PRIMERA LECTURA
Lectura
del libro de la Sabiduría
9, 13‑18
¿Quién comprende lo que Dios quiere?
¿Qué
hombre conoce el designio de Dios? ¿Quién comprende lo que Dios quiere?
Los
pensamientos de los mortales son mezquinos, y nuestros razonamientos son
falibles; porque el cuerpo mortal es
lastre del alma, y la tienda terrestre abruma la mente que medita.
Apenas
conocemos las cosas terrenas y con trabajo encontramos lo que está a mano: pues
¿quién rastreará las cosas del cielo? ¿Quién conocerá tu designio, si tú no le
das sabiduría, enviando tu santo espíritu desde el cielo?
Sólo
así fueron rectos los caminos de los terrestres, los hombres aprendieron lo que
te agrada, y la sabiduría los salvó.
Palabra
de Dios.
REFLEXIÓN
“NECESIDAD
DE VIVIR EN DIOS”
La liturgia nos presenta hoy un texto precioso: es la
última parte de la oración que Salomón dirige a Dios pidiéndole sabiduría para
dirigir a su pueblo: él sabe que no puede responder a las inquietudes y
expectativas de su pueblo si es que Dios no le comunica su sabiduría, esa misma
que ha asistido a Dios para regir los destinos del mundo y orientar siempre al
hombre por el camino de la VERDAD y de la JUSTICIA.
Salomón entiende que no podrá hacer
nada, si es que no vive en constante unión con esa fuente de sabiduría, ya que
él tendrá que orientar a sus hermanos por el camino que Dios quiere para ellos
y ¿Cómo lo podrá hacer si es que él mismo no está en el camino de Dios?
Pensando en el momento actual en que
vivimos resulta dificilísimo saber el designio de Dios y comprender qué es lo
que Él quiere, sobre todo, cuando has de caminar contra corriente y has de
estar dispuesto a renunciar a muchas cosas que el mundo te presenta como lo más
lógico y normal, hasta el punto que si no entras por ahí te expones a ser
marginado.
En esta situación y siempre, el
hombre se siente débil para llevar a cabo los planes de Dios, pero, sobre todo,
le resulta difícil conocer lo que realmente quiere Dios en cada momento, es la
eterna pregunta de todo hombre de buena voluntad que quisiera hacer lo que
realmente le pide Dios en cada momento y se siente confundido, pues lo que
considera un bien, resulta ser un “mal”
para los otros.
Esa sabiduría de Dios que ayuda al
hombre a orientarse, Salomón la encuentra en la ley grabada en su misma
conciencia que es lo que en momentos críticos le hace responder y orientarse.
El gran problema se presenta cuando
un sistema alienante como el que tenemos, en su misma estructura ha desechado a Dios y desde el mismo comienzo
de la vida va machacando la conciencia e interpretando que cualquier movimiento
que surge en ella es una agresión de la religión a la libertad del individuo,
entonces convertimos a la persona en una especie de zombi que funciona a golpes
de instintos, sin sentimientos y sin principios.
Salmo responsorial Sal
89, 3-4. 5‑6. 12‑13. 14 y 17 (R.: 1)
R.
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Tú reduces el hombre a polvo, diciendo:
"Retornad, hijos de Adán."
Mil años en tu presencia
son un ayer, que pasó;
una vela nocturna. R.
R.
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Los siembras año por año,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca. R.
R.
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos. R.
R.
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Por la mañana sácianos de tu
misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y
júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras
manos. R.
R.
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
SEGUNDA LECTURA
Lectura
de la carta del apóstol san Pablo a Filemón 9b‑10. 12‑17
Recíbelo, no como esclavo, sino como hermano querido
Querido
hermano:
Yo,
Pablo, anciano y prisionero por Cristo Jesús, te recomiendo a Onésimo, mi hijo,
a quien he engendrado en la prisión; te lo envío como algo de mis
entrañas.
Me
hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en tu lugar, en esta
prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar
contigo; así me harás este favor, no a la fuerza, sino con libertad.
Quizá
se apartó de ti para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo,
sino mucho mejor: como hermano querido.
Si
yo lo quiero tanto, cuánto más lo has de querer tú, como hombre y como
cristiano.
Si
me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí mismo.
Palabra
de Dios.
REFLEXIÓN
“VIVIR
COMO PIEZAS DE UNA MÁQUINA"
La
carta de Pablo a Filemón es una verdadera lección de puesta en práctica de la
“sabiduría de Dios”. Si analizamos fríamente
la situación, Pablo podría, porque tiene autoridad para ello, ordenarle
a Filemón que suelte a Onésimo, pero tal vez, desde la “legalidad” hubieran
acabado su amistad y jamás hubieran podido volver a hablarse; en cambio,
utiliza la sabiduría cristiana y le da la gran lección de fraternidad y de
renuncia cristiana anteponiéndola a sus
derechos legales, cosa que le va a dar la libertad para los dos y, como
resultado, va a conseguir dos hermanos, destruyendo la opresión y la
esclavitud.
Filemón
recupera a Onésimo no como esclavo, sino como un hermano que sirve desde el
amor cristiano y no desde la opresión de la ley que lo hace esclavo.
El
texto de la liturgia de hoy tiene una cantidad impresionante de proyecciones
concretas en la vida actual: en las relaciones matrimoniales, en las relaciones
de la familia, en la vida laboral, en la vida social… Es cuestión de que
planteemos cómo hoy se invita a que se actúe en las relaciones humanas desde
los derechos y la ley: nadie sentirá que ha sido amado, nadie sentirá el valor
del trabajo del otro, nadie sentirá necesidad de hacer las cosas bien por amor
a alguien o como expresión de su propia grandeza… la “sabiduría del
materialismo y del dinero” no ve más allá de lo puramente material y contable, ahí
se acabaron todas las valoraciones; nadie sentirá deseos de agradecer a nadie.
