PRIMERA LECTURA
Lectura
del libro del Eclesiástico 3, 17‑18. 20. 28‑29
Hazte pequeño y alcanzarás el favor de Dios
Hijo
mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre
generoso.
Hazte
pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios;
porque es grande la misericordia de Dios,
y revela sus secretos a los humildes.
No
corras a curar la herida del cínico, pues no tiene cura, es brote de mala
planta.
El
sabio aprecia las sentencias de los sabios, el oído atento a la sabiduría se
alegrará.
Palabra
de Dios.
REFLEXIÓN
“HOY NO VENDE”
Si algo choca con el ambiente y la cultura que vivimos es
justamente este mensaje que nos trae hoy la palabra de Dios con el libro del
eclesiástico. El autor, basándose en la experiencia de la vida se da cuenta que
hay un montón de cosas inútiles que nos sacan de la realidad y nos hacen vivir
una existencia vacía. Su forma de pensar va acercándose a la espiritualidad que
apunta Jesús en las Bienaventuranzas, pero, como digo, esto no venda hoy, es
contracultural.
Hoy, si una
persona funciona en esta onda, se dice que tiene la autoestima por los suelos,
que no tiene ambiciones en la vida, que se minusvalora que… es poco menos que
un pobre hombre en el más despectivo sentido de la palabra.
En un mundo y un
sistema donde se estableció la “competencia” como norma, los individuos son
todos potenciales enemigos y la gran aspiración es estar por encima de los
demás a costa de lo que cueste.
Recuerdo que en
un momento en que tuve que hacer una presentación de un acto, fui presentando a
las distintas personas que actuaban y a una se me olvidó decir su titulación de
licenciado y rápidamente, en cuanto tuvo la oportunidad, me lo refregó en
público y sacó a relucir sus títulos y además nos sacó todo su curriculum, sin
embargo, todos lo conocíamos y sabíamos que era un ser indecente, pero ese
título, que era el más auténtico, no lo sacó para nada.
Por otro lado
vemos cómo toda la sociedad se estructura en una especie de concierto de
categorías y de títulos que no tienen más refrendo que un papel, porque lo que
de verdad debería importar es la vida: la actitud, la forma y la calidad del
servicio.
Frente a esta
mentalidad de apariencias Qoelet presenta otra forma de ser que no lleva a la
competencia, sino a la fraternidad y frente a cada consejo que da, presenta los
resultados de esa forma de actuar:
-
Procede con humildad y te querrán más que al
hombre generoso.
-
Hazte pequeño en las grandezas humanas, y
alcanzarás el favor de Dios
-
No corras a curar la herida del cínico, pues
no tiene cura
Como
podemos ver, los consejos que da son de sentido común: la conveniencia de
actuar siempre con humildad, sin ir por la vida presumiendo y dándose
importancia, pues la valoración la han de hacer los otros, no uno mismo.
Aconseja de no ir aparentando por la vida y engrandeciéndose, pues los demás que
nos conocen, también tienen su valoración de ti, y es preferible que sean ellos
los que corrigen tu humildad y
sencillez.
Salmo
responsorial Sal 67, 4‑5ac. 6‑7ab. 10‑11 (R.: cf. 11b)
Los justos se alegran,
gozan en la presencia de Dios,
rebosando de alegría.
Cantad a Dios, tocad en su honor;
su nombre es el Señor. R.
R.
Preparaste, oh Dios, casa para los pobres.
Padre de huérfanos, protector de viudas,
Dios vive en su santa morada.
Dios prepara casa a los desvalidos,
libera a los cautivos y los enriquece. R.
R.
Preparaste, oh Dios, casa para los pobres.
Derramaste en tu heredad, oh Dios,
una lluvia copiosa,
aliviaste la tierra extenuada;
y tu rebaño habitó en la tierra que tu
bondad,
oh Dios, preparó para los pobres. R.
R.
Preparaste, oh Dios, casa para los pobres.
SEGUNDA LECTURA
Lectura
de la carta a los Hebreos 12, 18‑19. 22‑24a
Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo
Hermanos:
Vosotros
no os habéis acercado a un monte tangible, a un fuego encendido, a densos
nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni habéis oído aquella voz
que el pueblo, al oírla, pidió que no les siguiera hablando.
Vosotros
os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo,
a millares de ángeles en fiesta, a la asamblea de los primogénitos inscritos en
el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su
destino y al Mediador de la nueva alianza, Jesús.
