DOMINGO -II- -T.O. –

PRIMERA LECTURA

 Lectura del Libro de Isaías 49, 3. 5‑6
Te hago luz de las naciones para que seas mi salvación

“Tú eres mi siervo (Israel) de quien estoy orgulloso.”
Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel, -tanto me honró el Señor y mi Dios fue mi fuerza-:
Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

EL HONOR DE SER INVITADOS      

            Ya en el pasaje de Is. 42 que leíamos en la semana anterior, el profeta Isaías no solo presentaba la alternativa que Dios iba a dar al pueblo ante la situación por la que atravesaban, sino que planteaba una forma distinta de hacer las cosas que hasta hoy nos deja fuera de juego.
            Hoy el profeta nos invita a asumir como propio el proyecto del reino que nos presenta Dios, pero no solo el asumirlo, sino el plantear esa forma nueva y opuesta a la forma de hacer las cosas el mundo.
            El texto corresponde al segundo cántico del Siervo de Yahvé, en el que se identifica al pueblo de Israel como el servidor de Dios que va a llevar adelante el proyecto que Dios tiene para el mundo.
            Pero también es interesante observar: no se trata de todo el pueblo, sino de un pequeño grupo a quien da el honor de colaborar para atraer a la fe al resto: Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel”
            Ese grupo pequeñito está llamado a ser luz para el resto que se encuentran todos en el destierro y él va a ser quien mantenga viva la esperanza y la fe; este grupo va a ser el que traiga la salvación al resto de Israel y al mundo entero.
            Frente a la realidad que vivimos y a los problemas en los que nos movemos. La luz que nos proyecta hoy este texto es una luz de esperanza y de confianza: Dios se ha comprometido con aquellos que le son fieles y continúan en su camino, sin dejarse avasallar por los violentos que intentan arrasar con todo y afianzados en la confianza de Dios que no falla y nos ha dado la seguridad de que el final la vida se impondrá sobre la muerte y sus secuaces. 

Salmo responsorial Sal 39, 2 y 4ab, 7‑8a. 8b‑9. 10

R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
V/. Yo esperaba con ansia al Señor:
él se inclinó y escucho mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios.
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

V/. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y en cambio me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: “Aquí estoy.”
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

V/. Como está escrito en mi libro: «para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas.
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

V/. He proclamado tu salvación ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes.
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. 

SEGUNDA LECTURA

Comienzo de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 1, 1‑3

Gracias y paz os dé Dios nuestro Padre y Jesucristo nuestro Señor

 Yo, Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo, por voluntad de Dios, y Sóstenes, nuestro hermano, escribimos a la Iglesia de Dios en Corinto, a los consagrados por Jesucristo, al pueblo santo que el llamó y a todos los demás que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo Señor nuestro y de ellos.
La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros.
Palabra de Dios 

REFLEXIÓN

CON ÉL O EN CONTRA DE ÉL     

            Pablo comienza su carta saludando a los hermanos que se encuentran en Corinto y a todos los que “en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor nuestro y de ellos”, es decir: el mensaje que el trae no está reducido a unos cuantos ni excluye a nadie; aunque se dirige a un grupo concreto, su mensaje se ve claramente que rompe los límites del espacio y el tiempo y, lo que está queriendo decir, es algo que sirve para todos. La forma solemne que tiene S. Pablo de abrir la carta, nos da a entender que no es algo reducido a un grupito concreto, sino a todos los creyentes de la iglesia universal que, en este caso, queda expresada en el grupo de Corinto.
            Para Pablo, la venida de Jesús ha sido un hecho determinante en la historia de la humanidad: su encarnación ha supuesto la consagración de la naturaleza humana en Jesús por parte de Dios y esta consagración nos ha lanzado una llamada a hacer presente aquí y ahora el reino de Dios, a hacer de este mundo una realidad nueva en donde se viva el amor, la solidaridad, la justicia, la verdad, la libertad, la fraternidad… la paz. Esta es la misión que nos ha dado a todos y quien acepta esta misión y la pone en práctica, está actuando en nombre de Jesucristo.
            De la misma manera, oponerse a vivir en esta onda es despreciar el gran proyecto que Dios ha realizado en Cristo Jesús y convertirse en enemigo de la humanidad y de Dios.

