DOMINGO II DE ADVIENTO -B-

 De andar por casa

¿Cuántas veces hemos escuchado, o incluso, hemos advertido a alguien conocido: “Cuando quieras venir un día a casa, avísame con tiempo para prepararte algo rico para comer”? Es que las cosas grandes, los grandes acontecimientos se han de preparar bien para que el resultado sea un éxito.

EVANGELIO

✠ Lectura del santo Evangelio según san Marcos. Mc 1, 1-8

Enderezad los senderos del Señor

COMIENZA el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
Como está escrito en el profeta Isaías:
«Yo envío a mi mensajero delante de ti,
el cual preparará tu camino;
voz del que grita en el desierto:
“Preparad el camino del Señor,
enderezad sus senderos”».
Se presentó Juan en el desierto bautizando y predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Acudía a él toda la región de Judea y toda la gente de Jerusalén. Él los bautizaba en el río Jordán y confesaban sus pecados.
Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba:
«Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».
Palabra del Señor.

 REFLEXIÓN

            En este segundo domingo de adviento ya se nos viene anunciando algo grande, el acontecimiento más grande de la historia: Dios ha decidido hacerse hombre y unirse con nosotros.

            Podía haber hecho las cosas de mil maneras pero quiso hacerse hombre y asumir las formas y los esquemas humanos: se va haciendo anunciar  a través de los siglos por los profetas, después escoge su madre y quien va a ser su padre adoptivo y surge Juan Bautista que vendrá anunciando su inminente aparición, y proclamando la actitud que debemos tener para recibirlo; por eso pide un cambio radical en nuestras vidas, una conversión que nos haga dejar todos los esquemas injustos en los que nos movemos y la mentira en la que andamos