DOMINGO III DE PASCUA -C-


PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. Hch 5, 27b-32. 40b-41
Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo
EN aquellos días, el sumo sacerdote interrogó a los apóstoles, diciendo:
    «¿No os habíamos ordenado formalmente no enseñar en ese Nombre? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre».
Pedro y los apóstoles replicaron:
    «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. Dios lo ha exaltado con su diestra, haciéndolo jefe y salvador, para otorgar a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que lo obedecen».
Prohibieron a los apóstoles hablar en nombre de Jesús, y los soltaron. Ellos, pues, salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el Nombre.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

EL INCORDIO DE DIOS     
            El gran problema que tienen los enemigos de Jesús es que lo odian en lo más profundo de su corazón, porque sus vidas van por otro camino y no soportan que se hable de Él o que haya alguien que crea en Él, pues entienden que cualquier cosa que haga referencia a Él, se convierte en una denuncia de su error; no aceptan ni soportan que haya alguien que le encuentre sentido a la vida justamente con lo que ellos desprecian. En el fondo son unos fugitivos de si mismos que les horroriza encontrarse con ellos mismos y preguntarse por el sentido de su existencia
            Algo parecido les ocurre a los que se confiesan ateos; es decir: sostienen que no existe Dios y se pasan la vida intentando demostrar y convencer a los demás de la no existencia; no hay estupidez mayor que perder la vida discutiendo y luchando contra lo que no existe.
            Pero el absolutismo de los que están instalados en el poder no permite que pueda haber alguien que les ponga en duda su situación: “¿No os habíamos prohibido hablar de ese?” Como si pudieran prohibir el que una persona tenga un sentimiento y lo exprese; de ahí que los apóstoles respondan: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”. Es decir: ellos no van a poder poner límites a los sentimientos ni dirigirlos. Es, en definitiva, la lucha de todos los regímenes absolutistas: apoderarse del alma de la persona y controlar sus pensamientos y su sentimiento.

Salmo responsorial
Sal 117, 2-4. 22-24. 25-27a (R/.: 1)
R/.   Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

O bien:

R/.   Aleluya.

        V/.   Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
                y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
                Señor, sacaste mi vida del abismo, 
                me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.   R/.
R/.   Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

        V/.   Tañed para el Señor, fieles suyos,
                celebrad el recuerdo de su nombre santo;
                su cólera dura un instante;
                su bondad, de por vida;
                al atardecer nos visita el llanto; 
                por la mañana, el júbilo.   R/.
R/.   Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

        V/.   Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
                Señor, socórreme.
                Cambiaste mi luto en danzas. 
                Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.   R/.
R/.   Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

SEGUNDA LECTURA

Lectura del libro del Apocalipsis. Ap 5, 11-14 
Digno es el Cordero degollado de recibir el poder y la riqueza
YO, Juan, miré, y escuché la voz de muchos ángeles alrededor del trono, de los vivientes y de los ancianos, y eran miles de miles, miríadas de miríadas, y decían con voz potente:
    «Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza».
Y escuché a todas las criaturas que hay en el cielo, en la tierra, bajo la tierra, en el mar —todo cuanto hay en ellos—, que decían:
    «Al que está sentado en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos».
Y los cuatro vivientes respondían:
    «Amén».
Y los ancianos se postraron y adoraron.
Palabra de Dios.

 REFLEXIÓN

 DIOS ESCRIBE SU PROYECTO      
            El control de la historia, del universo y de la humanidad, es algo que escapa a nuestras posibilidades, a pesar del esfuerzo que en todo tiempo, todos los regímenes han intentado controlar, es algo que no está en las manos del hombre.
            En un momento todo aparece irrevocablemente perdido y, a renglón seguido, parece que todo dio una vuelta inesperada y aparecieron unos resultados impredecibles; y todo se ha generado por un “Cordero inmolado”: el sacrificio y la actitud de resistencia y constancia de un creyente en la causa, hizo que se despertaran los sentimientos dormidos de una gran multitud que se levanta para reconocer “Al que está sentado en el trono y al Cordero honor, gloria y poder”.
            La acción de Dios, la fuerza del Espíritu es inexplicable e incontrolable y con frecuencia nos sorprende forma inaudita.

