DOMINGO IV DEL T. ORDINARIO -B-

PRIMERA LECTURA 

Lectura del libro del Deuteronomio 18, 15‑20
Suscitaré un profeta y pondré mis palabras en su boca 

Moisés habló al pueblo, diciendo: 
—«Un profeta, de entre los tuyos, de entre tus hermanos, como yo, te suscitará el Señor, tu Dios. A él lo escucharéis. Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb el día de la asamblea: "No quiero volver a escuchar la voz del Señor, mi Dios, ni quiero ver más ese terrible incendio; no quiero morir." 
El Señor me respondió: "Tienen razón; suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú. Pondré mis palabras en su boca, y les dirá lo que yo le mande. A quien no escuche las palabras que pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuentas. Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá.”» 
Palabra de Dios.   

MINISTERIO DE PROFETA    

            El texto que nos presenta hoy la liturgia es el que narra el momento de la institución del “ministerio de profeta”: el pueblo le manifestó a Moisés que no quería encontrarse cara a cara con Dios, que eso lo hiciera él y después les transmitiera lo que Dios quería decirles.

            Ser profeta no significa predecir el futuro, sino prestar la voz para que hable Dios, por tanto, el profeta es el que habla en nombre de Dios, su palabra es la que Dios quiere expresar a su pueblo, pero el auténtico profeta es el que pone en coherencia su vida con lo que predica, que es el mensaje de Dios.

            Por esta razón, la presencia del profeta es siempre incómoda para un sector de gente, pues con su palabra y con su vida es una denuncia constante contra el mal y, por lo mismo, el profeta se convierte en un signo vivo de la presencia de Dios y de su Alianza con los hombres  que siempre la estará recordando.

            Los profetas han existido siempre en toda la historia de la salvación: hombres y mujeres que con su vida y su palabra se han levantado como un abanderado a favor de la verdad, de la justicia, de la paz… y estos han sufrido y siguen sufriendo los ataques del enemigo del reino.

            El ejemplo más claro lo tenemos en Jesús y con Él todos los hombres y mujeres que han dado su vida por el reino. La iglesia, que es sacramento de Cristo,, por naturaleza es profeta y está llamada con su palabra y sus obras a ser expresión de la voluntad de Dios y por la misma razón, cada cristiano, que es miembro de este cuerpo, está llamado a ser y hacer lo mismo.
 

Salmo responsorial Sal 94, 1‑2. 6‑7. 8‑9 (R/.: 8) 

R/.  Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/.
R/.  Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R/. 
R/.  Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en  el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron,
aunque habían visto mis  obras.» R/. 
R/.  Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
 

SEGUNDA LECTURA 

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 7, 32‑35
La soltera se preocupa de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos 

Hermanos:
Quiero que os ahorréis preocupaciones: el soltero se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; en cambio, el casado se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido.
Lo mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, consagrándose  a ellos en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo, buscando  contentar a su marido.
Os digo todo esto para vuestro bien, no para poneros una trampa, sino para induciros a una cosa  noble y al trato con el Señor sin preocupaciones.
Palabra de Dios 

JERARQUIZAR VALORES   

            S. Pablo ha entendido que con la venida de Cristo, el momento cumbre de la historia y de la vida ha llegado: si el reino de Dios es lo definitivo y último, no vale la pena perder el tiempo en otra cosa ni en otra preocupación, por eso aconseja no amarrarse a nada que no pueda ser integrado en lo que es definitivo y último.

            Es en este sentido que ve la justificación a la vida célibe, pues de esa manera no tendrá otra preocupación que no sea el reino y puede entregarse a la misión con radicalidad, pero no porque desprecie el matrimonio o lo considere un estado inferior o imperfecto, Pablo  no está haciendo comparaciones para ver qué situación es más perfecta, como hemos hecho con frecuencia, como si hubiera grados de santidad o formas de vivir más agradables a Dios.

            Pablo, como Jesús, no hace sino poner en primer término lo que es 1º y a lo que debe estar orientado cualquier opción que se toma en la vida: “Os digo esto mirando a lo que facilita el trato con el Señor”.

            Pablo entiende el  “celibato” como un “carisma” y, como tal, tendrá sentido siempre que esté en función del servicio al reino.

            El “celibato” es una consecuencia lógica de una opción radical por la pobreza como liberación de todas las ataduras que nos impiden ponernos a disposición de Dios, por lo que puede llegar el momento que haya que prescindir hasta de los derechos y tendencias legítimas y nobles que el ser humano tiene por naturaleza como consecuencia del seguimiento de Jesús 

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 21‑28
Enseñaba con autoridad 

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue  a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los  escribas, sino con autoridad.
Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar:
—«¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién  eres: el Santo de Dios.» 
Jesús lo increpó:
—«Cállate y sal de él.» 
El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron  estupefactos:
—«¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les  manda y le obedecen.» 
Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.
Palabra del Señor.
 

