DOMINGO I DE ADVIENTO -C-


PRIMERA LECTURA



 

Lectura del libro de Jeremías 33, 14‑16
Suscitaré a David un vástago legítimo

            “Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá.

            En aquellos días y en aquella hora, suscitaré a David un vástago legítimo, que hará justicia y derecho en la tierra.

            En aquellos días se salvará Judá, y en Jerusalén vivirán tranquilos, y la llamarán así: "Señor-nuestra-justicia"”

                                                                                              Palabra de Dios.

 


REFLEXIÓN

 

¿QUÉ CAMBIO ESPERAMOS?   

La liturgia nos presenta el texto de Jeremías justamente en el momento en que Jerusalén ha sido destruida (año 587 a.C.); el pueblo está desolado y hundido por completo y empieza a tomar conciencia de la situación a la que han llegado por no haber querido hacer caso a todas las advertencias que les ha venido haciendo el profeta.

En esa situación Jeremías, en lugar de culparlo y cargar sobre el pueblo, cambia su discurso y comienza a reanimarlos, diciendo que Dios no ha cambiado y sigue al lado de su pueblo; que esta situación cambiará el momento en que ellos se den cuenta de su error y estén dispuestos a rectificar y a cambiar, Dios mismo hará que vuelvan los deportados y se reconstruirán las ciudades y volverán a verdear los campos y a pastar en ellos los ganados. Ese momento, Dios hará que se establezca un rey justo que traiga la justicia y hará justicia con todos aquellos que han llevado al pueblo al caos

Para nosotros, hoy la profecía tuvo su cumplimiento en Jesús: con Él se dio el cumplimiento a todo, se estableció el amor, la verdad, la justicia como el camino para la libertad y la felicidad pero no obstante, sigue ocurriendo que los hombres de cada generación van despreciándolo y siguen haciendo sus guerras y aumentando el tormento y la insensatez cada vez mayor y con más peligro, de tal manera que en lugar de prepararnos para la venida del gran acontecimiento, cada vez vemos que la gente se prepara para hacer frente a más problemas y a nuevas situaciones de desolación.

 

 

Salmo responsorial Sal 24, 4bc‑5ab. 8‑9. 10 y 14 (R.: 1b)

 

R.  A ti, Señor, levanto mi alma.

 

Señor, enséñame tus caminos,

instrúyeme en tus sendas:

haz que camine con lealtad;

enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.

R.  A ti, Señor, levanto mi alma.

 

El Señor es bueno y es recto,

y enseña el camino a los pecadores;

hace caminar a los humildes con rectitud,

enseña su camino a los humildes. R.

R.  A ti, Señor, levanto mi alma.

 

Las sendas del Señor son misericordia y lealtad

para los que guardan su alianza y sus mandatos.

El Señor se confía con sus fieles

y les da a conocer su alianza. R.

R.  A ti, Señor, levanto mi alma.

 

SEGUNDA LECTURA

 

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 3, 12- 4, 2
Que el Señor os fortalezca internamente, para cuando Jesús vuelva

            Hermanos: Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos.

            Y que así os fortalezca internamente, para que, cuando Jesús, nuestro Señor, vuelva acompañado de todos sus santos, os presentéis santos e irreprensibles ante Dios, nuestro Padre.

            En fin, hermanos, por Cristo Jesús os rogamos y exhortamos: Habéis aprendido de nosotros cómo proceder para agradar a Dios; pues proceded así y seguid adelante.

Ya conocéis las instrucciones que os dimos, en nombre del Señor Jesús.

                                                                                                                                             Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 

VIVIR EN LA HONRADEZ  

         Pablo desea que en la comunidad tengan todos los mismos sentimientos que él tiene hacia ellos, para que el Señor los encuentre siempre dispuestos y no tengan nada de qué arrepentirse en sus vidas, ya que tienen la suerte de no estar metidos en problemas, les invita a seguir caminando en la paz y en la fraternidad, invitándoles a que mantengan viva la caridad que es el mejor motor para la vida de la comunidad y el signo más auténtico del verdadero cristianismo.

            Otro principio de auténtica vida cristiana es el caminar de cara a Dios y no para quedar bien ante los demás, pues quien camina agradando a Dios “es imposible que le haga daño a los demás”.

            Esta actitud mantenida como principio vital es lo que nos afianza en la esperanza y lo que nos hace sentir la seguridad y la paz del que camina de cara a la verdad.

            Estos principios que nos deja hoy la palabra de Dios cobran una fuerza especial en momentos como los que vivimos en los que el caos se impone y mucha gente ha perdido por completo el horizonte hasta el punto que ya no se distingue ni entre el bien y el mal.