Y la persona se considera pieza de una gran máquina que produce y que se
sustituye por otra en el momento que conviene. Se implantó la cultura del “usar
y tirar” que viene denunciando el Papa Francisco con tanta insistencia,
queriendo hacernos pensar que no somos “cosas” de uso y consumo, sino personas
con toda la dignidad de Hijos de Dios.
Aleluya
Sal 118, 135
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
enséñame tus leyes.
Lectura
del santo evangelio según san Lucas 14, 25‑33
El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío
En
aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:
-“Si alguno se viene conmigo y no pospone
a su padre y a su madre, y a su mujer y
a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede
ser discípulo mío.
Quien
no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere
construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene
para terminarla? No sea que,
si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: “Este hombre empezó a construir y no ha sido
capaz de acabar.”
¿O
qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir
al paso del que le ataca con veinte mil?
Y
si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones
de paz.
Lo
mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo
mío.”
Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
“SEGUIR A JESÚS”
Cada vez que leo este pasaje del evangelio
y pienso en las condiciones y exigencias que puso Jesús para irse con Él y ser
de los suyos, me estremece, pero más aún se acentúa cuando veo lo que hoy exige
la iglesia y cómo se ha “aguado” todo, hasta el punto que me quedo desconcertado
y siento la sensación de que nos dejamos conducir como el comercio, por la ley
de la oferta y la demanda: y cada día estamos viendo el resultado: vemos que
esto se viene abajo… ¡manga ancha y, aquí cabe todo! Que hay gente que pide y
se interesa, y que en su exigencia denuncia y crea problemas… entonces nos
ponemos estrictos y exigentes y se la margina o se la silencia.
Jesús no actuó así y le importó muy poco
decirle a los apóstoles cuando decían que era duro lo que expresaba, les dijo:
“¿También vosotros queréis marcharos? Pero
ni eso le hizo dulcificar el mensaje ni bajar el listón. Es más, en épocas de crisis y de espantada, como lo que está ocurriendo en el
momento actual, es justamente cuando hay que poner los puntos sobre las íes,
pero en lo fundamental, y dejar a un lado todo aquello que es accidental,
secundario y que no lleva a nada.
Jesús, a aquellos que querían irse con Él,
les habló muy claro y les puso unas condiciones muy duras, de forma que se lo
tenían que pensar varias veces antes de dar un paso adelante:
1ª condición:- “Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a
su madre, y a su mujer y a sus hijos, y
a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo
mío”. Los puso contra la
espada y la pared.
Nosotros,
en cambio, para hacer un cristiano, a lo sumo que se le exige es la asistencia
a una reunión para explicarle el rito del bautismo y el compromiso que
adquieren los padres, cosa que ni se le
hace caso ni creen en nada de lo que se hace, y sabemos con toda seguridad que
un porcentaje elevadísimo les trae sin cuidado todo lo que se dice, es más,
hacen lo posible por eludir el encuentro, pues lo único que interesa, para una
gran mayoría, es la fiesta que van a hacer, con un padrino que se han buscado
que ni siquiera está confirmado, pero han logrado despistar al cura y
engañarlo.
No
quiero decir ya nada de los sacerdotes y
religiosos que deciden consagrar su vida a la causa de Jesús, las exigencias
que tienen. Eso sí, muy atentos con el celibato, pero nada que hablar sobre el servicio y la pobreza, de lo que el
celibato debería ser un signo de ella.
Jesús
deja meridianamente claro que por delante del reino y la predicación del
evangelio, no puede haber nada y si algo entra en conflicto, hay que desechar
aquello que lo pone en discusión. La adhesión a Jesucristo y su causa está por
delante de cualquier otra cosa o interés.
Sería muy interesante que esto lo tuvieran en cuenta sobre todo los
obispos y no ceder a la ley de la oferta y la demanda
2ª condición:- “Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser
discípulo mío”
No
está hablando aquí Jesús de que tenemos que hacer un plan de sacrificios y
fabricarnos cada uno nuestra cruz a nuestro gusto y aparecer como gente triste
y angustiada que huye de la alegría y anda arrastrando desilusión, como la
imagen que se ha dado del cristiano.
Se
trata de unirnos a Jesús, asumir su vida y su causa; hacerla nuestra y afrontar
todas las dificultades que eso lleva consigo; no tenemos que preocuparnos de
buscar sacrificios de nada ni inventarnos cruces de ningún tipo, ya vendrá todo
lo que no imaginamos y hay que estar dispuestos a enfrentarlo todo, por eso hay
que armarse con las armas del espíritu que son las únicas que sirven para este
combate. Vale la bienaventuranza que proclamaba en su programa de vida: “Bienaventurados los que lloran, porque
serán consolados”.
3ª condición:- “el
que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío”. Es condición inapelable.
Estoy
pensando si le dijéramos a cualquiera que quiere bautizar a un niño o a sí
mismo, estas condiciones que pone Jesús ¿Qué pasaría? Pero la pregunta sigo
haciéndomela con más fuerza: ¿Y qué es lo que ha ocurrido para que de esto no
se mencione, ni se exija ni, incluso, nos lo creamos? Cuando vemos la práctica
de la iglesia que tenemos y los cristianos que la componemos, encontramos la
explicación a todo lo que hay: la desidia, la decepción, la superficialidad, la
mentira, el “cumplo y miento” , el
ritualismo vacío… y, lo más triste:
cuando encontramos a gente que se toma en serio el evangelio, se le llama “sectario”
“revolucionario” etc.