DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO -B-


 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura de la profecía de Ezequiel 2, 2‑5

Son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos

 

            En aquellos días, el espíritu entró en mí, me puso en pie, y oí que me decía:

-“Hijo de Adán, yo te envío a los israelitas, a un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Sus padres y ellos me han ofendido hasta el presente día. También los hijos son testarudos y obstinados; a ellos te envío para que les digas:” Esto dice el Señor.” Ellos, te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos.”

            Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 

VOCACIÓN DE EZEQUIEL    

            El profeta Ezequiel narra su llamada: Dios lo llama y lo envía a un pueblo que se ha rebelado, que está empecinado en su error y no está dispuesto a cambiar; le advierte que no le van a hacer caso, pero él no debe venirse abajo, de esa forma quedará constancia de que se les advirtió: “sabrán que hubo un profeta en medio de ellos.”

            Es curioso que en la llamada Dios no utiliza el esquema normal de llamar a una persona con el nombre de su padre y no le dice: “Hijo de Buzí” que era su padre, un sacerdote; en cambio lo llama “Hijo de Hombre” es decir: “Hecho de tierra” que es lo que significa la palabra “adamah” (Adam); por tanto, un ser frágil, mortal vulnerable…

            A este hombre débil, dios le encomienda una misión dificilísima y durísima, va a necesitar su ayuda y por eso le da su Espíritu que lo levanta, dándole su fuerza para que pueda realizar su misión. Lo único que le va a exigir a Ezequiel es que esté atento y abierto a la escucha, él solo tendrá que “hablarles de su parte”

            La misión es dura y difícil, pues se trata de un pueblo que se ha obstinado en su error y se ha endurecido su corazón, por lo tanto, la respuesta va a ser que no lo escuchen ni lo tomen en cuenta, por lo tanto, se va a convertir en punto de mira y centro de discordia para todos, al que van a atacar llevados por la obstinación en la que andan.

            El reflejo vivo de esta situación la estamos viviendo en nuestro tiempo: estamos viendo cómo el mundo y el sistema que se ha impuesto le ha dado la espalda a Dios y, lógicamente, tiene en su punto de mira a la iglesia que le molesta por su postura inamovible de defensa de la libertad, de la justicia, de la dignidad de la persona, de la vida… Y vemos constantemente cómo los servidores del sistema, cuando no son capaces de dar respuesta a los problemas que el mundo tiene: económicos, sociales… inmediatamente desvían la atención del pueblo y lo disparan contra la iglesia.

 

 

Salmo responsorial Sal 122, 1‑2a. 2bcd. 3‑4

 

R/.  Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.

 

A ti levanto mis ojos,

a ti que habitas en el cielo.

Como están los ojos de los esclavos

fijos en las manos de sus señores. R/.

R/.  Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.

 

Como están los ojos de la esclava

fijos en las manos de su señora,

así están nuestros ojos en el Señor,

Dios nuestro, esperando su misericordia. R/.

R/.  Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.

 

Misericordia, Señor, misericordia,

que estamos saciados de desprecios;

nuestra alma está saciada

del sarcasmo de los satisfechos,

del desprecio de los orgullosos. R/.

R/.  Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.

 

 

SEGUNDA LECTURA

 

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 7b-10

Presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo

 

            Hermanos:

            Para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor verme libre de él; y me ha respondido:

            “Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad.”

            Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo.

            Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.

            Palabra de Dios.

 

 

REFLEXIÓN

 

LOS POSEEDORES DE LA VERDAD  

            S. Pablo se dirige a la comunidad de Corinto que vive en un ambiente en el que se sienten muy seguros e ilustrados, muy por encima del resto, hasta el punto que se convierten en críticos de la misma verdad revelada y, hasta quieren apañarla a su manera; el mismo Pablo habla de su experiencia vital: él ha sido un judío piadoso, formado en las leyes, cumplidor de ellas… Sin embargo, ha sido llamado por la novedad del Espíritu Santo y, aunque su naturaleza le empuja a cerrarse y anquilosarse en sus “saberes”, sabe que eso es una actitud de soberbia que lleva a rebelarse contra Dios y “Para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne que no deja de abofetearle”.

