DOMINGO XXXII –T. O. -C-


PRIMERA LECTURA




Lectura del segundo libro de los Macabeos 7, 1‑2. 9‑14

El rey del universo nos resucitará para una vida eterna



En aquellos días, arrestaron a siete hermanos con su madre. El rey los hizo azotar con látigos y nervios para forzarlos a comer carne de cerdo, prohibida por la Ley. 

Uno de ellos habló en nombre de los demás: 

—«¿Qué pretendes sacar de nosotros? Estamos dispuestos a morir antes que quebrantar la ley de nuestros padres.» 

El segundo, estando para morir, dijo: 

—«Tú, malvado, nos arrancas la vida presente; pero, cuando hayamos muerto por su ley, el rey del universo nos resucitará para una vida eterna.» 

Después se divertían con el tercero. Invitado a sacar la lengua, lo hizo en seguida, y alargó las manos con gran valor. Y habló dignamente: 

—«De Dios las recibí, y por sus leyes las desprecio; espero recobrarlas del mismo Dios.» 

El rey y su corte se asombraron del valor con que el joven despreciaba los tormentos. 

Cuando murió éste, torturaron de modo semejante al cuarto. Y, cuando estaba para morir, dijo: 

—«Vale la pena morir a manos de los hombres, cuando se espera que Dios mismo nos resucitará. Tú, en cambio, no resucitarás para la vida.» 

Palabra de Dios. 



REFLEXIÓN

 


MODELOS DE FIDELIDAD    

                La lectura y la escritura de estos textos está puesta para presentar al pueblo modelos de fidelidad, para que se sienta animado y alentado en los momentos de presión en los que se encuentra, pues tiene siempre la tentación de dejarse convencer y caer en la trampa del enemigo.

            Son las leyendas que se van contando al pueblo y que sirven de catequesis y de ánimo para mantenerse en la brecha.

            En el texto que nos trae hoy la liturgia, en lugar de detenerse en el dolor y en el morbo de la tortura, pone el acento y la fuerza, en la proclamación en voz alta de la fe del ajusticiado que le pierde el miedo al horror de la tortura y siente la alegría del triunfo de Dios sobre la ignominia del opresor.

            Es el momento de Antíoco IV Epífanes (175-164 a.C.) cuando se pretendía establecer el culto a las divinidades griegas introduciendo, incluso, en el templo la estatua de Zeus, cosa que se sintió como una ofensa tremenda y hubo gente que presentó una férrea oposición.

            Hoy estamos viendo lo que se quiere meter en la sociedad; el ataque que se está haciendo a la iglesia, a la fe, a la religión… y los que se atreven a hacer frente, no solo no se les acepta por parte de los cristianos como héroes, sino que se les denigra y se les llama cavernícolas.



Salmo responsorial Sal 16, 1.  5‑6.  8 y 15 (R.: l5b)




R. Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor.



Señor, escucha mi apelación,

atiende a mis clamores,

 presta oído a mi súplica,

que en mis labios no hay engaño. R

R. Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor.



Mis pies estuvieron firmes en tus caminos,

y no vacilaron mis pasos.

Yo te invoco porque tú me respondes,

Dios mío; inclina el oído

y escucha mis palabras. R. 

R. Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor.



Guárdame como a las niñas de tus ojos,

a la sombra de tus alas escóndeme.

Yo con mi apelación vengo a tu presencia,

y al despertar me saciaré de tu semblante. R. 

R. Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor.



SEGUNDA LECTURA


           

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 2, 16 -3,5

El Señor os dé fuerza para toda clase de palabras y de obras buenas

Hermanos: 

Que Jesucristo, nuestro Señor, y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado tanto y nos ha regalado un consuelo permanente y una gran esperanza, os consuele internamente y os dé fuerza para toda clase de palabras y de obras buenas. 

Por lo demás, hermanos, rezad por nosotros, para que la palabra de Dios siga el avance glorioso que comenzó entre vosotros, y para que nos libre de los hombres perversos y malvados, porque la fe no es de todos. 

El Señor, que es fiel, os dará fuerzas y os librará del Maligno. 

