DOMINGO XXIII DEL T. O. -C-


PRIMERA LECTURA




Lectura del libro de la Sabiduría 9, 13‑18

¿Quién comprende lo que Dios quiere?



            ¿Qué hombre conoce el designio de Dios? ¿Quién comprende lo que Dios quiere? 

            Los pensamientos de los mortales son mezquinos, y nuestros razonamientos son falibles; porque el cuerpo mortal es lastre del alma, y la tienda terrestre abruma la mente que medita. 

            Apenas conocemos las cosas terrenas y con trabajo encontramos lo que está a mano: pues ¿Quién rastreará las cosas del cielo? ¿Quién conocerá tu designio, si tú no le das sabiduría, enviando tu santo espíritu desde el cielo? 

            Sólo así fueron rectos los caminos de los terrestres, los hombres aprendieron lo que te agrada, y la sabiduría los salvó. 

Palabra de Dios. 



REFLEXIÓN



CUIDADO CON LOS FANATISMOS 

No hay absurdo más grande, ni actitud más peligrosa, que creerse poseedor de la verdad absoluta y querer imponérselo a los demás, eso es lo que hoy llamamos fanatismo y que estamos viendo la cantidad de muerte que está produciendo en nombre de la verdad y de Dios.

            Estos fanatismos suelen darse de forma muy típica en ideologías religiosas, políticas y económicas, pues además se sostienen perfectamente porque se instalan en mutuo acuerdo con los intereses personales, con lo que una cosa se sostiene y apoya en la otra.

            El autor del libro de la Sabiduría se enfrenta a esta realidad y la contrasta con la propia existencia humana, dándose cuenta que la gran mayoría de personas, no es capaz ni de poner en orden su propia existencia y se atreve a decir cómo tiene que ser el plan de Dios y hasta lo que tiene que hacer, lógicamente, siempre coincidiendo con sus conveniencias e intereses.

            Por eso Salomón, cuando tiene que hacer una petición a Dios, le pide sabiduría para no cometer la torpeza de creerse con la verdad y pretender que Dios se someta a sus órdenes, de manera que se incapacite para encontrarse con la verdad y querer manejarla a su antojo.

            Esta es la eterna y constante tentación que nos acecha a todos, de tal forma que no estamos tranquilos mientras las cosas no caminan según nuestros planes y propósitos



Salmo responsorial Sal 89, 3-4.  5‑6.  12‑13. 14 y 17 (R.: 1)




R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación. 



Tú reduces el hombre a polvo, diciendo:

«Retornad, hijos de Adán.»

Mil años en tu presencia 

son un ayer, que pasó;

una vela nocturna. R.

R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.



Los siembras año por año,

como hierba que se renueva:

que florece y se renueva por la mañana,

y por la tarde la siegan y se seca. R.

R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.



Enséñanos a calcular nuestros años,

para que adquiramos un corazón sensato.

Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?

Ten compasión de tus siervos. R. 

R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.



Por la mañana sácianos de tu misericordia,

y toda nuestra vida será alegría y júbilo.

Baje a nosotros la bondad del Señor

y haga prósperas las obras de nuestras manos. R.

R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación. 

  

SEGUNDA LECTURA




Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Filemón 9b‑10. 12‑17

Recíbelo, no como esclavo, sino como hermano querido



            Querido hermano: 

            Yo, Pablo, anciano y prisionero por Cristo Jesús, te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado en la prisión; te lo envío como algo de mis entrañas. 

            Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en tu lugar, en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo; así me harás este favor, no a la fuerza, sino con libertad. 

            Quizá se apartó de ti para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino mucho mejor: como hermano querido. 

            Si yo lo quiero tanto, cuánto más lo has de querer tú, como hombre y como cristiano. 

            Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí mismo. 

Palabra de Dios. 



REFLEXIÓN



ROMPER BARRERAS DE ESCLAVITUD  

            El cambio de sentido de las cosas, hace que la realidad se transforme completamente: Filemón es un hombre libre, con una muy buena posición, amigo de Pablo, que tiene un esclavo que se llama Onésimo. Éste se escapa de su dueño y, como sabe que tiene pena de muerte, se acerca a Pablo para que él lo defienda ante su dueño.

            Onésimo se queda un tiempo con Pablo y es capaz de romper sus cadenas interiores y aceptar la libertad que Cristo le ha regalado.

