DOMINGO -I- DE CUARESMA -B-

PRIMERA LECTURA


Lectura del Libro del Génesis 9, 8‑15
Creación y pecado de los primeros padres Dios dijo a Noé y a sus hijos: AYo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañaron, aves, ganado y fieras, con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con vosotros: El diluvio no volverá a destruir la vida ni habrá otro diluvio que devaste la tierra.
Y añadió Dios: Esta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las edades: Podré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco y recordaré mi pacto con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir los vivientes.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

CUANDO EL HOMBRE PIERDE SU DIGNIDAD”

Cuando el hombre se había pervertido de tal forma que ya no reconocía a Dios, ni quería prestarle obediencia, dice el libro del génesis que “Dios se arrepintió de haber hecho al hombre” y haberle dado todo el poder que tenía sobre la creación, pues podía destruirlo todo. Como castigo –sigue diciendo la biblia- Dios le mandó un diluvio que exterminó a todos los vivientes de la tierra, pero el corazón de Dios que es todo amor, no puede tolerar que paguen justos por pecadores y, como signo de esa realidad, Dios salva a Noé de la muerte y cuando acaba el diluvio, Dios vuelve a hacer un pacto con la humanidad; el primer PACTO fue en el paraíso, cuando el hombre rompió el plan que Dios había establecido para que fuera feliz: allí le pidió que siguiera sus normas, ahora vuelve a hacer otro pacto y le pide que no derrame sangre, es un pacto por la vida, en el que el mismo Dios se compromete: “no volverá a destruir la vida ni habrá otro diluvio que devaste la tierra”
Entrega de nuevo los animales, todas las plantas y todo lo que existe, para que el hombre sea señor de todo lo creado, lo bendice de nuevo y hace un pacto declarando sagrada la vida, paco que el ser humano verá siempre reflejado en el arco iris, que se convierte en un signo de batalla a favor del hombre y en contra de todo aquello que lo denigre.
Cuando leemos esto hoy y lo traducimos al momento que vivimos, en donde la humanidad ha dejado de reconocer este signo, que por millones de años ha reconocido el ser humano y que sostiene al hombre como un valor absoluto declarado por Dios y ratificado por Jesús, al ver la orquesta que se está montando en el mundo, dirigida por todos los poseedores del capital y sostenida por los políticos de turno, en donde se lucha por establecer la muerte como un valor, “al que se tiene derecho”, es decir: todo lo contrario a lo que Dios establece, y se considera la muerte como la conquista de uno de los derechos inalienables del hombre, uno siente miedo, porque ves que la humanidad ha entrado en declive y ha optado por su autodestrucción y sientes ganas de pedirle a Dios que el pacto que él hizo no deje que el hombre lo rompa en su locura y en su inconsciencia.
Es inconcebible que la gente tenga que salir a la calle, como estamos viendo en estos días, pidiendo la pena de muerte, porque las leyes han llegado a degradarse tanto que ya no defienden la vida, sino que protegen a los criminales.


Salmo responsorial Sal24,4bc-5ab. 6-7bc. 89

V/. Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad, para los que guardan tu alianza

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas,
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.
.R/.Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad, para los que guardan tu alianza
Recuerda, Señor que tu ternura
y tu misericordia son eternas.
Acuerdate de mi con misericordia,
por tu bondad, Señor.
.R/.Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad, para los que guardan tu alianza
El Señor es bueno, es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.
.R/.Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad, para los que guardan tu alianza


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del Apóstol San Pedro 3,18-22

Queridos hermanos: Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios.
Como era hombre, lo mataron; pero como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida.
Con este Espíritu fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados que en un tiempo habían sido rebeldes, cuando la paciencia de Dios aguardaba en tiempos de Noé, mientras se construía el arca, en la que unos pocos -ocho personas- se salvaron cruzando las aguas.
Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente os salva: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Cristo Jesús Señor nuestro, que está a la derecha de Dios.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“BAUTIZADOS ¿PARA QUÉ?”

Pedro se hace eco de la situación de dureza y dificultades por las que atraviesan los cristianos en momentos muy duros y por eso envía su carta exhortándoles a perseverar, manteniéndose firmes en la fe.
Hay muchos hermanos que están siendo probados en la persecución; a ellos les recuerda el triunfo de Jesús: “Como era hombre, lo mataron; pero como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida.” Y también su apoyo va para los que han muerto en la lucha por mantener la fe: los declara triunfadores, pues la eficacia de la muerte de Cristo alcanza a los que han muerto desde los tiempos de Noé. Cristo murió por todos y en su resurrección venció la muerte, por eso, a nosotros, ni la misma muerte nos podrá vencer.
Pedro recuerda a Noé y el pasaje le evoca la salvación que Cristo nos ha traído en las aguas del bautismo: allí fuimos rescatados de la muerte, como lo fue Noé y toda su familia.
En un momento de crisis y persecución, Pedro echa mano al bautismo como signo de esperanza y de seguridad de nuestra victoria y lo declara fuente de fortaleza para los que luchan contra las adversidades que atacan, persiguen y matan.
Intentando aterrizar el mensaje en nuestra realidad, también conflictiva, en la que estamos viendo como en muchísimos momentos se está llegando a la persecución y al desprestigio de la persona… ¿Podríamos coger nuestro bautismo como referente de esperanza y como fuente de ánimo para la lucha?


Versículo antes del Evangelio Mt 4, 4b

No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.


EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según San Marcos 1, 12-15

En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas y los ángeles le servían.
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed la Buena Noticia.
Palabra del Señor

REFLEXIÓN

“EL REINO SE ACOGE COMO SE DA”

Jesús, después de ser bautizado, decide dar un cambio radical a su existencia; hasta ahora ha vivido escondido en Galilea viendo la situación en la que se encuentra el pueblo; el Espíritu Santo lo conduce al desierto donde se encuentra consigo mismo y crea el espacio para encontrarse con su Padre.
En el desierto comienza Jesús una batalla que se libra en su interior: es el Nuevo Adán que le hace frente al tentador.
Jesús tiene como fondo la figura de Juan que ha sido arrestado; él sabe que le puede ocurrir lo mismo ¿convendrá dar marcha atrás y no complicarse la existencia? ¿Valdrá mejor cambiar de táctica y hacer alianza con los romanos ¿Será mejor apoyarse en el poder para ser más eficaces?
Frente a todas las posibles formas de llevar adelante el proyecto del reino no hay otra alternativa: “Convertíos y creed la Buena Noticia.” Es que el reino no se impone por la fuerza, sino que se asume y se acepta en la libertad.
Cristo no es una imposición que se nos hace ni el reino es una doctrina o una ley que se establece y no queda más remedio que acatarla, no, se trata de un regalo, de un tesoro que se te ofrece y que dejas todo lo que tienes y lo aceptas en tu vida, como quien encuentra lo más hermosos que pudo soñar.
Encontrarse con Cristo y con el reino produce como consecuencia una transformación radical de toda la vida, que lleva a decir a Pablo que, todo lo que hasta entonces había tenido y había vivido lo consideraba una perdida de tiempo y una basura.

CUARESMA -2.009-


-CUARESMA-

Cuando a alguien le pronunciamos la palabra “Cuaresma” automáticamente la asocia a sacrificios, a ayunar los viernes, a tiempo oscuro y desagradable, como alguien me decía: “La cuaresma es la penitencia que impone la iglesia por los excesos del carnaval”. La verdad es que es una visión demasiado pobre y nefasta de un tiempo lindo y lleno de esperanza.
Como he dicho, es un tiempo de esperanza, pues la “Cuaresma” no es sino “El tiempo justo y necesario de preparación para un acontecimiento”. Si nos damos cuentea, nuestra vida está llena de “cuaresmas”: el tiempo de estudio de una carrera, la preparación de unas oposiciones, el tiempo de noviazgo...
Ciertamente, mientras nos vamos preparando tenemos que hacer un esfuerzo, un sacrificio, pero no es algo que se cierra en si y se queda en el sacrificio por el sacrificio, sino que está abierto al gozo del triunfo.
Desde el punto de vista religioso, la cuaresma nos invita a prepararnos para poder llegar a celebrar la Pascua que es el triunfo del amor, de la paz, de la justicia, de la verdad, de la libertad, de la alegría... Durante la cuaresma iremos quitando todos aquellos obstáculos que impidan que este gran acontecimiento se haga realidad.
Es un tiempo de penitencia, pero eso no significa un tiempo de “masoquismo”, sino de conversión, de cambio de actitudes para ponerse en la onda de la Pascua, es salir de nuestras posturas cerradas y abrirnos al amor de Dios y al servicio de los hermanos, lógicamente, esto significa hacerse violencia interior para dejar una posición cómoda en la que nos encontramos: la conversión

Algunos apuntes históricos sobre la cuaresma

Al principio, los cristianos eligieron el Domingo para celebrar el día que Cristo había resucitado, era la realidad gozosa que sentían la que les llevó a sentir la necesidad de reunirse y celebrar. Esto lo hacían cada semana, era la única fiesta grande cristiana, el DOMINGO.
Más adelante, quisieron darle fuerza a esta celebración semanal y pusieron un día especial al año para celebrar la PASCUA que coincidía más o menos con los días en los que murió y resucitó Jesús, que coincidía con la pascua judía y por eso nuestra pascua sigue el calendario lunar y tiene las variaciones cada año.
Un tiempo más adelante las comunidades empezaron a sentir la necesidad de preparar aquella gran fiesta anual y le pusieron tres días de preparación que fueron el jueves, viernes y sábado, lo que llamamos el “Triduo Pascual”. Con el tiempo los tres días se alargaron una semana, que es la semana de pasión y con el avance del tiempo se fue ampliando la preparación a tres semanas y concluyó con “cuarenta días”: una cuarentena (en latín cuadragésima) y de ahí viene la palabra “CUARESMA”.
Después se le ha querido dar el sentido a ese número de días basándose en el significado que tienen los números en la Sagrada Escritura y se ve cómo el número CUARENTA es muy utilizado en toda la Biblia: los 40 días del diluvio, los 40 años del pueblo en el desierto, los 40 días de ayuno de Elías, los 40 días de ayuno de Jesús, los 400 años de esclavitud en Egipto...
El hecho de comenzar la cuaresma el “Miércoles” y no el domingo primero es para ajustar los cuarenta días de preparación hasta la celebración de la Pascua, ya que los domingos no se consideran días de ayuno ni de sacrificio, sino de celebración festiva.
Por otro lado, había otra cosa interesante: este tiempo de cuaresma coincidía también con el tiempo fuerte de preparación inmediata que hacían los catecúmenos que se iban a bautizar en la vigilia Pascual, y también coincidía otra cosa que tenía gran importancia: los “pecadores públicos” que habían sido excluídos de la comunidad y debían cumplir la penitencia expiando sus pecados, en este tiempo se preparaban para la reconciliación que se celebraba el día del Jueves Santo.

