EL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO


 De andar por casa:

         “Lo que peor me cae es que me quieran hacer comulgar con ruedas de molino, queriendo convencerme de que un trozo de pan y un trago de vino sean el cuerpo y la sangre de Cristo… con lo fácil y comprensible que es el aceptar que eso no es más que un símbolo que recuerda la cena que tuvo Jesús, lo mismo que la bandera es el símbolo de un país…”
         Es decir: estamos en la misma tesitura racionalista en la que queremos forzar a Dios a entrar en nuestros esquemas

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 6, 51-58 
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida

            EN aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
    «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».
            Disputaban los judíos entre sí:
    «Cómo puede este darnos a comer su carne?».
            Entonces Jesús les dijo:
    «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
            Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
            Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

            De la misma manera que queremos cuantificar y cosificar a Dios y hacerlo entrar en nuestros esquemas, sin aceptar todo lo que ha sido capaz de hacer por el mundo y por el hombre, como es el que viniera al mundo y lo infinito se introdujera en lo limitado; que viniera al mundo para salvarlo y no para vengarse y condenarlo; y demostrarnos todo lo que Dios ama al hombre, hasta el punto de hacer cosas que el hombre no puede ni entender, como es el hecho de que Dios dé la vida por nosotros…
            En una mentalidad mercantilista como la nuestra, en la que no se entiende que alguien dé gratuitamente sin esperar recibir algo a cambio y en la que solo es real aquello que aguanta un examen científico, en el que pones unos supuestos y necesariamente dan un resultado… Todo lo que no sea fruto de este esquema científico queda excluido de la existencia.
            Pero no podemos imaginar una pobreza mayor, puesto que de ese esquema racional quedan excluidos todos los grandes valores, empezando por el AMOR, que es capaz de hacerse alimento para la vida del otro, del pueblo y del mundo:
            La Eucaristía no es objeto de demostración, ni objeto de una devoción, ni de una práctica religiosa… sino que, lo mismo que un cuerpo, si no se nutre con los alimentos, muere, la Eucaristía es el alimento del Espíritu sin el que no puede vivir. Y es el argumento más grande que Dios ha dejado al hombre de su amor y de su decisión de salvar al mundo y al hombre