Aleluya

R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.
V/.   Ha resucitado Cristo, que creó todas las cosas,
        y se ha compadecido del género humano.   
R/.
  
EVANGELIO (forma larga)
Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 21, 1-19
Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado
EN aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, apodado el Mellizo; Natanael, el de Caná de Galilea; los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice:
    «Me voy a pescar».
Ellos contestan:
    «Vamos también nosotros contigo».
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice:
    «Muchachos, ¿tenéis pescado?».
Ellos contestaron:
    «No».
Él les dice:
    «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».
La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro:
    «Es el Señor».
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces.
Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.
Jesús les dice:
    «Traed de los peces que acabáis de coger».
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice:
    «Vamos, almorzad».
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.
Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro:
    «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?».
Él le contestó:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
    «Apacienta mis corderos».
Por segunda vez le pregunta:
    «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?».
Él le contesta:
    «Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Él le dice:
    «Pastorea mis ovejas».
Por tercera vez le pregunta:
    «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?».
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez:
    «¿Me quieres?»
Y le contestó:
    «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
    «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras».
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió:
    «Sígueme».
Palabra del Señor.
EVANGELIO (forma breve)
Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 21,1-14
Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado
EN aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, apodado el Mellizo; Natanael, el de Caná de Galilea; los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice:
    «Me voy a pescar».
Ellos contestan:
    «Vamos también nosotros contigo».
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice:
    «Muchachos, ¿tenéis pescado?».
El los contestaron:
    «No».
Él les dice:
    «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».
La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro:
    «Es el Señor».
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces.
Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.
Jesús les dice:
    «Traed de los peces que acabáis de coger».
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice:
    «Vamos, almorzad».
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.
  
REFLEXIÓN

LA MISIÓN ES COMUNITARIA     
            Quizás para nosotros, como iglesia de Jaén, pueda ayudarnos mucho el marco de referencia que nos trae el evangelio de hoy: Los apóstoles están juntos en la faena (han pasado toda la noche trabajando y no han pescado nada) Es la situación actual en la que la iglesia se bate y ve que todo se le revuelve en su contra, no hay forma de pescar; pero tenemos un problema añadido: los apóstoles están juntos y todos tienen el mismo objetivo, y es que la misión es comunitaria, no individual. Hoy no podemos decir lo mismo de los apóstoles, es el gran problema que se está metiendo en la iglesia y que quizás no nos estamos dando cuenta, estamos en completa noche y en la oscuridad no vemos nada, ni siquiera reconocemos al Señor y hasta dudamos del coloquio del Señor con Pedro que le afianza en la dirección de su iglesia.
            Es interesante detenerse en el diálogo de Jesús con Pedro y la imposición de la misión que le deja: vemos que tiene los mismos elementos de la primera vez cuando se encontraron: a la orilla del lago, las redes, la llamada y la promesa: “Te haré pescador de hombres”.
            Ahora nos encontramos tres años después, con el mismo marco los mismos elementos, pero con unas circunstancias muy distintas y Jesús vuelve a ratificar la promesa que le hizo, con la consolidación de la función que le da: será el pastor de su iglesia.
            Hasta ahora han venido trabajando individualmente y no han pescado nada, les ha faltado la luz de la fe en Jesucristo, les ha faltado su Espíritu; en la noche se realizan las obras de los hombres, más no las del Padre.
            Es necesario que llegue la mañana, la luz de Dios y los resultados son distintos, incluso funcionando en contra de la corriente, de la forma que humanamente es imposible.
            Jesús se presenta al alba y su llamada les hace caer en la cuenta del fracaso de su trabajo: no vale la pena perder la vida, la ilusión, el esfuerzo en asuntos y en esquemas humanos, el resultado va a ser nulo.
            Es imposible resistirse a hacer un paralelo con la situación por la que atravesamos en la que nos empecinamos en andar por el camino y los esquemas del mundo, cuando ahí estamos hartos de ver que no vamos a ningún sitio, sin embargo, no nos atrevemos a dejarnos guiar por la fuerza del Espíritu que nos ha de llevar a la luz. Y seguimos con los mismos elementos, las mismas formas… cuando vemos que todo ha cambiado a nuestro alrededor. Ante la llamada de echar las redes al otro lado, nosotros seguimos diciendo que somos expertos y que no necesitamos escuchar las indicaciones de nadie.



