DOMINGO V DE CUARESMA -C-


PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías. Is 43, 16-21
Mirad que realizo algo nuevo; daré de beber a mi pueblo
ESTO dice el Señor,
que abrió camino en el mar
y una senda en las aguas impetuosas;
que sacó a batalla carros y caballos,
la tropa y los héroes:
caían para no levantarse,
se apagaron como mecha que se extingue.
«No recordéis lo de antaño,
no penséis en lo antiguo;
mirad que realizo algo nuevo;
ya está brotando, ¿no lo notáis?
Abriré un camino en el desierto,
corrientes en el yermo.
Me glorificarán las bestias salvajes,
chacales y avestruces,
porque pondré agua en el desierto,
corrientes en la estepa,
para dar de beber a mi pueblo elegido,
a este pueblo que me he formado
para que proclame mi alabanza».
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

VIVIR DEL RECUERDO 
            Es interesante el texto que nos presenta la liturgia de hoy: es de un discípulo del profeta Isaías a quien llaman el profeta del nuevo éxodo; comienza haciendo una especie de saludo en el que introduce un recuerdo a la historia en la que Dios hizo grandes maravillas con el pueblo, pero inmediatamente continúa diciendo que no se detengan y pierdan el tiempo mirando hacia atrás, ya que hoy Dios sigue haciendo cosas más grandes y portentosas y tienen el peligro de perderse y no tomar conciencia de lo que está ocurriendo a su alrededor.
            Para Israel es muy importante la historia, pues en ella reconoce la presencia de Dios, pero no puede dejar de constatar lo que Dios sigue haciendo: lo nuevo es abrir el camino en el desierto y llenarlo de agua para que de él surja la vida. Es importante que se tenga en cuenta que la época del desierto fue una experiencia tremenda en la que palparon cómo Dios estuvo a su lado, pero ahora será más fuerte, pues se trata de transformar el desierto en un vergel, por eso, los acontecimientos que recuerda son precisamente aquellos en los que el pueblo perdió la confianza en Dios y tuvo que salir al encuentro con hechos portentosos: sacar el agua de la roca.
            Ya saben y tienen demostrado que Dios no los deja, por tanto, no se trata de seguir dudando ni forzándolo, sino de cooperar en su obra; es curioso ver cómo pone de contrapunto a los animales, cómo alaban a Dios, para decir lo que no deben recordar ni repetir.
            La invitación que hace el autor es a no quedarse estancados en el pasado por muy grande y maravillosos que haya sido, sino en Dios que actuó en el pasado y sigue actuando en el presente. Quedarse en los acontecimientos o en las cosas y no en Dios puede constituirse en una idolatría al sacralizar las cosas; es a Dios a quien haya que recordar y a quien amar. Estancarnos en la sola memoria nos puede cerrar en resentimientos, en odios, en tristeza… en cambio, la esperanza nos abre a la alegría y a la vida

Salmo responsorial
Sal 125, 1b-2ab. 2cd-3. 4-5. 6 (R/.: 3)
R/.   El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

        V/.   Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sion,
                nos parecía soñar:
                la boca se nos llenaba de risas, 
                la lengua de cantares.   R/.
R/.   El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

        V/.   Hasta los gentiles decían:
                «El Señor ha estado grande con ellos».
                El Señor ha estado grande con nosotros,
                y estamos alegres.   
R/.
R/.   El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

        V/.  
 Recoge, Señor, a nuestros cautivos
                como los torrentes del Negueb.
                Los que sembraban con lágrimas
                cosechan entre cantares.   
R/.
R/.   El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

        V/.   Al ir, iba llorando,
                llevando la semilla;
                al volver, vuelve cantando,
                trayendo sus gavillas.   
R/.
R/.   El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses.
Flp 3, 8-14
Por Cristo lo perdí todo, muriendo su misma muerte
HERMANOS:
Todo lo considero pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.
Por él lo perdí todo, y todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo y ser hallado en él, no con una justicia mía, la de la ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe. Todo para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, con la esperanza de llegar a la resurrección de entre los muertos.
No es que ya lo haya conseguido o que ya sea perfecto: yo lo persigo, a ver si lo alcanzo como yo he sido alcanzado por Cristo.
Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Solo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, hacia el premio, al cual me llama Dios desde arriba en Cristo Jesús.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

