De andar por casa
¿Te has dado cuenta cuando
te abordan los testigos de alguna secta la cantidad de citas que te sacan de la
biblia para apabullarte y piensas: ¡que preparada está esta gente y yo, en
cambio no tengo ni idea…!”? Y te quedas
apabullado, pues no has tenido ni un solo argumento para rebatirles…
Algo parecido le ocurría a
cada momento a Jesús y mira cómo se los quitó de encima.
Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo
EN aquel tiempo, los fariseos, al oír que
Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de
ellos, un doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a
prueba:
«Maestro, ¿Cuál es el
mandamiento principal de la ley?». Él le dijo: «“Amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”.
Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
En estos dos mandamientos se
sostienen toda la Ley y los Profetas».
Palabra del Señor.
Dios
es “persona” y Dios es Amor; por tanto, el amor es la máxima expresión de Dios,
cuanto más amamos más “persona” somos, más parecidos a Dios somos; pero esto
tenemos que demostrarlo como Jesús lo demostró: amando hasta dar la vida por
los demás, si es que es necesario.
Un
amor que se queda en palabras o en ideas y no pasa a los hechos que puedan ser
percibidos, no es más que una falacia, un engaño. De ahí que: “Obras son amores
y no buenas razones”.
La
respuesta de Jesús al doctor en leyes lo dejó sin argumentos y al descubierto,
pues amar no es cumplir leyes, sino hacer que el otro se sienta acogido,
acompañado, comprendido, servido, ayudado… amado.