 

Aleluya Sal 84, 8

Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.

 

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 25‑28. 34‑36
Se acerca vuestra liberación

            En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedaran sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán.

            Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad.

            Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.

            Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.

            Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre.»

                                                                                                                                                             Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

LOS MIEDOS DE NUESTRO SIGLO 

 

Comenzamos un tiempo nuevo; el ADVIENTO, tiempo de espera, tiempo de preparación para un gran acontecimiento; hace 2000 años significó el cumplimiento de todas las promesas y las esperanzas del pueblo judío, pero hoy, para nosotros, el “adviento” está referido al establecimiento definitivo del Reino de Dios.

Cristo nos habla hoy con un lenguaje un poco raro de los antecedentes al establecimiento total de ese reino y las cosas se han de poner muy mal y, en medio de ese caos, nos dice que levantemos la cabeza y alegrémonos porque empieza nuestra liberación.

Estas palabras tienen hoy para nosotros un acento especial, pues vivimos tiempos de mucho miedo, de terror en muchas partes de la tierra; nuestra angustia hoy no es por el miedo a grandes catástrofes, aunque tampoco las desechamos, pues estamos viendo el camino que lleva el planeta; nuestra angustia hoy y nuestra inseguridad, está causada por la crisis económica, por la pérdida total de valores, por los conflictos sociales, por la corrupción de la política que nos ha hecho perder la confianza en todos los dirigentes, por la falta de pan, trabajo y vivienda, por la frustración que ha invadido al pueblo ante la corrupción y el establecimiento de tantas estructuras… que estamos viendo que como Dios no meta su mano resulta imposible que haya un cambio radical en el corazón de los que llevan las riendas.  

El mensaje de Jesús no nos evita la angustia, la inseguridad y el miedo, pero sí nos indica cómo enfrentar la situación y cómo salir airoso de ella: un cristiano se ha de enfrentar a una situación así con una actitud vigilante para no ser tocado por la corrupción ni dejarse convencer por todas las razones que se nos dan para dejarse llevar por la corriente.

Por eso, el Evangelio nos llama a “estar alerta”, a no dejarnos que se nos embote el corazón con los vicios y más bien dejarnos llevar por el Espíritu santo que vive en cada uno de nosotros que será el único que nos dará fuerzas y afianzará la verdadera esperanza..

 

 

 

 

DOMINGO XXXIV DEL T. O. -B-

JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO

 



PRIMERA LECTURA



 

Lectura de la profecía de Daniel 7, 13‑14

Su dominio es eterno y no pasa

 

Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él.

Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 

UN TIEMPO DE DEMORA   

 

            Ya en los versículos 1 al 0 del capítulo 7 Daniel narra una revelación que ha tenido durante la noche, en la que aparecen los reinos que se irán turnando y aparecen representados por cuatro monstruos que van a hacer la vida imposible de vivirla, pero que lo único que van a conseguir es colmar la paciencia de Dios y del pueblo: estos monstruos los describe: 1º) Un león con alas que se convierte en un ser humano y arremete contra todos; 2º) Un oso con tres costillas que devora carne de todo tipo; 3º)Un leopardo con cuatro alas y cuatro cabezas, con todo el poder sobre la tierra y 4º) Un monstruo con 10 cuernos y en el centro un cuerno pequeñito con  ojos y con boca de humano armado con unos dientes enormes de hierro con los que descuartiza todo lo que coge y los destrozos los va pisando con sus pezuñas. En medio de este marco de bestias y de muerte, aparece un trono de fuego donde se sentó un anciano vestido de blanco.

            Toda esa prepotencia que amenaza con arrasar con todo, está llamada a desaparecer, pues Dios va a juzgar la historia de acuerdo a la actuación que hayan tenido los hombres de cada uno de estos reinados representados por los monstruos.

Esos cuatro monstruos ya han sido condenados y están aguantando que llegue el momento.

            El momento ocurre cuando aparece sobre las nubes la figura del “Hijo del hombre” que pone fin a esta etapa de angustia que se ha instalado con estos monstruos.

            Será el momento en que se impone para siempre el trono de fuego que permanecía entre las fieras.

            Intentando buscar semejanzas, como si fuéramos a recrear la visión con la actualidad que vivimos, podríamos ir poniendo nombres actuales a la visión de Daniel para quedarnos al final con la pregunta lógica que aflora: ¿Cuándo llegará definitivamente el momento en que desaparezcan para siempre estos monstruos y desaparezcan de la humanidad la angustia, la destrucción y la muerte?