DOMINGO II DE PASCUA -C-



LA DIVINA MISERICORDIA



PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. Hch 5, 12-16
Crecía el número de los creyentes, una multitud tanto de hombres como de mujeres, que se adherían al Señor 
POR mano de los apóstoles se realizaban muchos signos y prodigios en medio del pueblo.
Todos se reunían con un mismo espíritu en el pórtico de Salomón; los demás no se atrevían a juntárseles, aunque la gente se hacía lenguas de ellos; más aún, crecía el número de los creyentes, una multitud tanto de hombres como de mujeres, que se adherían al Señor.
La gente sacaba los enfermos a las plazas, y los ponía en catres y camillas, para que, al pasar Pedro, su sombra, por lo menos, cayera sobre alguno.
Acudía incluso mucha gente de las ciudades cercanas a Jerusalén, llevando a enfermos y poseídos de espíritu inmundo, y todos eran curados.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

LA VIDA DEL CREYENTE. TESTIMONIO DE RESURRECCIÓN    
            El pasaje del libro de los Hechos pinta un marco donde se desarrolla la acción muy parecida a la que tenemos en la actualidad: Los apóstoles se ponen a hablar en público de Jesús, cosa que está prohibida, aunque la gente lo conoce y guarda un recuerdo entrañable de Él, pero no es políticamente correcto definirse en pro de Él y, la gente tiene miedo y se calla.
            Al oírlos hablar pasan y miran extrañados, pero acercan los enfermos, porque saben que lo que hacen es bueno y no les va a hacer mal.
            Es la misma situación actual: en el fondo guardamos un sentimiento entrañable que heredamos de nuestros padres, de nuestros antepasados, eso está ahí; sabemos que no es algo que haga daño ni que sea malo, sino todo lo contrario, pero no es políticamente correcto declararse seguidor de Jesús, miembro de la iglesia y creyente, pero hay que estar con la corriente.
            La experiencia de encuentro con Jesús resucitado es la que nos hace romper con esa indefinición y con ese vivir al viento que sopla. De todas formas, el convencimiento y la actitud de los creyentes se convierte en una fuerza irresistible que hace que la gente se abra a la verdad.

Salmo responsorial
Sal 117, 2-4. 22-24. 25-27a (R/.: 1)
R/.   Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

O bien:

R/.   Aleluya.

        V/.   Diga la casa de Israel:
                eterna es su misericordia.
                Diga la casa de Aarón:
                eterna es su misericordia.
                Digan los fieles del Señor:
                eterna es su misericordia.   R/.
R/.   Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

        V/.   La piedra que desecharon los arquitectos
                es ahora la piedra angular.
                Es el Señor quien lo ha hecho,
                ha sido un milagro patente.
                Éste es el día que hizo el Señor:
                sea nuestra alegría y nuestro gozo.   R/.
R/.   Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

        V/.   Señor, danos la salvación;
                Señor, danos prosperidad.
                Bendito el que viene en nombre del Señor,
                os bendecimos desde la casa del Señor.
                El Señor es Dios, él nos ilumina.   R/.
R/.   Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

