DOMINGO XXXIV DEL T.O. -A-

 SOLEMNIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO,

REY DEL UNIVERSO

 De andar por casa

       “Quien advierte bien te quiere”. Es tu amigo y no deja que fracases. Esta frase la oímos con mucha frecuencia, pues es una realidad que vivimos a cada momento; de la misma manera que quien deja que nos estrellemos y hasta se alegra de ello, podemos considerarlo nuestro peor enemigo.

         Quien deja que nos precipitemos en el fracaso y hasta nos empuja a caer en él es alguien de quien debemos guardarnos, aunque muchas veces suele ser a quien más escuchamos, pero en la medicina llevamos el castigo.

 ✠ Lectura del santo Evangelio según san Mateo. Mt 25, 31-46

Se sentará en el trono de su gloria y separará a unos de otros

             EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones.
            Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha:
“Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”.
            Entonces los justos le contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”.
            Y el rey les dirá:
“En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.
            Entonces dirá a los de su izquierda:
“Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”. Entonces también estos contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”.
Él les replicará:
“En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”.
Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna».

Palabra del Señor.

 REFLEXION

             Jesús deja bien claro el camino: una vida vivida en el amor y la justicia, te lleva necesariamente a gastártela en beneficio de los demás.

            El programa cristiano no es un ideario político ni religioso, sino un estilo de vida que se resume en lo que llamamos “Obras de Misericordia”.

            Vivir en cristiano es vivir amando de una forma muy concreta: compartiendo tu comida con el que no tiene para comer; compartiendo tu ropa con el que no tiene para vestirse; tu casa con quien está en la calle; estando al lado del que sufre por enfermedad, porque está solo, porque no tiene trabajo o tiene problemas… Es decir: siendo solidario

            Y Jesús lo advierte: Cuando llegue el momento definitivo la pregunta que me va a hacer no es cuantos rosarios he rezado ni a cuantas cofradía he pertenecido ni las veces que he hecho el camino del Rocio… sino: “¿Dónde estabas cuando me moría de hambre o de sed, me encontraba solo y abandonado, en la cárcel, enfermo, sin trabajo, sin poder pagar el alquiler y me echaban a la calle… ¿En qué andabas distraído?

            O tal vez me diga: ¡Bienvenido! ¡Gracias, porque cuando me vi agobiado me diste tu mano! Y esta actitud será la que haga que las puertas del reino estén abiertas para nosotros. Todo lo demás no tendrá valor si es que no es expresión y celebración de lo que se vive.