            Efectivamente, “El Hijo de Dios” ya llegó, el momento se cumplió, pero los monstruos siguen haciendo daño, ahora solo nos queda la esperanza de que no son definitivos, y esperamos que Él meta su mano, acelere el proceso y toque el corazón de estos salvajes que siguen  atentando contra la humanidad y contra el planeta.

 


Salmo responsorial Sal 92, 1ab. 1c‑2. 5  


   


R/. El Señor reina, vestido de majestad.

 

El Señor reina, vestido de majestad,

el Señor, vestido y ceñido de poder. R/.

R/. El Señor reina, vestido de majestad.

 

Así está firme el orbe y no vacila.

Tu trono está firme desde siempre,

y tú eres eterno. R/.

R/. El Señor reina, vestido de majestad.

 

Tus mandatos son fieles y seguros;

la santidad es el adorno de tu casa, Señor,

 por días sin término. R/.

R/. El Señor reina, vestido de majestad.

 

SEGUNDA LECTURA



 

Lectura del libro del Apocalipsis 1, 5‑8

El príncipe de los reyes de la tierra nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios

 

            Jesucristo es el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra.

     Aquel que nos ama, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios, su Padre.

     A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

     Mirad: El viene en las nubes. Todo ojo lo verá; también los que lo atravesaron. Todos los pueblos de la tierra se lamentaran por su causa. Sí. Amén.

     Dice el Señor Dios: *Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso.+

Palabra de Dios

 

REFLEXIÓN

 

AÚN ESTAMOS A TIEMPO 

 

            La visión apocalíptica del profeta Daniel (7,1-9) se cumplió en la persona de Cristo: Dios determinó cortar de una vez para siempre el estado de angustia al que la humanidad estaba abocada, al no saber cuál iba a ser el fin de esta barbarie y Jesús llega y determina que el fin está marcado: todo camina hacia el reino de Dios y no al de la muerte. Este proceso hacia el reino ya es imparable y al final, no es la oscuridad y la muerte, sino la luz de la paz, del amor, de la justicia y de la verdad las que van a iluminar el mundo y las que van a dar la fuerza para que todo esto se realice.

            La prueba inapelable de que esto es así, está en que esas bestias lo mataron, pero Dios lo resucitó y su proyecto no hay quien lo detenga. Esto lo han de ver hasta los mismos que lo mataron y lo siguen matando.

            El compás de espera en el que estamos es una invitación a adherirnos al proyecto de Dios, tomando conciencia del mal que hemos hecho o que hemos permitido y apoyado y rompiendo con él, pues al final, cada cosa se pondrá en su sitio y cada uno acabará allí donde optó y se mantuvo poniendo su ilusión, su esperanza y su vida.

 

 

Aleluya Mc. 11, 9b‑10a

Bendito el que viene en nombre del Señor.

Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David.

 

 

EVANGELIO



Lectura del santo evangelio según san Juan 18, 33b‑37

Tú lo dices: soy rey

 

En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús:

-“¿Eres tú el rey de los judíos?”

Jesús le contestó:

-“¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?”

Pilato replicó:

-“¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?”

Jesús le contestó:

-“Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.”

Pilato le dijo:

-“Conque, ¿tú eres rey?”

Jesús le contestó:

-“Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.”

Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

 

UN REINADO DIFERENTE  

 

Los esquemas en los que se mueve Jesús y se mueven tanto judíos como romanos son completamente distintos: para unos y para otros lo que existe en el horizonte es el poder y la gloria del mundo y luchan unos por arrebatarlo y otros por que no se lo quiten; ambos temen que el liderazgo que Jesús demuestra sea el peor enemigo con el que se enfrentan, y unos y otros intentan romperlo, con lo que ellos mismos están librando la batalla y demostrando que están absolutamente vencidos: están luchando contra el peor enemigo que tienen y que lo llevan incrustado en su alma: la mentira, el engaño hasta el punto que los judíos, incluso, están decididos a renunciar a su tradición y a sus principios: “No tendrás otro dios fuera de mi” ellos ahora dirán: “No tenemos otros rey que el Cesar”, es decir: han perdido todos los papeles.

            Y Pilato le deja claro que él tiene el poder en sus manos: “¿Es que no sabes que tengo poder para liberarte?, pero Jesús también lo deja fuera de juego: “Lo que tienes no es tuyo, te lo han dado”, pero además, mi reino no es de este mundo y de ese reinado tú no tienes idea…”

            El reinado de Cristo, efectivamente, no es el de este mundo: el de las armas, el de la violencia, el del atropello, el del terror… Su reinado es el de la VERDAD el de la JUSTICIA, el del AMOR… y Él se pone a la cabeza y manifiesta su entrega total, por lo que está dispuesto a dar la vida; ellos en cambio están dispuestos a quitársela a quien intente destronarlos; Jesús, en cambio, está feliz que haya cuantos más mejor por ponerse a la cabeza y hacer lo que Él.