Por el Señor, estamos seguros de que ya cumplís y seguiréis cumpliendo todo lo que os hemos enseñado. 

Que el Señor dirija vuestro corazón, para que améis a Dios y tengáis la constancia de Cristo. 

Palabra de Dios. 



REFLEXIÓN



LA AYUDA MUTUA   



            Pablo escribe a los tesalonicenses y no lo hace con un ánimo optimista, sino que manifiesta abiertamente su preocupación ante lo que está ocurriendo, viendo cómo el poder de la iniquidad lo está llenando todo y muchos se están dejando llevar.

            Ante esta avalancha de “hombres perversos y malvados” que están imponiéndose, ve que hay una comunidad fuerte que resiste y hace frente al mal con el bien.

            Recuerda y anima a los tesalonicenses a que se mantengan firmes y apoyados siempre en las consignas que se dieron y que se siguen estando fundadas en la base de nuestras tradiciones; esto será lo que los mantenga unidos y seguros en su fe y en sus convicciones.

            Pablo hace uso de su misma experiencia de fidelidad que ha sido lo que a él lo ha sostenido a lo largo de toda su vida en el camino de respuesta a Dios, dándole fuerza en la lucha y en las fatigas que la fidelidad le conlleva.

            En nuestros días necesitamos escuchar y compartir la experiencia de lucha y de sufrimiento de aquellos que, por fidelidad, están dispuestos a dar su vida por encima de todos los intereses creados que existan.





Aleluya Ap 1,  5a  y 6b

Jesucristo es el primogénito de entre los muertos; a él la gloria y el poder por los siglos de los siglos.



EVANGELIO




Lectura del santo evangelio según san Lucas 20, 27‑38

No es Dios de muertos, sino de vivos



En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron: 

—«Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con e11a.» 

Jesús les contestó: 

—«En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección. 

Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos.» 

Palabra del Señor. 



O bien más breve: 



Lectura del santo evangelio según san Lucas 20, 27. 34‑38



            En aquel tiempo, dijo Jesús a los saduceos, que niegan la resurrección: 

—«En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección. 

            Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos.» 

Palabra del Señor



REFLEXIÓN



DIOS ES LA FUENTE DE LA VIDA   



            El texto nos presenta el momento en que unos saduceos abordan a Jesús para burlarse de la idea que muchos tienen sobre una vida después de esta vida. Ellos son los dueños del dinero y consideran que Dios bendice con bienes a quien es de los suyos, por eso se sienten seguros económica y religiosamente; ellos consideran una estupidez andar pensando en otra posible vida, cuando lo que tienen que hacer es gozar de la que tienen, sin preocuparse de nada más.

            Quizás querían ver en qué bando se encontraba Jesús y lo primero que se encuentran es, que Jesús les derriba la idea que tienen de la resurrección, creyendo que es una continuación de lo que tenemos montado ahora, si eso fuera así ¡menudo fracaso!

            No, el cielo es otra cosa, es algo completamente nuevo que –como diría S. Pablo- “ni ojo vio, ni oído oyó, ni nadie ha podido imaginar…” Es pues, una novedad que está más allá de todos nuestros alcances, pero que al mismo tiempo la vamos preparando aquí, aunque sería, tal vez más correcto el decir que nos vamos preparando aquí para el encuentro con ella y, efectivamente, no es la vida y la forma de los saduceos la mejor forma de prepararse.

            En cuanto a la fe, los deja al descubierto, pues, por un lado creen en un “dios” que es el Dios de Abrahán, de Isaac, de Jacob… y ¿Cómo se puede ser Dios de algo o alguien que ya no existe? Si lo proclamamos Dios de nuestros Padres es porque creemos que ellos viven: “Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él, todos están vivos”.

            Dios es la fuente de la vida, es LA VIDA; por tanto, la muerte no está en Él, ni puede dejar que sus hijos los arrebate la muerte; este es precisamente el sentido que tiene el rescate que nos hizo Jesús: fuimos rescatados del poder de la muerte; por eso mismo Dios no puede soportar el hecho de que haya gente que vive indignamente y, por eso, el dolor, el sufrimiento y la explotación, son los gemidos que llegan siempre al corazón de Dios y está atento a ellos.

