DOMINGO XII DEL T. O. -A-


De andar por casa
       “Ya era hora de que nos abrieran los ojos y podamos darnos cuenta de la cerrazón en la que andábamos metidos”
         Esta es la expresión de mucha gente que se siente liberada al poder oponerse abiertamente y sentirse actual, porque ha roto con una serie de valores que venía sosteniendo, sobre todo por haberse sentido liberada del sentido del pecado. “ ¡Todo vale!”¡

Lectura del santo Evangelio según san Mateo. Mt 10, 26-33
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo

         En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No tengáis miedo a los hombres, porque nada hay encubierto, que no llegue a descubrirse; ni nada hay escondido, que no llegue a saberse.
         Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que os digo al oído pregonadlo desde la azotea.
         No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No; temed al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la “gehenna”. ¿No se venden un par de gorriones por uno céntimo? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; valéis más vosotros que muchos gorriones.
         A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los cielos».
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN
            El Señor nos invita a mantenernos fieles y seguros, a no tener miedo, a guardar la calma, pero al mismo tiempo nos advierte que tengamos cuidado con aquellos que nos pueden convencer y apartarnos del camino, eso que estamos viendo a cada momento de la gente, que se siente liberada porque ya puede hacer lo que le viene en gana y ver que nadie se extraña y que, incluso le aplauden: ante la mentira, el chisme, la calumnia, el robo, la degradación… y considera que hasta ahora ha estado sometida por las condenas de la religión y de la opresión de la ley.
            Esos que pueden llevar el alma y el cuerpo al mismísimo infierno, pues nos hacer ver lo blanco negro, nos hacen confundir el mal con el bien y al bien con el mal, ubicándonos en un descontrol absoluto y en un caos espantoso donde no distinguimos la luz de las tinieblas.
            Y frente a los que niegan la verdad y la justicia, o el amor y la paz como único camino de salvación, Dios ha de dar cuenta de ellos, respetando justamente sus decisiones.