            Pilatos se declara fuera de juego: “¿Y qué es la verdad?” Efectivamente, no tiene idea de lo que es eso, su terreno es la mentira, el engaño, la muerte, la violencia… en esas cosas tiene todo el poder, como los judíos.

            La propuesta sigue haciéndosenos hoy a todos: ¿A quién queremos seguir, al Cesar o a Jesucristo?, ¿apostamos por la verdad, la justicia, el amor, la paz, la fraternidad, la libertad…  o, preferimos gritar: “No queremos otro rey que el Cesar”? En ese caso, tenemos lo que hemos deseado, no nos queda más remedio que aceptar las consecuencias.

 

 

DOMINGO XXXIII DEL T. O. -B-


PRIMERA LECTURA



 

Lectura de la profecía de Daniel 12, 1‑3

Por aquel tiempo se salvará tu pueblo

 

Por aquel tiempo se levantará Miguel, el arcángel que se ocupa de tu pueblo: serán

tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora.

Entonces se salvará tu pueblo: todos los inscritos en el libro.

Muchos de los que duermen en el polvo despertarán: unos para vida eterna, otros para

ignominia perpetua.

Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la

justicia, como las estrellas, por toda la eternidad.

Palabra de Dios.

 

 

REFLEXIÓN

 

EL HORIZONTE DEL HOMBRE ES DIOS  

 

            Daniel vive una situación límite en la que el horizonte ha desaparecido y la maldad llena la tierra; todo está rozando el límite y el momento está a punto de llegar; ese “tiempo” al que se refiere es el culmen de la maldad en el que se va a venir todo abajo:  cuando parezca que el mal ha triunfado y ha desaparecido el bien de la tierra, es cuando habrá llegado el momento; ya no habrá vuelta atrás, ni componendas de ningún tipo, ahí aparecerá la VERDAD con todo su esplendor y el pueblo fiel experimentará el apoyo y el consuelo del Señor.

            Lógicamente, será un momento terrorífico para aquellos que pasaron haciendo el mal, pero al mismo tiempo será un momento de alegría desbordante para aquellos que permanecieron fieles haciendo el bien, pues Dios conoce a los suyos, por su nombre y apellido y no va a dejar que el mal les haga daño: “Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad”.

       En pura lógica aflora la pregunta: ¿Cuál será el final de todos aquellos que pasaron confundiendo a la humanidad y llevándola por caminos de destrucción? ¿Qué cuentas tendrán que rendir aquellos que borraron el futuro de la esperanza a los jóvenes de generaciones enteras, conduciéndolos por el sendero de la muerte? ¿Cuál será la suerte de aquellos que, por ganar dinero, no dudan en destruir el planeta sin pensar en los que vienen detrás y están dando lugar a un caos?

       ¡Menos mal que frente a todos estos exponentes del mal, nos queda la esperanza de que no es la suya la última palabra, ni la JUSTICIA de Dios es la nuestra!

 

 

Salmo responsorial Sal 15, 5 y 8. 9‑10.11    

 



R/.  Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

 

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;

mi suerte está en tu mano.

Tengo siempre presente al Señor,

con él a mi derecha no vacilaré. R/.

R/.  Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

 

Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.

Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/.

R/.  Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

 

Me enseñarás el sendero de la vida,

me saciarás de gozo en tu presencia,

de alegría perpetua a tu derecha. R/.

R/.  Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

 

SEGUNDA LECTURA



 

Lectura de la carta a los Hebreos 10, 11‑14.18

Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados

 

Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente, ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados.

Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies.

Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.

Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.

Palabra de Dios.

 

 

REFLEXIÓN

 

ALIANZA DEFINITIVA   

 

            El pasaje de la carta a los hebreos de este domingo viene a completar el tema que ya dejó abierto el domingo pasado: Cristo se ha convertido en el mediador absoluto y eterno, pues Él ha destruido el pecado y la muerte y ha obtenido el perdón de Dios de una vez para siempre, por lo tanto, donde los pecados han sido perdonados, ya no se necesita estar constantemente recordándolos y ofreciendo sacrificios de expiación por ellos.

            En el antiguo sacerdocio, como el pecado seguía vivo y operante como expresión de la distancia con Dios, era necesario hacer sacrificios constantemente por cada uno de los pecados; Cristo ha roto esa dinámica con su entrega; su oblación ha sido para la eternidad.