SEGUNDA LECTURA

Lectura del libro del Apocalipsis. Ap 1, 9-11a. 12-13. 17-19 
Estuve muerto, pero ya ves: vivo por los siglos de los siglos
YO, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia en Jesús, estaba desterrado en la isla llamada Patmos a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.
El día del Señor fui arrebatado en espíritu y escuché detrás de mí una voz potente como de trompeta que decía:
    «Lo que estás viendo, escríbelo en un libro y envíalo a las siete iglesias».
Me volví para ver la voz que hablaba conmigo, y, vuelto, vi siete candelabros de oro, y en medio de los candelabros como un Hijo de hombre, vestido de una túnica talar, y ceñido el pecho con un cinturón de oro.
Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto. Pero él puso su mano derecha sobre mí, diciéndome:
    «No temas; yo soy el Primero y el Último, el Viviente; estuve muerto, pero ya ves: vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo. Escribe, pues, lo que estás viendo: lo que es y lo que ha de suceder después de esto.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN

LA MARCA DE LA IGLESIA        
            S. Juan ha sufrido la persecución por el régimen político y ha terminado deportado a la isla de Patmos por haber predicado a Jesús.
            Tanto Jesús como sus seguidores se convierten en peligros para el régimen de injusticia que hay establecido; la persecución y la violencia serán la nota que constantemente identificará a la iglesia a través de todos los siglos y en cada momento se buscarán razones para quitársela de en medio; la cruz está en el ADN de la iglesia.
            El problema grande para la iglesia se da cuando ella se alía con el poder establecido y se convierte en cómplice necesario de la injusticia, llegando el momento en que la pugna de poderes le hace sufrir la persecución, pero en ese caso no es por predicar el evangelio de Jesús, sino por lo contrario, convirtiéndose la iglesia en piedra de escándalo y dolor para los verdaderos creyentes que tienen que sufrir el apocalipsis.
SECUENCIA (opcional)

Ofrezcan los cristianos
   ofrendas de alabanza
   a gloria de la Víctima
   propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
   que a las ovejas salva,
   a Dios y a los culpables
   unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
   en singular batalla,
   y, muerto el que es la Vida,
   triunfante se levanta. 

«¿Qué has visto de camino,
   María, en la mañana?»
   «A mi Señor glorioso,
   la tumba abandonada,

los ángeles testigos,
   sudarios y mortaja.
   ¡Resucitó de veras
   mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
   allí el Señor aguarda;
   allí veréis los suyos
   la gloria de la Pascua».

Primicia de los muertos,
   sabemos por tu gracia
   que estás resucitado;
   la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
   de la miseria humana
   y da a tus fieles parte
   en tu victoria santa.

Aleluya
Jn 20, 29
R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.
V/.   Porque me has visto, Tomás, has creído, –dice el Señor–;
        bienaventurados los que crean sin haber visto.   
R/.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 20, 19-31
A los ocho días, llegó Jesús
AL anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en
medio y les dijo:
    «Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
    «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
    «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
    «Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó:
    «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
    «Paz a vosotros».
Luego dijo a Tomás:
    «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Contestó Tomás:
    «Señor mío y Dios mío!».
Jesús le dijo:
    «¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