            El grito de la naturaleza que está siendo agredida es un grito que encuentra eco en el corazón de Dios y no lo ha de dejar sin respuesta. Por eso, es inconcebible que nos planteemos nuestros planes políticos y económicos sin contar con la naturaleza, con la vida y la dignidad de la persona, esto debería estar siempre en primer orden de cosas, por eso es algo que ve en contra de la misma naturaleza de Dios el que crezca el hambre, la pobreza, la esclavitud y el atropello de sus criaturas.


DOMINGO XXXI DEL T. O. - C-

PRIMERA LECTURA
 Lectura del libro de la Sabiduría 11, 22—12, 2
Te compadeces, Señor, de todos, porque amas a todos los seres

Señor, el mundo entero es ante ti como grano de arena en la balanza, como gota de rocío mañanero que cae sobre la tierra.
Pero te compadeces de todos, porque todo lo puedes, cierras los ojos a los pecados de los hombres, para que se arrepientan. 
Amas a todos los seres y no odias nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado. 
Y ¿cómo subsistirían las cosas, si tú no lo hubieses querido? 
¿Cómo conservarían su existencia, si tú no las hubieses llamado? 
Pero a todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida. 
Todos llevan tu soplo incorruptible. 
Por eso, corriges poco a poco a los que caen, les recuerdas su pecado y los reprendes, para que se conviertan y crean en ti, Señor. 
Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN

RESPETAR LA CREACIÓN   
           
            El autor del libro de la Sabiduría hace una reflexión sobre la grandeza del universo y sobre la maravilla que Dios ha creado para darla como regalo al hombre: esta tierra la hizo un paraíso para el hombre, a quien ha creado a su imagen y semejanza, para que sea feliz y para relacionarse con él; sin embargo, el hombre no responde al proyecto de Dios para con él: Dios es amigo de la vida, se siente orgulloso y feliz con todo lo que ha hecho y lo ama porque es suyo, es algo que ha salido como expresión de su amor, por tanto no aborrece nada de lo que ha hecho.
            Por eso, cuando el hombre rompe esto que ha sido creado con tanto amor, no respeta, quiere cambiar el orden que el creador le ha puesto, Dios tiene que reprenderle, como hizo en Egipto; pero lo hace de forma suave, para que se de cuenta y cambie: les envía langostas y mosquitos en lugar de leones; ranas en lugar de serpientes venenosas, es decir: Dios podría haber barrido de la faz de la tierra a Egipto, pero tuvo paciencia con él e invitó a sus habitantes a un cambio y tuvo paciencia con ellos esperando que lo hicieran.
            La reflexión la podemos trasladar al momento actual que estamos viviendo, en el que estamos agrediendo al planeta en todos los sentidos con nuestra avaricia, a la humanidad con todos los experimentos y las agresiones a la vida y contra la persona, queriendo romper el orden natural establecido; cuando se rompen los ciclos, los ritmos de la naturaleza y los fines de las cosas, nos lanzamos al vacío, sin tener en cuenta las consecuencias que pueda traer nuestra agresión.

Salmo responsorial Sal 144, 1‑2. 8‑9. 10‑11. 13cd‑14 (R.: cf. 1)

R. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey. 

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
Bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás. R.
R. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey. 

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R.
R. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey. 

Que todas tus criaturas te den gracias,
Señor, que te bendigan tus fieles;
 que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.
R. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey. 

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R.
R. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey. 
 
