DOMINGO -II- DE PASCUA -A-

PRIMERA LECTURA


Lectura de los Hechos de los Apóstoles 2, 42‑47
Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común

Los hermanos eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones.
Todo el mundo estaba impresionado por los muchos prodigios y signos que los apóstoles hacían en Jerusalén. Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno. A diario acudían al templo todos unidos, celebraban la fracción del pan en las casas y comían juntos alabando a Dios con alegría y de todo corazón; eran bien vistos de todo el pueblo y día tras día el Señor iba agregando al grupo los que se iban salvando.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

NOTAS QUE CARACTERIZAN A LA COMUNIDAD CRISTIANA

S. Lucas, da las claves para reconocer una verdadera comunidad cristiana, ya que existe el peligro de que confundamos las cosas y pretendamos colgarle el nombre de “Comunidad Cristiana” a cualquier otra agrupación, por el simple hecho de que se reúnen y comparten un ideal: pero eso se puede hacer en una peña de futbol, en una cooperativa o los accionistas de una empresa.
Lucas deja bien claro cuáles son las notas que distinguen a una verdadera comunidad cristiana de cualquier otra asociación: “Los hermanos eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones.”
“en escuchar la enseñanza de los apóstoles”: la comunidad cristiana es apostólica, es decir: se deja guiar por aquellos que han vivido al lado de Jesús y han recibido la llamada directamente de Él a ser transmisores de su mensaje y no es otro cualquiera que llega y dice lo que se le antoja y cree que es lo que conviene en el momento y en las circunstancias.
“en la vida común”, En una comunidad cristiana se comparten los bienes y la vida, no se puede uno cerrar a la vida de los hermanos y dejar que  lo pasen mal, mientras yo tengo en abundancia, hasta para derrochar y despilfarrar; por eso, hay que plantearse si es cristiano el apoyar ciertos sistemas y posturas, que permiten el atropello, la injusticia, el robo y el que hayan 5 millones de personas paradas mientras otras que no sepan dónde gastarse ya los millones que han podido quedarse a costa de los empobrecidos..
“en la fracción del pan”: ¡Pues sí! Suenan como un eco las palabras de Jesús: “Si no coméis mi cuerpo y no bebéis mi sangre, no tendréis vida en vosotros”. La Eucaristía se convierte en el espacio privilegiado de celebración, de encuentro, de vivencia, de expresión  de todo esto que venimos diciendo y, no podemos decir eso que ha quedado como la muletilla: “soy cristiano, pero yo no voy a misa, no practico”. Quien vive la fe en Jesús Resucitado, necesariamente ha de sentir la necesidad de celebrar con sus hermanos aquello que vive. Lo que ocurre es que si no vivo, es lógico que no sienta necesidad de celebrar
“en las oraciones”. La comunidad cristiana, es la comunidad de hermanos que se encuentran con su Padre, y se relacionan con Él desde el corazón. La oración en común es el momento de encuentro de Dios con su familia y de ésta con Él. No se concibe una comunidad cristiana que no ore junta, y el momento cumbre de encuentro, es justamente la EUCARISTÍA.

Salmo responsorial Sal 117, 2‑4. 13‑15. 22‑24


V/. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. (o, Aleluya)

R/. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

V/. Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia.

R/. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

V/. Empujaban y empujaban para derribarme, pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía, él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria en las tiendas de los justos.

R/. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

V/. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.
Este es el día en que actuó el Señor; sea nuestra alegría y nuestro gozo.

R/. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

 SEGUNDA LECTURA

 Lectura de la primera carta del Apóstol San Pedro 1, 3‑9
Por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo.
La fuerza de Dios os custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final.
Alegraos de ello, aunque de momento tengáis que sufrir un poco, en pruebas diversas: así la comprobación de vuestra fe —de más precio que el oro que, aunque perecedero, lo aquilatan a fuego llegará a ser alabanza y gloria y honor cuando se manifieste Jesucristo nuestro Señor.
No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis; no lo veis, y creéis en él; y os alegráis con un gozo inefable y transfigurado, alcanzando así la meta de vuestra fe: vuestra propia salvación.
Palabra de Dios

 REFLEXIÓN

“JESÚS RESUCITADO, REFERENTE OBLIGADO”

            La comunidad atraviesa momentos duros y difíciles, eso ha sido nota característica que ha marcado siempre a todas las comunidades cristianas y esas dificultades, han venido muchas veces desde fuera, por parte del mundo en el que viven, pero también se generan desde dentro, al estar compuestas por gente de toda índole, que tiene una visión de la vida, de la historia y de los acontecimientos muy distinta unos de otros. La comunidad necesita un referente seguro y éste es Jesucristo Resucitado.
            Cuando la comunidad pierde este referente, se pierde y se confunde con el mundo, entra en conflicto, pierde el sentido y la visión del futuro, cerrándosele el horizonte y cayendo en el absurdo.
            La fuerza y la credibilidad la adquiere en la vivencia de la fe en Jesús, eso es como el crisol que le da consistencia y hace que su vida se convierta en signo visible y vivo del mismo Jesús Resucitado.
            Pero de la misma manera: si la comunidad se aparta de las pautas que Jesús ha marcado, puede llegar a ser el peor obstáculo para que la gente pueda  encontrarse con Jesús y, en consecuencia, pierde su sentido y su misión en la tierra, convirtiéndose en el peor antisigno  del reino que podamos imaginar.