EL CAMINO DE LA FE   
            Hay algo que es evidente: Después de la muerte de Jesús, los apóstoles quedan desconcertados, se les viene todo abajo y pierden por completo el horizonte y las ilusiones que habían venido manteniendo.
            La narración que hace Juan de esta situación la centra en la figura de Tomás que no es sino un ejemplo de lo que está ocurriendo en todos ellos: en sus vidas no han sido capaces de ir más allá de lo que marcan los intereses particulares que se reducen a situarse en la vida y coger un mínimo de relevancia en el poder; la oportunidad la han encontrado en Jesús, pero su muerte ha sido el gran fracaso de sus vidas y de sus esperanzas. Marcos lo resumirá diciendo que Jesús se apareció y les echó en cara su incredulidad (Mc. 16,14) y Mateo dirá: “algunos dudaron” (Mt. 28,17)
            Pero si lo pensamos despacio, nos daremos cuenta que es justamente el camino que va siguiendo toda la iglesia: el camino de la fe no es asunto de un momento en el que todo se ve con claridad, sino que hay todo un proceso en el que la duda está siempre presente y poco a poco vamos teniendo la experiencia de Jesús resucitado que lo va iluminando y dándole sentido a todo.
            Este camino de maduración es obra del Espíritu Santo en cada uno y no el resultado de una serie de factores que al ir poniéndolos juntos, dan como resultado la FE.
            Por eso, al cuidar la fe de los creyentes hay que tener en cuenta el ritmo de crecimiento de cada uno, pues no todos reaccionamos ni funcionamos de la misma manera; el crecimiento en la fe no es algo que se va aprendiendo, o en lo que nos vamos adiestrando, ni es un camino y unas técnicas concretas que dan por resultado el encuentro con Jesús.
            La iglesia no es una escuela donde se enseña un mecanismo para alcanzar la fe o un grado de ella, sino el espacio fraterno donde pueden, aquellos que buscan, encontrar el ambiente apto y apropiado para encontrarse con Jesús.
            En la iglesia hay espacio para los que llegan primero y también para los que se dieron cuenta tarde, pues no es el tiempo lo que cuenta, sino la esperanza del encuentro.
            Por todo esto, debemos plantearnos si nuestra comunidad es espacio de encuentro, de búsqueda para aquellos que sienten la inquietud y espacio de crecimiento y celebración.



DOMINGO DE PASCUA -I- C



 LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

MISA DEL DÍA

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. Hch 10, 34a. 37-43
Hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos
EN aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: 
    «Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. A este lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a los testigos designados por Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos.
Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De él dan testimonio todos los profetas: que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados».
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

VIVIR PARA PODER SER TESTIGO      
            S. Pedro hace un recuento de todo lo que ha ocurrido, cosa que conocen todos; esa ha sido la respuesta que el pueblo ha dado a Dios en toda la trayectoria que Dios ha venido manteniendo a través de los siglos con su pueblo y esa ha sido la respuesta que ha recibido.
            Ahora el pueblo se ha cerrado a sí mismo las puertas y Dios se ha bajado en su Hijo ungido con el Espíritu Santo y ha pasado entre nosotros haciendo el bien, realidad de la que todos han sido testigos y el pueblo le ha dado la respuesta crucificándolo.
            Pero ya Dios no se va a quedar callado, aguantando la insolencia del pueblo que se considera dueño de las promesas y con capacidad de despreciarlas. Dios le ha quitado la razón y ha resucitado a Jesús de entre los muertos y ellos son también testigos de este acontecimiento; ellos han comido y bebido con Él y ahora son testigos de su resurrección, que ha abierto los horizontes: la salvación que ellos han despreciado, Dios la ha abierto para todos los hombres.
            Nuestro gran problema hoy es que no tenemos experiencia de vida con Cristo y, por tanto, no somos testigos de nada.

Salmo responsorial
Sal 117, 1-2. 16-17. 22-23 (R/.: 24)
R/.   Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

O bien:

R/.   Aleluya.

        V/.   Dad gracias al Señor porque es bueno,
                porque es eterna su misericordia.
                Diga la casa de Israel:
                eterna es su misericordia.   R/.
R/.   Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

        V/.   «La diestra del Señor es poderosa,
                la diestra del Señor es excelsa».
                No he de morir, viviré
                para contar las hazañas del Señor.   R/.
R/.   Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

        V/. La piedra que desecharon los arquitectos
                es ahora la piedra angular.
                Es el Señor quien lo ha hecho,
                ha sido un milagro patente.   R/.
R/.   Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses. Col 3, 1-4
Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo
HERMANOS:
Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos, juntamente con él.
Palabra de Dios.

