SOLEMNIDAD DE CRISTO REY. CICLO A

 

Se sentará en el trono de su gloria y separará a unos de otros.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones.
Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha:
“Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”.
Entonces los justos le contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”.
Y el rey les dirá:
“En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.
Entonces dirá a los de su izquierda:
“Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”.
Entonces también estos contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”.
Él les replicará:
“En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”.
Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna». 
Palabra del Señor.
    Con la celebración de este domingo, solemnidad de Cristo Rey concluimos el tiempo ordinario y nos disponemos a comenzar el Adviento, a la espera de la venida de Cristo según la carne.
    Hoy Jesucristo se nos presenta como el culmen de toda la historia de la Salvación, como rey del universo, donde todo se centra en Él y para Él. El pasaje evangélico de hoy podemos ver que es el juicio final, donde Cristo dará a cada uno según sus obras. Lo que es cierto que no podemos dividir entre buenos y malos, sino según la conducta de cada uno hacia el prójimo, "cuando lo hicisteis con uno de estos pequeños, conmigo lo hicisteis". 
    Por tanto hoy el Señor también nos dice que lo tenemos que descubrir en el otro, en los rostros que pasan cualquier necesidad, en el enfermo, hambriento, desnudo, etc. si cumplimos estas obras de misericordia es porque habremos encontrado a Cristo en medio de nuestro mundo.
    Seamos como la figura del pastor de la primera lectura que sale en busca de aquel que lo necesita, salgamos de nosotros mismos para encontrarnos con el Amado que nos lleva a verdes praderas y que nos invita a descansar en Él. 
    Que este Buen Pastor al final de nuestros días nos lleve a su encuentro para vivir lo que aquí celebramos desde la fe y así poder cantar eternamente las bienaventuranzas del Señor.

XXXII DOMINGO TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

 

¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!

Del evangelio según san Mateo.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.
Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó una voz:
"¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!".
Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas.
Y las necias dijeron a las prudentes:
"Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas".
Pero las prudentes contestaron:
"Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis".
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo: "Señor, señor, ábrenos".
Pero él respondió:
"En verdad os digo que no os conozco".
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora». Palabra del Señor.
    Nos estamos acercando al final del tiempo litúrgico y ya las lecturas de estos domingos nos van preparando a ello. Hoy nos encontramos con la parábola de las vírgenes prudentes en contraposición a las vírgenes necias.
    Una cosa es segura que el Señor vendrá y que nosotros no conocemos ni el día ni la hora por eso nos apremia el Evangelio a estar preparados.
    Esta parábola es muy conocida por todos pero aún así debemos de sacar unas pinceladas para nuestra vida a la espera del Señor.
    La primera idea de este domingo podemos encontrarla en la esperanza, "el esposo tardaba" nos dice el evangelio, pero llega. Nos invita a descubrir la esperanza en Él, a no dejarnos vencer por el sueño o por todo aquello que nos separe de esa esperanza. 
    Nuestro mundo actual está acostumbrado al aqui y ahora, al momento, la fe en Dios necesita de la esperanza para poder ir caminando al encuentro del Señor puesto que no sabemos cuando va a suceder. 
    A partir de aquí también se nos descubre como es la luz que ilumina nuestras oscuridades, para poder ir iluminando también las oscuridades de los demás. Y por último, se nos invita a reconocer al esposo-Cristo en medio de nuestro mundo, si así lo hacemos Él nos reconocerá como algo propio y podremos entrar al banquete de bodas.
    






XXXI DOMINGO TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

Ellos dicen, pero no hacen.
Del Evangelio según san Mateo.
En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a los discípulos, diciendo:
«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen.
Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame "rabbí".
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar "rabbí", porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido». Palabra del Señor.
    Con el evangelio de este domingo, podemos pensar que Jesús da la vuelta entera a la ley de Moisés, a los diez mandamientos. Ya hemos escuchado que El no ha venido a abolir la ley sino ha darle plenitud.
    Él mismo recrimina las acciones de los fariseos, los cuales no cumplen con lo que dicen, pero si dicen lo ha hay que hacer para que los demás lo lleven a cabo. Les recrimina la falta de coherencia en la vida y su falta de valor en la palabra.
     A partir de estas afirmaciones, nos muestra que el único maestro que tenemos es Dios mismo en Jesucristo el cual, sus palabras  y obras lo acreditan puesto que habla con autoridad como nos dice el Evangelio. Y nos invita a que toda nuestra vida sea una vida de servicio  y de entrega como él lo hizo.
    Si miramos a nuestro alrededor, a nuestro mundo podemos descubrir que nos falta mucha entrega y servicio, y eso nos lleva a vivir de una forma más egoísta, llena de intereses que no conducen a nada. Nosotros estamos llamados a ser luz y esperanza desde la luz del Espíritu y la esperanza que nos trae Jesucristo el Señor y Maestro de todos.
    Que el sea el motor que nos lleve a dar sentido a nuestra vida para que así podamos ser instrumentos de su amor, con la palabra y nuestras acciones.