            Es, pues, necesario que los corintios rebajen su orgullo y dejen de dar problemas a la iglesia, dándose cuenta que Jesús va mucho más allá que los esquemas en los que ellos están instalados, de sus doctrinas y de su sabiduría.

            Esta recomendación de Pablo a los corintios tiene hoy un eco extraordinario para el mundo en que vivimos y para todos aquellos que se levantan con la exclusiva de la verdad, proclamando disparates y auto proclamándose poseedores de la verdad absoluta, incluso proclamándose portadores de la opinión y la voluntad del pueblo y creyéndose que ellos el pueblo; esto lo estamos viendo a diario en los políticos cómo se arrogan el calificativo de “portavoz de la opinión y la voluntad del pueblo” y se levantan diciendo que tienen la solución a todo, pero cada vez ponen las cosas peor.

            La misma cosa ocurre en la iglesia, donde nadie acepta lo que otro ha hecho o lo que hace o piensa el hermano de otro grupo, pues cada uno se cree poseedor de la verdad y de la solución de los problemas, impidiendo de esa manera que algo pueda crecer y dar los frutos que se esperan.

 

Aleluya Lc 4, 18

El Espíritu del Señor está sobre mí;

me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres.

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 1‑6

No desprecian a un profeta más que en su tierra

 

            En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:

-“¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?”

Y esto les resultaba escandaloso.

Jesús les decía:

-“No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.”

No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe.

Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

LA SIMPLICIDAD DE DIOS 

Jesús está en su pueblo y un sábado, como ocurre todos los sábados, el rabino le cede la palabra para que hable al pueblo y comente la palabra de Dios; la gente se queda asombrada de lo que dice y cómo lo dice: ¿de dónde le viene a éste todo esto que enseña en la sinagoga? "Si todos lo conocemos, y conocemos a toda su familia". La sabiduría con la que habla, los signos que hace, ¿de dónde saca todo eso?

Para ellos es inconcebible que alguien como Jesús que vive a su lado, que es un trabajador como ellos, que no ha tenido escuela, que es uno más de ellos, ¿cómo va a ser un profeta? Pues un profeta es alguien que habla en nombre de Dios y ¿cómo va a ser su palabra la de Dios si es algo que todos entienden?.

Tienen ya establecidos unos esquemas de cómo deben ser las cosas y Jesús no encaja en lo que ellos piensan y esperan; es precisamente lo que desconcierta de Dios: está mucho más cerca de lo que imaginamos, pero cuando tenemos demasiados prejuicios montados, Dios se escapa a ellos; es por eso por lo que tantas veces no entendemos, pues las cosas ocurren de la forma más sencilla y entendemos que Dios no puede estar tan al alcance de la gente.

Esto hizo que Jesús no pudiera hacer ningún milagro entre su gente, pues estaban cerrados a la novedad de Dios y les hizo que se revolvieran en contra de Jesús.

En los tiempos que vivimos puede ocurrirnos exactamente igual, pues también tenemos esquemas preconcebidos que son los que imponen el valor de las cosas y hasta la misma fuerza de la verdad: hoy se dice que lo que no está en los medios de comunicación no existe y, de hecho, una cosa solo adquiere veracidad y crédito el momento que es dicha desde la televisión, por tanto, cualquiera que no tiene acceso a estos medios lo tiene todo perdido, no se acepta aquello que se presenta de una forma sencilla y al alcance de todos y esperamos que Dios se manifieste de forma espectacular.

Hoy estamos incapacitados para ver el paso de Dios por nuestra historia, no sabemos reconocer a los profetas y, como en el tiempo de Jesús, andamos buscando y esperando cosas extraordinarias o alguien que nos venga de fuera, pues no aceptamos la verdad que nos puede venir del que vive a mi lado todos los días y pasa desapercibido.  

Es mucho más fantástico y creíble lo que nos presenta la televisión que aceptar y ver el rastro de Dios en la persona anciana que vive pensando en compartir lo poco que tiene con sus hijos que los tiene en el paro.