 REFLEXIÓN

CRISTO RESUCITADO MOTOR DE LA VIDA      
            Pablo escribe a los colosenses desde la cárcel, dando por supuesto una realidad que necesariamente lleva consigo un cambio radical de la existencia: “Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba”.
            El objetivo de nuestras vidas no son las cosas materiales y perecederas, esas no son, sino instrumentos o medios que nos ayudan a vivir como personas nuevas.
            Si hemos resucitado con Cristo, no tiene sentido andar involucrados en el pecado y en la muerte y, sobre todo, es incomprensible una vida engarzada en la corrupción y en el pecado, por eso, se convierte en una necesidad primordial el estar siempre atentos, para discernir “las cosas de arriba” y no quedarnos ofuscados en aquello que no nos lleva a ningún sitio.
            El cristiano ha muerto a las cosas materiales y su horizonte es Cristo que vive resucitado en cada uno y que es quien nos mueve.

SECUENCIA
Hoy es obligatorio decir la Secuencia. Los días dentro de la Octava es potestativo.

Ofrezcan los cristianos
   ofrendas de alabanza
   a gloria de la Víctima
   propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
   que a las ovejas salva,
   a Dios y a los culpables
   unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
   en singular batalla,
   y, muerto el que es la Vida,
   triunfante se levanta. 

«¿Qué has visto de camino,
   María, en la mañana?»
   «A mi Señor glorioso,
   la tumba abandonada,

los ángeles testigos,
   sudarios y mortaja.
   ¡Resucitó de veras
   mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
   allí el Señor aguarda;
   allí veréis los suyos
   la gloria de la Pascua».

Primicia de los muertos,
   sabemos por tu gracia
   que estás resucitado;
   la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
   de la miseria humana
   y da a tus fieles parte
   en tu victoria santa.

 Aleluya

Cf. 1 Cor 5, 7b-8a
R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.
V/.   Ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo.
        Así, pues, celebremos la Pascua en el Señor.   R/.

En lugar del Evangelio propuesto a continuación puede leerse el de la Vigilia pascual.

En las Misas vespertinas puede leerse el Evangelio del pasaje de Emaús.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 20, 1-9
Él había de resucitar de entre los muertos
EL primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: 
    «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos. 
Palabra del Señor.

EL ENCUENTRO CON JESÚS      

            La muerte de Jesús ha sido la experiencia más fuerte y dramática que han vivido los apóstoles: lo habían escuchado, habían vivido a su lado todo el proyecto que predicaba, han podido constatar que era posible un nuevo orden de vida, basado en el principio del amor que Jesús había establecido…
            Lo habían dejado todo y se fueron con Él, con la esperanza de que diera un golpe de estado, se hiciera con el poder e implantara este nuevo orden. Pero lo declararon un “peligro público”, un enemigo peligroso del pueblo, un subversivo del orden establecido y lo colgaron de la cruz para que sirviera de ejemplo a todos los revoltosos.
            Los apóstoles habían vivido la VERDAD y también han vivido la experiencia trágica de la injusticia que establece la mentira, para imponerse como lo más conveniente para sobrevivir.
            En el alma de los apóstoles queda el recuerdo y la desazón, el absurdo y la contradicción que se imponen a la luz y a la verdad. ¡No puede ser que el mal se imponga sobre el bien, como lo más conveniente para el hombre!
            El domingo por la mañana, antes de salir el sol” las mujeres vuelven al sepulcro para continuar la tarea que habían tenido que dejar a medias y reciben el primer golpe que les asegura que la sensación que tienen es cierta: no puede el mal imponerse sobre el bien: “Jesús no está en el sepulcro”…
            Las mujeres corren y van a dar la noticia; Pedro y Juan van para certificar lo que han contado las mujeres. La ausencia del sepulcro les alumbra inmediatamente las frases que le han escuchado a Jesús; “al tercer día resucitaré” y comienzan a hilar todo lo que les ha venido diciendo y que ellos no entendían… ahora empiezan a sentir su presencia entre ellos, que se hace cada vez más evidente y comienzan a dar testimonio de lo que han vivido con Él.
            No hablan ya de ideas, de teorías, de tradiciones… hablan de algo real , de lo que están viviendo, de algo que nadie les puede contradecir, pues es la experiencia de vida más fuerte que están teniendo