DOMINGO -XVIII- T.O. -A-

<DIV align=justify></DIV><DIV align=justify><DIV align=justify>Lectura del profeta Isaías 55,1‑3
Venid y comed  

Así dice el Señor: "Oíd, sedientos todos, acudid por agua, también los que no tenéis dinero: venid, comprad trigo, comed sin pagar vino y leche de balde. ¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta, y el salario en lo que no da hartura? Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos. Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme, y viviréis. Sellaré con vosotros alianza perpetua, la promesa que aseguré a David."
Palabra de Dios 

REFLEXIÓN 

PROGRESISMO INTOLERANTE     
El momento que nos presenta la lectura del libro de Daniel es importante tenerlo muy presente, ya que nos ayuda a iluminar el momento por el que nosotros estamos atravesando, pues podemos ver repetidas muchas posturas que nos llevan a nuestra destrucción: En el texto que nos trae la liturgia nos presenta un momento en el que se está dando, con una rapidez impresionante, todo un proceso de helenización que amenaza con barrer las costumbres, la fe y toda la cultura israelita.
Este proceso avanza a pasos agigantados y amenaza con destruir todo lo que hasta ahora han tenido como bases de fe y cultura, con lo que entra en una crisis profunda el esquema de vida de muchos que viven con intensidad su fe.
  Por otro lado, algo que comienza como una moda simple que parece no tener importancia y que la gente no le toma en cuenta, cuando quieren acordar es algo que se impone y hasta el mismo rey Antíoco IV Epífanes toma posiciones y convierte en una persecución a muerte a todo el que no siga las pautas de pensamiento y de acción que se marcan.
Como principio se impone una intolerancia irracional que desemboca en una persecución abierta a todos los judíos que intentan mantenerse en sus principios de fe; se establece una especie de “cultura superior” que no tolera y desprecia la forma de vida sencilla de la gente que lo único que quiere es vivir en paz
 Este es el ambiente en el que surge el libro de Daniel en defensa de los derechos de los pobres y sencillos que no se les deja expresarse ni vivir, pero tampoco se le deja a él expresarse y tiene que recurrir al género apocalíptico para hablar en clave, ya que de otra manera a él mismo le hubieran hecho la vida imposible, como de hecho ocurrió, con sus propios hermanos de fe y raíces judías. 

Salmo responsorial: 144  

Abres tú la mano, Señor, y nos sacias de favores.

El Señor es clemente y misericordioso, /
lento a la cólera y rico en piedad; /
el Señor es bueno con todos, /
es cariñoso con todas sus criaturas. R.
Abres tú la mano, Señor, y nos sacias de favores.  

Los ojos de todos te están aguardando, /
 tú les das la comida a su tiempo; /
 abres tú la mano, /
y sacias de favores a todo viviente. R.
Abres tú la mano, Señor, y nos sacias de favores.  

El Señor es justo en todos sus caminos, /
es bondadoso en todas sus acciones; /
cerca está el Señor de los que lo invocan, /
de los que lo invocan sinceramente. R.
Abres tú la mano, Señor, y nos sacias de favores. 

Lectura de la carta del apóstol S. Pablo a los Romanos 8,35.37‑39
Ninguna criatura podrá apartaros del amor de Dios, manifestado en Cristo

Hermanos: ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada? Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

COMO AUTÉNTICAS VELETAS   
S. Pablo presenta un marco tremendo en el que se encuentran inmersos todos los creyentes de la comunidad romana y los de cualquier comunidad del mundo: la tribulación, el hambre, la desnudez, la persecución… Hoy podríamos seguir poniendo toda la serie de dificultades que nos presenta el sistema y la vida en los que vivimos envueltos junto con esas mismas dificultades que señala S. pablo; pero sobre todo, hoy se nos presentan la política, la ideología, el sistema económico y social que empujan para apartarnos del amor de Dios en los que caemos con gran facilidad; sin embargo, nos queda la gran alegría de saber que nada de todo eso va a lograr que Dios cambie su actitud hacia nosotros ni sus planes de salvación, pues ni el hecho de que se revolvieran contra Cristo y lo mataran, hizo que Dios cambiara su actitud de amor y misericordia hacia el mundo.
El problema no está en Dios, ni en todas las fuerzas del mundo, pues eso quedó ya aclarado; el verdadero problema está en cada uno de nosotros que, aunque tengamos la seguridad de que Dios no cambia, todo se viene abajo viendo la inseguridad de cada uno de nosotros que giramos siempre al viento que más sopla como auténticas veletas.
Lectura del santo evangelio según S. Mateo 14,13‑21
Comieron todos hasta quedar satisfechos  

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: "Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer." Jesús les replicó: "No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer." Ellos le replicaron: "Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces." Les dijo: "Traédmelos." Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
Palabra del Señor
 
REFLEXIÓN

LA ACTITUD SOLIDARIA DEL PADRE NUESTRO     

            Cuando leemos el relato de S. Mateo tenemos siempre la tentación de quedarnos en lo folclórico, en el acontecimiento asombroso de ver cómo una gran cantidad de gente que se encontraba en condiciones completamente adversas: era tarde, estaban en despoblado y llevaban todo el día sin comer… y Jesús hizo que todos saciaran su hambre y, automáticamente montamos el numerito de prestidigitación sacando Jesús panes y peces de la manga, pero no nos detenemos en el diálogo inicial que es lo que enmarca el acontecimiento: Los apóstoles le piden a Jesús que despida a la gente para que vayan y se compren algo para comer y Jesús les responde: “Dadles vosotros de comer”; ellos le responden que lo que tienen por allí es CINCO panes y DOS peces (siete) es decir: les pide que reúnan y pongan en común TODO lo que tienen y con lo que había, se saciaron todos y sobró.
            La comunidad tiene esto muy presente, como la gran lección que les dio Jesús: si fuéramos solidarios sobraría para saciar el hambre que es uno de los grandes problemas del pueblo, juntamente con el pago de las deudas que hace que muchos tengan que venderse como esclavos o hipotecar sus casas y sus bienes para poder pagar o hacer frente a las necesidades más inmediatas; esto tiene hundida a toda la población de los pobres que están cogidos por el cuello y por el estómago, tanto en el tiempo de Jesús como en el nuestro.
            Por eso, cuando los apóstoles le piden que los enseñe a orar, les pide que no se olviden ante el Padre de lo que les hace realmente solidarios: saciar el hambre y perdonar las deudas: “Danos el pan de cada día y perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos a quien nos debe algo” Todo lo que no llegue el bolsillo son puras palabras bonitas que no convencen a nadie.
            Pero es de una tristeza enorme ver cómo hemos cambiado el espíritu inicial de solidaridad que Cristo introdujo en estas peticiones del Padre nuestro, para que lo hayamos reducido a una recitación para ganar indulgencias.