Medios que nos ayudan a vivir este tiempo

LA CENIZA

Con estas premisas que hemos planteado abrimos esta etapa de preparación con un gesto muy sencillo: reconociendo que tenemos muchos fallos, que necesitamos dar un cambio en nuestras vidas para abrirnos a la esperanza, hacemos un signo de humildad expresando nuestra debilidad humana y nuestro deseo de “quemar” nuestros egoísmos, nuestras comodidades, nuestras cerrazones, nuestros intereses, nuestros resentimientos... todo aquello que nos impide dejar que la luz de Cristo resucitado inunde nuestras vidas; este es el componente que ponemos nosotros para dejar el terreno dispuesto para que Cristo lo llene.
En este camino de preparación que iniciamos tenemos algunos medios que nos ayudan a ir poniendo al día nuestras actitudes y disposiciones personales:

La LIMOSNA:

Nos ayudará a remover en nuestros interior eses entrañas de misericordia que todo ser humano ha de tener con sus semejantes: y eso se expresa no solo dando unos euros, sino acercándome a las necesidades del otro, que pueden ser de tiempo, de comprensión, de escucha, de ánimo, de atención, de acompañamiento, de implicación en acciones sociales y eclesiales, de solidaridad a todos los niveles

LA ORACIÓN:

En este mundo de ruidos y prisas, estamos necesitados, todos, de momentos de sosiego, de paz interior para poder escuchar a Dios y a los hermanos. Momentos en los que prestemos un poco de atención a la llamada que nos viene haciendo Dios y que no tenemos tiempo para detenernos y escucharla. Es un tiempo muy bueno porque la liturgia nos va presentando unos textos que marcan unas pautas extraordinarias para enfrentarnos con nuestras vidas.


EL AYUNO:

No se trata de ponernos en dieta para mejorar el tipo, aunque tampoco nos vendría mal un cierto tipo de dieta espiritual que nos ayuda e no dejar que echen raíces en nuestras vidas ciertos hábitos, gustos y tendencias que deterioran nuestras vidas y las de la comunidad en donde vivimos, por ejemplo: el aprender a escuchar, el privarme de ciertos programas y aprender a dialogar con la familia, con la pareja, con los abuelos.
Ayuno que nos enseñe a compartir algo de lo que derrochamos con aquellos que realmente tienen que ayunar a la fuerza


EL DESIERTO:

Tampoco nos vendría mal y nos ayudaría a estar en forma y cambiaría mucho de nuestra forma de vivir si fuéramos capaces de hacer “desierto” en nuestras vidas, es decir: si fuéramos capaces de aislarnos un poco del ritmo trepidante de nuestra sociedad que invade nuestra mente y nuestra vida y nos convierte en masa deforme que nos dejamos manipular por quien tiene los hilos de la marioneta.
Es un tiempo muy bueno para plantearnos hacer unas cuantas lecturas interesantes que nos ayuden a enfrentarnos con nosotros mismos que es a quien, normalmente, dedicamos menos tiempo: regalarnos un espacio de soledad y un tiempo de silencio, en el que podamos dejar una posibilidad de apertura a las grandes preguntas, a las grandes respuestas, que el hombre se hace en la vida y que el ritmo que le hemos metido a la vida, el ruido, la prisa, los problemas en que estamos metidos, es estrés del día a día.... nos impiden dedicarnos a todo esto.. Y que nos impide, por lo mismo, poder escuchar a Dios
Ya sé que esto es casi pensar hoy en un lujo, pero si nos damos cuenta, más que un lujo es una decisión que en ciertos momentos nos planteará “hacer un sacrificio” ya que tenemos que dejar actitudes de comodidad que tenemos ya asumidas.


LA EUCARISTÍA:

Todo esto que venimos hablando tiene su cuadro apropiado en la celebración Eucarística, pues en ella s concentran su sentido y se viven todas estas actitudes: en ella encuentran su sentido, su espacio la oración, el ayuno, la limosna.
En la Eucaristía encontramos viva la Palabra de Dios que a diario nos interroga, nos anima, nos conduce y nos pone en disposición abierta a la esperanza, pues nos incita al perdón, a la oración por todos los hermanos y a la comunión con toda la iglesia, lo mismo que a la acción de gracias y a la reconciliación con toda la iglesia

LA PENITENCIA:

Ciertamente que hoy ha caído en descrédito y, por lo mismo, en desuso pero no es porque haya perdido ni fuerza ni valor ni actualidad, sino porque nosotros mismos nos hemos introducido en un ritmo de descrédito: no creemos ni en nosotros mismos, cuánto menos en los demás; hemos perdido el valor de la gratuidad y no somos capaces de hacer algo si no es a cambio de otra cosa, por tanto, tampoco creemos en la máxima expresión del amor, como es el perdón, que es absolutamente gratuito; nos hemos encerrado en un individualismo salvaje y hemos perdido la dimensión comunitaria de la vida... y nos estamos perdiendo en nuestra soledad y en nuestro egoísmo.
La penitencia nos ayuda a salir de este pozo y de esta oscuridad y nos abre a la reconciliación y a la fraternidad.
No se trata de hacer ritos ni de cumplir normas que ha puesto la iglesia para fastidiarnos, sino que es un tiempo de luz, de esperanza que nos ayuda a plantarnos delante de nosotros mismos, a decirnos a nosotros mismos que estamos llamados a la felicidad y a la libertad, que no nos podemos dejar atar a “cosas” que nos esclavicen y no nos dejen respirar, que la cruz que tenemos como signo y que se encuentra al final de la cuaresma es el signo de la victoria que consiguió Cristo para que jamás yo, vuelva a ser clavado en ninguna otra cruz de ningún tipo.