            Cristo ha vencido al mal y ya, solo espera que llegue el momento final y definitivo, a nosotros solo nos toca unirnos a su triunfo y vivir en coherencia con el regalo que nos ha conquistado, mientras el tiempo desemboca en la eternidad.

            Mientras ese momento llega, aquellos que han sido “consagrados” lo único que han de hacer es aceptar la nueva dimensión en la que nos ha colocado y luchar para que la voluntad que sigue rebelde, no nos arrastre al pecado que sería la negación de la vida y de la felicidad y de la anulación en nosotros de la nueva realidad que Cristo nos ha conseguido.

 

Aleluya Lc 21, 36

Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para manteneros en pie ante el Hijo del hambre.

 

 

EVANGELIO



 

Lectura del santo evangelio según san Marcos 13, 24‑32

Reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-“En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearan.

Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte.

Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.”

Palabra del Señor.

 

 

REFLEXIÓN

 

 

SEGURIDAD EN LA FIDELIDAD DE DIOS  

 

Nos acecha siempre un gran peligro y es el tomar las cosas al pie de la letra y creer que Marcos está haciendo una descripción del final del mundo, ofreciendo el guión para una película o una serie de terror. NO, el evangelista simplemente está recogiendo un sentimiento que existe y un deseo de cambio de situación y de realidad; algo muy parecido a lo que hoy nos está ocurriendo a todos con la vida y el sistema que hemos montado: a nadie nos gusta esto, deseamos que haya un cambio cuanto antes, pero vemos que nadie tiene la solución y que cada vez se ponen las condiciones para el cambio más difíciles.

            S. Marcos quiere dar una respuesta a la situación que viven basado en las palabras de Jesús: el reino de los cielos ya está aquí, convertíos, cambiad… ese reino llegará cuando menos lo esperen y todo será nuevo.  

Marcos deja claro que los esquemas en los que se mueven se acabarán por que habrá una realidad nueva para el hombre nuevo, una realidad que no está sometida a los esquemas de espacio y tiempo: el sol que regula el curso de los años y la luna que regula el curso de los meses… eso dejará de tener vigencia; este mundo y este sistema que aparecen tan fuertes, tan estables, tan monolíticos que no parece haber posibilidad de que se destruyas, el reino de Dios los aniquilará: se caerán las estrellas, los astros del cielo se conmoverán… es decir: ante la JUSTICIA, LA VERDAD Y EL AMOR los grandes ídolos que ha montado el mundo caerán y no tendrán fuerza ni relevancia alguna… es la caída de todo este montaje basado en la injusticia, en el odio y el atropello; todo esto  está llamada a destruirse; Cristo lo ha vencido ya y todo camina a su destrucción.

En medio de ese caos al que está llamado el “mundo” que hemos montado, aparecerá Cristo, el hombre nuevo, el verdaderamente humano, y ya no habrá vuelta atrás, porque ese proceso que empezó el momento en que Él vino a la tierra y resucitó, ya es irreversible y la VERDAD se impondrá por encima de la mentira y el engaño que hemos venido manteniendo.

Lógicamente, todos aquellos que pusieron sus vidas al servicio de una cosa u otra quedarán al descubierto como fracasados o como triunfadores.

Ese momento será el “Momento de la Justicia” en el que cada cosa será puesta en su sitio y todos los torturados y atropellados por el sistema se levantarán como testigos contra él proclamando su fracaso; será el juicio más tremendo que alguien pueda imaginar.

Estas verdades que S. Marcos expresa aquí con símbolos, responden a la mentalidad y a la creencia que la comunidad tiene y que se convierte en base de su esperanza y en sentido de toda su lucha.

¿Cuándo ocurrirá todo esto? Es el deseo que gravita en todos los creyentes y que poco a poco va perdiendo fuerza al ver que la gente sigue muriendo y todo sigue igual, por eso Marcos quiere reavivar esta esperanza dentro de la comunidad, acentuando las palabras de Jesús: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mc.13,32)

Esto que ocurre a la comunidad, sumida en fuertes contradicciones y atosigada por problemas de todo tipo, es exactamente lo mismo que nos ocurre hoy, donde muchas veces no vemos salida ni encontramos la respuesta que se está necesitando para una realidad completamente nueva; las palabras del evangelio vienen a ser una luz de esperanza que nos indican que Jesús no se ha ido y que, aunque todos se empeñen en quitarlo de en medio, el mundo no tiene más salida que la que Él trajo y que sigue pujando por salir a flote.