ENSEÑAR CON AUTORIDAD    

            Es interesante ubicar el texto: es un sábado, día en que está prohibido curar enfermos; ha ido a la sinagoga, donde se enseña la ley; Jesús va a la catequesis que allí se enseña cada semana; Jesús entra en la sinagoga para enseñar y, en lugar de ponerse a dar un discurso, cura a una persona enferma; esto produce un gran impacto  en la gente que salen diciendo:  “Esta forma de enseñar con autoridad no la habíamos visto nunca, pues hasta los espíritus le obedecen”.

            Sin embargo, es curioso: en el evangelio no se cuenta absolutamente nada de lo que dijo, lo único que se nos indica es que la gente entendió lo que quiso decirles y salió maravillada pues han visto en Él algo que no tienen los maestros: “Jesús enseña con autoridad”, es decir: lo que dice y hace no es porque esté respaldado por nadie, es Él el origen y el fin de todo: cuando habla dice: “En verdad os digo” y no utiliza el “Como dijo…”.

            Los letrados y los maestros son profesionales que repiten lo que otros han disco y lo que está mandado, pero no lo que ellos viven y que puede ser expuesto para escuchar y seguir; la autoridad que ellos tienen es derivada de otros, por eso no hacen sino repetir lo que otros han dicho, Jesús, en cambio, no fundamenta sus palabras en lo que han dicho Moisés o los profetas, lo que dice solo lo fundamenta en la VERDAD y no pone más apoyaturas que su propia vida.

            La llamada hoy es muy fuerte a todos y de una forma especial a la iglesia en general: andamos buscando  apoyaturas y es muy común en el lenguaje religioso usar la 3ª persona y en cambio, cada vez hay menos testigos que certifiquen con sus palabras y con su vida lo mismo que Jesús dijo y no tanto lo que manda el Código de Derecho Canónico o la doctrina oficial.

 

           

 

DOMINGO III DEL T. ORDINARIO -B-

PRIMERA LECTURA 

Lectura de la profecía de Jonás 3, 1‑5. 10
Los ninivitas se convirtieron de su mala vida

En aquellos días, vino la palabra del Señor sobre Jonás:
—«Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo.»
Se levantó Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor. Nínive era una gran ciudad, tres días hacían falta para recorrerla. Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un día, proclamando: 
—« ¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!» 
Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños. 
Y vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó.
Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN           

EL JONAS QUE LLEVAMOS DENTRO  

            Estos días pasados hemos venido celebrando la venida del Señor y en la cumbre de los tiempos Juan resume el acontecimiento diciendo que la luz vino y las tinieblas no la quisieron recibir, vino a su casa y los suyos no lo recibieron…

            Es curioso y triste ver cómo los “suyos”, fueron y siguen siendo, muchas veces, los más duros y reticentes a recibirlo y acogerlo: mientras Jonás pone todo tipo de dificultades y de resistencias, cuando acepta y se adentra en la ciudad de Nínive, se da cuenta que los ninivitas, al contrario de lo que él ha hecho,  escuchan su predicación y se convierten, por lo que reciben el perdón de Dios que no quiere la perdición de nadie.

            Es el mismo predicador el 1º que tiene que convertirse y lo hace ante la evidencia de tanta gente buena que constata, cómo son capaces de retroceder en su camino equivocado, mientras él sigue anquilosado en su visión equivocada y pesimista de la vida.

            La gran llamada de atención hoy podría ser ésta para todos y de forma especial a los dirigentes tanto espirituales, cuando ven cómo tanta gente buena, ante los escándalos y la ineficiencia, siguen siendo fieles a la llamada de Dios, como para los dirigentes políticos y sociales que están viendo cómo la gente sencilla y buena continúa el camino de la rectitud como respuesta a la corrupción, al atropello y al ansia de  poder por el que ellos se mueven y siguen empecinados en sus intereses, sin abrir los ojos y darse cuenta que están machacando al pueblo.

            En los momentos actuales se está imponiendo de una forma impresionante la conversión de todos los dirigentes del camino del pueblo, pues no podemos olvidar que cuando la corrupción empieza por la cabeza, es por la misma cabeza por donde ha de empezar la regeneración.
 

Salmo responsorial Sal 24, 4‑5ab. 6‑7bc. 8‑9 (R/: 4a)

R/. Señor, enséñame tus caminos.  

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.
R/. Señor, enséñame tus caminos. 

Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
 por tu bondad, Señor. R/.
R/. Señor, enséñame tus caminos. 

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/. 
R/. Señor, enséñame tus caminos. 
 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 7, 29‑31 
La representación de este mundo se termina 

Digo esto, hermanos: que el momento es apremiante. 
Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina. 
Palabra de Dios 

NO VALE PERDER EL TIEMPO  

            Pablo plantea a la comunidad de Corinto  el ultimátum: ya no hay vuelta atrás, ni cabe coger caminos torcidos que nos puedan engañar: “El plazo se ha terminado: Cristo ha venido y con Él se ha inaugurado el reino de Dios que es la etapa definitiva; ha puesto en marcha su plan, ya no hay vuelta atrás, ni hay cabida a otra cosa, a no ser que establezcamos una oposición abierta a su proyecto, pero en ese caso tendremos que acarrear con la responsabilidad de las consecuencias a las que nos lleve.

            No podemos vivir anclados en unos intereses que teníamos y que nos tenían amarrados a este mundo como si fueran eternos y absolutos: todo lo que tenemos y en lo que hemos puesto nuestra confianza está llamado a desaparecer, es secundario y a la hora de la realidad suprema no nos servirá para nada; lo único que contará será el bien que hayamos podido hacer con esos medios que Dios nos dio.

            A la hora de la verdad no nos van a reconocer por el dinero que hayamos conseguido, por los automóviles que hayamos estrenado, por los pisos que hayamos tenido, por los títulos que hayamos conseguido… Nada de eso por lo que hemos luchado toda la vida será tenido en cuenta, sino por el bien que hayamos hecho, y por el uso en beneficio que hayamos hecho a los demás empleando todo eso como instrumento por su causa.
 

Aleluya Mc 1,15
Está cerca el reino de Dios:
Convertíos y creed en el Evangelio. 
 


Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 14‑20
Convertíos y creed en el Evangelio

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: 
—«Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.» 
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago.
Jesús les dijo:
—«Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes.
Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.
Palabra del Señor. 

 

LO QUE NO ES EL REINO 
 

                Esta radicalidad que vemos en la propuesta de Jesús y en la respuesta de los apóstoles es justamente lo que se deriva de  la realidad inminente que se impone con la  presencia de Cristo.

            Ya no hay vuelta atrás: o con Él y comprometidos en su proyecto, o contra Él y de espaldas a su proyecto, pero ya no caben posturas intermedias: “Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.” Estamos en un tiempo nuevo, no tiene sentido continuar en esquemas viejos; ante esta realidad no caben posturas intermedias, es necesario cambiar la manera de pensar y de actuar definiéndose de cara a lo que es definitivo, pues no es que haya otra alternativa final: o la muerte o la vida.

            En ningún momento se pone Jesús a describir qué es el reino de Dios, pero sí tiene muy claro lo que no es, cosa que todos están viviendo y no necesita explicación: el reinado de Tiberio y del imperio del poder, de la corrupción, de la violencia, del atropello a la dignidad humana y a la tierra… esta es una realidad evidente que no necesita explicaciones, pues la están viviendo todos, exactamente como ocurre en nuestros días.

            Jesús explica cómo serían las cosas  si viviéramos como Dios quiere en lugar de como está obligando el imperio: siendo el amor la norma de convivencia; siendo la justicia el principio y forma de trato a las personas; siendo la verdad la bandera de toda relación; siendo la libertad el derecho sagrado de toda persona… la PAZ sería como el sol que alumbra toda la vida.

            Lo que está viendo y viviendo el pueblo es la muerte y la angustia; ante esto no caben medias tintas ni consideraciones: o seguimos esto que se tiene o cambiamos radicalmente de esquemas y de forma de vivir.

            Es cierto que vamos a encontrar mucha gente que nos diga que estamos locos, que es imposible vivir bajo el régimen de la justicia, de la verdad, de la fraternidad y de la paz, sin embargo Jesús estaba viviendo y, su vida era el argumento irrefutable. ¿Por qué seguimos empecinados en sostener que no es posible otra forma de vida?

 

 

DOMINGO II DEL TIEMPO ORDINARIO -B

PRIMERA LECTURA

Lectura del primer libro de Samuel 3, 3b‑10. 19
Habla, Señor, que tu siervo te escucha 

En aquellos días, Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios. El Señor llamó a Samuel, y él respondió: 
‑«Aquí estoy.» 
Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo: 
—«Aquí estoy; vengo porque me has llamado.» 
Respondió Elí: 
—«No te he llamado; vuelve a acostarte.» 
Samuel volvió a acostarse. 
Volvió a llamar el Señor a Samuel. 
Él se levantó y fue a donde estaba Elí y le dijo: 
—«aquí estoy; vengo porque me has llamado.» 
Respondió Elí: 
—«No te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte.» 
Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor. 
Por tercera vez llamó el Señor a Samuel, y él se fue a donde estaba Elí y le dijo: 
—«Aquí estoy; vengo porque me has llamado.» 
Elí comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho, y dijo a Samuel: 
—«Anda, acuéstate; y si te llama alguien, responde: "Habla, Señor, que tu siervo te escucha.”» 
Samuel fue y se acostó en su sitio. El Señor se presentó y le llamó como antes:
—« ¡Samuel, Samuel!» Él respondió: ‑«Habla, que tu siervo te escucha.» Samuel crecía, y el Señor estaba con él; ninguna de sus palabras dejó de cumplirse.
Palabra de Dios. 

ESPACIO PARA LA VOCACIÓN   

El pasaje que nos trae la liturgia de hoy nos presenta la llamada de Samuel, un joven que ha sido consagrado a Dios por sus padres en cumplimiento de una promesa y el niño se encuentra sirviendo en el templo como criado del sacerdote  Elí.

            Nos presenta un momento en el que el niño es ajeno a toda idea de Dios, está durmiendo en el silencio del templo; Samuel tiene una idea muy clara: su obligación de obedecer al sacerdote Elí y estar atento a sus indicaciones. En un momento, en el silencio, Samuel oye que le llaman y confunde  la llamada con la del sacerdote e inmediatamente responde a la llamada de su señor; por tres veces escucha que le llaman y Elí entiende que algo extraño está pasando con el niño; le indica que responda a la llamada: «Habla, que tu siervo te escucha.»

            Es importante la indicación del sacerdote Elí: indica al niño que se ponga a la escucha de lo que Dios le quiere decir y le facilita el encuentro.

            En el mundo actual en que vivimos éste resulta el gran problema: hay demasiados ruidos, demasiados mensajes, demasiadas llamadas, demasiadas ofertas… y el ser humano se encuentra en un auténtico aluvión que resulta una especie de esquizofrenia de cosas encontradas y contradictorias que, como no tenga un buen guía que le oriente y le ayude a discernir, puede confundir incluso el bien con el mal y al contrario.

            Por otro lado, el ambiente es de locura y rompe toda capacidad de escucha ya que el interior se encuentra ocupado por un montón de cosas de forma que se hace imposible escuchar a Dios. En el momento actual toca vaciar a la persona para poder ponerla en disposición de escucha.

            El texto ha sido tenido siempre como un referente para hablar de la llamada de Dios, o como solemos decir: un texto vocacional, pero en definitiva es más que otra cosa un texto en el que se presenta la posibilidad de que se dé el encuentro con Dios: creando un ambiente apto y teniendo a nuestro lado alguien que nos facilita el encuentro.

            Es de una importancia enorme que la lección se pueda transportar a la familia en donde los padres hacen la función de ser orientadores vocacionales de sus hijos, creando en su hogar un espacio propicio para escuchar las llamada que el niño o el joven pueda ir escuchando en su vida con unos padres que le ayuden a distinguir y a orientarle el camino que han de seguir.

            Cuando hablamos de “vocación” no nos estamos refiriendo al sacerdocio o a la vida religiosa –también a esto- pero fundamentalmente nos estamos refiriendo a la llamada que toda persona siente en su vida a emplearla a fondo y ser feliz con lo que hace. No hay mayor alegría y suerte en la vida que encontrar aquella dirección que nos puede hacer que nos sintamos realizados y seamos útiles y felices con lo que hacemos.  

Salmo responsorial Sal 39, 2 y 4ab. 7. 8‑9. 10         (R/.: 8a y 9a)

R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. 

Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R/. 
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. 

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio. R/. 
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. 

Entonces yo digo: «Aquí estoy
—como está escrito en mi libro‑
para hacer tu voluntad.» Dios mío,
lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. R/. 
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. 

He proclamado tu salvación ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios; Señor, tú lo sabes. R/. 
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.  
 

SEGUNDA LECTURA 

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 6, 13c‑15a. 17‑20
Vuestros cuerpos son miembros de Cristo 

Hermanos:
El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor; y el Señor, para el cuerpo.
Dios, con su poder, resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros. 
¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? 
El que se une al Señor es un espíritu con él. 
Huid de la fornicación. Cualquier pecado que cometa el hombre queda fuera de su cuerpo. Pero el que fornica peca en su propio cuerpo. ¿O es que no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? Él habita en vosotros porque lo habéis recibido de Dios.
No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros. 
Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo! 
Palabra de Dios.
 

