PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Ezequiel 17, 22‑24
Ensalzo los árboles humildes
Así
dice el Señor Dios: C*Arrancaré una rama del alto
cedro y la plantaré.
De sus
ramas más altas arrancaré una tierna y la plantaré en la cima de un monte
elevado; la plantaré en la montaña más alta de Israel, para que eche brotes y
dé fruto y se haga un cedro noble.
Anidarán
en él aves de toda pluma, anidarán al abrigo de sus ramas.
Y todos
los arboles silvestres sabrán que yo soy el Señor, que humilla los árboles
altos y ensalza los arboles humildes, que seca los árboles lozanos y hace
florecer los árboles secos.
Yo, el
Señor, lo he dicho y lo haré.+
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
EL PLAN DE DIOS ES
INAMOVIBLE
Ezequiel mira al pueblo y lo representa como un gran
árbol de cedro, pero ya envejecido, necesitado de renovarse y de él va acortar
unas ramas de la copa para plantarlas en lo alto de un monte, para que pueda
ser contemplado por todo el mundo, desde todas partes y al que puedan llegar
todo tipo de pájaros y anidar en sus ramas de forma que se convertirá en sostén
de la vida.
Es la experiencia que está sufriendo
el pueblo envejecido por el pecado y la infidelidad que le ha hecho sufrir la
deportación y el exterminio (deportación del año 597 a Babilonia por
Nabucodonosor) y el desconcierto de los que se quedaron. La mirada al pasado y
al presente que está viviendo solo le habla de destrucción y decadencia que no
tiene atisbos de esperanza.
Para el profeta, Dios hace como el
agricultor: toma un tallo del árbol viejo y lo planta, con lo que, continúa
siendo el mismo pero se renueva el árbol viejo. Dios es el protagonista de la
historia y va a hacer que su plan siga adelante, a pesar de que los hombres nos
empecinemos en nuestra equivocación, pero al final, será su proyecto el que se
imponga, muy a pesar de la obstinación del hombre: “Todos… sabrán
que yo soy el Señor,… lo he dicho y lo haré.+
Al escuchar este
texto es imposible volver la cabeza y no querer ver la realidad en la que nos
desenvolvemos: seguimos revolcándonos en viejos esquemas caducos, en problemas
que tienen más de 100 años y de los que se hacía la misma crítica y seguimos
repitiendo los mismos esquemas y haciendo que la historia sea un volver a la página anterior sin
atrevernos a abrir la siguiente que supone una renovación total, dejando a un
lado todo aquello que ya vivimos y que nos llevó a la muerte.
Salmo responsorial Sal 91, 2‑3. 13‑14. 15‑16 (R/.: cf. 2a)
R/. Es
bueno darte gracias, Señor.
Es
bueno dar gracias al Señor
y tocar
para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar
por la mañana tu misericordia
y de
noche tu fidelidad R/.
R/. Es bueno darte gracias, Señor.
El justo crecerá como una palmera,
se alzará como un cedro del Líbano;
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios. R/.
R/. Es bueno darte gracias, Señor.
En la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es
justo,
que en mi Roca no existe la maldad. R/.
R/. Es bueno darte gracias, Señor.
SEGUNDA LECTURA
Lectura
de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5, 6‑10
En destierro o en patria, nos esforzamos en agradar al Señor
Hermanos:
Siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras sea el cuerpo
nuestro domicilio, estamos desterrados lejos del Señor. Caminamos sin verlo,
guiados por la fe.
Y es tal nuestra confianza, que
preferimos desterrarnos del cuerpo y vivir junto al Señor.
Por lo cual, en destierro o en
patria, nos esforzamos en agradarle.
Porque todos tendremos que comparecer
ante el tribunal de Cristo para recibir premio o castigo por lo que hayamos
hecho mientras teníamos este cuerpo.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
NO DEJARSE VENCER POR IMPULSOS NATURALES
S. Pablo quiere llamar la
atención a la comunidad de Corinto ante la tentación constante que siempre
acecha de quedarse en las obras materiales, en los acontecimientos y en las
cosas que se pueden pesar, medir y cuantificar… y se pierde el horizonte
quedándose en lo visible.