Aleluya Jn. 20, 29


Aleluya, aleluya.
Porque me has visto, Tomás, has creído
dice el Señor.
Paz a vosotros.
Dichosos los que creen sin haber visto.
Aleluya.
  

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Juan 20, 19‑31
A los ocho días llegó Jesús

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
—Paz a vosotros.
Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
—Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Y dicho esto exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
—Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.
Tomás, uno de los doce, llamado El Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
—Hemos visto al Señor.
Pero él los contesto:
Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.
A los ocho días estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
—Paz a vosotros.
Luego dijo a Tomás:
—Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
Contestó Tomás:
— ¡Señor mío y Dios mío!
Jesús le dijo:
— ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su Nombre.
Palabra del Señor



REFLEXIÓN

"JESÚS RESUCITADO, MOTOR DE LA IGLESIA"
Nos cuenta textualmente el evangelio de S. Juan que “estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: “Paz a vosotros.”
La descripción que hace S. Juan es extraordinaria y dibuja a la perfección la situación de muchas comunidades actuales: Jesús ha desaparecido y los discípulos se llenan de miedo, la inseguridad es tremenda, se cierran en  su grupo y pierden todos los horizontes. Hay un solo problema:  Jesús no está con ellos y, cuando vuelve, todo cambia radicalmente, se pierden todos los miedos, todo se llena de luz, de entusiasmo; todo recupera vida, se sienten liberados y enviados a ser testigos de la misma paz que Él ha traído y, sienten que no están solos, que Jesús está en medio de ellos, dando sentido a todo lo que se hace, siendo el motor que lo impulsa todo: “Recibid el Espíritu: como el Padre me ha enviado os envío yo…”
Cuando Cristo vive en una comunidad, Él es el centro, el motor, el sentido… y en torno a Él gira todo y todos, no hay más que un centro al que miran todos, empezando por el párroco, hasta el último llegado a la comunidad, y nadie se siente cabeza de nada ni imprescindible, porque solo hay una cabeza: Cristo.
Es la imagen perfecta de muchas comunidades que han perdido a Jesucristo y se han cerrado en su liturgia, en sus novenas, en sus devociones, en sus rezos… cuando abren los ojos, todo lo ven tenebroso, lleno de enemigos que atentan contra la seguridad de lo establecido, y ponen en tela de juicio la “verdad”.
Una comunidad así: cerrada, está llena de miedos y prejuicios, no soporta el que algo salga mal y no se acepta el riesgo de que alguien, que no sea el especialista, aprenda y, mientras tanto, se equivoque en algunas cosas, por ejemplo en la liturgia; las normas se ponen por encima de la persona, y se crea un problema gravísimo el momento en que alguien rompe lo establecido.
Son las comunidades en las que el sacerdote es el hombre orquesta que ha de dirigirla y, al mismo tiempo, ha de tocar todos los instrumentos, porque no acepta que alguien pueda realizar algo, si es que no lo hace como él y, como manda la “regla”; pero al mismo tiempo, es la comunidad que se inhibe y todo lo deja en manos de su presbítero, por miedo a que se haga algo que a él no le guste… Y así podríamos ir presentando el panorama de aquellos cristianaos, que viven atemorizados de que las cosas no vayan como está establecido en la ley, y no dejan que la vida  corra y se exprese.
Se teme reconocer a Cristo que vive en el corazón de cada creyente y, lógicamente, si no sentimos su presencia, si no le dejamos un espacio para que se exprese, nuestras comunidades jamás podrán ser  el espacio privilegiado que establece Jesús para encontrarlo; todo quedará centrado en el párroco, en el superior de la casa religiosa, en el obispo, y no será el amor y la alegría las que dirijan las relaciones, sino el miedo y la “obediencia” oficial, las que establecen las relaciones.
Todo esto que indicamos, podemos verlo reflejado en la sensación, cada vez mayor, de la gente que se retira de la iglesia, porque ve que allí no cuenta su vida para nada; la liturgia está vacía, aunque los ritos estén ejecutados a la perfección, es decir: cuando no es Jesús quien mueve la comunidad, todo es miedo cerrazón y muerte.