            Onésimo se vuelve a su trabajo, no ya como un esclavo, sino como un hombre libre y es recibido como un hermano y no como un esclavo, aunque legalmente todo siga igual, pero ha cambiado radicalmente la realidad: el trabajo ya no es un castigo, sino un servicio que se hace como expresión del amor; las relaciones no son ya de superior-inferior, sino de iguales, fraternas; incluso el mismo Pablo no quiere forzar nada a Filemón y le pide que todo se dé en absoluta libertad por ambas partes: Filemón y Onésimo.

            Con lo cual, Pablo, no solo libera a Onésimo de sus cadenas, sino que también a Filemón le hace romper todo un esquema legalista y cultural en el que está enmarcado y del que tiene que desprenderse ante el encuentro con Cristo.

            ¿Qué barreras son las que hoy deberíamos romper para sentirnos libres?



Aleluya Sal 118, 135

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, enséñame tus leyes.



EVANGELIO




Lectura del santo evangelio según san Lucas 14, 25‑33

El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío



            En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: 

-“Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre,  y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. 

            Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío. 

            Así, ¿Quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: “Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar.” 

            ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? 

            Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. 

            Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.” 

Palabra del Señor.





REFLEXIÓN



LLEVAR LA CRUZ  

         Con frecuencia nos encontramos a cristianos que acogen estas palabras de Jesús de forma poco correcta y llegan a consecuencias que nunca pidió Jesús.

            Para que nos entendamos, es cuestión de que nos pongamos en el puesto de Jesús: para él, su vida es hacer la voluntad de su Padre y, por tanto, asumir las consecuencias que lleve consigo el cumplimiento de su voluntad.

            La fidelidad al Padre le llevó hasta el extremo de asumir “llevar la cruz” como un reo que es paseado por todo el pueblo con el título de su condena, para que todo el mundo lo desprecie y Jesús no dio marcha atrás: la voluntad de su Padre está por encima de todo y se realiza hasta las últimas consecuencias. Éste es el verdadero sentido que tuvo para Él

            Por tanto, cuando Él nos dice que tomemos nuestra cruz y le sigamos, no está diciendo que vayamos buscando sacrificios a nuestra medida y nos los impongamos para hacerle daño a nuestro cuerpo, ni tampoco llamarle cruz a las desgracias naturales que nos puedan venir, como una enfermedad o un accidente… No, la cruz no hay que buscarla, nos viene impuesta cada mañana cuando nos levantamos y significa afrontar la vida con todas sus consecuencias, de la misma manera que Él lo hizo: “siguiéndolo” de tal forma, que si hubiera que dar, incluso la vida, como le ocurrió a Él, por dar testimonio de la verdad, de la justicia, del amor y de la paz, no hay que dudar en llegar, incluso al calvario.

            Esto suena a desvarío, sobre todo en el tiempo en que vivimos en el que el relativismo es total y ni siquiera los grandes compromisos se toman con carácter duradero, sino que todo queda condicionado a que pueda convenirme o no.


DOMINGO XXII DEL T. O. –C-



PRIMERA LECTURA




Lectura del libro del Eclesiástico 3, 17‑18. 20. 28‑29

Hazte pequeño y alcanzarás el favor de Dios



            Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso. 

            Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios; 

porque es grande la misericordia de Dios, y revela sus secretos a los humildes. 

            No corras a curar la herida del cínico, pues no tiene cura, es brote de mala planta. 

            El sabio aprecia las sentencias de los sabios, el oído atento a la sabiduría se alegrará. 

Palabra de Dios.



REFLEXIÓN



SABIDURÍA ETERNA  

            El autor del libro del Eclesiástico no se detiene en contemplaciones religiosas, sino en una práctica constatada en la vida ordinaria que llega a convertirse en una verdadera fuente de espiritualidad pues esa práctica, a tantos siglos de distancia, es un anuncio perfecto del evangelio de Jesús, pues en todos esos consejos se trasluce con una claridad enorme el espíritu d las Bienaventuranzas que serán el programa de vida que nos deja Jesús.:

            “Actúa siempre con dulzura y serás amado por los que agradan a Dios” esto tiene un eco perfecto con “Bienaventurados los mansos y humildes de corazón porque ellos verán a Dios”

            De la misma manera se proclama el principio con el que expresa sus consecuencias prácticas y dibuja la imagen del hombre sencillo y humilde: es valorado por su grandeza y no por sus apariencias; el hombre sencillo y grande lo descomplica todo y lo hace fácil y asequible; el que es un inútil lo complica todo y goza haciéndolo pasar mal a los que le rodean, basando su grandeza justamente en complicar la vida a los demás.