Recuerda Pablo que el
seguimiento de Cristo no tiene el horizonte en las cosas visibles y
cuantificables, aunque no se descarten, pero la perspectiva del reino va mucho
más allá de lo visible, temporal y terreno.
Esta tendencia que nos
acecha, la vemos clara en la tendencia que todos tenemos a quedarnos en nuestro
cuerpo y llegar, incluso, a darle culto al cuerpo, algo que hoy está al orden
del día, mientras descuidamos por completo el espíritu y hasta nos burlamos de
alguien que pone la fuerza y la atención en esta dimensión..
La segunda tendencia que
tenemos es a quedar bien ante los demás y hacemos lo posible por resultar
agradables y condescendientes, cuidar la imagen externa, con el peligro que
esto entraña de hacernos cómplices del mal e infieles a la verdad, a la
justicia y al amor, que es lo que va a hacer que seamos agradables a Dios y
válidos a los demás.
La tercera tendencia que nos
acecha es la preocupación por el futuro y es que el agobio del presente nos
puede quitar la visión trascendente de la vida, de forma que nos quedamos en
aquello que facilita el tener cosas
de forma inmediata: el dinero y el poder de forma que el futuro en Dios llega a
dejar de ser una preocupación.
Aleluya
La
semilla es la palabra de Dios, el sembrador es Cristo;
quien
lo encuentra vive para siempre.
EVANGELIO
Lectura
del santo evangelio según san Marcos 4, 26‑34
Era la semilla más pequeña, pero
se hace más alta que las demás hortalizas
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
‑*El reino de Dios se parece a un
hombre que echa simiente en la tierra.
Él duerme de noche y se levanta
de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra
va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga,
después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha
llegado la siega.+
Dijo también:
C*)Con qué podemos comparar el
reino de Dios? )Qué parábola usaremos? Con un
grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero
después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan
grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas.+
Con muchas parábolas parecidas
les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con
parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
VIVIR CONTRA CORRIENTE
El texto del evangelio que
nos trae la liturgia de hoy en el que Jesús indica cómo crece el reino de Dios
independientemente de nosotros, es algo que nos choca frontalmente con la
cultura pragmatista que hoy sostenemos, hasta el punto que nos pone los
nervios a estallar: para el hombre
actual, aquello que no trabajas y construyes con tus manos y tu esfuerzo es
algo que jamás logrará ver la luz, en cambio hoy viene Jesús a afirmar algo que
nos deja completamente desubicados: el reino de los cielos es como la semilla
que el hombre echa en la tierra “germina y va creciendo, sin que él sepa cómo”,
mientras duerme, sin que él intervenga para nada; tan solo le ha dejado la
posibilidad de colaborar echando la semilla, del resto se encarga Dios, el
Espíritu Santo, que va a ser el que haga que germine, que nazca, que crezca y
que dé fruto.
Decididamente esto
rompe toda la lógica de la eficacia y de la producción de nuestro mundo actual
en el que el hombre se valora por lo que produce, por lo que es capaz de
realizar, hasta el punto que la vida es reducida a trabajar, a producir, a
consumir…
Pero en esa dinámica
estamos viendo que el hombre ha perdido la capacidad de contemplar, de
disfrutar de la belleza que le rodea, de vivir el amor gratuito que se expresa
a su alrededor, de sentirse parte de la belleza de este mundo que alaba a Dios
y disfruta de la grandeza y de la belleza de la que forma parte. Todas estas
dimensiones quedan anuladas y el hombre no ve más que trabajo y producto conseguido.
Pero estamos viendo
que este sistema hace que el hombre viva agobiado, lleno de miedo, angustiado,
estresado… no es feliz y jamás llega a sentirse satisfecho y realizado, hasta
el punto que llega a sentir que es mejor la misma muerte que la vida.