DOMINGO XIII DEL T.O. -A-


De andar por casa
         Escucho el consejo de una madre a su hijo: “Hijo mío, tú no te compliques la vida por nadie, dedícate a estudiar para que no vivas trabajando como tus padres…”
         Estoy seguro que consejos parecidos hemos escuchado a cada momento; como si el haber dado la vida trabajando por su hijo fuera deshonroso. O como si el único trabajo digno es el que está bien remunerado… por eso el trabajo que siempre ha hecho la mujer ni siquiera merecía el título de trabajo.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo. Mt 10, 37-42
El que no carga con la cruz no es digno de mí. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí

           
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue no es digno de mí.
         El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo.
         El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

            Jesús se identifica con el Reino de Dios, Él es el signo visible de su presencia.
            El Reino de Dios es el horizonte supremo de todo el universo, por tanto, es el único absoluto que existe en la vida y está por delante y por encima de cualquier otra cosa; por tanto, no puede estar supeditado a nada ni a nadie, porque es horizonte supremo de todo el universo
            El signo visible de la presencia real del reino en el mundo es Jesús, por eso habla de Él, pues es a quien están viendo, porque  el AMOR, la Verdad,, la Paz,  la Justicia… no se ven. Él es la expresión visible. Por eso se pone como única opción fundamental de la vida.
            El REINO no es negociable con nada y nada puede ponerse por delante de él ya que es el final supremo e inapelable de todo.
            El mundo, las cosas, las personas… ¡Todo está en función del reino, que es al mismo tiempo lo que le da valor y sentido a todo! Las cosas son buenas o malas, válidas o superfluas… en tanto en cuanto ayudan a construir y apoyar el reino
            Cambiar el orden de las cosas es cometer una gran equivocación, es el fracaso más grande de la vida.