            De la misma manera, quien tiene un corazón dañado, no entenderá ni escuchará la verdad y, la mentira y la mala intención serán siempre los motores que lo mueven y lo orientan; será muy difícil establecer con él una relación sana.



Salmo responsorial Sal 67, 4‑5ac. 6‑7ab.  10‑11  (R.: cf. 11b)




R. Preparaste, oh Dios, casa para los pobres. 

Los justos se alegran,

gozan en la presencia de Dios,

rebosando de alegría.

Cantad a Dios, tocad en su honor;

su nombre es el Señor. R. 

R. Preparaste, oh Dios, casa para los pobres. 



Padre de huérfanos, protector de viudas,

Dios vive en su santa morada.

Dios prepara casa a los desvalidos,

libera a los cautivos y los enriquece. R.

R. Preparaste, oh Dios, casa para los pobres. 



Derramaste en tu heredad, oh Dios,

una lluvia copiosa,

aliviaste la tierra extenuada;

y tu rebaño habitó en la tierra que tu bondad,

oh Dios, preparó para los pobres. R.

R. Preparaste, oh Dios, casa para los pobres. 

 

SEGUNDA LECTURA




Lectura de la carta a los Hebreos 12, 18‑19. 22‑24a

Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo



Hermanos: 

Vosotros no os habéis acercado a un monte tangible, a un fuego encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni habéis oído aquella voz que el pueblo, al oírla, pidió que no les siguiera hablando. 

Vosotros os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a millares de ángeles en fiesta, a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y al Mediador de la nueva alianza, Jesús. 

Palabra de Dios. 





REFLEXIÓN



CRISTO, SUPERANCIÓN DE LA ANTIGUA ALIANZA  

            El autor de la carta a los hebreos quiere ubicar a la comunidad en la realidad en la que están viviendo: el A. Testamento ya ha pasado, los esquemas en los que se movían los antepasados han sido superados, no podemos seguir haciendo lo mismo; no son los ritos, las leyes, los sacrificios  los que nos traen la salvación y nos acercan al Dios Altísimo, ha sido el mismo Dios quien se ha acercado al hombre y le ha regalado la salvación para que el hombre también se pueda acercar a Él.

            Lo único que se necesita en esta nueva etapa, para disfrutar y vivir en esta nueva dimensión, es la fe en Jesús que es el mediador de la Nueva Alianza; creer en Jesús significa precisamente fiarnos y confiar en Él y amarlo como al amigo entrañable más deseado, como al único que nos da la salvación y, esto solo se hace dese una adhesión interior y no desde un acto concreto externo, ni desde un rito: “No os habéis acercado a algo tangible”.

            Con Cristo se ha inaugurado una nueva etapa en la que ha quedado superado todo lo anterior.



Aleluya Mt 11, 29ab

Cargad con mi yugo y aprended de mí —dice el Señor—,

que soy manso y humilde de corazón.



EVANGELIO




Lectura del santo evangelio según san Lucas 14, 1. 7‑14

El que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido



            Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. 

            Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: 

-“Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: 

"Cédele el puesto a éste." 

            Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. 

            Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: 

            "Amigo, sube más arriba." 

            Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. 

            Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” 

            Y dijo al que lo había invitado: 

-“Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. 

            Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.” 

Palabra del Señor.





REFLEXIÓN



EL CONTAGIO DEL AMOR  

            Lucas presenta a Jesús en la misma línea que actúa el libro del Eclesiástico: ya no se trata de principios, teorías, ni actitudes religiosas, sino sencilla y llanamente de sentido común: todo el que va por la vida reivindicando o proclamando su grandeza, es muy probable que no tenga ninguna y por eso la exige y va llamando la atención, para que se la reconozcan, pues ni él se siente a gusto consigo mismo; era lo que les pasaba a los fariseos: cada uno iba buscando su relevancia dándoselo a mostrar a los demás, sin darse cuenta que la luz brilla por sí misma, sin necesidad de obligar a que la miren.

