De andar por casa:
Es
muy corriente escuchar consejos como éste a personas que estimamos: “Tú vive la
vida, que son tres días, aprovéchate y disfruta que son tres días, pues lo que
hayas gozado es lo que te vas a llevar…” Y algunos se lo toman en serio hasta
el punto que no aceptan lo más mínimo que les pueda suponer un poco de esfuerzo
o una responsabilidad. Colocándose en una situación de fuera de juego
constantemente
✠ Lectura del santo Evangelio según san Marcos. Mc 13, 33-37
Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de
la casa
EN aquel tiempo, dijo
Jesús a sus discípulos:
«Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.
Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus
criados su tarea, encargando al portero que velara.
Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al
atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que
venga inesperadamente y os encuentre dormidos.
Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!».
Palabra del Señor
Esta
postura nos lleva a negar todo sentido de trascendencia y creer que todo
empieza y termina en mí mismo, aquí y ahora y, por tanto, nada tiene sentido si
no es centrar toda mi vida, mi fuerza y mi inquietud en disfrutar pasándolo
bien y eludiendo cualquier responsabilidad que me pueda suponer un esfuerzo en
la vida.
Pensar
y vivir así es hacer una reducción de la vida que nos equipara a cualquier
animal, pues no haríamos otra cosa que satisfacer los instintos primarios sin
otro horizonte que vivir.