DOMINGO VII DEL T. ORDINARIO -B-

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 43, 18‑19. 21‑22. 24b‑25
Por mi cuenta borraba tus crímenes
Así dice el Señor:—«No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo;mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?Abriré un camino por el desierto, ríos en el yermo, para apagar la sed del pueblo que yo formé, para que proclamara mi alabanza.Pero tú no me invocabas, Jacob, ni te esforzabas por mi, Israel; me avasallabas con tus pecados y me cansabas con tus culpas.Yo, yo era quien por mi cuenta borraba tus crímenes y no me acordaba de tus pecados.»
Palabra de Dios

REFLEXIÓN
“ES HUMANO EQUIVOCARSE, PERO ES DE SABIOS RECTIFICAR”
El profeta Isaías escribe desde el exilio: el pueblo está pasando una experiencia muy amarga que le está haciendo tomar conciencia de su error: no quisieron oír la voz de los profetas que les decían que el camino que habían emprendido les llevaría a la perdición y los mataron; se metieron en un ritmo de desprecio de Dios y de sus principios y cayeron en una situación de inconsciencia e irresponsabilidad enorme; cuando quieren acordar se encuentran que han perdido toda la fuerza, ya no hay pueblo, ni intereses comunes que los sostengan y van a parar a la esclavitud.
Ahora se sienten frustrados, traicionados y hay un resentimiento y un odio grande contra ellos mismos, por ser tan estúpidos y contra sus dirigentes que los abocaron a esta situación.
Ahora recuerdan al profeta Jeremías por sus insistentes llamadas de atención, a quien no quisieron hacer caso, cuando les decía que abrieran los ojos y se dieran cuanta lo que estaban haciendo y a dónde se estaban precipitando.
Ahora hay un sentimiento de culpa colectivo, pues se ha cumplido todo lo previsto y se sienten culpables y confundidos.
No obstante, es interesante un dato: están siendo capaces de reconocer su error, que han sido ellos quienes han metido la pata y esto es el primer signo de esperanza; lo peor sería que se cerraran, no reconocieran su error o se dedicaran a echar la culpa unos a otros. Un enfermo, para poder someterse a un plan de recuperación, lo primero que tiene que admitir es que está enfermo y que quiera curarse.
En esta situación de confusión se alza la voz del profeta Isaías invitándoles a levantar la cabeza y los ánimos. Dios está dispuesto a pasar la página, si es que ellos están dispuestos a hacer lo mismo: “No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo”, dejen a un lado todo eso que les está amargando y que no lleva ya a ningún sitio. sino a hundirse más de lo que están.
Dios está dispuesto a ponerse a su lado y como en otro tiempo, les hará volver a su tierra: no pueden permanecer hundidos, postrados; han de sacudirse el yugo y establecer una nueva forma de pensar. Su reconocimiento del error y su arrepentimiento es el signo de que esto ya está en marcha: “mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?” Se trata ahora de rectificar la forma de pensar y la forma de actuar.
Cuando leemos despacio estos textos y los proyectamos sobre nosotros, es imposible sustraerse a la reflexión sobre nuestra realidad:
Hace muchísimo tiempo que venimos dándonos cuenta y hay muchísima gente que viene advirtiéndonos que el camino que cogimos no llevaba a ningún sitio; esa forma de hacer, de pensar y de vivir era un callejón sin salida; no necesitábamos ningún Jeremías que viniera a decírnoslo, lo estábamos viendo… pero preferimos meternos en la marcha creyendo que se podría aguantar indefinidamente el estar sacando de la caja sin miedo, pero sin preocuparnos de ir reponiendo existencias o el ir tirando por la ventana todo lo que teníamos y rompiendo la casa en la que vivíamos, sin pensar que luego habría que levantarla y volver a llenarla.
Ya estamos llegando al final del callejón y ¿Ahora qué? Todavía tenemos una pequeña esperanza, pues nos queda el techo que nos cobija: el euro, pero ¿cuánto aguantará? Lo hemos roto todo, ¿Cómo podremos recuperar la confianza, la fraternidad, la solidaridad, la capacidad de perdonar...?
Faltan unos cuantos golpecitos de corrupción para que se nos caiga todo. ¿Seguiremos diciendo que Dios, la iglesia, la religión… son los culpables de todo lo que nos hemos buscado? o ¿Seremos lo suficientemente sensatos –como le ocurrió al pueblo de Israel- que reconozcamos nuestro error?
Lo más triste que nos puede ocurrir es que sigamos echándonos la culpa unos a otros, nos dividamos y los que organizaron el aquelarre se lo pasan en grande tranquilos, viendo que mientras tanto nosotros nos peleamos, ellos pueden seguir en esa situación viviendo seguros.
Salmo responsorial Sal 40, 2‑3. 4‑5. 13‑14 (R/: 5b)

R/. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.
Dichoso el que cuida del pobre y desvalido;
en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.
El Señor lo guarda y lo conserva en vida,
para que sea dichoso en la tierra,
y no lo entrega a la saña de sus enemigos. R/
.R/. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.
El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,
calmará los dolores de su enfermedad.
Yo dije: «Señor, ten misericordia, sáname,
porque he pecado contra ti.» R/.
R/. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.
A mí, en cambio, me conservas la salud,
me mantienes siempre en tu presencia.
Bendito el Señor, Dios de Israel,
ahora y por siempre. Amén. Amén. R/.
R/. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 18‑22
Jesús no fue primero «sí» y luego «no»; en él todo se ha convertido en un «si»
Hermanos:¡Dios me es testigo!La palabra que os dirigimos no fue primero «sí» y luego «no».Cristo Jesús, el Hijo de Dios, el que Silvano, Timoteo y yo os hemos anunciado, no fue primero «sí» y luego «no»; en él todo se ha convertido en un «sí»; en él todas las promesas han recibido un «sí». Y por él podemos responder: «Amén» a Dios, para gloria suya.Dios es quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con vosotros.Él nos ha ungido, él nos ha sellado, y ha puesto en nuestros corazones, como prenda suya, el Espíritu.
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
“NO CONFUNDAMOS LAS COSAS”
Hay un momento en el que los corintios acusan a Pablo de cambiar constantemente sus planes y ponen en duda el mensaje que está predicando, diciendo si en la fe también un día es una cosa y otro es otra.
Pablo sale al paso de los problemas que están haciendo y deja claro que una cosa son los proyectos que se tienen sobre la evangelización, como es el viaje que tenía proyectado a Macedonia desde hacía ya mucho tiempo y para el que tenía motivaciones pastorales fuertes, viaje que no había hecho a la ligera, ni con intereses particulares, sino que había sido muy bien preparado, y otra cosa es el mensaje y la verdad que les está transmitiendo, que no es algo suyo, sino algo que ha recibido y ya se cuida muy mucho de no cambiarlo ni en una coma.
Pablo les hace distinguir entre estos proyectos, que no siempre salen tal como se tenían planificado, y la validez de la doctrina: no se trata de un sí hoy y mañana un no, sino que todo está centrado en el SÍ de Cristo que es el SÍ eterno de Dios y que eso es inmutable.
De la misma manera que el SÍ de Cristo es inmutable, porque es el SÍ de Dios, lo que él les está dando es el SÍ de Cristo, por tanto, no es ahora sí y mañana no. En esto pone Pablo toda la fuerza de su mensaje.
No deja de ser tremendamente interesante y actual esta postura de Pablo en los tiempos que vivimos, en los que se quieren borrar todos los referentes eternos y se nos quiere inculcar que todo es relativo: que lo que en este momento puede ser sí, en otro puede ser no y en otro… depende: todo queda dependiendo de la situación que vivamos, con lo que la fe, la verdad, la justicia. El amor… todo depende de cómo me levante una mañana y cada día puede ser algo distinto dependiendo de la situación que vivamos.
La VERDAD, la JUSTICIA, la HONRADEZ, la FIDELIDAD… no son hoy válidas y mañana inválidas, no son valores que están a merced de lo que establezcan los intereses del político, del dirigente de turno o de la situación que cada uno vive en particular.