ABRIRSE A DIOS     
         Pablo ha estado inmerso en la tradición judía y en el conocimiento intelectual de las escrituras y toda la tradición, pero lo que realmente ha cambiado su vida ha sido el conocimiento de Cristo, en Él ha encontrado la respuesta a su inquietud y a su vida; él entiende que ha conocido muchas cosas, incluso es especialista en el conocimiento de las escrituras, pero nada es comparable a lo que supone el conocer a Jesucristo y la esperanza más grande que tiene es que llegará algún día en que conocerá a Jesús como Jesús lo conoce a él y frente a eso, no puede haber algo que se le compare.
         Para Pablo es un gran dolor ver cómo su pueblo ha despreciado la oportunidad que Dios le ha ofrecido con Jesús y, por tanto, la esperanza la ha perdido y ha quedado aparcada esperando una ilusión.
         Todo lo que el pueblo esperaba se ha cumplido en Cristo, pero no han querido verlo y ya nada tiene sentido. A partir de ahora se abre un nuevo camino en el que el pueblo se ha autoexcluido y Cristo sigue adelante con su plan de salvación.
         Pablo tiene muy claro que el nuevo camino no es obra de la ley ni de las tradiciones… todo eso no ha sido una preparación para la nueva realidad que es obra de Dios, que nos va alcanzando a todos y únicamente hay que dejarse alcanzar por ella. La meta es el triunfo de Dios sobre el mal y la muerte.
  
Versículo antes del Evangelio
Cf. Jl 2, 12-13
Puede emplearse alguna de las aclamaciones propuestas, y se dice antes y después del siguiente versículo.
Ahora —dice el Señor—,
convertíos a mí de todo corazón,
porque soy compasivo y misericordioso.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan Jn 8, 1-11
El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra
EN aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
    «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
    «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó:
    «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
Ella contestó:
    «Ninguno, Señor».
Jesús dijo:
    «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».
Palabra del Señor.
  
REFLEXIÓN

LES SALIÓ EL TIRO POR LA CULATA     
            Juan nos presenta a Jesús en el templo; la gente está asombrada de ver cómo es capaz de estar exponiéndose en público, incluso hablando y enseñando a la gente, cuando saben todos que andan buscándolo y queriendo atraparlo; si no lo han hecho es por miedo a que haya un levantamiento de la gente que lo escucha con agrado, entonces andan buscando ponerle una trampa en la que caiga y tengan un motivo para cogerlo preso.
            Podemos recordar otro momento parecido cuando le presentan la moneda del Cesar para ver por quién se define.
            Ahora intentan ponerlo contra la pared: por donde salga no tiene escapatoria: si se define por la ley de Moisés, le dirán que es un legalista y que dónde está ese Padre misericordioso del que habla, es un parlanchín; si se pone del lado de la adúltera, se estará declarando un antisistema, contrario a las leyes de Moisés y las tradiciones del pueblo.
            Lo último que les interesa es la opinión que Él pueda tener que les sirva de guía para hacer un juicio justo de la mujer. En todo el drama lo que menos interesa son las personas, lo que están en juego son los intereses, pues tanto Jesús como la adúltera son despreciables para los escribas y fariseos y lo que desean es quitárselo de en medio pues les supone un obstáculo.
            Jesús sabe perfectamente toda la trama y como entiende que no les interesa las personas, se pone a escribir en el suelo indicando que también a él le importa un bledo todo lo que ellos vienen diciendo y sus acusaciones, ellos ya tienen sentenciada a la mujer que la han cogido en el peor pecado y a Él quieren ver a quién sigue si a Moisés o se declara un transgresor para tener una razón para condenarlo y hacerlo desaparecer.
            El momento recuerda cuando ante Caifás se queda callado y no contesta nada, ve que ya tienen resuelto el juicio y, por tanto, de nada va a valer lo que diga.
            Jesús se queda solo, con la mujer a su lado, en medio del corro de los acusadores que como una jauría de perros escupen veneno contra los dos. La respuesta de Jesús los deja completamente fuera de juego… Es que se vieron acusados de algo que todos guardaban y todos conocían unos de otros. El primero que lanzara la piedra era el primer acusado por el resto.