamos con mucha frecuencia.

         Recuerdo que en la fábrica donde trabajaba, un compañero llegó a reprenderme porque yo cumplía con mi obligación y no perdía el tiempo en las horas de trabajo y me dijo: “¿Es que piensas heredar?”

         Una forma rara de entender la justicia es pensar que somos solo sujeto de derechos y no de obligaciones.

 Lectura del santo Evangelio según san Mateo. Mt 25, 14-15. 19-21

Como has sido fiel en lo poco, entra en el gozo de tu Señor

            EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
            Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos.
            Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
            “Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”. Su señor le dijo:
“Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”»….

            Se acercó también el que había recibido un talento y dijo:
“Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”.
            El señor le respondió:
            “Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”».

Palabra del Señor.

 REFLEXIÓN

               La parábola hoy la podríamos contar dándole un pequeño retoque: “Un propietario envió a unos amigos  para que se encargaran cada uno de una parte de sus bienes, trabajaran con ellos, vivieran y fueran felices, dándoles todo lo que necesitaban para cumplir la misión que tenían, pues además lo tendrían siempre a su disposición para lo que lo necesitasen.

            Según fue creyendo que habrían terminado, los fue llamando para que entregaran el encargo que les había hecho y la sorpresa fue espectacular: encontró de todo: desde los que habían sido plenamente felices y habían triunfado en la vida, hasta los que lo habían perdido todo y se dedicaron a destrozar lo que les había dejado.

            Lógicamente, cada uno tuvo que dar cuantas de lo que había recibido y lo que había hecho, aparte de la vida que había perdido y del daño realizado.

            A cada uno de nosotros se nos ha dado una parte de esa hacienda y los medios para sacar de ella el máximo fruto. ¿Qué es lo que estoy haciendo? ¿En qué estoy empleando los dones que el Señor me ha dado?

DOMINGO XXXII DEL T.O. -A-

 De andar por casa

       “La vida son cuatro días y hay que vivirla, quien no lo hace es tonto”,    Esta es la frase que constantemente estamos escuchando como consejo para vivir; pero lo triste es que la mayoría de las veces, “vivir” se entiende por gozar con los sentidos y disfrutar del placer, en cambio, el vivir preocupados y entregados a una causa se considera una perdida inútil de tiempo y de vida que no lleva a nada.

 Lectura del santo Evangelio según san Mateo. Mt 23, 1-13

¡Que llega el esposo, salida su encuentro!

            EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«Se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.
Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó una voz:
“¡Qué llega el esposo, salid a su encuentro!”.
Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas.
Y las necias dijeron a las prudentes:
“Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”.
Pero las prudentes contestaron:
“Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”.
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo:
Señor, señor, ábrenos.
Pero él respondió:
“En verdad os digo que no os conozco”.
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».
Palabra del Señor.

 REFLEXIÓN

             En mis tiempos de juventud, estando en toda la fiebre del 68 había un grafiti que decía “España es tuya, rómpela”, es decir: disfruta, vive a tope los sentidos, que no te detenga nada, experiméntalo todo… y se pasa por la vida como una tormenta de granizos.

            Cuando pasan los años, te das cuenta que no has construido nada de lo que soñabas, te has dedicado a pasártelo bien, y ahora no hay vuelta atrás, ya no puedes pedir a los demás que hagan lo que tú soñabas hacer, tu lámpara ya no tiene más aceite y no hay vuelta atrás, lo que hiciste o dejaste de hacer es la única realidad con la que te encuentras… y no hay fracaso más grande en la vida que llegar al final con las manos vacías, sin que nadie se alegre de que hayas venido al mundo, pues no dejas más que tristeza y desolación y, el peor de los fracasos es que a estas alturas no seas más que un estorbo que estén todos deseando de que desaparezcas