DOMINGO XXXIII DEL T.O. -A-

De andar por casa

       “Yo no pienso matarme ni sacarle las castañas del fuego a nadie”. Es la frase que escuchamos con mucha frecuencia.

         Recuerdo que en la fábrica donde trabajaba, un compañero llegó a reprenderme porque yo cumplía con mi obligación y no perdía el tiempo en las horas de trabajo y me dijo: “¿Es que piensas heredar?”

         Una forma rara de entender la justicia es pensar que somos solo sujeto de derechos y no de obligaciones.

 Lectura del santo Evangelio según san Mateo. Mt 25, 14-15. 19-21

Como has sido fiel en lo poco, entra en el gozo de tu Señor

            EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
            Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos.
            Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
            “Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”. Su señor le dijo:
“Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”»….

            Se acercó también el que había recibido un talento y dijo:
“Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”.
            El señor le respondió:
            “Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”».

Palabra del Señor.

 REFLEXIÓN

               La parábola hoy la podríamos contar dándole un pequeño retoque: “Un propietario envió a unos amigos  para que se encargaran cada uno de una parte de sus bienes, trabajaran con ellos, vivieran y fueran felices, dándoles todo lo que necesitaban para cumplir la misión que tenían, pues además lo tendrían siempre a su disposición para lo que lo necesitasen.

            Según fue creyendo que habrían terminado, los fue llamando para que entregaran el encargo que les había hecho y la sorpresa fue espectacular: encontró de todo: desde los que habían sido plenamente felices y habían triunfado en la vida, hasta los que lo habían perdido todo y se dedicaron a destrozar lo que les había dejado.

            Lógicamente, cada uno tuvo que dar cuantas de lo que había recibido y lo que había hecho, aparte de la vida que había perdido y del daño realizado.

            A cada uno de nosotros se nos ha dado una parte de esa hacienda y los medios para sacar de ella el máximo fruto. ¿Qué es lo que estoy haciendo? ¿En qué estoy empleando los dones que el Señor me ha dado?