Lectura del
profeta Isaías 55,1‑3
Venid y comed
Así dice el Señor: "Oíd, sedientos todos, acudid por agua, también
los que no tenéis dinero: venid, comprad trigo, comed sin pagar vino y leche de
balde. ¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta, y el salario en lo que no
da hartura? Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos
sustanciosos. Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme, y viviréis. Sellaré con
vosotros alianza perpetua, la promesa que aseguré a David."
Palabra de Dios
REFLEXIÓN-
PROGRESISMO
INTOLERANTE
El momento que nos presenta la
lectura del libro de Daniel es importante tenerlo muy presente, ya que nos
ayuda a iluminar el momento por el que nosotros estamos atravesando, pues
podemos ver repetidas muchas posturas que nos llevan a nuestra destrucción: En
el texto que nos trae la liturgia nos presenta un momento en el que se está
dando, con una rapidez impresionante, todo un proceso de helenización que
amenaza con barrer las costumbres, la fe y toda la cultura israelita.
Este proceso avanza a pasos
agigantados y amenaza con destruir todo lo que hasta ahora han tenido como
bases de fe y cultura, con lo que entra en una crisis profunda el esquema de
vida de muchos que viven con intensidad su fe.
Por otro lado, algo que comienza como una moda simple que parece no
tener importancia y que la gente no le toma en cuenta, cuando quieren acordar
es algo que se impone y hasta el mismo rey Antíoco IV Epífanes toma posiciones
y convierte en una persecución a muerte a todo el que no siga las pautas de
pensamiento y de acción que se marcan.
Como principio se impone una
intolerancia irracional que desemboca en una persecución abierta a todos los
judíos que intentan mantenerse en sus principios de fe; se establece una
especie de “cultura superior” que no tolera y desprecia la forma de vida
sencilla de la gente que lo único que quiere es vivir en paz
Este es el ambiente en el que surge el libro
de Daniel en defensa de los derechos de los pobres y sencillos que no se les
deja expresarse ni vivir, pero tampoco se le deja a él expresarse y tiene que
recurrir al género apocalíptico para hablar en clave, ya que de otra manera a
él mismo le hubieran hecho la vida imposible, como de hecho ocurrió, con sus
propios hermanos de fe y raíces judías.
Salmo
responsorial: 144
Abres tú la mano,
Señor, y nos sacias de favores.
El Señor es
clemente y misericordioso, /
lento a la cólera
y rico en piedad; /
el Señor es bueno
con todos, /
es cariñoso con
todas sus criaturas. R.
Abres tú la mano,
Señor, y nos sacias de favores.
Los ojos de todos
te están aguardando, /
tú les das la comida a su tiempo; /
abres tú la mano, /
y sacias de
favores a todo viviente. R.
Abres tú la mano,
Señor, y nos sacias de favores.
El Señor es justo
en todos sus caminos, /
es bondadoso en
todas sus acciones; /
cerca está el
Señor de los que lo invocan, /
de los que lo
invocan sinceramente. R.
Abres tú la mano,
Señor, y nos sacias de favores.
Lectura de la
carta del apóstol S. Pablo a los Romanos 8,35.37‑39
Ninguna criatura
podrá apartaros del amor de Dios, manifestado en Cristo
Hermanos: ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?,
¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la
espada? Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. Pues
estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni
presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura
alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor
nuestro.
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
COMO AUTÉNTICAS VELETAS
S. Pablo presenta un marco tremendo en el que se encuentran inmersos
todos los creyentes de la comunidad romana y los de cualquier comunidad del
mundo: la tribulación, el hambre, la desnudez, la persecución… Hoy podríamos
seguir poniendo toda la serie de dificultades que nos presenta el sistema y la
vida en los que vivimos envueltos junto con esas mismas dificultades que señala
S. pablo; pero sobre todo, hoy se nos presentan la política, la ideología, el
sistema económico y social que empujan para apartarnos del amor de Dios en los
que caemos con gran facilidad; sin embargo, nos queda la gran alegría de saber
que nada de todo eso va a lograr que Dios cambie su actitud hacia nosotros ni
sus planes de salvación, pues ni el hecho de que se revolvieran contra Cristo y
lo mataran, hizo que Dios cambiara su actitud de amor y misericordia hacia el mundo.
El problema no está en Dios, ni en todas las fuerzas del mundo, pues eso
quedó ya aclarado; el verdadero problema está en cada uno de nosotros que,
aunque tengamos la seguridad de que Dios no cambia, todo se viene abajo viendo
la inseguridad de cada uno de nosotros que giramos siempre al viento que más sopla como auténticas veletas.
Lectura del santo
evangelio según S. Mateo 14,13‑21 Comieron todos hasta quedar satisfechos
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista,
se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la
gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el
gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron
los discípulos a decirle: "Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a
la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer." Jesús les
replicó: "No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer." Ellos
le replicaron: "Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces."
Les dijo: "Traédmelos." Mandó a la gente que se recostara en la
hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo,
pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los
discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y
recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin
contar mujeres y niños.
Palabra del Señor
REFLEXIÓN
LA ACTITUD SOLIDARIA DEL PADRE NUESTRO
Cuando leemos el relato de S. Mateo
tenemos siempre la tentación de quedarnos en lo folclórico, en el
acontecimiento asombroso de ver cómo una gran cantidad de gente que se
encontraba en condiciones completamente adversas: era tarde, estaban en
despoblado y llevaban todo el día sin comer… y Jesús hizo que todos saciaran su
hambre y, automáticamente montamos el numerito de prestidigitación sacando
Jesús panes y peces de la manga, pero no nos detenemos en el diálogo inicial
que es lo que enmarca el acontecimiento: Los apóstoles le piden a Jesús que
despida a la gente para que vayan y se compren algo para comer y Jesús les
responde: “Dadles vosotros de comer”;
ellos le responden que lo que tienen por allí es CINCO panes y DOS peces
(siete) es decir: les pide que
reúnan y pongan en común TODO lo que
tienen y con lo que había, se saciaron todos y sobró.
La comunidad tiene esto muy presente,
como la gran lección que les dio Jesús: si fuéramos solidarios sobraría para
saciar el hambre que es uno de los grandes problemas del pueblo, juntamente con
el pago de las deudas que hace que muchos tengan que venderse como esclavos o
hipotecar sus casas y sus bienes para poder pagar o hacer frente a las
necesidades más inmediatas; esto tiene hundida a toda la población de los
pobres que están cogidos por el cuello y por el estómago, tanto en el tiempo de
Jesús como en el nuestro.
Por eso, cuando los apóstoles le
piden que los enseñe a orar, les pide que no se olviden ante el Padre de lo que
les hace realmente solidarios: saciar el hambre y perdonar las deudas: “Danos el pan de cada día y perdónanos
nuestras deudas como nosotros perdonamos a quien nos debe algo” Todo lo que
no llegue el bolsillo son puras palabras bonitas que no convencen a nadie.
Pero es de una tristeza enorme ver
cómo hemos cambiado el espíritu inicial de solidaridad que Cristo introdujo en
estas peticiones del Padre nuestro, para que lo hayamos reducido a una
recitación para ganar indulgencias.