DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO -C-

PRIMERA LECTURA  

Lectura de la profecía de Malaquías 3, 19‑20a
Os iluminará un sol de justicia 

Mirad que llega el día, ardiente como un horno: 
malvados y perversos serán la paja, y los quemaré el día que ha de venir  -dice el Señor de los ejércitos-, y no quedará de ellos ni rama ni raíz. 
Pero a los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas. 
Palabra de Dios.   

REFLEXIÓN 

VIVIR EN LA ESPERANZA    

            Todos los domingos nos viene presentando la liturgia unos textos en los que se nos recuerda algo muy importante: nuestra vida tiene un final. Mientras vivimos, somos nosotros los que disponemos de ella, pero cuando llega el momento final, el control de la vida y de todo lo que ocurre, se nos quita y ahí ya no hay vuelta atrás para hacer o deshacer algo; la suerte está echada. El futuro es nuestro en la medida en que orientemos el presente.

            El profeta Malaquías recuerda algo que es fundamental: “llega el día…  malvados y perversos…no quedará de ellos ni rama ni raíz. Pero a los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia”. Ahí será Dios quien disponga: los asesinos, los ladrones, los violadores, los destructores de la naturaleza y de la humanidad, tendrán que rendir cuentas ante LA JUSTICIA, que es el Dios de la VIDA y de la CREACIÓN.

            Es muy posible que, mientras realizan el mal, se rían de todo esto; es lógico que les gustaría que no existiera nada que les pueda ajustar las cuentas, ya que ellos en la vida con su dinero arreglan las leyes, pero la risa es del último que se ríe y, la última palabra la tiene siempre Dios.

            Ahí tendrán que asumir su propio fracaso y el daño causado con todas las consecuencias que de él se derivan y que se revolverán en contra suya.

            Es interesante una constatación: siempre, en toda la historia de la humanidad, todos aquellos que negaron la trascendencia, la gran mayoría de ellos suelen ser gente que su vida deja tanto qué desear… Y es normal que así sea, pues si no se tiene esperanza de nada, ¿qué sentido tiene el amor, el vivir honradamente, el solidarizarte, el vivir con sinceridad y hacer el bien? 

Salmo responsorial Sal 97,  5‑6.  7‑9a. 9bc (R.: cf. 9)  


R. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud. 

Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R. 
R. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud. 

Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos, aclamen los montes al Señor,
que llega para regir la tierra. R.
R. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud. 

Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud. R.
R. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.   

SEGUNDA LECTURA  


Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 3, 7‑12
El que no trabaja, que no coma 

Hermanos: 
Ya sabéis como tenéis que imitar nuestro ejemplo: no vivimos entre vosotros sin trabajar, nadie nos dio de balde el pan que comimos, sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser carga para nadie. 
No es que no tuviésemos derecho para hacerlo, pero quisimos daros un ejemplo que imitar. 
Cuando vivimos con vosotros os lo mandamos: El que no trabaja, que no coma. 
Porque nos hemos enterado de que algunos viven sin trabajar, muy ocupados en no hacer nada. 
Pues a esos les mandamos y recomendamos, por el Señor Jesucristo, que trabajen con tranquilidad para ganarse el pan. 
Palabra de Dios.   

REFLEXIÓN 

“VIVIR EN LA HONRADEZ”     

            Uno de los problemas que trajo el tema de la “venida inminente” en el cristianismo primitivo fue el de algunos que se dedicaron a vivir del cuento, a gozar y a disfrutar de la oportunidad que se presentaba.

            Esa postura es indigna  de una persona y más aún de un cristiano; algo que no se puede tolerar ni aceptar, por eso S. Pablo no tiene miedo en ponerse él mismo como ejemplo: “: no vivimos entre vosotros sin trabajar, nadie nos dio de balde el pan que comimos, sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser carga para nadie.” Pablo invita a que todos se impliquen en el progreso de la comunidad arrimando el hombro, tal como él lo hizo, de modo que, si alguno escurre el bulto, sean valientes en identificarlo y no lo dejen que viva así: “El que no trabaja, que no coma.” Pues quien come viviendo así, es porque vive a costillas de los demás, como un parásito o como un ladrón.

            En la práctica estaba admitido que los “maestros” que andaban predicando, fueran sostenidos por sus discípulos y seguidores. Pablo es considerado un “maestro” y, por tanto, según la ley, podía exigir sus derechos, pero se da cuenta que hay muchos vividores, entonces él renuncia a su derecho y se dedica a trabajar; no quiere que los cristianos caigan en esa práctica y, peor aún,  cuando está viendo que algunos, con el cuento del fin del mundo andan engañando y aprovechándose de los pobres.

            Esto le costó una fuerte oposición por parte de muchos cristianos, cosa que le dio muchos problemas
 

Aleluya Lc. 21, 28
Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación. 

EVANGELIO  


Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 5‑19
Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas 

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: 
-“Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.” 
Ellos le preguntaron: 
-“Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?"
Él contestó: 
-“Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien: "El momento está cerca"; no vayáis tras ellos. 
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. 
Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.” 
Luego les dijo: 
-“Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. 
Habrá también espantos y grandes signos en el cielo. 
Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. 
Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. 
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mia. 
Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.” 
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN        

LLEVAR LA CONTABILIDAD AL DÍA   

El tema del “fin del mundo” es algo que en todas las épocas  ha llamado siempre la atención, pues es algo que escapa a nuestro control. Hay una verdad inapelable: todo lo que comienza, acaba; todo lo que nace, muere. Es la realidad de la existencia: tiene un principio y un fin. Ninguno de los dos extremos están bajo nuestro control y eso nos pone nerviosos.

            Ante esta realidad, es lógico, cada uno toma su posición, pero como indicamos, es una realidad que escapa a nuestro control, por lo tanto, toda posición que tomemos es algo subjetivo, la realidad se impone por encima de todos nuestros planteamientos.

            De acuerdo a la posición que tomemos frente a esa realidad, nuestra vida presente se va a orientar de una forma u otra: no es lo mismo caminar hacia el caos total que hacia un futuro de esperanza.

            Los cristianos asumimos y aceptamos la palabra y la promesa que nos hizo Jesús, de modo que esa promesa forma parte esencial de nuestra identidad: nosotros creemos que después de la muerte hemos de encontrarnos con Dios ante quien tenemos que rendir cuentas de lo que hemos hecho aquí.

            Creemos que ese momento nos está velado y es asunto exclusivo de Dios, a nosotros lo único que nos compete es estar preparados para que en el momento que llegue, según Dios tenga dispuesto, estemos preparados para rendir cuentas, por lo tanto, lo más importante es llevar la “contabilidad” al día, cosa que nos va a comprometer a estar constantemente implicados en la construcción del reino que Jesús nos encargó  y que es lo que va a permitirnos ir disfrutando ya, aquí y ahora de la alegría del amor, de la verdad que nos va haciendo libres, de la justicia que nos hace sentirnos a todos iguales y hermanos y de la paz que llena de felicidad nuestras vidas... Eso que vamos construyendo aquí es lo que –nos dice Jesús- estamos llamados a disfrutar por toda la eternidad.

            Pero de la misma manera, eso que día a día hemos ido destruyendo es justamente lo que nos vamos a encontrar también para siempre.