            La escena que muestra Lucas de Jesús compartiendo una comida de gala, es una lección maravillosa para la comunidad a la que invita a ser auténticos, dejando que brille nuestra persona con su propia luz y no por las indicaciones que se hacen a la gente para que presten atención.

            Esta lección tiene hoy una fuerza enorme, pues en un mundo como el que vivimos, donde se dice que “lo que no está en los medios de comunicación no existe”, es como un golpe de timón contra la corriente. Y hemos llegado a creérnoslo hasta el punto que, como no tenemos espectadores, dejamos de ser nosotros mismos y nos dedicamos a seguir la corriente que lleva la masa.

            Claro que hacer esto es bien difícil cuando tienes todo un ambiente en contra, pero no podemos olvidar que el amor es como la gripe: se contagia en el tú a tú y no por internet.










DOMINGO XXI DEL T. O. –C-


PRIMERA LECTURA




Lectura del libro de Isaías 66, 18‑21

De todos los países traerán a todos vuestros hermanos



Así dice el Señor:

«Yo vendré para reunir a las naciones de toda lengua: vendrán para ver mi gloria, 

les daré una señal, y de entre ellos despacharé supervivientes a las naciones: a Tarsis, Etiopía, Libia, Masac, Tubal y Grecia, a las costas lejanas que nunca oyeron mi fama ni vieron mi gloria; y anunciarán mi gloria a las naciones. Y de todos los países, como ofrenda al Señor, traerán a todos vuestros hermanos a caballo y en carros y en literas, en mulos y dromedarios, hasta mi monte santo de Jerusalén —dice el Señor—, como los israelitas, en vasijas puras, traen ofrendas al templo del Señor. De entre ellos escogeré sacerdotes y levitas» —dice el Señor—. 

Palabra de Dios. 



REFLEXIÓN



DIOS, EL HORIZONTE DEL HOMBRE    



            El profeta Isaías proclama el proyecto universal de salvación que Dios tiene para todos los hombres: “… a todos los pueblos que nunca oyeron hablar de mí ni han visto mi gloria”.

            Es un proyecto que se realizará en el futuro con el que Dios se compromete. Ese signo del que habla el profeta es Cristo que ya fue puesto en alto y su presencia hace irreversible el plan de Dios que se realizará a pesar de los que se oponen.

            Con esta profecía, el Señor viene a decirnos hoy que, a pesar de que nuestros proyectos sean contrarios a su plan, estamos llamados a romper todas las barreras que nos impiden aceptarnos como hermanos, porque ante Él somos todos iguales y, por tanto, no pueden ser obstáculo la raza, la lengua, la cultura, la religión… y menos aún la ideología que nos impide amarnos, respetarnos y aceptarnos.

            Esto no es algo nuevo que aparezca ahora o que se invente el profeta, sino que es algo que está en el mismo principio del proyecto creador de Dios que piensa desde el mismo comienzo hacer un solo pueblo que vive al unísono con su Dios en quien alcanzan su plenitud todos los proyectos de grandeza del hombre.

 


Salmo responsorial Sal 116, 1. 2 (R.: Mc 16, 15)




R. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.



Alabad al Señor, todas las naciones,

aclamadlo, todos los pueblos. R.

R. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.



Firme es su misericordia con nosotros,

su fidelidad dura por siempre. R.

R. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio. 



SEGUNDA LECTURA




Lectura de la carta a los Hebreos 12, 5‑7. 11‑13

El Señor reprende a los que ama



Hermanos: 

Habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron: 

—«Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, no te enfades por su reprensión; porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos.» 

Aceptad la corrección, porque Dios os trata como a hijos, pues, ¿qué padre no corrige a sus hijos? 

Ninguna corrección nos gusta cuando la recibimos, sino que nos duele; pero, después de pasar por ella, nos da como fruto una vida honrada y en paz. 

Por eso, fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y caminad por una senda llana: así el pie cojo, en vez de retorcerse, se curará. 

Palabra de Dios. 



REFLEXIÓN



LA PALABRA DE DIOS, LUZ PARA EL CAMINO   



            El autor de la carta a los hebreos se remite a las recomendaciones que hace el libro de los proverbios (3,11) para ayudar a ordenar la vida; estas recomendaciones las recoge el autor para aplicarlas a la comunidad que tiene a Dios como padre y guía.

            Dios utiliza la misma pedagogía que un padre para orientar y corregir a sus hijos a través de la historia. La Palabra de Dios que se contiene en la sagrada escritura se convierte en un instrumento de luz y de guía para la humanidad.