Aleluya Lc 4, 18
El Señor me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres,
para anunciar a los cautivos la libertad.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 2, 1‑12
El Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados
Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa.Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les proponía la palabra.Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo, por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico.Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico:—«Hijo, tus pecados quedan perdonados.»Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:—« ¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?»Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo:—« ¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico "tus pecados quedan perdonados,” o decirle "levántate, coge la camilla y echa a andar"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados...»Entonces le dijo al paralítico:—«Contigo hablo: Levántate, coge ‑tu camilla y vete a tu casa.»Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:—«Nunca hemos visto una cosa igual.»
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
“EL REINO DE LOS CIELOS YA ESTÁ AQUÍ”
Esta sección de S. Marcos que nos viene presentando la liturgia en estos domingos es lo que llaman los estudiosos “Sección de Controversias”. El evangelista S. Marcos presenta a Jesús diciendo y haciendo cosas que manifiestan la presencia del reino y que chocan frontalmente con el “régimen” legalista y cerrado que tenían establecido los dirigentes del pueblo.
Esta actitud y esta forma de hacer y decir de Jesús, rompe todos los esquemas y revoluciona el orden establecido, por ejemplo: Se encuentra con un leproso, se acerca a él, le da la mano, lo coge y lo levanta, lo cura y le restablece su dignidad enviándolo ante el sacerdote para ofrecer el sacrificio que ordena la ley. Esto estaba rigurosamente prohibido, pero Él tiene que decir que eso no lo aprueba Dios, que Dios no margina a nadie y la única forma de que lo entiendan es haciendo este gesto de acogida, aunque resulte escandaloso.
En el pasaje actual lo vemos de nuevo con la misma actitud que deja asombrada a la gente: «Nunca hemos visto una cosa igual.»: jamás se le había ocurrido a alguien enfrentarse frontalmente contra la costumbre y lo que la ley ordena, por eso los dirigentes se escandalizan y no asumen la verdad que están constatando.
Para Marcos la enfermedad proviene del pecado, por eso Jesús, cuando cura a alguien no solo le cura la enfermedad, sino que sana de raíz su situación de rechazo social, le hace recuperar toda su dignidad de persona excluida de la sociedad, lo limpia del estigma con que se le ha marcado: «Hijo, tus pecados quedan perdonados.»
Para un judío, solo tiene autoridad para perdonar los pecados Dios, por tanto, atreverse a decirle a un enfermo: “Tus pecados están perdonados” es declararse abiertamente Dios; esto lo consideran una blasfemia intolerable y ofuscados no son capaces de ver el signo que ha ocurrido delante de sus ojos: que un paralítico se levante y salga con su camilla o que un muerto resucite.
Por otro lado, Jesús pone a prueba otro mecanismo que hace saltar todos los esquemas: pone la fe por encima de la ley, pues ella, tanto la fe del individuo como la de los acompañantes, es capaz de romper todas las barreras y opresiones físicas del hombre, como ha sido el romper el tejado y descolgarlo por el agujero o las barreras internas como ha sido el recibir el perdón de los pecados y aceptarlo consiguiendo la sanación total.
Nunca, nadie había tenido la osadía de atribuirse el poder de perdonar los pecados, pues esto era exclusivo de Dios. Jesús demuestra que Dios está presente y su reino de perdón y de paz está actuando. Esto hay unos que lo ven y saltan de alegría alabando a Dios, mientras otros se escandalizan y empiezan a tramar la muerte.
Esta situación tiene hoy una impresionante actualidad: hay mucha gente postrada en su camilla del abatimiento, de la impotencia, de no saber por dónde tirar en la vida, amarrados a la camilla de la dependencia de drogas, del alcohol, del juego, del ambiente… que nos impide levantar cabeza y lo peor es que no le vemos solución, cosa que se agrava si es que nos encontramos con gente que todavía nos hunde más en el abismo, al contrario de aquellos vecinos que cogieron al paralítico y se propusieron romper todas las barreras y presentarlo frente a Jesús, pues estaban seguros que la presencia de Jesús transforma, pero no siempre encontramos esta ayuda y nos quedamos eternamente en la camilla.
También hay otra situación de postración, no en una camilla, pero sí sufriendo la misma situación de muerte por creernos que lo sabemos todo y que nada nos puede desestabilizar de la situación en la que nos hemos asentado, como le ocurría a aquellos doctores de la ley: ellos no creen que pueda haber perdón, pues conocen todo lo que se puede saber sobre Dios, y se incapacitan para valorar, incluso lo que están haciendo aquellos hombres que rompen el tejado y todas las barreras que puedan impedir el acercamiento a Jesús. Lo saben todo sobre Dios, pero no han experimentado jamás su amor. O aquellos otros escépticos que se burlan de todo y permanecen eternamente en la ignorancia; son formas de estar postrados, enfermos que necesitan alguien que rompa todas las barreras y todas las ataduras en las que se encuentran amarrados.De todas formas, hay algo que es sorprendente: el encuentro con Jesús, la experiencia del amor de Dios que se hace perdón, levanta al hombre y lo convierte en un ser completamente nuevo, aunque unos sigan tan enfermos que ni eso son capaces de verlo.