 SEGUNDA LECTURA

 Lectura de la 2ª carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses   1, 11 ‑ 2,2
Que Cristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él

            Hermanos: 
            Pedimos continuamente a Dios que os considere dignos de vuestra vocación, para que con su fuerza os permita cumplir buenos deseos y la tarea de la fe; para que así Jesús, nuestro Señor, sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo. 
            Os rogamos, hermanos, a propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis por supuestas revelaciones, dichos o cartas nuestras, como si afirmásemos que el día del Señor está encima. 
Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN

FIRMES EN LA CONFIANZA    

            S. Pablo escribe a los cristianos de Tesalónica expresándoles su preocupación y les indica que ruega a Dios para que los mantenga limpios y en coherencia con la doctrina que han recibido, para que ellos respondan con fidelidad al proyecto que Dios ha iniciado con ellos.
            También les expresa su preocupación, indicándoles que reza para que no se desanimen en los momentos de dificultad y puedan responder con alegría y fidelidad a la misión que se les ha encomendado.
            Uno de los grandes problemas que suele presentarse cuando se presenta la dificultad, es la pérdida del sentido de pertenencia, entonces te asalta la sensación de que Dios se aleja, desaparece y te quedas en la oscuridad; al final llegas a sentirte solo y desamparado y se pierde la referencia de la comunidad y de Jesucristo, como único pastor y guía y es fácil en esos momentos dejarse seducir por otras voces.
            Es por eso por lo que, desde el primer momento, pide a la comunidad que se mantenga unida y firme, pues sabe perfectamente el ambiente en el que se mueven.
            La preocupación de Pablo por la comunidad de Tesalónica, podría trasladarse perfectamente a la situación actual de nuestra comunidad, en donde se repiten los mismos peligros y, sobre todo, el mismo problema de la perdida por completo del sentido de pertenencia y hasta la confianza de que Dios siga a nuestro lado.

Aleluya Jn 3, 16
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único. Todo el que cree en él tiene vida eterna. 

EVANGELIO 

Lectura del santo evangelio según san Lucas 19, 1‑10
El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido

En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. 
Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí. 
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: 
—«Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.» 
É1 bajó en seguida y lo recibió muy contento. 
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: 
—«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.» 
Pero Zaqueo se puso en pie y dijo al Señor: 
—«Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.» 
Jesús le contestó: 
—«Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. 
Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.» 
Palabra del Señor

REFLEXIÓN

ABRIRSE A JESÚS     
            S. Lucas es posible que salga al frente de uno de los grandes problemas que se vienen dando: la dificultad que tienen algunas familias y algunas personas para reintegrarse y, sobre todo, para entrar a la comunidad cristiana, ya que sobre ellos pesa toda una fama y una cantidad de prejuicios legales, religiosos y sociales que les impiden dar un cambio en sus vidas y abrirse al camino de la fe. Este es un escollo difícil de superar que hay que afrontar.
            Lucas aprovecha este momento en que Jesús se encuentra justamente con un rico y, además, odiado por el pueblo y por la ley; por el puesto que ocupa (jefe de recaudadores) y por el trabajo que realiza. Todos se escandalizan de que Jesús entre a su casa, cuánto más el que se siente a la mesa con él, pues el pueblo lo considera un excluido de la Alianza, un traidor, un vendido.
            Sin embargo, al escuchar que pasa Jesús se conmueve y lo vemos que rompe todos los esquemas y actúa como un chiquillo; todo su interés se centra en Jesús, quiere verlo. Cuando Jesús pasa por allí mira a Zaqueo y en ese intercambio de miradas, Zaqueo queda transformado. Jesús lo llama por su nombre y le hace sentir que Él no lo juzga, que su persona le interesa y se auto invita. Jesús quiere acercarse a este hombre para ver su realidad y sacar lo bueno que tiene de entre todo el mal en el que está metido.
            Zaqueo se deja mirar y acoger por Jesús y le abre por entero las puertas de su casa y de su corazón, dejándole entrar en su mundo. Cuando Zaqueo se encuentra con Jesús, se abren también en su vida las puertas que tenía cerradas: la puerta de los pobres, de los explotados, de la solidaridad… pues hasta ahora solo había tenido abierta su puerta al dinero y al poder. Y Zaqueo se siente un hombre completamente nuevo: «Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.»
            En el contraste de la respuesta de Zaqueo no puedo dejar de recordar las palabras de otra persona que al encontrarse con Jesús y abrirse a Él decía en plan de broma: “Maldita la hora en que yo me encontré con Él, pues desde entonces no he dejado de tener problemas”


             



DOMINGO XXX DEL T.O. -C-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Eclesiástico 35, 12‑14. 16‑18
Los gritos del pobre atraviesan las nubes

            El Señor es un Dios justo, que no puede ser parcial; no es parcial contra el pobre, escucha las súplicas del oprimido; no desoye los gritos del huérfano o de la viuda cuando repite su queja; sus penas consiguen su favor, y su grito alcanza las nubes; los gritos del pobre atraviesan las nubes y hasta alcanzar a Dios no descansan; no ceja hasta que Dios le atiende, y el juez justo le hace justicia. 
Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN

DIOS NOS INVITA A DEFINIRNOS   
            El autor del libro del Eclesiástico podemos ubicarlo en el s.II aC. Y en esta época deja bien claro cuál es la postura de Dios frente a la justicia: “No tiene acepción de personas”: Dios no se deja comprar ni se deja influir por apariencias…pero eso sí: Dios es parcial, es decir: se pondrá siempre al lado de la verdad, de la justicia y, por supuesto, se pondrá a favor del atropellado, del inocente, del desvalido, del que sufre la injusticia y el atropello.
            La otra verdad que el autor quiere resaltar es la actitud de Dios que no se hace el sordo a la súplica del que sufre la injusticia y el atropello: “La oración del humilde atraviesa las nubes y no cesa hasta alcanzar su destino”.
            El autor recoge toda la experiencia de vida y de fe que se tiene y ve que, al final, la justicia y la verdad se imponen y en un gran porcentaje de momentos, no necesita exponer las cosas, pues todo se va poniendo en su sitio y todos lo ven con claridad.
            Con mucha frecuencia nos encontramos que en esta misma etapa de nuestra existencia humana, todas las cosas vienen a ponerse en su sitio, pues es imposible mantener la oscuridad por siempre cuando el sol está en pleno día.
            Todos tenemos experiencia de vivir incongruencias que nos hacen saltar los nervios ante el absurdo que lucha por imponerse. Por más que queramos, es imposible tapar la luz del sol y mantener la oscuridad por siempre, a no ser que nos escondamos, pero aunque lo hagamos, el sol de la verdad seguirá luciendo.
            Un cristiano no puede mantener la postura de darle todo igual y pasar de todo, a la larga y a la corta no le queda más remedio que definirse y, o lo hace por Cristo, o contra Cristo.

Salmo responsorial Sal 33, 2‑3. 17‑18. 19 y 23 (R.: 7a)

R. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha. 

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
 mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.
R. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha. 

El Señor se enfrenta con los malhechores,
 para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R. 
R. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha.

El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
El Señor redime a sus siervos,
 no será castigado quien se acoge a él. R.
R. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha. 
 

SEGUNDA LECTURA

 Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo     4, 6‑8. 16‑18
Ahora me aguarda la corona merecida

Querido hermano: 
Yo estoy a punto de ser sacrificado, y el momento de mi partida es inminente. 
He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. 
Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida. 
La primera vez que me defendí, todos me abandonaron, y nadie me asistió. Que Dios los perdone. 
Pero el Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. 
El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. 
A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén. 
Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN

LA MEJOR CARTA DE PRESENTACIÓN   
            S. Pablo tiene un momento de desahogo con Timoteo y le confiesa con toda sencillez su actitud en la vida, que es lo único que le reporta la felicidad y la tranquilidad: ha dado todo lo mejor que tiene, ha sido fiel en la medida de sus fuerzas a la palabra que dio; ha hecho todo lo que está a su alcance…
            Esta es la mayor gloria y tranquilidad de una persona: poder presentarse con sus manos limpias delante de Dios y con la tranquilidad de haber hecho todo lo que estaba en sus posibilidades para cumplir la misión que se le encomendó. Quien hace lo que se le pide y en ello pone todo lo mejor que tiene, ha realizado en plenitud el mayor de los proyectos de su vida.
            No obstante, Pablo no deja de reconocer la realidad y es que, a pesar de que él se encuentra tranquilo, a su alrededor hay mucha gente que no solo no ve ni valora lo que se hace, sino que se convierten en obstáculos para su camino.
            Esta es la realidad constante de la vida, no solo de Pablo, sino de todo cristiano; es la lucha que hay que librar con los elementos, no solo internos de cada uno, sino con los externos, que parecen confabularse todos para impedir que hagamos lo que debemos.

Aleluya 2 Co 5, 19
Dios estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo, y a nosotros nos ha confiado la palabra de la reconciliación.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 18, 9‑14
El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no

            En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola: 
            -“Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: 
            “¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo.” 
            El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: 
            “¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador.” 
            Os digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” 
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

EL GRAN PECADO DEL ORGULLO    
Si nos damos cuenta, la mayor parte de las parábolas que cuenta Jesús están en torno a la vida sencilla de la gente, de forma que de alguna manera es fácil sentirse identificados con ellas. Ésta, en cambio, que nos presenta la liturgia de hoy, no es el ambiente de la generalidad: se trata de un recaudador de impuestos y de un fariseo y el lugar donde se desarrolla la acción es en el templo.
Por otro lado, el elemento que se trata es el tema del impuesto; hay uno que se paga al emperador, pero hay otro que se paga al templo, de tal forma que no pagarlo es tanto como no sentirse del pueblo, como despreciar a Dios.
Sabemos cómo era el sistema de recaudación de los impuestos: algo que salía a subasta y se lo quedaba quien tenía dinero para respaldar; quien más dinero ofrecía se quedaba con el puesto y debía sacar, no solo para pagar al estado, sino para él y sus servidores, contando para este “robo legal” con la ayuda de la fuerza del estado; por eso, el pillaje era una práctica normal aceptada por la ley, es por lo que eran odiados por el pueblo y considerados pecadores públicos y traidores a la patria los cobradores de impuestos.
La parábola pone el otro extremo: el personaje fariseo, estricto cumplidor de la ley y orgulloso de sentirse de la casta de los “puros”.
En la oración, el fariseo se centra en sí mismo y se regodea de su bondad delante de Dios, a quien saca a relucir todo lo bueno que hace y de lo que se siente orgulloso, hasta el punto que, por ley, se siente con derechos delante de Dios a ser escuchado y hasta a despreciar a los demás: él ayuna, paga el diezmo y cumple ritualmente con las oraciones establecidas… y él no se mancha por su amistad con los despreciables pecadores, él no se considera ladrón, injusto ni pecador… Dios no tiene más remedio que escucharle y ponerse a sus órdenes.
El publicano, en cambio, se sabe despreciado por todos, reconoce su pecado, pide perdón y agradece a Dios que, siquiera lo escuche; él sabe que no merece nada, cualquier detalle que se le tenga es un regalo que se le hace y lo agradece porque él solo merece desprecio, por tanto, lo último que se le va a ocurrir es despreciar a nadie o convertirse en juez de alguien, solo pide clemencia para él
Y termina Jesús la parábola diciendo: “Os digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no” porque el que se tiene por “justo” desprecia a los demás y no reconoce que Dios le regala la salvación, él sostiene que se la merece. En cambio el pecador reconoce su pecado, sabe que no es merecedor de nada y, lo poco que se le haga lo agradece y lo acoge como un gran regalo que siente necesidad de agradecer.






DOMINGO XXIX DEL T. O. -C-

PRIMERA LECTURA
 Lectura del libro del Éxodo 17, 8‑13
Mientras Moíses tenía en alto la mano, vencía Israel

En aquellos días, Amalec vino y atacó a los israelitas en Rafidín. 
Moisés dijo a Josué: 
—«Escoge unos cuantos hombres, haz una salida y ataca a Amalec. Mañana yo estaré en pie en la cima del monte, con el bastón maravilloso de Dios en la mano.» 
Hizo Josué lo que le decía Moisés, y atacó a Amalec; mientras Moisés, Aarón y Jur subían a la cima del monte. 
Mientras Moisés tenía en alto la mano, vencía Israel; mientras la tenía baja, vencía Amalec. Y, como le pesaban las manos, sus compañeros cogieron una piedra y se la pusieron debajo, para que se sentase; mientras Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado. 
Así sostuvo en alto las manos hasta la puesta del sol. 
Josué derrotó a Amalec y a su tropa, a filo de espada. 
Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN

SERVIR DE INTERMEDIARIOS  

            El pueblo de Israel tiene una conciencia muy clara de algo que es inapelable: Dios ha estado a su lado y ha sido quien ha posibilitado que consigan la libertad, pues ellos no tenían posibilidad de enfrentarse a nadie, su única arma es la fuerza de Dios que el autor lo expresa con la actitud orante de Moisés.
            La imagen de Moisés orando y sirviendo de intermediario con el pueblo, es perfectamente aplicable al momento que vive la iglesia en un tiempo en el que explícitamente se niega a Dios y hasta se considera un estorbo para el desarrollo de la “libertad”.
            El gran problema de muchísimos cristianos hoy, es justamente el haber perdido el sentido espiritual de la vida y se mueven en una actitud pragmática, convirtiendo la relación con Dios y la vida espiritual en una devoción que no tiene nada que ver con la vida.
            Es muy probable que, llevada por ese espíritu pragmático, la iglesia ande poniendo su fuerza en “pactos” con los que no quieren saber nada de Dios y en muchos momentos los pactos políticos y económicos, tengan más fuerza que la postura abierta a favor del plan de Dios.
            Para que se nos haga más inteligible el tema de la “lucha” de la iglesia por el reino, podríamos poner un ejemplo: ¿Cómo es posible que teniendo a los niños desde muy pequeños en colegios religiosos y cristianos, salgan de ellos sin conocer a Jesús y odiando a la iglesia? ¿Cómo se explica que la gran mayoría de dirigentes políticos que se revuelven contra la religión y la iglesia y se lanzan en verdaderas persecuciones hayan sido educados en colegios católicos?
            Es muy posible que hayamos devaluado o cambiado el tema de la intercesión y andemos “pactando” con el enemigo y no con Dios

Salmo responsorial Sal 120, 1‑2. 3‑4.  5‑6.  7‑8 (R.: 2)

 R El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. 

Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra. R.
R El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. 

 No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa el guardián de Israel. R. 
R El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. 

El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
 de día el sol no te hará daño,
 ni la luna de noche. R.
R El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. 

El Señor te guarda de todo mal, el guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
 ahora y por siempre. R.
R El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. 

SEGUNDA LECTURA

 Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo     3, 14 ‑ 4,2
El hombre de Dios estará perfectamente equipado para toda obra buena

Querido hermano: 
Permanece en lo que has aprendido y se te ha confiado, sabiendo de quién lo aprendiste y que desde niño conoces la sagrada Escritura; ella puede darte la sabiduría que, por la fe en Cristo Jesús, conduce a la salvación. 
Toda Escritura inspirada por Dios es también útil para enseñar, para reprender, para corregir, para educar en la virtud; así el hombre de Dios estará perfectamente equipado para toda obra buena. 
Ante Dios y ante Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos, te conjuro por su venida en majestad: proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, reprocha, exhorta, con toda paciencia y deseo de instruir. 
Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN

LA FIDELIDAD ES FUENTE DE ENERGÍA 
            Pablo le pide a Timoteo que se mantenga fiel a la misión que ha recibido: ser testigo y transmisor de la palabra que ha recibido en beneficio de la comunidad y no en su propio provecho; por eso, le pide que no la anule con ningún otro interés que se interponga: “proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, reprocha, exhorta, con toda paciencia y deseo de instruir”.
                Pablo entiende que lo que han recibido, tanto él como Timoteo, no es suyo y, por tanto, debe ser entregado con absoluta fidelidad. En esto está toda la fuerza y será lo que haga que se mantenga la fortaleza y la efectividad del mensaje; por eso le pide a Timoteo que no lo dañe, mezclándolo con otros intereses; de su obediencia, de su fidelidad  y de su escucha es de donde proviene toda la fuerza.. 

Aleluya Hb 4, 12
La palabra de Dios es viva y eficaz; juzga los deseos e intenciones del corazón. 