Aleluya 

EVANGELIO 

Lectura del santo Evangelio según San Juan 1, 29‑34
Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo

En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: -Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquél de quien yo dije: “Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo.” Yo no lo conocía, pero ha salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel.
Y Juan dio testimonio diciendo:
-He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma y se posó sobre él.
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que ha de bautizar con Espíritu Santo.
Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios.
Palabra del Señor 

REFLEXIÓN       

JESÚS AMIGO INCONDICIONAL Y HERMANO      

            Aquel “servidor” del que hablaba el profeta Isaías ha quedado expresado maravillosamente en Jesús que ha aceptado encarnar en sí la profecía: Él ha asumido la “misión” que Yahvé daba a su siervo: ser el que realiza la consagración de su pueblo y para ello cargará con sus pecados y “pagará” el precio del rescate de la humanidad presa en las garras del pecado.
            Jesús es el enviado del Padre, el ungido por Dios, el “servidor” que va a realizar el establecimiento de la justicia y de la paz en el mundo. Él es el verdadero “cordero” que se inmola y perdona el pecado del mundo.
            Es por lo que Juan Bautista, cuando quieren hacerlo el mesías, responde que él no es más que la voz que clama en el desierto invitando a que preparen el camino del que viene detrás de él que es quien verdaderamente perdona los pecados: lo que hasta entonces han venido haciendo creyendo que la sangre de los corderos derramada en los altares para sofocar la ira de Dios por el pecado, todo eso ha quedado superado: Dios se ha bajado, ha asumido un cuerpo y ha sido restaurada la naturaleza humana; la “víctima” de este “sacrificio” ha sido Cristo y, por tanto, en Él han quedado perdonados todos los pecados y restablecida la naturaleza humana.  Él no es más que un preparador de su venida y de todo este orden nuevo, por eso, él no hace más que dar testimonio de Jesús como verdadero Hijo de Dios y como el verdadero restaurador de la humanidad.
            Hoy se nos lanza un reto nuevo: Juan, cuando tiene que hablar de Jesús, utiliza un lenguaje que todos entienden: lo llama “El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” para indicar que todo lo que se ha venido haciendo hasta el momento: sacrificando corderos para satisfacer la ira de Dios por el pecado y pagar de esa manera la pena que lleva consigo el pecado… esos corderos no perdonaban el pecado. Éste que está ahora entre nosotros es quien realmente tiene el poder de Dios de perdonar y limpiar por entero los pecados del mundo y, por eso, lo llama “Cordero” que se sacrifica y se inmola.
            Nosotros hoy, la experiencia que tenemos del perdón, de la solidaridad, del amor, de la verdad… difiere mucho de la de un cordero que se inmola. ¿Cuál sería la imagen para aplicársela a Jesús que nos identificaría la experiencia que tenemos de la vivencia de todos esos valores que hemos indicado anteriormente?

Isaías 49,3.5-6
Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación
El Señor me dijo: "Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso." Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel -tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza-: "Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra."
Salmo responsorial: 39
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Yo esperaba con ansia al Señor; / él se inclinó y escuchó mi grito; / me puso en la boca un cántico nuevo, / un himno a nuestro Dios. R.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, / y, en cambio, me abriste el oído; / no pides sacrificio expiatorio, / entonces yo digo: "Aquí estoy." R.
Como está escrito en mi libro: / "Para hacer tu voluntad." / Dios mío, lo quiero, / y llevo tu ley en las entrañas. R.
He proclamado tu salvación / ante la gran asamblea; / no he cerrado los labios: / Señor, tú lo sabes. R.
1Corintios 1,1-3
La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesús sean con vosotros
Yo, Pablo, llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, y Sóstenes, nuestro hermano, escribimos a la Iglesia de Dios en Corinto, a los consagrados por Cristo Jesús, a los santos que él llamó y a todos los demás que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor de ellos y nuestro. La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros.
Juan 1,29-34
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo
En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: "Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo dije: "Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo." Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel."
Y Juan dio testimonio diciendo: "He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo." Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios."