DOMINGO XXII DEL TEMPO ORDINARIO –C-


PRIMERA LECTURA  


Lectura del libro del Eclesiástico 3, 17‑18. 20. 28‑29
Hazte pequeño y alcanzarás el favor de Dios 

            Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso. 
            Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios; 
porque es grande la misericordia de Dios, y revela sus secretos a los humildes. 
            No corras a curar la herida del cínico, pues no tiene cura, es brote de mala planta. 
            El sabio aprecia las sentencias de los sabios, el oído atento a la sabiduría se alegrará. 
Palabra de Dios 

REFLEXIÓN 

“HOY NO VENDE”   

        Si algo choca con el ambiente y la cultura que vivimos es justamente este mensaje que nos trae hoy la palabra de Dios con el libro del eclesiástico. El autor, basándose en la experiencia de la vida se da cuenta que hay un montón de cosas inútiles que nos sacan de la realidad y nos hacen vivir una existencia vacía. Su forma de pensar va acercándose a la espiritualidad que apunta Jesús en las Bienaventuranzas, pero, como digo, esto no venda hoy, es contracultural.

            Hoy, si una persona funciona en esta onda, se dice que tiene la autoestima por los suelos, que no tiene ambiciones en la vida, que se minusvalora que… es poco menos que un pobre hombre en el más despectivo sentido de la palabra.

            En un mundo y un sistema donde se estableció la “competencia” como norma, los individuos son todos potenciales enemigos y la gran aspiración es estar por encima de los demás a costa de lo que cueste.

            Recuerdo que en un momento en que tuve que hacer una presentación de un acto, fui presentando a las distintas personas que actuaban y a una se me olvidó decir su titulación de licenciado y rápidamente, en cuanto tuvo la oportunidad, me lo refregó en público y sacó a relucir sus títulos y además nos sacó todo su curriculum, sin embargo, todos lo conocíamos y sabíamos que era un ser indecente, pero ese título, que era el más auténtico, no lo sacó para nada.

            Por otro lado vemos cómo toda la sociedad se estructura en una especie de concierto de categorías y de títulos que no tienen más refrendo que un papel, porque lo que de verdad debería importar es la vida: la actitud, la forma y la calidad del servicio.

            Frente a esta mentalidad de apariencias Qoelet presenta otra forma de ser que no lleva a la competencia, sino a la fraternidad y frente a cada consejo que da, presenta los resultados de esa forma de actuar:

-      Procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso. 
-      Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios
-      No corras a curar la herida del cínico, pues no tiene cura

            Como podemos ver, los consejos que da son de sentido común: la conveniencia de actuar siempre con humildad, sin ir por la vida presumiendo y dándose importancia, pues la valoración la han de hacer los otros, no uno mismo. Aconseja de no ir aparentando por la vida y engrandeciéndose, pues los demás que nos conocen, también tienen su valoración de ti, y es preferible que sean ellos los que corrigen  tu humildad y sencillez. 

Salmo responsorial Sal 67, 4‑5ac. 6‑7ab.  10‑11  (R.: cf. 11b)


 R. Preparaste, oh Dios, casa para los pobres. 

Los justos se alegran,
gozan en la presencia de Dios,
rebosando de alegría.
Cantad a Dios, tocad en su honor;
su nombre es el Señor. R. 
R. Preparaste, oh Dios, casa para los pobres.   

Padre de huérfanos, protector de viudas,
Dios vive en su santa morada.
Dios prepara casa a los desvalidos,
libera a los cautivos y los enriquece. R.
R. Preparaste, oh Dios, casa para los pobres.   

Derramaste en tu heredad, oh Dios,
una lluvia copiosa,
aliviaste la tierra extenuada;
y tu rebaño habitó en la tierra que tu bondad,
oh Dios, preparó para los pobres. R.
R. Preparaste, oh Dios, casa para los pobres. 
 

SEGUNDA LECTURA  


Lectura de la carta a los Hebreos 12, 18‑19. 22‑24a
Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo 

            Hermanos: 
            Vosotros no os habéis acercado a un monte tangible, a un fuego encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni habéis oído aquella voz que el pueblo, al oírla, pidió que no les siguiera hablando. 
            Vosotros os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a millares de ángeles en fiesta, a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y al Mediador de la nueva alianza, Jesús. 
Palabra de Dios.   

REFLEXIÓN 

“VIVIR LA EXPERIENCIA DE LA CERCANÍA DE DIOS”   

            Hasta la venida de Cristo, los hombres han ido buscando a Dios y han tenido que imaginárselo en figuras, en acontecimientos, en símbolos… Todo eso ha terminado, ese mundo desconocido y oculto, lleno de miedos y recelos se ha cambiado por algo cercano, asequible: el mismo Dios ha salido al encuentro, se ha bajado, se ha dejado tocar, ha comido con nosotros y ha llorado a nuestro lado.

            El “monte Sión” del que habla el autor, no se refiere a ningún monte, sino a la presencia del Dios de la Vida en cuya presencia deseamos habitar y del que sentimos una necesidad vital para poder vivir.

            Creer en Dios es acercarse a Él, confiar en Él, apoyarse y fiarse de Él. Esta realidad no es algo físico que se pueda tocar como puede ocurrir con cualquier signo u objeto simbólico, no se trata de relacionarse con Él a estos niveles, sino desde lo más íntimo y profundo del corazón; por tanto,  no va a ser el sonido de una trompeta, ni el miedo a oír cosas raras, o el terror de una tormenta lo que me va a poner en la presencia del Señor, sino que es la fuerza del amor la que va a establecerse como norma  de nuestra relación con Dios; esto no se ve, ni se toca, sino que se vive y esta experiencia de vida está mucho más allá de cualquier otra experiencia de relación humana.

            Pero lo que sí es cierto es que esta experiencia de intimidad con Dios, es básica y fundamental para vivir como cristiano. La vida cristiana se fundamenta en el encuentro con Dios más que en normas, en ritos, en  actos  de culto vacíos y sin sentido.

 
Aleluya Mt 11, 29ab
Cargad con mi yugo y aprended de mí -dice el Señor-,
que soy manso y humilde de corazón. 

EVANGELIO  


Lectura del santo evangelio según san Lucas 14, 1. 7‑14
El que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido 

            Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. 
            Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: 
-“Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: 
"Cédele el puesto a éste." 
            Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. 
            Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: 
            "Amigo, sube más arriba." 
            Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. 
            Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” 
            Y dijo al que lo había invitado: 
-“Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. 
            Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.” 
Palabra del Señor. 
 

REFLEXIÓN
 

“TOMARNOS EN SERIO LA PROPUESTA DE JESÚS” 

 El evangelio de hoy nos presenta una escena muy común: un banquete al que han sido invitados muchos personajes y Jesús se pone a observar y ve cómo cada uno se va sentando de acuerdo a la importancia que se considera; es posible que a muchos los conociera y vería que no eran más que pura fachada.

            En ese ambiente se atreve a declarar algo que chocaba frontalmente con todos los que estaban allí: la categoría mayor está, no en ocupar un puesto de honor, sino en ser el servidor de los más pobres. Esto debió golpear con fuerte a toda la concurrencia y es muy fácil pensar que cualquiera le hubiera respondido “¿Y por qué no te dedicas a eso”? Pero nadie se atrevió a hacerlo porque todos lo conocían y sabían que es ahí donde Él estaba ubicado. No ocurre así con nuestros políticos que no se les caen los pobres de los labios, pero ellos viven instalados en el súper-lujo y viviendo, eso sí, a costa de los pobres.

            Hubo un tiempo, después del Concilio en el que se hablaba mucho de la “Opción por los pobres”, pero poco a poco se fue acallando esa expresión y ya no la pronuncia nadie, pues parece que esto pertenece a la jerga lingüística de los años 60, pero hay que volver a mirar a Cristo y verlo en su salsa: no nació, no vivió, no  compartió su amistad y su vida con los ricos, ni murió en un lujoso hospital como los ricos, sino que siempre se le encontró con los pobres, y en su discurso programático la primera consigna que puso fue: “Bienaventurados los pobres”, de forma que la  opción por los pobres no es un invento de la teología de la liberación, sino una condición indispensable para seguir a Jesús: LA POBREZA, que es igual a la LIBERTAD que se arraiga en el espíritu.

            Si partimos del hecho de que la propuesta de Jesús va en serio, la iglesia no se puede entender si no es desde los pobres, con los pobres y para los pobres, porque si no comenzamos desde ahí, es muy posible que no llegue ni a los medianamente ricos.