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 18, 1‑8
Dios hará justicia a sus elegidos que le gritan

En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola:
—«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle:
"Hazme justicia frente a mi adversario."
Por algún tiempo se negó, pero después se dijo:
"Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara."»
Y el Señor añadió:
—«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

LA ORACIÓN ES FUENTE DE VIDA   
Uno de los problemas que le vendría a los discípulos es el desánimo y el desaliento ante las dificultades que se le presentaban para establecer el reino en el mundo, que fue la misión que les dejó; ¡demasiado difícil el encargo!
Peor aún cuando todo lo tenían en contra. Lucas ve este peligro y la realidad palpable y entonces, como hace siempre, echa mano a dichos de Jesús que trae a colación para que no se desanimen, sigan trabajando sin desalentarse, indicándoles que la obra es de Dios y no de ellos. Lo único que les está pidiendo y que deben hacer es no desanimarse y seguir adelante contra viento y marea; para no venirse abajo les deja una clave: la oración, que será lo que haga que los mantenga siempre en estado de alerta y con el deseo vivo para responder al momento que se encuentren.
Para que lo vean de una forma vivencial, les expone la parábola de la viuda con el juez, al final tiene que hacer la justicia, en este caso, el reino se implanta por encima de todas las dificultades cuando hay alguien que se lo toma en serio y a cada momento insiste en su empeño. Ellos han de ser como la viuda.
El problema que ocurre con esta parábola es que tiene un final que no siempre coincide con lo que ocurre en la realidad: aquí se hace justicia y ella siente la alegría de verse atendida, pero en la vida ordinaria, ocurre la gran mayoría de las veces lo contrario: hay gente que se pasa toda su vida luchando y no ve los resultados, es más, con frecuencia encuentra hasta la muerte… Basta con mirar lo que está ocurriendo en la actualidad: la cantidad de refugiados y de gente huyendo de la guerra y de la muerte que hay implantada y todo el mundo se dirige al cielo pidiéndole a Dios que meta su mano y pare de una vez todo esto; estamos viendo cómo cada vez hay más pobres en el mundo y menos ricos muchísimo más “gordos”  y vemos que Dios permanece en silencio y sentimos ganas de decirle ¡Hasta cuándo, Señor!
Estamos viendo cómo se está poniendo en peligro el planeta tierra, nada más que por la avaricia de unos cuantos y nadie frena esto… no nos queda más alternativa que mirar al cielo y la fe se tambalea y hay mucha gente que, como al principio, se siente hundida y termina por retirarse, pues no siente ya ánimos para decir “Padre, “que venga a nosotros tu reino”, pues vemos que lo que prospera no es el reinado de la justicia, sino del odio, de la mentira, de la opresión… y hay cada vez más desequilibrios, más pobres, más esclavos, más degradación, hasta el punto que muchas veces pensamos que estamos como en la época de Sodoma y Gomorra…
Y en el fondo esperamos que Dios responda como en Sodoma y Gomorra, es que hemos cambiado muy poco la mentalidad y seguimos pensando como los judíos de aquel tiempo, pero no es esa la imagen que nos deja Jesús: para Él, el Dios Abba que nos presenta va por la actitud de dar la vida más que la venganza, el perdón y la misericordia más que el castigo; lo vemos al lado de los pobres, de los oprimidos y no al lado de los poderosos que aplastan y reprimen.
Pero el creyente, sabe que el proyecto es de Dios y él se pone en sus manos y deja que todo fluya como él quiere, para eso la única arma que tiene es la oración que será la que lo mantiene en tensión.
Para un cristiano hay algo seguro: Dios se ha bajado, se ha quedado en este mundo, se ha comprometido con la historia, ha inaugurado su reino y ha prometido que al final, se ha de imponer por encima de todas las fuerzas del mal al que ha vencido. Esta es nuestra seguridad y nuestra fuerza; se trata, pues, de afianzarse en esto y mantenerse firmes.
No, Él no se ha ido y nos ha abandonado, Él vive con nosotros, lucha, sufre, y se alegra a nuestro lado. La clave está en sentir esta realidad y eso solo es posible a través de la oración. Esta es la misma experiencia de Moisés: a través de la oración se mantiene viva la esperanza y la fuerza del pueblo en la lucha.