            El autor invita a que la comunidad aprenda a interpretar los acontecimientos que a diario se van dando en la vida como llamadas de atención que se nos van haciendo para que vayamos orientando nuestro camino hacia Él.

            Es necesario que el hombre tenga una idea clara de las cosas para poder encaminarse correctamente, sabiendo el sentido de lo que hace y la dirección hacia dónde le lleva.

            Dios respeta completamente las decisiones que el hombre toma, puesto que es una exigencia de la libertad, pero por eso es necesario que el hombre tenga una visión clara de lo que asume y la Palabra de Dios es la luz que lo ilumina.

            La corrección, que a nadie le gusta, tiene un sentido de amor que nos lleva a estar preocupados los unos de los otros.



Aleluya Jn 14, 6

Yo soy el camino, y la verdad, y la vida —dice el Señor—;

 nadie va al Padre, sino por mí.



EVANGELIO




Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 22‑30

Vendrán de oriente y occidente y se sentarán a la mesa en el reino de Dios



            En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. 

            Uno le preguntó: 

            -“Señor, ¿serán pocos los que se salven?” 

            Jesús les dijo: 

            -“Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: 

            “Señor, ábrenos”; 

            y él os replicará: 

            “No sé quiénes sois.” 

            Entonces comenzaréis a decir. 

            “Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas.” 

            Pero él os replicará: 

            “No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados.” 

            Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. 

            Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.”

            Palabra del Señor.



REFLEXIÓN


VIVIR EN CRISTIANO   

S. Lucas intenta salir al paso de la realidad que con tanta frecuencia asalta a la comunidad y que hace que mucha gente sienta ganas de tirar la toalla al ver cómo los que obran el mal parecen triunfar en la vida y se lo pasan en grande divirtiéndose y amasando fortunas, parece que Dios tuviera preferencia por ellos, mientras los que viven en la justicia y la verdad lo pasan mal.

Esta realidad le lleva al autor del salmo 73 a pensar lo mismo y a sentir la tentación de abandonar el camino del bien y dirigirse por el camino del mal.

Pone la imagen de dos caminos: uno ancho y llano con grandes facilidades para recorrerlo que es el que nos lleva al mal y a la perdición y otro estrecho y empinado, duro de atravesar que nos lleva a la vida y a la salvación. El problema es del fin al que llevan ambos caminos: uno desemboca en la muerte y el caos total y el otro en la felicidad total y eterna; esta es la conclusión que saca el salmista y que Lucas quiere que entienda la comunidad.

La amplitud y facilidad de un camino que no necesita esfuerzo es la inercia que nos da el dejarnos guiar por los instintos primarios que nos lleva a ir dando respuesta a todas las apetencias que nos pide el cuerpo, esto es lo más fácil y no necesita  esfuerzo alguno.

La estrechez y dificultad del otro camino proviene por la violencia que hemos de hacernos y porque ha de ser un proyecto que nos hacemos de vida y cada día hay que renovar ese proyecto y poner en él todo lo mejor que tenemos.

  El sentirnos en esa tensión nos da la garantía de que estamos en el camino recto y ya, Jesús lo advierte con mucha frecuencia: "no todos los que me dicen Señor, Señor entraran en el Reino de los cielos, sino aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos". Indicando que la vida no consiste en pasarlo bien comiendo y bebiendo o rezando.

Alabar y estar bien con Dios no consiste en hacer ritos, en repetir oraciones o ganar indulgencias; el rito debe ser la celebración de la vida y la religión ha de estar marcada por la actitud del amor, de la solidaridad de la justicia, de la verdad. La Liturgia tiene que ser la celebración de la vida y del sentimiento agradecido a Dios y el reconocimiento de su grandeza y su presencia entre nosotros. Si todo esto no es lo que compone nuestra vida, la liturgia es un teatro que cansa y molesta a Dios.

Vivir en cristiano es plantearse un proyecto de vida en el que Dios tenga el puesto fundamental y esto supone cada día levantarse dispuestos a llevar adelante ese proyecto de Dios en el que nos hemos incorporado; un cristiano de brazos caídos viviendo en la inercia de los sentidos no tiene explicación

Creer es una actitud seria y radical que nace de una opción que hemos hecho por Jesucristo y su causa y no es un sentimiento religioso de miedo o de “compra-venta” que se reduce a unos actos devocionales que se expresan en unos ritos.






DOMINGO XX DEL T. O. - C-


PRIMERA LECTURA




Lectura del libro de Jeremías 38,  4‑6.  8‑10

Me engendraste hombre de pleitos para todo el país



            En aquellos días, los príncipes dijeron al rey: 

—«Muera ese Jeremías, porque está desmoralizando a los soldados que quedan en la ciudad y a todo el pueblo, con semejantes discursos. Ese hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia.» 

            Respondió el rey Sedecías: 

— «Ahí lo tenéis, en vuestro poder: el rey no puede nada contra vosotros.» 

            Ellos cogieron a Jeremías y lo arrojaron en el aljibe de Malquías, príncipe real, en el patio de la guardia, descolgándolo con sogas. En el aljibe no había agua, sino lodo, y Jeremías se hundió en el lodo. 

            Ebedmelek salió del palacio y habló al rey: 

—«Mi rey y señor, esos hombres han tratado inicuamente al profeta Jeremías, arrojándolo al aljibe, donde morirá de hambre, porque no queda pan en la ciudad.» 

            Entonces el rey ordeno a Ebedmelek, el cusita: 

—«Toma tres hombres a tu mando, y sacad al profeta Jeremías del aljibe, antes de que muera.»

Palabra de Dios. 

  

REFLEXIÓN



EL MIEDO A LA VERDAD   

Jeremías aparece en un momento muy crítico en el que el pueblo se ha desviado desde la cabeza hasta los pies y ya nadie piensa ni quiere saber nada de los principios que han dado identidad al pueblo, desde los líderes hasta las bases; esto, necesariamente lleva a la destrucción y a Jeremías le toca denunciar lo que se está haciendo  el pueblo y en consecuencia anunciar la destrucción que le espera, no solo física de Jerusalén y del templo, sino también moral, espiritual y cultural, pues van a ser asolados todos los principios que enorgullecen desde siempre al pueblo: como son las promesas hechas por Natán y otros profetas a David, el orgullo que el pueblo tiene de su templo salomónico y de toda su historia… todo va a quedar arrasado.

Al mismo Jeremías le resulta duro y difícil tener que aceptar este mensaje; esto le produjo un dolor tremendo el tener que decirlo, pero tenía que hacerlo, justamente para evitar que ocurriera si es que no se arrepentían y cambiaban el camino que habían cogido.

            Pero la respuesta no fue el cambio y el arrepentimiento, sino todo lo contrario: el pueblo y los líderes se empecinaron, se dividieron más y cada uno se fue por su lado y, como ven que Jeremías sigue insistiendo gritándoles la verdad, se revuelven contra él y le hacen la vida imposible; hasta lo acusan de traidor que está desmoralizando con sus palabras al pueblo: «Muera ese Jeremías, porque está desmoralizando a los soldados que quedan en la ciudad y a todo el pueblo, con semejantes discursos. Ese hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia.» 

El gesto y la respuesta del pueblo recuerda en la actualidad a tantos hombres y mujeres que son acusados de revolucionarios, peligrosos y desestabilizadores del orden y la seguridad, por el simple hecho de predicar el evangelio o enseñar al pueblo a pensar y a tener un mínimo de capacidad crítica.



Salmo responsorial Sal 39, 2. 3. 4. 18 (R.: 14b)




R Señor, date prisa en socorrerme. 

Yo esperaba con ansia al Señor;

él se inclinó y escuchó mi grito. R.

R Señor, date prisa en socorrerme.


Me levantó de la fosa fatal,

de la charca fangosa;

afianzó mis pies sobre roca,

y aseguró mis pasos. R.

R Señor, date prisa en socorrerme. 


Me puso en la boca un cántico nuevo,

un himno a nuestro Dios.

Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos

y confiaron en el Señor. R.

R Señor, date prisa en socorrerme. 


Yo soy pobre y desgraciado,

pero el Señor se cuida de mí;

tú eres mi auxilio y mi liberación:

Dios mío, no tardes. R.

R Señor, date prisa en socorrerme. 



SEGUNDA LECTURA




Lectura de la carta a los Hebreos 12, 1‑4

Corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos



Hermanos: 

Una nube ingente de testigos nos rodea: por tanto, quitémonos lo que nos estorba y el pecado que nos ata, y corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús, que, renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. 