Palabra
de Dios.
REFLEXIÓN
“VIVIR
LA EXPERIENCIA DE LA CERCANÍA DE DIOS”
Hasta la
venida de Cristo, los hombres han ido buscando a Dios y han tenido que
imaginárselo en figuras, en acontecimientos, en símbolos… Todo eso ha
terminado, ese mundo desconocido y oculto, lleno de miedos y recelos se ha
cambiado por algo cercano, asequible: el mismo Dios ha salido al encuentro, se
ha bajado, se ha dejado tocar, ha comido con nosotros y ha llorado a nuestro
lado.
El “monte Sión” del que habla el
autor, no se refiere a ningún monte, sino a la presencia del Dios de la Vida en
cuya presencia deseamos habitar y del que sentimos una necesidad vital para
poder vivir.
Creer en Dios es acercarse a Él,
confiar en Él, apoyarse y fiarse de Él. Esta realidad no es algo físico que se
pueda tocar como puede ocurrir con cualquier signo u objeto simbólico, no se
trata de relacionarse con Él a estos niveles, sino desde lo más íntimo y
profundo del corazón; por tanto, no va a
ser el sonido de una trompeta, ni el miedo a oír cosas raras, o el terror de
una tormenta lo que me va a poner en la presencia del Señor, sino que es la
fuerza del amor la que va a establecerse como norma de nuestra relación con Dios; esto no se ve,
ni se toca, sino que se vive y esta experiencia de vida está mucho más allá de
cualquier otra experiencia de relación humana.
Pero lo que sí es cierto es que esta
experiencia de intimidad con Dios, es básica y fundamental para vivir como
cristiano. La vida cristiana se fundamenta en el encuentro con Dios más que en
normas, en ritos, en actos de culto vacíos y sin sentido.
Aleluya
Mt 11, 29ab
Cargad con mi yugo y aprended de mí -dice
el Señor-,
que soy manso y humilde de corazón.
EVANGELIO
Lectura
del santo evangelio según san Lucas 14, 1. 7‑14
El que se enaltece será humillado y el que se humilla será
enaltecido
Un
sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y
ellos le estaban espiando.
Notando
que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta
parábola:
-“Cuando
te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan
convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al
otro y te dirá:
"Cédele el puesto a éste."
Entonces,
avergonzado, irás a ocupar el último puesto.
Al
revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que,
cuando venga el que te convidó, te diga:
"Amigo,
sube más arriba."
Entonces
quedarás muy bien ante todos los comensales.
Porque
todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.”
Y
dijo al que lo había invitado:
-“Cuando des una comida o una cena, no
invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos
ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado.
Cuando
des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque
no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.”
Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
“TOMARNOS EN SERIO LA PROPUESTA DE JESÚS”
En ese ambiente se atreve a declarar
algo que chocaba frontalmente con todos los que estaban allí: la categoría
mayor está, no en ocupar un puesto de honor, sino en ser el servidor de los más
pobres. Esto debió golpear con fuerte a toda la concurrencia y es muy fácil
pensar que cualquiera le hubiera respondido “¿Y por qué no te dedicas a eso”?
Pero nadie se atrevió a hacerlo porque todos lo conocían y sabían que es ahí
donde Él estaba ubicado. No ocurre así con nuestros políticos que no se les
caen los pobres de los labios, pero ellos viven instalados en el súper-lujo y
viviendo, eso sí, a costa de los pobres.
Hubo un tiempo, después del Concilio
en el que se hablaba mucho de la “Opción por los pobres”, pero poco a poco se
fue acallando esa expresión y ya no la pronuncia nadie, pues parece que esto
pertenece a la jerga lingüística de los años 60, pero hay que volver a mirar a
Cristo y verlo en su salsa: no nació, no vivió, no compartió su amistad y su vida con los ricos,
ni murió en un lujoso hospital como los ricos, sino que siempre se le encontró
con los pobres, y en su discurso programático la primera consigna que puso fue:
“Bienaventurados los pobres”, de forma que la
opción por los pobres no es un invento de la teología de la liberación,
sino una condición indispensable para seguir a Jesús: LA POBREZA, que es igual
a la LIBERTAD que se arraiga en el espíritu.
Si partimos del hecho de que la
propuesta de Jesús va en serio, la iglesia no se puede entender si no es desde
los pobres, con los pobres y para los pobres, porque si no comenzamos desde
ahí, es muy posible que no llegue ni a los medianamente ricos.