DOMINGO XXXI DEL T. O. - C-

PRIMERA LECTURA
 Lectura del libro de la Sabiduría 11, 22—12, 2
Te compadeces, Señor, de todos, porque amas a todos los seres

Señor, el mundo entero es ante ti como grano de arena en la balanza, como gota de rocío mañanero que cae sobre la tierra.
Pero te compadeces de todos, porque todo lo puedes, cierras los ojos a los pecados de los hombres, para que se arrepientan. 
Amas a todos los seres y no odias nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado. 
Y ¿cómo subsistirían las cosas, si tú no lo hubieses querido? 
¿Cómo conservarían su existencia, si tú no las hubieses llamado? 
Pero a todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida. 
Todos llevan tu soplo incorruptible. 
Por eso, corriges poco a poco a los que caen, les recuerdas su pecado y los reprendes, para que se conviertan y crean en ti, Señor. 
Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN

RESPETAR LA CREACIÓN   
           
            El autor del libro de la Sabiduría hace una reflexión sobre la grandeza del universo y sobre la maravilla que Dios ha creado para darla como regalo al hombre: esta tierra la hizo un paraíso para el hombre, a quien ha creado a su imagen y semejanza, para que sea feliz y para relacionarse con él; sin embargo, el hombre no responde al proyecto de Dios para con él: Dios es amigo de la vida, se siente orgulloso y feliz con todo lo que ha hecho y lo ama porque es suyo, es algo que ha salido como expresión de su amor, por tanto no aborrece nada de lo que ha hecho.
            Por eso, cuando el hombre rompe esto que ha sido creado con tanto amor, no respeta, quiere cambiar el orden que el creador le ha puesto, Dios tiene que reprenderle, como hizo en Egipto; pero lo hace de forma suave, para que se de cuenta y cambie: les envía langostas y mosquitos en lugar de leones; ranas en lugar de serpientes venenosas, es decir: Dios podría haber barrido de la faz de la tierra a Egipto, pero tuvo paciencia con él e invitó a sus habitantes a un cambio y tuvo paciencia con ellos esperando que lo hicieran.
            La reflexión la podemos trasladar al momento actual que estamos viviendo, en el que estamos agrediendo al planeta en todos los sentidos con nuestra avaricia, a la humanidad con todos los experimentos y las agresiones a la vida y contra la persona, queriendo romper el orden natural establecido; cuando se rompen los ciclos, los ritmos de la naturaleza y los fines de las cosas, nos lanzamos al vacío, sin tener en cuenta las consecuencias que pueda traer nuestra agresión.

Salmo responsorial Sal 144, 1‑2. 8‑9. 10‑11. 13cd‑14 (R.: cf. 1)

R. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey. 

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
Bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás. R.
R. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey. 

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R.
R. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey. 

Que todas tus criaturas te den gracias,
Señor, que te bendigan tus fieles;
 que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.
R. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey. 

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R.
R. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey. 
 
 SEGUNDA LECTURA

 Lectura de la 2ª carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses   1, 11 ‑ 2,2
Que Cristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él

            Hermanos: 
            Pedimos continuamente a Dios que os considere dignos de vuestra vocación, para que con su fuerza os permita cumplir buenos deseos y la tarea de la fe; para que así Jesús, nuestro Señor, sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo. 
            Os rogamos, hermanos, a propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis por supuestas revelaciones, dichos o cartas nuestras, como si afirmásemos que el día del Señor está encima. 
Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN

FIRMES EN LA CONFIANZA    

            S. Pablo escribe a los cristianos de Tesalónica expresándoles su preocupación y les indica que ruega a Dios para que los mantenga limpios y en coherencia con la doctrina que han recibido, para que ellos respondan con fidelidad al proyecto que Dios ha iniciado con ellos.
            También les expresa su preocupación, indicándoles que reza para que no se desanimen en los momentos de dificultad y puedan responder con alegría y fidelidad a la misión que se les ha encomendado.
            Uno de los grandes problemas que suele presentarse cuando se presenta la dificultad, es la pérdida del sentido de pertenencia, entonces te asalta la sensación de que Dios se aleja, desaparece y te quedas en la oscuridad; al final llegas a sentirte solo y desamparado y se pierde la referencia de la comunidad y de Jesucristo, como único pastor y guía y es fácil en esos momentos dejarse seducir por otras voces.
            Es por eso por lo que, desde el primer momento, pide a la comunidad que se mantenga unida y firme, pues sabe perfectamente el ambiente en el que se mueven.
            La preocupación de Pablo por la comunidad de Tesalónica, podría trasladarse perfectamente a la situación actual de nuestra comunidad, en donde se repiten los mismos peligros y, sobre todo, el mismo problema de la perdida por completo del sentido de pertenencia y hasta la confianza de que Dios siga a nuestro lado.

Aleluya Jn 3, 16
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único. Todo el que cree en él tiene vida eterna. 

EVANGELIO 

Lectura del santo evangelio según san Lucas 19, 1‑10
El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido

En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. 
Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí. 
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: 
—«Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.» 
É1 bajó en seguida y lo recibió muy contento. 
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: 
—«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.» 
Pero Zaqueo se puso en pie y dijo al Señor: 
—«Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.» 
Jesús le contestó: 
—«Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. 
Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.» 
Palabra del Señor

REFLEXIÓN

ABRIRSE A JESÚS     
            S. Lucas es posible que salga al frente de uno de los grandes problemas que se vienen dando: la dificultad que tienen algunas familias y algunas personas para reintegrarse y, sobre todo, para entrar a la comunidad cristiana, ya que sobre ellos pesa toda una fama y una cantidad de prejuicios legales, religiosos y sociales que les impiden dar un cambio en sus vidas y abrirse al camino de la fe. Este es un escollo difícil de superar que hay que afrontar.
            Lucas aprovecha este momento en que Jesús se encuentra justamente con un rico y, además, odiado por el pueblo y por la ley; por el puesto que ocupa (jefe de recaudadores) y por el trabajo que realiza. Todos se escandalizan de que Jesús entre a su casa, cuánto más el que se siente a la mesa con él, pues el pueblo lo considera un excluido de la Alianza, un traidor, un vendido.
            Sin embargo, al escuchar que pasa Jesús se conmueve y lo vemos que rompe todos los esquemas y actúa como un chiquillo; todo su interés se centra en Jesús, quiere verlo. Cuando Jesús pasa por allí mira a Zaqueo y en ese intercambio de miradas, Zaqueo queda transformado. Jesús lo llama por su nombre y le hace sentir que Él no lo juzga, que su persona le interesa y se auto invita. Jesús quiere acercarse a este hombre para ver su realidad y sacar lo bueno que tiene de entre todo el mal en el que está metido.
            Zaqueo se deja mirar y acoger por Jesús y le abre por entero las puertas de su casa y de su corazón, dejándole entrar en su mundo. Cuando Zaqueo se encuentra con Jesús, se abren también en su vida las puertas que tenía cerradas: la puerta de los pobres, de los explotados, de la solidaridad… pues hasta ahora solo había tenido abierta su puerta al dinero y al poder. Y Zaqueo se siente un hombre completamente nuevo: «Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.»
            En el contraste de la respuesta de Zaqueo no puedo dejar de recordar las palabras de otra persona que al encontrarse con Jesús y abrirse a Él decía en plan de broma: “Maldita la hora en que yo me encontré con Él, pues desde entonces no he dejado de tener problemas”