Recordad al que soportó la oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo. 

Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado. 

Palabra de Dios. 

  

REFLEXIÓN



CAMINAR MIRANDO A CRISTO   



            El autor de la carta a los hebreos vuelve a retomar el tema y quiere hacer una relectura de la historia, teniendo como referentes a los que pasaron anteriormente: Abrahán, Sara, Isaac, Jacob… ellos no lo tuvieron fácil, pero sí tuvieron claro un principio que les dio fuerza para recorrer el camino: Dios no falla y en Él pusieron su confianza, seguros en su fidelidad.

            Basados en este modelo, propone plantearnos nuestra vida, sin mirar a lo que nos rodea, sino al horizonte, que es donde se encuentra la seguridad que Dios nos ha dado, comparando la vida como una carrera de atletas que tienen puesta la mirada en la meta, el resto de cosas tienen un valor secundario.

            Esta carrera de la vida no es una competición establecida contra nadie, sino conmigo mismo, pues no se trata de vencer a nadie, sino de llegar a la meta; no es algo que yo hago como un capricho, sino que es la respuesta a una invitación que se me ha hecho: seguir a Jesús que hace su subida al calvario cargando con la cruz.

            El autor invita a mantener la mirada puesta en Jesús, pues el triunfo está en hacer el recorrido como Él lo ha hecho: en fidelidad y confianza en el Padre, manteniendo el mismo pensamiento que Él tuvo y, sobre todo, teniéndolo a Él como principio de fortaleza, manteniéndolo vivo en nuestro corazón, eso será lo único que nos mantiene viva la energía y el sentido para seguir caminando, de no hacerlo así, será muy fácil tirar la toalla y caer en la decepción que nos lleva a la perdida de sentido de la vida.





Aleluya Jn 10, 27

Mis ovejas escuchan mi voz —dice el Señor—, y yo las conozco, y ellas me siguen.



EVANGELIO




Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 49‑53

No he venido a traer paz, sino división



En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

-“He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! 

¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. 

En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.” 

Palabra del Señor.



EL FUEGO DE JESÚS   

Jesús intenta por todos los medios contagiar a sus discípulos del mismo entusiasmo que arde en su corazón: siente deseos de que el reino de los cielos sea una realidad lo más pronto posible, pues no puede soportar la injusticia que tiene hundido al pueblo; la mentira en la que están metidos y que se mantiene a base de engañar al pueblo; la esclavitud a la que están sometidos por mantener los intereses de los que se han declarado los benditos de Dios…

Esto no se puede tolerar y esto tiene que verlo el pueblo, de lo contrario, no será posible salir de ahí, por eso empieza invitando a la conversión, al cambio de mentalidad, de actitudes, de formas de pensar; el fuego del amor, de justicia, de verdad y de libertad que arde en su corazón está deseando que arda en todos los corazones y así se entiende la expresión:  *He venido a prender fuego en el mundo. (Ojalá estuviera ya ardiendo!+ Lógicamente, vivir a su lado es estar cerca del fuego, es vivir caliente; apartarse de Él es enfriarse, pero por otro lado, encenderse del fuego de Jesús es vivir a tope la pasión de Dios que es la pasión por la justicia, por la verdad, por el amor, por la libertad… esto es la fuerza del cambio más impresionante que existe y que pueda realizarse, pero ha de estar enganchada en el corazón de la gente, de lo contrario, es como un témpano de hielo que se acerca a la llama de una vela, inmediatamente la apaga.

            Uno de los signos claros que indican que el fuego del reino ha prendido en el corazón y es imposible apagarlo, es cuando los pobres y los marginados como los que sufren, ocupan el primer lugar en la preocupación de la vida, pues es donde con más claridad se manifiesta la falta o la contradicción con el reino.

            La invitación de Jesús y el grito de ánimo a los discípulos y a su iglesia de hoy no es a mantener una estructura de poder, con unas normas y unas leyes impecables, ni a mantener un orden en donde cada cosa esté perfectamente ubicada, de manera que no cree problemas… ésta es la gran equivocación de muchos cristianos y de muchas comunidades que optan por el orden, en detrimento de la vida y de la pasión de Dios, perdiendo, en consecuencia, la compasión de los pobres. Un cristiano que no se deja quemar por Jesús, será incapaz de dar vida y, menos aún, de transformar algo en la tierra.