REDUCCIONES DEL CUERPO  

Frente al ambiente que existe de búsqueda del placer, de satisfacción de los sentidos como fuente inmediata de toda clase de placeres, Pablo sale al paso para recordarle a los cristianos de Corinto que el cuerpo no es un instrumento de placer, sino lo que Dios nos ha dado para construir con él su reino, además ese cuerpo que tenemos es la morada donde habita el Espíritu que hemos recibido con el bautismo con lo que desde el momento en que  el Espíritu del Señor habita en cada uno, desde ese mismo instante nos convertimos en templos donde habita el Espíritu de Dios.

            Esta nueva dimensión que tiene nuestro cuerpo crea una relación especial con Dios por lo que todo lo que hacemos: como puede ser el trabajo, la relación que tenemos con los demás, el mismo cuidado que tenemos  con nuestro  cuerpo, la sexualidad… toda nuestra vida tiene una dimensión completamente nueva ya que nuestra persona entera está en función del Espíritu que habita en ella y no podemos disociar lo que somos de lo que hacemos. 

            Por tanto, hemos de cuidar de nuestro cuerpo como quien cuida de algo sagrado y hemos de estar atentos de evitar todo aquello que pueda deteriorarlo o degradarlo.

            Esta advertencia que hace Pablo a los Corintios podría hacérnosla en el momento actual y tendría una actualidad enorme, lo que no sabemos cuál sería la respuesta ante una mentalidad en la que, justamente al cuerpo se le está considerando casi con exclusividad como instrumento de placer y no se le da otra dimensión más que la de consumir y gozar. 
           

Aleluya Jn 1, 41. 17b

Hemos encontrado al Mesías, que es Cristo;
la gracia y la verdad vinieron por medio de él.
 

EVANGELIO 

Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 35‑42
Vieron dónde vivía y se quedaron con él 

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: 
—«Éste es el Cordero de Dios.» 
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: 
—«¿Qué buscáis?» 
Ellos le contestaron: 
—«Rabí (que significa Maestro), ¿Dónde vives?»
Él les dijo: 
—«Venid y lo veréis.» 
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde.  Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: 
—«Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).» 
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: 
—«Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro).»
Palabra del Señor.

 

LA LLAMADA A SEGUIR A JESÚS    

El pasaje nos narra la llamada de Juan y de Andrés y al mismo tiempo la preparación de Pedro y de Santiago y los otros discípulos.

            Cada uno de nosotros, en un momento de nuestra vida nos ha salido al encuentro el Señor  y nos ha invitado a seguirlo  en su proyecto: unos de una manera otros de otra; unos con una misión, otros con otra, pero todos hemos sido invitados a luchar por que el reino de Dios se establezca definitivamente en el mundo.

            Juan y Andrés se encuentran con Jesús que les invita  a acercarse para que vean y constaten con sus propias vidas, no solo para escuchar; el “Vengan y vean” es igual a “Vengan y vivan”, después les deja abierta la puerta para que hagan lo que crean más conveniente.

  Cuando ahora nos ponemos a hablar de “evangelizar” Juan viene hoy a darnos una nota que nos viene como anillo al dedo: la verdadera evangelización no es una teoría ni el evangelizador un profesor; la verdadera evangelización consiste en una vivencia de la que se da testimonio, pero lo que será un absurdo es hablar de algo que no hemos tenido una vivencia, pues no podemos dar testimonio sino de lo que hemos vivido

Unirse a Jesús solo se puede hacer después de haber tenido una experiencia de encuentro. Las teorías habladas no tienen consistencia alguna, solo conmueve el discurso que responde a la vida

            Los apóstoles, después que se encontraron con Jesús les invadió el Espíritu Santo y se convirtieron en testigos de Él hasta el punto que contagiaron el entusiasmo a sus hermanos y a sus amigos, de tal forma que  Jesús, cuando se acercó a ellos, el terreno estaba preparado , solo tuvo que decirles veníos conmigo “y dejándolo todo lo siguieron”. Todos estaban ansiosos de conocerlo.

            El problema nuestro hoy, es que nos falta experiencia de vida con Jesús, no somos testigos de algo que hemos vivido, sino de lo mucho que hemos oído, pero que la inmensa mayoría de veces se quedó en la superficie sin atravesar la piel, o se quedó en la mente sin pasar al corazón, lógicamente, no tenemos nada qué mostrar.