DOMINGO -VI- DEL TIEMPO ORDINARIO -B-




PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Levítico 13, 1‑2. 44‑46
El leproso tendrá su morada fuera del campamento

El Señor dijo a Moisés y a Aarón:
—«Cuando alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel, y se le produzca la lepra, será llevado ante Aarón, el sacerdote, o cualquiera de sus hijos sacerdotes. Se trata de un hombre con lepra: es impuro. El sacerdote lo declarará impuro de lepra en la cabeza.
El que haya sido declarado enfermo de lepra andará harapiento y despeinado, con la barba tapada y gritando: "¡impuro, impuro!" Mientras le dure la afección, seguirá impuro; vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento.»
Palabra de Dios


REFLEXIÓN

“LEPRAS LEGALES”
El término “Lepra” en hebreo significa “estar golpeado por Dios”, es decir: ya el mismo nombre está expresando un juicio moral y establece una situación especial para la persona que se la considera despreciada de Dios y, por tanto, de la gente. Es algo que lleva unida la desagracia, pues el leproso es apartado de la comunidad, “excomulgado”.
No olvidemos que Jesús muere también como un leproso, excomulgado, sin figura humana, deshecho, fuera de la ciudad a quien no se le considera digno ni de ser acogido por la tierra: crucificado.
Cristo rompe por completo esta mentalidad y estas reducciones que el pueblo hace, por eso, cuando se encuentra con un leproso, no se aparta de él ni lo desprecia, sino todo lo contrario, le cura la enfermedad y lo envía ante el sacerdote para que la ley le devuelva su dignidad ciudadana.
Sin embargo, Cristo denuncia otras lepras que la ley no contempla y que son las que verdaderamente rompen la dignidad de la persona aunque mantengan un cuerpo en perfecta situación física, pero delante de Dios el hombre se degrada hasta lo increíble. Esta es la verdadera lepra que merece el repudio de Dios y de los hombres ya que el individuo se sitúa como enemigo de Dios, de sus hermanos y de si mismo… Pero esta situación es tolerada y apoyada por la ley y por la mentalidad general de la gente mientras seguimos creando “lepras” que vamos aplicando a los seres humanos y los vamos dejando fuera de la sociedad y aparcándolos en las cunetas de la vida.

Salmo responsorial Sal 31, 1‑2. 5. 11 (R/: cf. 7)
R/. Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito. R/.
R/. Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.
Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito; propuse:
«Confesaré al Señor mi culpa»
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado R/.
R/. Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero. R/.
R/. Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 31‑11, 1
Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo

Hermanos:
Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios.
No deis motivo de escándalo a los judíos, ni a los griegos, ni a la Iglesia de Dios, como yo, por mi parte, procuro contentar en todo a todos, no buscando mi propio bien, sino el de la mayoría, para que se salven.
Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.
Palabra de Dios


REFLEXIÓN

“CENTRARSE EN LO FUNDAMENTAL”
Pablo escribe a la comunidad de Corinto y les aconseja tres normas o principios que deben regir su comportamiento:
-Hacer todas las cosas para gloria de Dios
-No ser ocasión de pecado para nadie
-Imitar su conducta de vida
Existe un problema dentro de la comunidad: hay gente supersticiosa que tiene una conciencia muy estrecha y mal formada y piensa que comer carne de la inmolada a los ídolos le puede traer algún castigo. Otros, en cambio, entre los que se encuentra él, ven que eso no tiene importancia, puesto que los ídolos no existen, no son nada y esas carnes, incluso son más baratas. ¿Valía la pena armar un conflicto con este problema?
Pablo pide que se viva con sencillez, sin moralismos y con absoluta libertad, pero teniendo en cuenta un principio: vivir en libertad no es hacer lo que me viene en gana, pues no todo lo que se puede hacer se debe, pues no todo lo lícito conviene; ser libre no es aceptar que todo vale aunque sea bueno o indiferente, por tanto, el límite de mi libertad está en la vida del hermano a la que no puedo hacer daño y debo respetarla.
Pablo se coloca como modelo para los corintios: para él son más importantes sus hermanos que sus gustos y está dispuesto a dejarlo todo por ellos: aunque reconoce que comer carne es una tontería, entiende que es mucho más interesante colocarse al lado de sus hermanos y ayudarles que vayan viendo con tranquilidad la situación y salgan de la oscuridad. “no buscando mi propio bien, sino el de la mayoría, para que se salven.”
Esta lección de libertad que nos muestra S. Pablo contrasta enormemente con la mentalidad actual en donde se establece como norma suprema el “yo” como centro del mundo y, todo es válido si es que me gusta y lo deseo.

Aleluya Lc 7, 16
Un gran Profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 40‑45
La lepra se le quitó, y quedó limpio


En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
‑«Si quieres, pareces limpiarme.»
Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo:
—«Quiero: queda limpio.»
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente:
—«No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.»
Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

“DIOS AMA POR ENCIMA DE LAS LEYES”

S. Marcos comienza su evangelio haciendo una presentación de Jesús rodeado de enfermos, sabiendo perfectamente lo que la enfermedad significa para los israelitas: es la manifestación externa del pecado que postra en la muerte y separa de Dios: Cristo ha venido a restablecer esta situación: levantar al hombre de su postración de muerte y restablecer la amistad con Dios.
El pasaje de hoy tiene un significado especial y Marcos ha tenido un cuidado enorme en su exposición: La lepra en el pueblo judío representa una situación especial, es el máximo grado de reproche por parte de Dios, representa la situación de vida del hombre degradado, criminal, que desprecia no solo a sus semejantes sino a Dios y a la religión, por eso se le considera un castigado, un excluido, que tiene prohibido acercarse a las personas y éstas tienen prohibido acercarse a él, tocarlo y hablar.
Esta enfermedad se ha considerado con esta dimensión hasta no hace mucho tiempo, basta pensar que hasta 1870 no estaba catalogada médicamente.
En el pasaje de Marcos aparece el leproso que se atreve a romper la ley: se acerca a Jesús, se arrodilla en tierra y le pide que lo limpie.
Lo que el leproso pide es su purificación, «Si quieres, puedes limpiarme». Él está seguro que Jesús lo puede curar, pero lo que no tiene tan seguro es si querrá limpiarlo, ¿se atreverá Jesús a romper el cerco en el que se siente prisionero?: es que es considerado un ser impuro, despreciable, estigmatizado, marginado... esta situación es más dolorosa que la enfermedad y mucho más difícil de curar, se trata de hacer que cambien los demás con respecto a él.
Y Jesús le da la primera señal de lo que está pidiendo: Él rompe también la ley y le permite que se le acerque, lo toca y le expresa su voluntad: «Quiero: queda limpio”.
Con este gesto Jesús monta una verdadera revolución: Deja claro a todos que la enfermedad no es el instrumento que utiliza Dios para castigar, tira por tierra todos los prejuicios y deja claro que Dios no excluye a sus hijos ni quiere discriminaciones.
Jesús deja claro a todos los excluidos que su situación no es querida por Dios y que si alguien la tiene, es por culpa de las leyes que monta la sociedad y aunque los hombres se cierren y se escuden en leyes, siempre encontrarán abierto el corazón de Dios que lo acepta, lo comprende, lo acoge y lo ama, cuando todos lo excluyen y lo condenan.
Cristo, a semejanza del Padre, extiende su mano al leproso, lo levanta del suelo, le dirige la palabra y lo mira de frente.
Este gesto tiene hoy una actualidad enorme en un mundo en el que todo nos invita a que no nos fiemos de nadie, en donde todos se apoyan para defenderse y todos se consideran enemigos de todos: hemos roto la fraternidad para establecer la “competencia”, por eso vamos formando recintos de seguridad y no de fraternidad, vivimos todos a la defensiva y nos vamos excluyendo todos a todos, estableciendo cada vez unas distancias mayores, con lo que vamos cerrando el círculo y cada vez nos vamos sintiendo más solos, más agredidos y más infelices.

DOMINGO -V- DEL TIEMPO ORDINARIO -B-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Job 7, 1‑4. 6‑7
Mis días se consumen sin esperanza


Habló Job, diciendo:
—«El hombre está en la tierra cumpliendo un servicio, sus días son los de un jornalero;
Como el esclavo, suspira por la sombra, como el jornalero, aguarda el salario.
Mi herencia son meses baldíos, me asignan noches de fatiga;
al acostarme pienso: ¿Cuándo me levantaré? Se alarga la noche y me harto de dar vueltas hasta el alba.
Mis días corren más que la lanzadera, y se consumen sin esperanza.
Recuerda que mi vida es un soplo, y que mis ojos no verán más la dicha.»
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

“DIOS NO ES VENGATIVO”

El tema del dolor del hombre y cómo compaginarlo con Dios-Amor es algo que siempre ha estado presente en la humanidad, sobre todo porque el hombre no puede entender que haciendo el bien reciba el mal; ese esquema es muy difícil superarlo, ya que tenemos la mentalidad mercantilista muy acentuada: “do ut des”: yo doy o hago una cosa, pero exijo la recompensa, en cambio nos cuesta entender el sentido de la gratuidad.
Es muy normal escuchar: “Tienes más paciencia que el santo Job”, pero eso no aparece así de claro en la lectura que hoy nos trae la liturgia: la situación que nos presenta es la de un hombre que se siente amargado por el dolor que la vida le está presentando y que ya está harto de soportar, pues no le ve una salida a todo lo que le está viniéndole. Por si no tenía bastante, sus amigos se acercan a verlo y en lugar de animarlo le dicen que lo que está sufriendo es porque Dios lo está castigando por sus pecados, que lo aguante, por tanto, como penitencia. Pero Job se rebela contra todo esto.
Él se siente inocente y entiende que Dios no puede ser así como se viene diciendo, su situación no responde a la mentalidad que hay. Incluso le pide a Dios que también Él se rebele ante esta forma de interpretar las cosas y no permita que se tenga esa mentalidad; Job se resiste a pensar en un Dios con una mentalidad humana.
Pero el problema de Job es el de mucha gente: haberse encerrado en si mismo, esto le lleva a la desesperación, pues no le encuentra respuesta ni sentido al dolor y en consecuencia pierde hasta la visión de Dios. Éste es, incluso en la actualidad, el problema de millones de personas que al no intervenir directamente Dios en la solución de sus problemas, pierden el sentido de la justicia de Dios.
La respuesta a este problema y a esta mentalidad vendrá a darla Jesús que asume el dolor del mundo y lo transforma en gozo de resurrección. Él nos deja bien claro que Dios no está enmarcado en esta mentalidad y toda su vida fue una lucha constante contra los fariseos que no aceptaban la gratuidad. Tampoco Él se puso a explicar el sentido que tiene el dolor, eso es algo que no tiene explicación, simplemente se enfrentó a él y nos enseñó a superarlo indicándonos que en la vida es lo que nos encontramos a diario y no podemos estar huyendo, hemos de pasar por él porque detrás está la alegría y la resurrección.



Salmo responsorial Sal 146, 1‑2. 3‑4. 5‑6 (R/: cf. 3a)
R/. Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.
Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel. R/.
R/. Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.
Él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre. R/.
R/. Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados. R/.
R/. Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9, 16-19. 22-23
¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!

Hermanos:
El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!
Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga. Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio. Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación del Evangelio.
Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles. Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos.
Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“SER TESTIGOS DE LA VIDA”
S. Pablo Se enfrenta a un problema de orden práctico, insignificante, pero es algo que se vive a diario: es el problema de las carnes que se venden en el mercado a diario, procedentes de los sacrificios inmolados a los ídolos.
Pablo parte de un hecho: los ídolos son una tontería, eso no existe; comer o no comer carne es completamente indiferente, no obstante, hay gente que no lo acaba de ver así y cree que comer esa carne es estar de acuerdo con el ídolo; S. Pablo, para no inducir a nadie a escándalo se abstiene de comer esa carne, cree que es más correcto respetar la conciencia de la gente y ponerse a su lado para ayudarle, puesto que es un tema intranscendente, es preferible estar a su lado hasta que comprendan el error en el que viven.
Sin embargo, existe otra mentalidad que es dañina y hace que se mantenga una diferencia entre la gente: aquella que sostiene que los maestros, predicadores son gente sagrada o de primera clase y tienen que ser mantenidos, porque el predicar es el trabajo que ellos hacen y quien los escucha tiene obligación de pagar. Pablo, en cambio, rompe con esa mentalidad haciéndoles ver que predicar el evangelio no es un trabajo, sino un gran regalo que ha recibido, es la gran alegría de su vida y esa alegría no se la puede guardar, es una necesidad que tiene de expresarla y compartirla, por tanto, no es un trabajo lo que está haciendo y su recompensa no es el que lo mantengan, sino el que lo escuchen y participen del regalo. Es la gratuidad de Dios la que está de nuevo en juego.
De la misma manera sigue en pie el tema: la iglesia, sus ministros, los cristianos… ¿Serán los signos de grandeza, de negocios, los que nos distingan, o el ser expresión viva de la gratuidad de Dios?
Con frecuencia argumentamos: “Es que si no se pone un precio a lo que se hace, entonces la gente no da nada ni lo valora”, esto está indicando que no es verdadero ni lo que damos ni quien lo recibe sabe lo que está recibiendo, pues una caridad que no genera solidaridad y gratuidad es paternalismo ofensivo y degradante.


Aleluya Mt 8, 17
Cristo tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 29‑39
Curó a muchos enfermos de diversos males

En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron:
—«Todo el mundo te busca.»
Él les respondió:
—«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.»
Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

CRISTIANOS NO PRACTICANTES” ¿CÓMO ENTENDERLO?
S. Marcos presenta a Jesús en un momento muy interesante: es sábado, ha estado en la sinagoga, como todo buen judío piadoso, al terminar se va a casa de Pedro con todos sus compañeros. Allí se encuentra a la suegra de Pedro enferma, acostada.
El lenguaje de Mc. Es escueto, pero de una gran viveza: para Mc. La enfermedad es signo de la presencia del "maligno" que tiene postrada a la gente en la muerte. La acción de Jesús es clara: ha venido a establecer la guerra contra Satanás y a establecer el reino de la luz y del amor.
Jesús llega a la casa y establece el combate: donde él está no puede coexistir el maligno: se dirige hacia la suegra de Pedro, la coge de la mano y la levanta.; "el mal desapareció de ella e inmediatamente se puso a servirles": en el reino de Dios el amor es servir.
De la misma manera: Jesús está en Cafarnaún y al pasar el sábado traen todos los enfermos de la ciudad y los levanta de la postración en la que están, la postración de la muerte... Después se retira a orar, a encontrarse con su Padre, a evaluar lo que ha hecho para no perder la conexión, para evitar que puedan interferir otros intereses o perderse en el activismo.
El mensaje es claro y determinante: la presencia de Jesús es incompatible con el mal; Él se acerca, nos levanta y la respuesta que debemos dar es la de Pablo, o la de la suegra de Pedro: no pueden quedarse impasibles, tienen que expresar lo que llevan: se ponen inmediatamente a servir, es una necesidad incontenible.
Como decíamos antes, Jesús es la respuesta a todas las interrogantes que se presentan en la primera y en la segunda lectura: Dios no quiere el dolor ni el sufrimiento de sus hijos, ya sean justos o injustos, pues hace llover sobre buenos y sobre malos y hace salir el sol para todos, pero tampoco le gusta que huyamos de la vida, somos nosotros los que la tenemos que llenar de sentido, en lo duro y difícil y en lo suave y fácil.
El predicar el evangelio va unido a la actitud de solidaridad y de servicio a los que sufren y a los débiles.
A Jesús lo buscaban todos, pero no tanto, por lo que hacía, sino por el mensaje que les ofrecía ratificado con sus milagros.
Quizás el gran problema actual de la iglesia es el querer asemejarse a la actitud no tanto de Jesús, sino de los políticos: dejando “cosas” que todos puedan reconocer, cuando en realidad lo que más necesitado está el hombre es de una esperanza y de una comunicación más intima y directa con el Dios de la vida a quien se le desconoce.
Jesús no se deja dominar por el activismo: lo vemos que constantemente se retira a hablar con el Padre e invita a que todos sientan a Dios como el Padre amoroso y cercano que es el que nos empuja a seguir al lado del débil y necesitado.
Lo que es inconcebible y no se puede entender, es que sigamos inmovilizados, estancados y acomodados y hasta hayamos acuñado como válida la expresión “cristianos no practicantes”